Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2009/11/10 13:20:24.822000 GMT+1

El éxodo de 1989


Vaya tropa. Foto: Spiegel online.

Con el espectáculo de ayer en Berlín culminan unas conmemoraciones que han funcionado sobre todo como una gran operación ideológica. Compárese todo lo que se ha dicho y escrito acerca de 1989 con lo que se dijo y escribió el año pasado sobre 1968. Si con respecto a este último evento -que no fue festejado de manera oficial- predominaron el autoflagelo progresista sobre la ingenuidad revolucionaria juvenil y las críticas conservadoras acerca del relativismo moral y la pérdida de los valores occidentales, de 1989 se destaca, por un lado, la "fiesta de la libertad", la consagración del capitalismo y la unificación europea, con una breve digresión sobre el desencanto ante las expectativas no cumplidas; y, por otro, una denuncia amarga de la degradación social, a menudo aderezada de Ostalgie, de nostalgia por el mundo perdido.

Sin embargo, el hilo conductor que une 1968 y 1989 es el mismo. En la Europa del Este y en la URSS las ondas del mar de fondo de los años sesenta se extendieron de manera más lenta e imperceptible, pero obedecieron también a transformaciones profundas en la composición material del proletariado y la socialización de la producción y a similares deseos de libertad. Las estructuras políticas del socialismo burocrático lo más que pudieron hacer fue ocultar estos cambios, ya que no controlarlos ni adaptarse a los mismos. 

En las Alemanias de 1989 el acontecimiento revolucionario se precipitó no mediante una toma del palacio de invierno sino por medio de un éxodo masivo, una versión espectacular y acelerada de la lenta fuga de los mecanismos de control estatal sobre el trabajo, los movimientos y, en suma, la vida, que ya se había venido produciendo de diferentes maneras en otros países del bloque soviético (con especial gravedad en la URSS). En el caso alemán, estos mecanismos que se extendían más allá de la propia RDA, mediante unos acuerdos migratorios con Hungría o la propia RFA que entonces se vinieron abajo. La fuga descolocó a todos. Para Helmut Kohl, antes de que afinara su oportunismo político -ante la desconfianza de Miterrand y Margaret Thatcher, garantes del equilibrio de Yalta-, el desafío de los ossies representó primero una amenaza, y todavía en septiembre declaraba apurado: "No es nuestra intención que todos los ciudadanos de la RDA vengan aquí, sino que puedan disfrutar de las libertades en su propio país".

Una fuga que también lo fue de los mecanismos de representación. No hay que olvidar que los regímenes del Este europeo se consideraban democracias populares en las que el Partido sustituía los mecanismos de representación parlamentaria, aunque finalmente acabara consolidando, no aboliendo, la distancia entre el poder soberano y las multitudes. El grito de Leipzig, "Wir sind das Volk" ("Nosotros somos el pueblo") simbolizó esta ruptura con la representación política socialista. Kohl acabó aceptando y forzando la anexión de la RDA para transformar ese grito en un significativo "Wir sind ein Volk" ("Nosotros somos un pueblo") y contener por la vía nacionalista y liberal su potencial desestabilizador.

Así que cuando los gobernantes europeos posan para la foto y se cuelgan medallas que no les corresponden (como un patético Nicolas Sarkozy) la escena es realmente grotesca. La libertad de la que hablan ahora, mientras desarrollan dispositivos de vigilancia que convierten a la Stasi en unos entrañables amateurs, construyen muros y criminalizan otros éxodos, no tiene nada que ver con la que reclamaban los alemanes en 1989, que es la misma que se buscaba en 1968. Ningún lamento, pues, por el socialismo real. ¿Y el comunismo? El comunismo es otra cosa.

Escrito por: Samuel.2009/11/10 13:20:24.822000 GMT+1
Etiquetas: 1968 memoria socialismo 1989 muro-de-berlín alemania | Permalink | Comentarios (2) | Referencias (0)

Comentarios

He acabado el  último libro de Veiga que presenta la gestión de la victoria americana de la Guerra Fría de forma bastante, pero que bastante, menos complaciente de lo que hemos aguantado estos días. Sin embargo, lo que yo esperaba como una marea de triunfalismo desbocado para elevar la moral de la tropa se ha reducido a un quiero y no puedo bastante evidente, a una poco convincente sordina,  a una casi descarada pereza conmemorativa que prefería pasar rápido la página no fuera a ser que se empezaran a plantear preguntas tan incómodas y pertinentes como las de este tu imprescindible cuaderno.

Escrito por: Alexandre.2009/11/12 19:04:29.714000 GMT+1
http://vestigis.wordpress.com

Gracias, Alexandre. Es cierto que podrían haber hecho mucho más ruido. Al menos por lo general la prensa ha hecho mención de los "otros muros que quedan por derribar", pero tampoco entran a valorar políticamente el hecho de que sean las democracias liberales -y sus socios- las que financian o amparan buena parte de ellos.

Escrito por: Samuel.2009/11/12 20:23:18.557000 GMT+1
www.javierortiz.net/voz/samuel

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)