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2008/07/06 19:36:49.629000 GMT+2

Política de la traducción

Haciendo honor al título de este post, traduzco como buenamente puedo un texto de la filósofa Rada Ivekovic, escrito originalmente en francés y publicado en la revista-web Crosswords.

Una forma de ver la espinosa cuestión lingüística muy diferente a la de los abajofirmantes, aunque más estimulante.

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Ponerse en traducción

Por Rada Ivekovic

Ninguna duda sobre el hecho de que la lengua de Europa, como toda lengua en el fondo, es la traducción, y que las lenguas se llevan y se acogen las unas a las otras. El multilingüismo, antes de ser el acceso a diversas lenguas (¿pero quién no tiene acceso a varias lenguas? En cuanto hay lengua, ellas son múltiples), es la acogida de una lengua por otra y el hecho de que las lenguas se atraviesan. Un centralismo estatal exagerado, cuya lengua es un instrumento de coerción y que es poder de nombrar, ciertamente, pudo ocultar esta evidencia. El grado de la dimensión policial del idioma dependerá de la política de la lengua y de la cultura política. Un centralismo estatal que favorezca no sólo una única lengua, sino también - por la televisión, las academias etc - una particular normalización y un vocabulario normalizado a costa de los demás, contribuye especialmente a, y fabrica, la “incapacidad” de generaciones de aprender lenguas extranjeras y abrirse a otros universos. La traducción entendida en un sentido amplio, contextual antes que textual, y entendida en el sentido político de una política de la traducción, puede contribuir a desactivar la violencia que es siempre posible y por desgracia no es lo contrario de la cultura.

La solución no consiste pues en aprender varias lenguas incluyendo el inglés (indispensable en todos los casos además de las lenguas locales), sino también permitir, por medio de políticas culturales y una educación que deberá, en adelante y pronto, liberarse del yugo de la educación nacional, que las lenguas se atraviesen mejor recíprocamente. Las escuelas y las universidades que cuentan en el mundo ya forman élites transnacionales y no simplemente locales. No bastará tampoco con dejar hacer traducir todas las lenguas hacia todas las demás (¡la pesadilla de la burocracia europea!), porque a largo plazo corremos el riesgo de aumentar el ruido en las tuberías y de enredar las redes; en la globalización no hay igualdad absoluta entre las lenguas, y la multiplicación mecánica de las traducciones que pretendiera que todas se valgan de ellas correría el riesgo de garantizar la saturación por la cacofonía. Será necesario tomar como ejemplo situaciones (aún demasiado poco presentes en Europa Occidental) como las que existen en medios multilingües (tomemos Asia o África), donde cada uno habla y tiene la oportunidad de estar expuesto a una pluralidad de lenguas, alfabetos y culturas con distintos usos: la lengua de su familia, la de la escuela, la de la administración, la de los vecinos, la antigua del colonizador si hay; y sobre todo al inglés. El inglés mundializado, que de ahora en adelante es un hecho y no podrá pues ser eliminado por ninguna voluntad política (¡pero podrá eventualmente compensarse a largo plazo por el español o por el chino!) tira su fuerza de ser a la vez lengua local e internacional. En Francia, por ejemplo, uno apenas se expone a las otras lenguas, excepto quizá al árabe en la canción; pero no lo aprendemos de verdad, aunque sea una gran lengua mundializada a su manera. En verdad, el lugar no determina ya la lengua en la era de las grandes migraciones de hoy. Allí donde el lugar lo determina aún a la exclusividad, se está en un muy pequeño lugar provincial que no sospecha de la existencia del mundo. La acogida de unas lenguas por otras debería permitir salir de la perspectiva única Norte-sur en favor de una perspectiva Sur-Sur tan necesaria como poco reconocida. En favor de todas las perspectivas de un lado para otro. Las lenguas son aquí las mediadoras las unas para las otras, habladas por subjetividades individuales y colectivas que no se dejan definir por el lugar, ni reducir a identidades monolíticas. ¿Cómo comunicar entre el lapón y el maltés en Europa? Queda claro que el inglés así como la traductora que se pone en juego serán determinantes, al igual que el contacto entre las personas y las migraciones - encuentros a menudo en terceros ambientes. Estamos hoy en un callejón sin salida epistemológico y una crisis cognitiva (entre otros elementos de crisis) debidas a la no traducción de los efectos de la descolonización y del final de la Guerra fría. Sin duda, queda por descolonizar Europa. Las consecuencias de la post-Guerra fría convergieron con los efectos retardados de la descolonización. La experiencia de las y los que se ponen en situación de traducción, dan esperanza de que podamos traducir lo extraño y evitemos de ser aterrados por ello, ya que este miedo es fuente de violencia. 

El proyecto debe ser, en esta política de la traducción, trasladar la identidad de la lengua única. La “identidad” es algo provisional que intenta infatigablemente imponerse como algo fijo, estable e inmutable. Ahora bien, una identidad es constantemente construida, deconstruida, reconstruida, amenazada. Las identidades, solidificadas o fluidas, sólo se piensan en el marco de fronteras que las delimitan y que responden a su misma descripción: una frontera es algo provisional que intenta imponerse como un elemento fijo, estable e inmutable. Trazar fronteras y construir identidades es desde luego una estrategia de poder, pero puede ser también una estrategia de subjetivación en resistencia; tales estrategias aparecen tanto - aunque de forma diferente - en las tentativas de desposesión de sí como en las de afirmación del sujeto. Las fronteras, como las identidades, no se refieren solamente a territorios geográficos, naciones, Estados, sino también a otros espacios y dimensiones, así como el tiempo, el espíritu y la razón. Las fronteras son operadores políticos. Tienen una consistencia política cualquiera que sea la “dimensión” en la cual evolucionan. El significado de una frontera extrae en todo lo que ella delimita, protege o pretende representar, incluidas las identidades. “Soft” o “hard”, las fronteras y las identidades atraviesan los individuos, las colectividades, los abarcan y los sobrepasan, e invitan a la traducción/traslación. La traducción puede entonces ser la negociación de la violencia necesaria para cambiar de identidad monolinguística, para arrancársela, para construirse otra multilingüe, para erigir o a derribar fronteras. Traducción contextual, se entiende, y no solamente textual. La traducción - es decir, la lengua de origen (que no es la lengua denominada materna) - es una travesía de las fronteras que llaman (a) la traducción. Las fronteras, pasaje de las lenguas, son también modelos que debemos estudiar como tantas formas del reparto de la razón, puesto que funcionan sobre todo en nuestras cabezas como operadores de pensamiento. Es realmente en ese aspecto que son políticas. La traducción será entonces a la vez inevitable e “imposible”, en cualquier caso es siempre insuficiente. Intentemos comprender cómo los pasajes de las fronteras en tanto que instituciones se traducen (así como las fronteras y las propias identidades) en prácticas individuales o colectivas - sociales, culturales, políticas, ¿y de la mano de quién? Quizás veamos entonces el autismo psicológico del monolingüismo, duplicado de una tendencia totalitaria de la política de la lengua.

Sería difícil pensar los “prerrequisitos comunicacionales de un espacio público transnacional”. En cualquier caso pensarlos antes y fuera de los mismos protagonistas transnacionales. Es en el propio proceso que tal sujeto, plural, se construye y se da los requisitos previos. Pero es cierto que el que las “educaciones nacionales” fueran hacia la transnacionalidad, algo que por definición a algunas de ellas les cuesta mucho pensar; que las políticas culturales en las que integráramos una humildad de la lengua propia en beneficio de las lenguas otras y en las que se aprendieran las lenguas extranjeras (¿porqué algunos países tienen mucho más éxito que otros?) ; y finalmente, el que las políticas europeas (nacionales y transnacionales) reconocieran las migraciones en masa sin precedentes, las tomaran en cuenta y las aceptaran - todos ellos estarían entre estos “prerrequisitos”. Y por supuesto esto no sería lo que llamamos la comunicación, sino mucho más que eso.

Escrito por: Samuel.2008/07/06 19:36:49.629000 GMT+2
Etiquetas: lenguas europa fronteras migraciones multilingüismo | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)

Comentarios

Ese texto mi hizo recordar a la tentativa de unir los pueblos mientras el idioma creando el esperanto.
Sin duda que el inglés se ha vuelto el idioma global, el de el software, el de las noticias de los canales informativos más grandes... Como evitar la pérdida de identidad linguistica progresiva en una sociedad aunque más homogena con el Internet?

Escrito por: Poker on line.2008/11/13 21:12:2.363000 GMT+1
http://www.pokerenlinea.com.es

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