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2011/08/05 22:48:5.542000 GMT+2

Desde el infierno

"La verdad es que lo importante nunca han sido los asesinatos, ni el asesino, ni sus víctimas. Sino nosotros. Nuestras mentes y cómo bailan. Jack refleja nuestras histerias. Es un receptáculo sin rostro de cada nuevo pánico social"
Alan Moore (Apéndice II, 22, From Hell)

Trastornado o no, Anders Behring Breivik cometió el atentado para defender la "Cristiandad europea" frente al "marxismo cultural" y el "multiculturalismo", considerado como el caballo de Troya del Islam. Se ha discutido mucho sobre los parecidos y diferencias que tienen las ideas que copia y las que expresa en el manifiesto "2083, Una Declaración Europea de Independencia" con las tesis que sostienen grupos y partidos políticos de la extrema derecha. Su admiración por Israel y el sionismo llevó a algunos a afirmar que por esa razón Breivik no podía ser calificado como neonazi. Argumento que cuenta con el apoyo de los servicios secretos alemanes. Lo cual es cierto si nos atenemos a una visión anticuada de la extrema derecha, demasiado deudora de la reductio ad hitlerum. Pero del mismo modo que desde hace un par de décadas las "nuevas derechas" en Europa poco tienen que ver con la democracia cristiana de la posguerra (menos aún en España, heredera de la experiencia franquista), tampoco podemos identificar las "nuevas extremas derechas" con pintorescos y minoritarios grupos neonazis. Sobre todo cuando todo el espectro ideológico de los partidos políticos dominantes se ha movido en esa dirección. Habrá, pues, que analizar el batiburrillo ideológico que encarna Breivik y que comparte con muchas otras personas.

De hecho, en su manifiesto Anders Breivik arremete contra el nazismo histórico y dedica bastantes páginas a desmarcarse del mismo. En muchas de ellas los artículos son escritos por el bloguero llamado Fjordman, recientemente identificado como Peder Jensen. Frente al carácter "revolucionario" del nazismo y del fascismo del siglo pasado, Breivik se califica a sí mismo como un "conservador cultural". El siguiente párrafo resume la operación ideológica que Fjordman/Jensen y Breivik llevan a cabo:

"NO queremos copiar las dictaduras totalitarias fascistas y fracasadas como la Alemania nazi, todo lo contrario. Odiamos todo lo que apoyaba la Alemania nazi, de hecho consideramos los actuales regímenes UERSS [combinación de UE y URSS]/Multiculturalistas de Europa occidental como regímenes totalitarios nazis. Condenamos el pensamiento imperialista y condenamos el genocidio y la violencia en general. Nuestra lucha actual se basa en una lucha preventiva (autodefensa)."

Este victimismo pretende movilizar el miedo, en una descabellada reinvención de papeles. El imperialismo es el del Otro, que sería violento, totalitario y genocida. Es el fremmedfrykt, miedo al extranjero. Breivik y sus "caballeros templarios" se ven a sí mismos como la "resistencia". La influencia de las tesis del neoconservadurismo estadounidense y el fundamentalismo evangélico es obvia, y de ahí el apoyo al sionismo y al Estado de Israel, supuesta avanzadilla occidental frente al mundo musulmán. Esto es lo que determina la división entre judíos "leales" y "desleales":

"Los judíos que apoyan el multiculturalismo hoy representan tanto una amenaza contra Israel y el sionismo (nacionalismo israelí) como contra nosotros. Así que luchemos juntos con Israel, con nuestros hermanos sionistas contra todos los anti-sionistas, contra todos los marxistas/multiculturalistas."

Para Breivik, Israel es el aliado principal de Europa en esa lucha. Esta es la razón por la que resulta difícil realizar alianzas estratégicas con los grupos neonazis clásicos:

Será extremadamente duro cooperar con cualquiera que vea a nuestro principal aliado (los judíos/Israel) como su principal enemigo.

El conflicto se plantea, pues, entre civilizaciones. Y estas son construcciones ideológicas que se apoyan en un revisionismo histórico, con unos objetivos políticos evidentes: externos, por lo que respecta a Estados Unidos (intervenciones militares en el Medio Oriente) e internos, por lo que respecta a Europa (nuevas formas de segmentación y control social). En Europa la influencia neoconservadora de la "guerra contra el terror" contribuyó a desvincular determinados planteamientos racistas o supremacistas del pasado nazi, sacándolos del gueto. No hay que olvidar que "El choque de civilizaciones", el panfleto de Samuel Huntington, fue y sigue siendo libro de referencia en las facultades de ciencias políticas y en las escuelas diplomáticas. Dichas ideas volvieron a ser defendidas "sin complejos" por todo el espectro de las derechas (desde las más conservadoras hasta las más liberales) y respaldadas por algunas de las izquierdas gobernantes, abiertamente por el laborismo de Tony Blair, de manera inconfesada por los gobiernos socialistas que participan en la ocupación de Afganistán. En España reformuló viejos prejuicios contra el "moro", y en los pueblos germánicos y eslavos, contra "el turco" (el 2083 del título evoca el cuatrocientos aniversario del Segundo Sitio de Viena). Precisamente Breivik asegura que uno de sus mentores fue un serbio nacionalista, un criminal de guerra que le inculcó que las guerras balcánicas de Bosnia y Kosovo representaron frentes contra la invasión islámica.

La retórica civilizatoria de la "guerra contra el terror" permite, pues, superar el nazismo y abrazar la narrativa sionista que vincula aquel con el Islam. De esta manera trasciende las barreras nacionalistas que hasta ahora dificultaron la unión de las fuerzas de extrema derecha y favorece el establecimiento de alianzas con posiciones consideradas por el poder más centristas. Anders Breivik defiende nacionalismos fuertes y promueve el desmantelamiento de la Unión Europea (a la que por cierto no pertenece su país), pero también hace gala de un ambivalente y extraño europeísmo. El campo de batalla es Europa, no cada nación concebida de manera individual. Ahora bien, su Europa es una Europa esencialista y patriarcal, de valores masculinos judeocristianos que estarían siendo amenazados por el Islam, con la complicidad del "marxismo cultural" (que en 1968 habría consolidado su hegemonía política) y del "feminismo radical". En la visión misógina de Breivik, la mujer "occidental" carga con una gran responsabilidad: su mismo deseo de emancipación conduce a la larga al sometimiento frente al invasor. El igualitarismo social y de género, muy arraigado en los países escandinavos, habría afeminado a los hombres europeos, rebajado su autoestima y debilitado frente al supuesto empuje demográfico musulmán. Se trata de un auténtico "crash de valores masculinos", por usar la expresión que empleó la primera ministra islandesa a propósito de la crisis económica que vivió su país. Sin embargo, Breivik insiste en reiteradas ocasiones en que no es racista, recordando que pasó su adolescencia inmerso en el movimiento hip hop de Oslo, supuestamente con bandas de paquistaníes. Simplemente resiste frente al "genocidio cultural y demográfico de Europa". En este sentido, Remi Nilsen, redactor de la edición noruega de Le Monde Diplomatique, sostiene que

"El principal enemigo de Breivik – y otros "conservadores culturales" – no son los musulmanes, cuyos fuertes sentimientos de identidad respeta, sino los débiles y "femeninos" "marxistas culturales", los proponentes del multiculturalismo. Esto explica por qué Breivik eligió atacar el Partido Laborista y no una mezquita o cualquier otro sitio o símbolo islámico. El argumento no es nuevo y puede encontrarse por toda Europa: por su insistencia en el pasado imperialista del hombre blanco, denigrándolo, la izquierda aplicaría un racismo a la inversa. De ahí que Breivik insista en que él es antiracista."

Y es que el nuevo fascismo comparte con el viejo su odio por el comunismo, entendido en sentido amplio como "hipótesis comunista". Con el término "marxismo cultural" Breivik incluye desde el estalinismo a la socialdemocracia del Partido Laborista noruego. En realidad, detesta "lo común del comunismo" (Michael Hardt), es decir, el comunismo que "se define no sólo por la abolición de la propiedad sino también por la afirmación del común -la afirmación de la producción biopolítica abierta y autónoma, la continua creación de autogobierno de la nueva humanidad". Breivik está por ello obsesionado con la construcción de una identidad predefinida, cerrada y exclusivista que exige el sacrificio o exterminio de todo aquello que no se ajuste u obstaculice la misma. La negación del común.

Con respecto a la cuestión de la organización, Anders Breivik rechaza los partidos políticos y, en su lugar, reclama una estructura en la línea de las órdenes militares cristianas, con su disciplina y sus rituales. De ellas destaca sobre todo sus códigos de honor y en general su militarismo, aspecto en el que difiere de la francmasonería, movimiento al que perteneció y que está muy presente en la genealogía histórica de las elites burguesas de Noruega, Dinamarca y Suecia. Curiosamente, el antiguo ayuntamiento de la entonces llamada Christiania (actual Oslo) albergó la sede de la logia de San Olaus. Y no hace mucho Lars Von Trier nos mostraba en su serie de televisión Riget (1994-1997) un hospital de Copenhague gobernado por una extravagante logia masónica.

La masacre cometida por Anders Breivik se inserta en una maelstrom histórico, en el que todo parece acelerarse y desgarrarse al mismo tiempo. Un fin de ciclo en el que la abstracción financiera consigue provocar, en principio sin necesidad de mucha profusión de sangre, la conmoción social que Breivik desea conseguir ejecutando miles de "traidores" o volando centrales nucleares. El personaje Anders Breivik me recuerda mucho al personaje de William Gull, tal y como lo representa Alan Moore en su cómic From Hell. Moore indaga en la hipótesis -descartada por muchos historiadores- de que Sir William Gull, médico de la Reina Victoria, fue el famoso Jack el destripador. El Gull de Moore es francmasón y opuesto tanto al socialismo como a la emancipación de la mujer. Concibe sus asesinatos como actos mágicos destinados a preservar el dominio del hombre sobre la mujer y a impedir el "asedio a la razón" de las muchedumbres. Pero si William Gull quiere impedir en secreto el advenimiento del siglo XX, Anders Breivik quiere acabar públicamente con su mejor herencia. Y de paso anticipar el fascismo que viene.

© Alan Moore y Eddie Campbell, From Hell.

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Escrito por: Samuel.2011/08/05 22:48:5.542000 GMT+2
Etiquetas: masonería fascismo islamofobia noruega miedo allan-moore extrema-derecha comunismo anders-behring-breivik europa william-gull | Permalink | Comentarios (5) | Referencias (0)

Comentarios

En el discurso muy abigarrado y con rasgos abiertamente desquiciados de Breivik  -que ciertamente no he analizado con profusión, pero sí seguido diagonalmente- yo creo reconocer, mucho más que una estricta radicalización de las tesis  ultraliberales, el variopinto batiburrillo de revolucionarismo conservador de las nuevas derechas identitarias, que en muchos aspectos difieren de los de las derechas tradicionales parlamentarias y, como bien señalas, también de los grupos abiertamente fascistas y neonazis.

El memorial y la posterior acción del noruego estaría así mucho más inspirado por los escritos de Guillaume Faye y su arqueofuturismo, por ejemplo, que en los de Pipes o Wilders que él mismo citaba y reseñabas en el anterior quilombo. Incluso la sombra de un Carl Schmitt  se asoma por varios quicios de su concepción política.

Dado que hasta el momento no había leído nada al respecto, he tratado de contrastar esta impresión en la red y he encontrado algunos indicios interesantes. Así, he dado con una "reivindicación" de la matanza por parte del supremacismo nacionalista americano de Sebastian Ernst Ronin (http://hammerandanvilmyblog.wordpress.com/2011/07/27/the-breivik-action-the-first-archeofuturist-victory-%C2%A9/), así como una inquietante interpretación de lo que significa la irrupción de Breivik, que, sin embargo, coincide con esa intuición mía de sus fuentes ideológicas: (http://slouchingcolumbia.wordpress.com/2011/07/24/the-strange-beliefs-of-anders-breivik/).

En fin, te dejo estas impresiones no con el ánimo de abundar demasiado en este debate, sino sabiendo que como fino degustador de la discusión politológica puedes disfrutar de estas inquisiciones alternativas ni que sea en un plano teórico.


Escrito por: fransmestier.2011/08/06 10:23:35.566000 GMT+2
http://vestigis.wordpress.com

Muchas gracias, fransmestier, no conocía a Faye ni a Ronin. Y, sí, también creo que la sombra de Carl Schmitt es alargada. Comparto que la cuestión de la identidad es lo que está en la base de la empanada mental de Breivik y otros. Incluso alimenta las posiciones neoliberales de Jensen/Fjordman y Breivik, quienes están a favor del desmantelamiento del Estado del bienestar porque vuelve pasivos a los europeos en su lucha contra la jihad.
Un saludo.

Escrito por: Samuel.2011/08/06 13:46:27.696000 GMT+2
www.javierortiz.net/voz/samuel

No sé si exactamente recomendarte que bucees un poco en la producción intelectual de Faye y gente de su cuerda, aunque debo confesar que a mi me ha proporcionado bastantes horas de disfrute perverso. Faye proviene de la escuela de GRECE, el centro de estudios que tuvo en Alain de Benoist a su máximo representante y que proponía una relectura crítica de la herencia intelectual de los revolucionaros conservadores alemanes ya citados, como Schmitt, Niekisch, Jünger o Sprengler.
Desde una posición tercerista -antiliberalista y anticomunista- fueron precursores del discurso del identitarismo nacionalista  europeo. Lo más interesante es son de los primeros en enfocar sus críticas a la globalización, el imperialismo americano y todo lo que consideran precursor de un nuevo orden moral y económico mundial que amenaza con colonizar el mundo y diluir su diferencia cultural. De hecho, es bastante probable que Benoist fuera el primer autor en emplear la expresión “pensamiento único” para poner en tela de juicio que ciertas ideas y debates se hayan situado fuera de la legitimidad en las democracias liberales occidentales o la homogeneidad del discurso de los medios de comunicación y los partidos parlamentarios. Otras de  sus iras se dirigen al universalismo y al igualitarismo, como principales anuladores de la diferencia y, lógicamente, con el correr de los años, la han emprendido también contra la inmigración o el enraizamiento del Islam en Europa, percibidos como apéndices de  disgregación.
Más aspectos curiosos de ese discurso, que tiene muchos vértices y enfoques, son el abrazo a causas como la del ecologismo o su visceral anticristianismo, así como un fuerte neodarwinismo en la concepción de la vida social y política, que es por consiguiente profundamente antiutópico. Utopías consideran al liberalismo y al socialismo, que pretenden el advenimiento de una sintesis que resolvera los problemas y las contradicciones, cuando desde su perspectiva la vida humana es multiplicidad, heterogenia y lucha perpetua. Hablamos por lo demás de unos planteamientos expresados con una concepción fuerte de la capacidad de la teoría política para vehicular el cambio social. Quiero decir que no se trata tanto de propuestas populistas presentadas con eslóganes directos y epidérmicos al modo de las formaciones de extrema derecha, sino de un acercamiento mucho más elaborado y argumentado las cuestiones susodichas. Y debo reconocer que en muchos ámbitos, aun con profundos desacuerdos, me ha resultado muy estimulante y productivo seguir sus razonamientos y aportaciones a la discusión.

Benoist y Faye tomaron caminos separados en los 80, cuando el segundo se asimiló más al pensamiento schmittiano, mientras que la evolución del segundo es mucho más interesante y preconiza una democratización radical de Europa, basada en principios diferencialistas y comunitaristas. Además, mientras que las producciones del primero son mucho más marginales y casi que solo consumidas en círculos más o menos neofascistas, el segundo es un intelectual influyente cuyos trabajos pienso que han dejado huella en entornos académicos geopolíticos y que acaban asomando en autores de signo muy diverso.
En el caso de Breivik, que picotea de aquí y de allí, en muchas ocasiones sin rigor y posiblemente sin tener un discurso mínimamente estructurado o conocer demasiado a quien cita, se filtran muchos conceptos que pertenecen a la órbita de acción de esta Nouvelle droite, como se la llama en su día.  En fin, que era sólo una pista que quizás te apetezca rastrear si te la encuentras en el futuro.

Escrito por: fransmestier.2011/08/07 12:15:57.493000 GMT+2
http://vestigis.wordpress.com

Una anotación: releyendo esto que escribí deprisa y temiendo haber dicho alguna barbaridad, veo que no andaba equivocado: en el penúltimo parrafo cuando hablo de intelectual marginal y cercano al neofascismo me refiero a Faye, no a Benoist.
Perdona la empanada, que parece que no es solo de Breivik...

Escrito por: fransmestier.2011/08/08 19:08:36.417000 GMT+2
http://vestigis.wordpress.com

Por favor pedir a amigos,conocidos,familiares que no voten ni al psoe ni al pp pasarlo por favor.Si nadie vota a estos dos partidos los que ganen tendran que cambiar las cosas sin posibilidad de no hacer nada.Estarian obligados a cambiar la justicia y la leyes electorales la clave es que psoe y pp no tengan ni un voto.GENERACION NI NI,NI PSOE NI PP PASARLO PORFAVOR,hablar de ello con familiares y amigos y que nadie les vote y TODOS A VOTAR.Que voten a quien sea menos psoe y pp gracias.

Escrito por: borja.2011/08/11 22:26:11.815000 GMT+2

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