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2009/08/22 11:05:48.748000 GMT+2

Riesgo pero menos

Un estudio de los economistas John Schmitt y Nathan Lane, del Center for Economic and Policy Research (CEPR), muestra cómo Estados Unidos no es el país del autoempleo y la pequeña empresa que suelen invocar los políticos de ese país. No al menos si lo comparamos con los otros países de la OCDE, incluyendo España, pese a ser uno de los países del mundo con mayor "facilidad para hacer negocios", según la clasificación Doing Business del Banco Mundial.

La principal explicación que avanzan los autores es que Estados Unidos, al contrario que los demás países de ingresos altos, sobre todo de Europa, carece de cobertura médica universal. Para los que desean comenzar un negocio o trabajar por cuenta propia el elevado coste de la sanidad privada actúa como un elemento disuasorio decisivo, pues sólo las empresas de cierto tamaño se lo pueden permitir. En Europa, si la empresa quiebra al menos no existe el riesgo de quedarse sin cobertura sanitaria. Razonamiento que comparte Paul Krugman, quien en su blog añade que es más probable que los estadounidenses trabajen para grandes empresas que los europeos.

Tal vez haya más razones económicas y políticas estructurales. La concentración de capital en grandes corporaciones ha venido facilitada por la intervención estatal, la escala continental del mercado estadounidense y la posición hegemónica de Estados Unidos en el sistema-mundo. El propio estudio reconoce que es preciso aclarar los términos, de ahí que aborde la distinción entre empresa (firm) y establecimiento (establishment) que difieren según los registros estadísticos de cada país. Añado que la categoría de self-employment y de small business difícilmente refleja la diversidad de trabajadores autónomos, free-lance, trabajadores temporales, intermitentes, con vínculos con empresas más grandes por medio de la subcontratación. Tampoco da cuenta de la llamada economía informal, de relativa importancia en algunos de los países del sur de Europa que el informe sitúa entre aquellos con mayor porcentaje de pequeñas empresas y autoempleados.

Sea como fuere, lo que sí desmiente el estudio es que la existencia de un sistema de salud público -o, por extensión, de protección social- relativamente desarrollado afecte negativamente a la iniciativa empresarial. También muestra las limitaciones de clasificaciones como la citada del Banco Mundial, que excluyen las externalidades positivas que derivan de los servicios públicos como elementos relevantes que facilitan la apertura de una empresa. Y cuestiona el mito del intrépido americano hecho a sí mismo.

Una preocupación esencial que comparten trabajadores y capitalistas es la de reducir el riesgo, razón por la que un mercado libre en la que oferta y demanda encuentran el equilibrio en el vacío, sin intervención del poder público, sólo existe en la imaginación de algunos propagandistas. Todos aceptamos el riesgo hasta cierto punto. Aquí nos estamos refiriendo algo tan grave como quedarse desamparado en la enfermedad. Como los montañeros que van a la montaña acompañados con sherpas, arneses, equipos, alimentos, GPS, teléfono satélite, resulta más fácil iniciar un proyecto cuando se tiene detrás una familia con recursos, cierto patrimonio, una red social de apoyo o el Estado. Como señala Vicenç Navarro en respuesta a las peticiones de abaratamiento del despido, "la flexibilidad laboral se consigue a base de aumentar la seguridad del trabajador". La discusión que se ha abierto con la recesión económica, que ha mostrado el fraude de la gestión privativa del riesgo, es por qué sólo unos pocos pueden permitirse paracaídas dorados a costa de los demás.

Escrito por: Samuel.2009/08/22 11:05:48.748000 GMT+2
Etiquetas: estados-unidos salud riesgo capitalismo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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