Según parece, una catequista le contó al que fuera vicario de San Sebastián, José Antonio Pagola, que la primera víctima de ETA fue una niña de apenas 22 meses y él lo recogió en su libro La ética para la paz.
Los obispos del País Vasco 1968-1992: "En realidad, parece
ser que la primera víctima de una acción terrorista de ETA fue la niña de 22
meses Begoña Urroz Ibarrola, muerta el 27 de junio de 1960, al hacer explosión
un artefacto colocado en la estación de Amara (San Sebastián)".
Ernest Lluch escribió un artículo en septiembre de 2000. Aunque ETA no lo reconozca, a tenor de lo leído en El País, debió de aparecer ese hecho en una cronología que llevaba el otrora dirigente de la banda Alvarez Santacristina (Txelis).
En este caso al menos, me da igual quien cometiera aquella acción, pero no me gustaría pasar lo que la pobre familia de la víctima ha pasado durante estos años.
Además, me he encontrado con otra sorpresa en el listado de víctimas de aquel día. El 27 de junio de 1960 se pusieron cinco artefactos: “uno en un furgón
del tren correo Barcelona-Madrid, entre los municipios zaragozanos de Quinto y
Pina de Ebro, y los otros cuatro en otras tantas consignas de Barcelona, Madrid
y San Sebastián (una en la estación del Norte y otra en la de Amara).”
Solamente hubo heridos en San Sebastián: “En
la estación del Norte donostiarra resultó herido de levedad Carlos Íñigo
Acevedo, domiciliado en Pasaia. Pero el de Amara fue el más grave de una cadena
de atentados inusual hasta entonces bajo la férrea dictadura del general
Francisco Franco. Además de la niña Begoña Urroz Ibarrola, con quemaduras en el
90% de su cuerpo, también resultaron heridos por este último artefacto el joven
estudiante Valeriano Bakaikoa Azurmendi, de 15 años, que regresaba a San
Sebastián tras pasar unos días de vacaciones con unos familiares de Rentería;
la encargada de la consigna, Soledad Arruti, de 60; Pascual Ibáñez Martín, de
29 años; Francisco Sánchez Bravo, de 42, y María García Moras, de 49.”
Cuando he leído el nombre de Valeriano Bakaikoa Azurmendi me he acordado de Baleren Bakaikoa. Fue profesor mío en la Facultad de Derecho y, casualidades de la vida, lo saludé el viernes en los Premios Argia. Baleren Bakaikoa
es miembro del grupo de profesores Elkarbide y su nombre aparece con bastante asiduidad en prensa en los artículos sobre política vasca que escriben José Manuel Castells, Xabier Ezeizabarrena, el recientemente fallecido Luis Mari Bandres, etcétera, en los periódicos del Grupo Noticias.
"Estos días se cumple un año desde que perdí mi empleo. Entonces trabajaba en el sector aeronáutico y el bajón en la cartera de pedidos fue tan grande, que la dirección se vio obligada a despedir a un puñado de sus trabajadores para poder continuar con la actividad. En cualquier caso, me vi en la cola del INEM con 40 años y una hipoteca que mantener. Para una persona que jamás había pasado por ello es una experiencia muy dura, algo que no deseo a nadie. Todos los días oímos hablar sobre cifras de desempleo, perspectivas económicas, cifras
macroeconómicas, etc. Y esto da pie a comentarios y discusiones en esta blogosfera nuestra. Pero seguir este debate desde este lado de la barrera acaba disparando la angustia, ya que vemos que la economía
continua bajo mínimos y no se crea empleo".
Aunque ya han pasado unos días de la proyección (22 de enero en el Victoria Eugenia), hay que hablar de la cosecha Kimuak 09. Fue la presentación en sociedad, porque la anterior se hizo dentro del Festival de Cine de San Sebastián, pero, según me dijeron, aquel fue un pase para acreditados, aunque los realizadores siempre tienen invitaciones para amigos y familia a mano.
Salí a gusto de la proyección. Me pareció un catálogo majo, con fundamento, el cual contó además con una buena respuesta de público (más de 450 espectadores).
Ahate pasa de Koldo Almandoz es una majarada basada en la utilización de los patos en secuencias de películas más o menos clásicas del cine. Con tesis, eso sí, perpetrada por un intelectual francés. Me reí bastante.
Telmo Esnal ha dirigido la divertida Amona
putz: cuando los tres tiernos infantes de una familia se vuelven insoportables, hay que inflar a la abuela para que se ocupe de ellos. Claro, hasta que la que se vuelve insoportable es la abuela.
Anartz Zuazua también dedica Él
nunca lo haría a los mayores, tratados, en este caso, como perros. Alguien me comentó que debería ser más cañera aún la película, pero a mí ya me pareció suficientemente duro el planteamiento.
Hace ya mucho que le escuchamos a Iban del Campo que andaba dando vueltas a unas imágenes grabadas hace un par de años, si no recuerdo mal, en el underground burlesque de Nueva York. El resultado se llama Dirty Martini, retrato íntimo de una estrella de este mundo cabaretero. Quienes conozcáis Un tal Eusebi, encontraréis rastros de ese trabajo en esta obra.
La presa tiene fuerza en las imágenes post-industriales que muestra y la voz en off que las acompaña, pero creo que le sobran cosas.
La más diferente de todas, al menos en color, es la cinta de la donostiarra afincada en México Oriana Alcaine. Su trabajo, 5 recuerdos. También forman parte del catálogo Nacho Vigalondo (Marisa) y David González (Los que lloran solos), pero ahora mismo ya no recuerdo sus trabajos. ¿Por qué será?
Pues eso, un catálogo potente, lo cual no es de extrañar teniendo en cuenta que muchos de los realizadores tienen experiencia en el mundillo.
62 años. Se dice pronto. Te has ido, pero sigues aquí: presente. Porque tus escritos siguen
igual de vigentes que el día que los escribiste.
Esta mañana me he despertado con el guiño que te ha echado Javier Vizcaíno en su Más que palabras. Ha puesto a Emmylou Harris, tu admirada Emmylou. Luego, he oído un par
de mensajes dejados por oyentes. Ellas, mujeres en este caso, también te echaban de menos.
Y tú ahí, en Jamaica. Echando unos traguitos, escuchando música, sentado delante del ordenador, en
bermudas, como te dibujaron Ricardo y Nacho.
La vida aquí sigue igual, macho. Ayer se cumplieron quince años del asesinato de Gregorio
Ordóñez. No he hecho mucho caso al acto que montaron en el Kursaal, pero ha
sido imposible saltarse en la radio las palabras de Aznar o escuchar al portavoz de
la premiada Dignidad y Justicia, Daniel Portero, el mismo que usa el odio tatuado en su alma por el asesinato de su padre para sentar en el banquillo de la Audiencia Nacional a cinco hombres de bien (Euskaldunon Egunkaria).
No han cambiado mucho las cosas por aquí. Repito. Seguimos en el bucle. Esperando que ETA diga definitivamente adiós a las armas (y no se vaya por las ramas). Porque esto tiene pinta de que Zapatero no gana las elecciones del 2012, aunque no me jugaría nada. Vete tú a saber.
Seguiremos echándote de menos, leyéndote y bebiendo, hoy también, a tu salud.
Además de viajar y de defender la película, ha coordinado con la gente del restaurante donostiarra A Fuego Negro, Pintxatu, un CD-libro que mezcla música y cocina.
En Biarritz se celebrará entre el 26 y el 30 de enero, el Festival FIPA.
Si queréis que os diga la verdad, no he estado nunca en este festival, pero mi intención es estar en la jornada inaugural (porque tengo fiesta ese día). Asimismo, sé que habrá un par de citas relacionadas con el FIPA en la Tabakalera donostiarra. Pero, al lío, la pregunta: ¿cuál será la participación de Muguruza en dicho festival? Será jurado de la sección Documentaires de création et essais.
Hace un año terminó la operación "Cast lead", 21 días en los que el Estado de Israel se ocupó de machacar (más) Gaza. Alberto Arce y Mohammad Rujailah estaban allí y con las imágenes que grabaron han elaborado un documental titulado To shoot an elephant.
Recuerdo cómo Alberto Arce entraba por teléfono diariamente (o casi) para hablar con Roge Blasco en Radio Euskadi. Generalmente, estaba cabreado (lógicamente).
Hace varias semanas me pasaron la cinta, avisándome de su crudeza. Por ese motivo, tardé varios días en verla. Finalmente me animé la noche del 25 de diciembre. Y sí, es dura.
Poco a poco va creciendo en intensidad, pero recuerdo muy bien las imágenes que aparecen en torno al minuto 21 del documental. Aparecen varios adultos corriendo con niños en brazos camino del hospital. Pero todo resulta infructuoso. Las niñas mueren (o ya estaban muertas). Esa es la fuerza del documental: dar testimonio de lo que sucedió en Gaza entre diciembre del 2008 y enero del 2009.
Más de 600 personas hemos firmado ya el manifiesto. Parece que el director de Infancia y Juventud de la Diputación de Gipuzkoa se piensa que somos gilipollas.
Esta mañana, en el programa Más que palabras, Javier Vizcaíno y Edurne Mendia han entrevistado al director de Infancia y Juventud de la Diputación Foral de Gipuzkoa, señor don José Ignacio Insausti, sobre la polémica planteada en torno a la desaparición del programa foral de música Gaztemaniak!. Todavía estoy enfadado tras escuchar las palabras de este caballero.
¿Por qué quiere eliminar la Diputación este programa que tanto éxito ha obtenido a lo largo de dieciseis años en varios municipios del territorio guipuzcoano? El señor Insausti, según parece el máximo responsable de dicha decisión, no ha hablado de cultura para argumentar tal hecho. Lo que este hombre ha dicho es que depende de su departamento la atención a los menores desprotegidos y que el año pasado el número de casos subió de manera importante. De modo que la reducción de ingresos provocada por la crisis y el ascenso de menores en tal desgraciada situación es una ecuación que lleva al ente foral a cargarse tal iniciativa.
Planteadas así las cosas, ambos periodistas le han preguntado por el coste que tiene el programa para las arcas forales. 20.000 euros.
Según la información disponible en la web Gaztemaniak.net, durante el 2009 se hicieron quince conciertos
(más el de Sorkun a comienzos de 2010) en divesas localidades guipuzcoanas: Arrasate, Donostia, Zarautz, Oñati y Hondarribia.
Me da que el señor Insausti ha echado mano de la demagogia. Esto es, ¿la única manera de atender a los menores desprotegidos en el territorio es cargarse Gaztemaniak!? ¿Qué pasaría si este señor tuviera que gestionar el desastre generado por el terremoto en Haití?
Para mí lo que pasa es que este programa no le hace ni pizca de gracia al señor Insausti y la crisis le parece una excusa cojonuda para cargárselo definitivamente. Pero Gaztemaniak!
no es un programa de la Diputación de Gipuzkoa: es de los más de 600 cabron@s que hemos firmado el manifiestoSalvemos Gaztemaniak!. Conviene no olvidarlo.
Anoche recibí este mail. Como estoy de acuerdo, le doy paso.
Me dicen que para adherirse al mismo, hay que enviar nombre, dos apellidos, ciudad y profesión al
mail goragaztemaniak[arroba]gmail.com Si sois una asociación, una sala, un grupo musical o cualquier otro ente, indicad el nombre del ente y la
población. Podéis apuntaros como ente y como personas individuales.
El programa de conciertos Gaztemaniak agoniza. Esta iniciativa de la
Diputación de Gipuzkoa nació en 1994 con los objetivos de “difundir
nuevas tendencias musicales, promocionar los grupos de música locales y
acercar la música de calidad a la juventud”.
Dieciséis años después, con los objetivos plenamente satisfechos
desde el inicio, la Diputación se plantea suprimir los conciertos que
Gaztemaniak!ha organizado a lo largo de toda la
geografía guipuzcoana y que ahora se circunscriben, gracias al apoyo de
sus ayuntamientos, a las localidades guipuzcoanas de Donostia, Oñati,
Zarautz, Arrasate y Hondarribia.
A través de estas líneas instamos a la Diputación y a los
ayuntamientos implicados a no cancelar el programa, a cumplir con sus
obligaciones públicas y a mantener lo que ellos mismos denominan
“innovadoras propuestas de grupos profesionales, nacionales e
internacionales”. Sin olvidar las formaciones vascas, quienes siempre
han contado con una gran promoción y un espacio relevante en esta
propuesta foral.
La supresión de Gaztemaniak dejaría un hueco insustituible en la
escena musical guipuzcoana, y su desaparición sería un misil directo a
la línea de flotación de la cultura guipuzcoana. Gaztemaniak nos
recuerda que existen otras músicas y otras maneras de enfrentarse a
ella. El impacto que seguro han tenido sus conciertos en la creatividad
de toda una generación de jóvenes (más de 50.000 espectadores en 15 años) es incalculable.
Su supresión apenas afectará a las arcas de la Diputación, ente que
no ve reparos a la hora de gastar dinero con futuro incierto como
Donostia 2016, y que no es consciente de que Gaztemaniak es semilla de
la idea de Capitalidad Cultural. Todo el pan para hoy que supondrá la
desaparición se traducirá en la hambruna futura de dinamismo cultural
y, sobre todo, de matices y colores distintos, ahogados por el gris de
los grandes eventos, de la música de siempre y de la cultura que ya se
sostiene económicamente por sus propios medios.
El de Gaztemaniak podría haber sido otro doloroso y muy local
ejemplo de que a nuestra generación le ha vencido el sistema, pero los
abajo firmantes nos negamos a admitirlo. Queremos defender la propuesta
foral, e instamos a los responsables políticos para que replanteen el
proyecto si hace falta, a que busquen soluciones y no opten por el
camino más sencillo: meter la tijera sin razonamientos de peso. En ese
caso, la Diputación abandonaría parte de sus funciones obligatorias
como entidad pública, la de proteger y difundir la cultura que no
cuenta con el apoyo de la industria del ocio mainstream.
"Este jueves grabaré el disco Cuentos para
adultos, una expo-disco-libro que estamos preparando junto con Dora Salazar y Harkaitz Cano, proyecto que se estrenará en junio. La grabación se hará por la mañana en Tabakalera, en la sala grande con la idea de utilizar su reverberación. Además, se filmará el proceso mediante cuatro cámaras a las órdenes de Iñigo Salaberria. Es el primer disco que se graba en Tabakalera y será el último antes de la renovación del edificio".
Tiene buena pinta, pero lamentablemente no podré pasarme por allí.
Por la tarde, Imanol y Mattin Epelde estarán en el Centro Cultural Ernest Lluch. El acto comenzará a las 19:30 horas y es una propuesta que se enmarca dentro del programa Erakusleihoa. "Mattin ha puesto música a los versos escritos por Imanol, conformando Komuneko paperean. Con ánimo de no dejar a nadie indiferente, recitarán y cantarán en un ambiente intimista".
En esta segunda parte Petra habla de su paso por la cárcel, de cómo se vino a vivir a Euskal Herria y de sus proyectos en el mundo del euskara.
Uxue Alberdi: Hasta ahora no ha
querido hablar de su pasado político. ¿Por qué?
Petra Elser: No quería vivir con la marca de “ex presa”. Cuando salí de prisión y vine aquí, quería
ser yo, quería trabajar y hacer amistades por lo que yo era. Quería
relacionarme por cómo era y por cómo estaba. No quería que mi pasado condicionara
mi futuro ni en el trabajo ni en mi círculo de amistades. No quería que la
gente oyera “soy ex presa” y que cambiara de actitud, para bien o para mal. Se
crean prejuicios y te catalogan, y yo no quería eso.
Uxue Alberdi: ¿Y por qué quiere
hablar ahora?
Petra Elser: Por un lado, porque
ya la gente me conoce por lo que soy, por mi trabajo o por mi forma de ser y,
por otro, porque es parte de mi biografía y no lo quiero evitar. No quiero
estar continuamente dando vueltas alrededor y he pensado que es parte de
mi biografía y que lo más sano es aceptar la totalidad de la misma.
Quiero integrarla con normalidad en mi trayectoria vital.
Uxue Alberdi: ¿Cómo resumiría su
desarrollo político-personal?
Petra Elser: La década de los 80
fue una década muy politizada, también en Alemania, y la política me interesó
casi automáticamente. Tiré hacia la
política en busca de nuevas ideas, de nuevas maneras de vivir y, siendo
alemana, para analizar el pasado nazi y fascista o, por lo menos, para tenerlo
en cuenta también. En aquella época, además, existía la Europa del Este, la
socialista, y me interesaba conocer aquellas sociedades: cómo se organizaban,
cómo vivían… Más tarde conocí movimientos de otros pueblos, entre ellos el de
aquí. Era un tiempo en el que se le otorgaba mucha importancia a la política
global.
Hoy
día, por el contrario, sitúo más la política en mi entorno más cercano, en las
relaciones personales, en los valores que tenemos sobre cuestiones muy
concretas… He hecho un viaje de fuera hacia dentro, pero cuando hablo de dentro
no me refiero únicamente a mi persona. A mí me gusta mucho hacer país y tomar
parte en proyectos culturales y sociales. La evolución individual de cada cual
también es algo político, pero ello no quiere decir que debamos vivir
mirándonos el ombligo.
Uxue Alberdi: Para muchas
personas será algo raro que una “extranjera”,
una alemana, estuviera en la cárcel por una causa relacionada con ETA. ¿Cómo lo
vivieron sus parientes alemanes?
Petra Elser: Mal. Unos mal y
otros muy mal. Fue una situación muy difícil. Les expliqué qué es Euskal Herria
y, la que era mi pareja, el padre de mi hijo, les explicó, intentó
transmitirles, qué significaba ser vasco y cuál era la historia de aquí… Creo
que entendieron algo, pero eso no quiere decir que estuvieran de acuerdo. Hoy
hablamos de esta cuestión con naturalidad. Han pasado algunos años desde que
salí de prisión y, además, a medida que mis parientes vivieron aquella
situación, fueron integrándola con mayor normalidad en sus vidas. Comprobaron
que no se trataba del fin del mundo y que yo era la misma persona que antes.
Normalmente unimos la cárcel con mucha criminalidad: tráfico de drogas, los
casos que aparecen en las películas… y cuando te toca de cerca te das cuenta
de que es otra cosa. La gente no se lo puede imaginar, hay que vivirlo para saber
qué es la cárcel.
Uxue Alberdi: ¿Y usted? ¿Cómo
vivió aquellos años en prisión?
Petra Elser: Yo también mal,
sobre todo tener que vivir separada de mi hijo, eso fue lo más duro para mí.
Dejando eso a un lado, me adapté: sabía cuál era la situación e intenté
aprovechar el tiempo lo mejor posible. No lo noté tanto en el día a día.
Además, tuvimos mucha ayuda por parte de la familia de mi pareja y de nuestros
amigos.
Uxue Alberdi: Antes de entrar en
prisión, ¿cómo era su vida diaria?
Petra Elser: Juan Luis y yo nos conocimos en París, en un
cruce de casualidades que suceden a veces en la vida. O puede que fuera la
influencia de las constelaciones, porque somos del mismo año y casi del mismo
día. Aunque parezca curioso, en nuestro día a día, Euskal Herria no estaba muy presente. Vivíamos en Francia, a gusto, a mitad de
camino para ambos. Nuestras referencias eran francesas. Leíamos libros y
periódicos franceses, y nos interesaban los temas de actualidad de Francia. Nos
gustaba cómo se debatían los temas sociales en Francia. La gente hablaba de
temas sociales más allá de cuestiones personales o familiares, y cómo se
debatían tenía también su encanto: no era la profundidad hiperseria de
Alemania, ni tampoco la costumbre vasca de evitar toda profundidad. Nos dio
otro punto de vista sobre otra sociedad posible, diferente con lo que había
conocido cada uno hasta entonces.
Uxue Alberdi: ¿No hablaban de
política?
Petra Elser: Cuando hablábamos de
nuestro pasado o de nuestra juventud, me dí cuenta de que habíamos vivido cosas
muy diferentes. Él había crecido en una sociedad estricta, oscura, todavía a
merced de la dictadura franquista y de la iglesia. Cuando acabó lo de Franco,
aún tuvo que vivir una dura confrontación y un desempleo preocupante. Los jóvenes
tuvieron que seguir en casa de sus padres, y se juntaban en la calle para pasar
el tiempo. Me sorprendí cuando me contó que desde pequeño iba con sus padres a
las manifestaciones y a los actos a favor de las ikastolas.
En Alemania, nuestra politización fue
una rebeldía contra la vida cómoda y conformista de nuestros padres: contra la
sociedad fundada en los valores materiales. Nosotros salimos de casa a los 18
años, lo antes posible. La sociedad alemana de la época era moderna, rica, y
les ofrecía un futuro dorado a los jóvenes de la clase media. Eramos nosotros,
sin embargo, quienes no deseábamos eso. Hablábamos de estas cuestiones, pero
entre nosotros la militancia, la política, ETA o el conflicto vasco no eran temas
muy importantes. Quizás porque era imposible hacer una vida normal debido a
la condición de refugiado de mi pareja, intentamos vivir de la manera más
normal posible y disfrutando de las pequeñas cosas del día a día. Evitamos las
cuestiones que pudieran tener consecuencias graves para nosotros.
Uxue Alberdi: ¿Cuál es su
relación actual?
Petra Elser: Nuestra relación no
se basó en la política. Fue una historia de amor y de formar una familia. La
distancia y las condiciones carcelarias
nos superaron de alguna manera, pero, de todas formas, continuamos teniendo una
relación próxima. Hoy hablamos más de política y muchas veces tenemos la misma
opinión sobre los cambios necesarios. Pero, sobre todo, por encima de la
distancia, intentamos ser unos buenos padres para nuestro hijo.
Uxue Alberdi: Si ponemos su
nombre en Internet, la Wikipedia alemana
dice en su idioma materno que es “una terrorista alemana”. ¿Qué es lo que
siente en esos casos?
Petra Elser: No tiene nada que
ver con lo que soy. Me parece duro que alguien haya colgado eso en Internet y
mis amigos me dicen “haz algo, cámbialo”, pero no tengo esa necesidad. Si alguien
quiere poner eso, adelante, yo sé que no soy eso.
Uxue Alberdi: Aprendió euskera en
la cárcel.
Petra Elser: Sí, cuando nació mi
hijo comencé a aprenderlo por mi cuenta, con el libro de textoBakarka, y en la cárcel tuve tiempo
para aprender cinco tomos. Sentí que aproveché bien el
tiempo.
Uxue Alberdi: Y desde entonces es
una vehemente militante del euskera. Dice que su proceso de euskaldunización
fue muy grato.
Petra Elser: Sí, yo no tengo con
el euskera la relación traumática que tienen muchas personas de aquí. Al
contrario, cada palabra, cada frase me proveyeron de un mundo, y me permitió la
posibilidad de decir más cosas, de hablar sobre más cosas con la gente, de
entender textos… Al principio no entendía nada, y luego empecé a entender de
repente… Y comenzó a abrirse algo que era totalmente desconocido, un mundo que
antes no existía para mí.
Uxue Alberdi: Es una inmigrante
integrada en Euskal Herria. Quizás pueda dar algunas pistas sobre la
integración de los inmigrantes y sobre la euskaldunización.
Petra Elser: Me parece una
cuestión muy importante y, además, me siento identificada. Me gustaría
transmitir a la gente que viene de fuera algo de mi relación positiva con el
euskera. Es un trabajo a desarrollar de manera muy consciente, porque la
integración no se produce automáticamente, aunque creo que la sociedad vasca es
bastante abierta. Pero no basta con decir “nosotros estamos abiertos y que
vengan”; hay que inventar caminos para darle la mano a esas personas, para que
a ellos les resulte realmente interesante el euskera y la cultura vasca.
Uxue Alberdi: ¿En qué se basa el nuevo
proyecto que tiene entre manos?
Petra Elser: La idea consiste en
acercar a los inmigrantes la cultura vasca, la cultura popular y la literatura,
el bertsolarismo, el deporte… y sobre todo el euskera. En vez de usar sólo la
cabeza para aprender el euskera y acercarse a la identidad vasca, usar también
el cuerpo y los otros sentidos. Aprender a partir de los sentimientos. Aprender
canciones y danzas vascas, bertsos, y no empezar a aprender euskera a partir de
los libros y de la gramática… La idea consiste en aprender euskera mientras
hacemos y sentimos algo. Otra de las características del proyecto es convertir
a los asociaciones populares –grupos de danza, clubes deportivos y
escuelas de bertsos…- en agentes naturales de integración. A través de este proyecto
pretendemos comenzar un proceso de sensibilización entre las asociaciones, y
analizar con ellos cómo abrir las puertas conscientemente a los inmigrantes.
Uxue Alberdi: Hablamos de emigrantes, pero ¿son iguales todos los emigrantes?
Petra Elser: No, todos los emigrantes son distintos, por supuesto. Cada uno tiene un pasado y un interior diferentes, así como necesidades, intereses y situaciones personales distintas... Pero hay puntos en común que valen para unir estas dos identidades. Todos los emigrantes tienen una identidad, y es desde donde deben aproximarse a la otra identidad de aquí. No entendemos muchas cosas en ese proceso, no nos integramos con naturalidad en todos los círculos... En ese proceso, el grupo ofrece gran ayuda para saber qué nos pasa, qué sentimos, cómo se pueden salvar los obstáculos... Porque todos tenemos puntos en común: qué sentimos cuando nos sentimos extraños en un grupo, o cuando nos parece que la gente está hablando de nosotros, pero no entendemos por qué... Son puntos que unen a todos los emigrantes y, partiendo de ahí, se puede intentar la transmisión. Los emigrantes que llevan tiempo viviendo aquí pueden transmitir sus experiencias a los recién llegados.
Uxue Alberdi: ¿Por qué dice que se siente extraña entre los erdaldunes (no vasco-hablantes) en Euskal Herria?
Petra Elser: Me resulta extraño que la gente pueda vivir aquí sin saber euskera. Además, viviendo en euskera o en castellano, se trata de dos mundos distintos y, como mis referencias están en el mundo de los vasco-hablantes, me siento extraña entre los que no lo son. No suelo saber dónde estoy: no leemos los mismos periódicos, no vemos los mismos programas de televisión, no leemos los mismos libros, no vamos a los mismos actos...
Uxue Alberdi: ¿Cuál es la imagen, el imaginario, que ofrece la literatura en euskera? ¿Tiene que ver con la realidad?
Petra Elser: Euskal Herria no es una única realidad, son varias. Y yo creo que sí. Hay novelas urbanas, del mundo rural, novela negra, novelas que hablan de mujeres... y cada una de ellas refleja una parte de la realidad y ayudan a conformar toda la imagen. Lo único que no reflejan de la realidad es que en la literatura en euskera todos los personajes hablan en euskera y eso no es así en la realidad, pero también podemos soñar con eso.
Uxue Alberdi: Ha traducido al alemán varias obras de la literatura vasca. ¿Qué puede ofrecer la literatura vasca a los lectores extranjeros?
Petra Elser: Euskal Herria es un pueblo pequeño, pero diría que, teniendo en cuenta el número de hablantes, hay una gran creatividad, que proporcionalmente es un pueblo con muchos creadores, y que hay una creación de buena calidad. La literatura vasca refleja la realidad de aquí, y Euskal Herria está en el mundo, y sólo los escritores de aquí pueden mostrar esta parte del mundo. Sólo la literatura vasca puede escribir sobre esa realidad desde dentro, y eso es una buena aportación. Además, es un pueblo especial, con unas referencias especiales en algunos ámbitos: el idioma, el imaginario del euskera, el hecho de haberse mantenido viva históricamente y cómo ha resurgido hace pocos años la lucha por la identidad, hay mucha fuerza... Creo que para que se refleje todo eso, no hay que hablar directamente sobre ello, cada escritor que escribe en euskera refleja partes de ese universo en la literatura vasca, incluso sin querer.
Uxue Alberdi: El proyecto Zubiak (puentes) tendió puentes entre la literatura vasca y la literatura alemana. ¿Qué ha sucedido con ese proyecto?
Petra Elser: Nuestra intención era traducir durante cinco años dos libros anualmente, pero por el momento hemos hecho tres años y el proyecto se ha paralizado. Era una buena experiencia, pero el mercado literario es muy difícil, y normalmente son las editoriales pequeñas las que se enfrentan a este tipo de iniciativas, son apuestas hechas desde la militancia. En un momento determinado, para que la cosa funcione, son necesarias bases económicas sólidas, y eso no puede sustentarse en una editorial pequeña, sino que son necesarios otros agentes.
Uxue Alberdi: ¿En qué está trabajando en la actualidad?
Petra Elser: En una oficina administrativa, en una empresa. Pero yo me veo trabajando en pro del euskera y me gustaría mucho poder llevar hacia delante ese proyecto para los emigrantes, porque me parece muy importante y porque me gustaría transmitir mi experiencia de estos últimos cinco años. Mis experiencias en el trabajo con el euskera, la literatura y la cultura han sido muchas y muy enriquecedoras y me gustaría poder transmitir parte de todo eso.