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2004/09/18

Ruido

Somos especialistas a la hora de hacer ruido. Alguien me dijo recientemente que España y Brasil son los dos países más ruidosos del mundo. No sé si el dato es fiable, pero no me resulta extraño.

Los vascos vamos de la mano de los españoles en esta cuestión. Si entras en cualquier bar, es tremendo comprobar lo que les gusta a muchos bareros poner música mala y ruidosa, incluso cuando sólo hay txikiteros, incluso cuando todos los clientes estamos comiéndonos un bocata, incluso cuando no tenemos ninguna gana de bailar. Cuando escribo esto, tengo un pueblo del litoral vasco en la cabeza. No lo citaré, porque los demás también son parecidos.

Unos amigos le pusieron Esan Ozenki (Grita / Dilo fuerte) a su discográfica. Ixilik (En silencio) es el nombre de una asociación creada por vecinos de la Parte Vieja donostiarra para protestar por el ruido que se genera en esa zona.

Entre Esan Ozenki e Ixilik hay un camino que podemos transitar. Mientras tanto, tendremos que crear empresas exportadoras de ruido. Los brasileños, al menos, convierten muchas veces ese ruido en música y lo extienden por el resto del mundo.

Escrito por: iturri.2004/09/18
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2003/10/17 21:36:31.485000 GMT+1

Pako Aristi, el aliento del lobo en el cogote

Nota: Columna publicada por el escritor Pako Aristi el 17 de octubre de 2003 en el periódico Berria, tras la detención por orden del juez Del Olmo de ocho personas del Parque Cultural Martín Ugalde. Traducción: Mikel Iturria.

El aliento del lobo en el cogote

Mi vida es de lo más normal, como la de todos los vascos. El lunes di una charla en Eibar. El martes atendí una entrevista por teléfono. El periodista me pidió que contara alguna anécdota relacionada con Venezuela. Le conté que, hasta la llegada de Chávez, todos los presidentes han sido unos ladrones. Había uno, Rómulo Betancourt, que dijo: «Que se me quemen las manos si he robado dinero al Estado ». Al día siguiente, sufrió un atentado pero salió por su propio pie del automóvil. La foto con los brazos en alto fue portada en todos los diarios; al pobre sólo se le quemaron las manos, nada más. Esto no es un chiste, ni siquiera realismo mágico, sino la tendencia tozuda que tiene la realidad para sacar a la luz las contradicciones (las mentiras, los fraudes).

El miércoles pasé más de medio día leyendo un libro escrito por Bertrand Russell en 1930, The conquest of happiness, o La conquista de la felicidad. En este libro escrito ya hace tantos años, encontraba yo parecidos con muchas cosas que suceden actualmente, y subrayé una de tantas, por deformación profesional, porque acostumbro a tener los libros llenos de subrayados, cada uno de ellos acompañado de alguna pequeña definición, ya que pueden valerme para alguna columna. 1930. Profético, le puse a este párrafo: «Hoy en día hay otro tipo de miedo, el miedo a lo que la prensa diga de nosotros, que provoca un miedo similar al de las cazas de brujas en la Edad Media. Cuando los periódicos deciden convertir a una persona inocente en criminal, las consecuencias pueden ser terribles. Felizmente, la mayoría de la gente está libre de ese destino porque son desconocidos, pero a medida que la publicidad vaya afilando sus armas, el peligro de esta nueva persecución social irá creciendo».

Ayer me levanté de lo más normal, como todos los vascos. Puse a calentar el café, pero nada más encender la radio, me barrunté algo. No sabía cuál era la noticia, pero podía oír las reacciones. Y sentí el nerviosismo que últimamente siento ante un suceso de estos: el aliento del lobo en el cogote. Qué habrá sucedido, a quién se habrán llevado... Antes no lo sentía. Porque antes la policía buscaba armas, cócteles, pero hoy busca papeles, y yo vivo en el mundo del papel. Cuando empiezan a dar nombres, imagino que voy a escuchar «Pako Aristi», pero no, eso no es posible, yo estoy en casa. ¿Estoy en casa? Desde que comenzaron a detener y golpear a gente del mundo de la cultura, todos debemos escribir: «estoy en casa, por ahora».

Salí a la calle y Martín el cartero me preguntó: ¿sabes algo de lo de esta mañana? Y yo le dije que no, que estaba recién levantado. Los euskaldunes no sabemos nada, pero al mismo tiempo lo sabemos todo. El estampido que quiebra la paz nocturna, cientos de policías que rodean el barrio, palizas, gritos, las explicaciones del ministro con la cara de quien quisiera dar la impresión de que poco a poco se está acabando con esa bestia llamada ETA... Después de cada detención, todos los informativos se repiten como una letanía. La única información interesante para los vascos es la de conocer los nombres. Todo lo demás va camino de convertirse en una maldición bíblica de nuestras raíces.

Luego me llamaron de Berria para pedirme este artículo y comencé a escribir estas reflexiones que ahora leéis, mientras por la radio escuchaba una tras otra declaraciones de gente del mundo del euskera, de consejeros del Gobierno Vasco, de Elkarri, de Otegi...

Le he oído decir a alguien que pondría la mano en el fuego por todos los detenidos. Yo también. Es imprescindible mostrar nuestra solidaridad con ellos y denunciar esta situación, continuamente, pero ya la cuestión no reside en si han cometido o no han cometido algún delito. Sabemos que aquí ya hay miles de detenidos que no han olido ni de lejos el delito. Pero cuando en la radio he oído lo de la mano y el fuego, me he acordado de los camiones quemados el fin de semana pasado en Irun. Entonces no me pidieron de ningún periódico que escribiera algo, aunque a mí me pareció una noticia tremenda. Allí había demasiado fuego; allí había demasiadas pérdidas. Y no he oído a nadie decir que aquello fuera una burrada, no en nuestro lado por lo menos, el del mundo del euskara. Puede que no haya ninguna relación entre ambas noticias, pero a mí me gusta relacionar las cosas. Porque quien ama a un pueblo, lo ama en su totalidad. Ha de mirar, examinar y amar todo.

La cuestión es que los vascos tenemos encendidos muchos fuegos, y uno de los mayores fue el provocado en el momento en que ETA decidió volver a usar las armas. Este incendio le restó 80.000 votos a la izquierda abertzale y mucha fuerza, ilusión y capacidad de unidad al mundo del euskera, a la construcción de un pueblo. Ningún periódico me pidió que escribiera algo ante aquella noticia tan importante.

Sin embargo, la realidad es tozuda y hoy sí, hoy me han pedido que escriba, y este hecho me ha permitido utilizar la cita de Bertrand Russell. Porque en España y en Europa, el vasco se ha convertido, informativamente, en un pueblo apestoso. Ante el mundo somos unos apestados que hacen que crezca el asombro de quienes nos conocen personalmente. Ayer leí el cansancio de Rui Pereira, el periodista portugués que entrevistó a ETA: nadie quería publicar la entrevista, ni gratis. Los vascos somos víctimas, víctimas del estado más represivo e intolerante de Europa, pero somos los únicos culpables de nuestra incapacidad para hablar entre nosotros. Por un artículo publicado en Gara hemos sabido que en Argentina, en una charla ofrecida por representantes del Gobierno Vasco, a la hora de dar a conocer las claves más importantes de nuestra situación, no han hablado del cierre de Egunkaria, ni de otros muchos ataques.

Ante nuevos ataques, no podemos quedarnos en la mera protesta. Todo es consecuencia de los errores cometidos anteriormente, de los acuerdos no logrados, sobre todo por culpa de los partidos que no aman Euskal Herria tanto como dicen, porque, de lo contrario, pondrían por encima de los intereses partidistas sus fuerzas en pro de un acuerdo de mínimos.

Yo soy un vasco normal: no quiero pasarme la vida escribiendo para protestar. Quiero conocer y vivir la época de la creación, no la de la salvaje destrucción, recogiendo las cenizas, los heridos por la vida o los sueños truncados, curando continuamente su dolor, mi dolor.

Escrito por: iturri.2003/10/17 21:36:31.485000 GMT+1
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2003/09/01 21:52:59.192000 GMT+1

Harkaitz Cano entrevista a Elizabeth Macklin y a Kirmen Uribe

Nota: A finales de agosto del 2003, el diario Berria publicó una interesante entrevista  entre dos poetas de mundos y generaciones distintas. Kirmen Uribe, vasco de Ondarroa y recién entrado en la treintena. Elizabeth Macklin, neoyorquina recién entrada en la cincuentena. El entrevistador fue Harkaitz Cano. Interesante para romper algunos tópicos sobre los vascos y los yankies. Traducción: Mikel Iturria.

Elizabeth Macklin: “Ser original no es ningún reto; estar atento, sí”

Kirmen Uribe: “Los vascos cogemos de fuera lo que no tenemos en nuestra pequeña cazuela”

Elizabeth Macklin (1952). Nacida en Poughkeepsie (Nueva York). Tras cursar estudios de Lengua Española y Literatura en la Universidad SUNY de Postdam, se trasladó a Nueva York y trabajó durante veinticinco años en la conocida revista The New Yorker. Se ha dedicado a la traducción y al ensayo y ha sido editora; sus poemas, críticas y ensayos se han publicado en Paris Review, Poetry, The New York Times, Open City, entre otros. Es autora de los libros de poesía A woman kneeling in the Big City (1992) y You´ve just been told (2000). Actualmente es editora freelance y, entre otras cosas, se dedica a traducir libros del euskera al inglés para ser publicados en la colección The Basque Literature Series. Comenzó a aprender euskera el año 1999.

Kirmen Uribe (1970). Nacido en Ondarroa. Licenciado en Filología Vasca, estudió literatura comparada en Italia. Ha trabajado como profesor, traductor y guionista, entre otros. Tras recorrer la geografía vasca con el espectáculo Bar Puerto, publicó en 2001 el exitoso poemario Bitartean heldu eskutik. No son pocos los cantantes vascos que han musicado sus poemas. El pasado mes de marzo, de la mano de Elizabeth Macklin, estuvo en Nueva York con el audiovisual Zaharregia, txikiegia agian. No será su único viaje: la próxima semana viaja a Eslovenia y tiene la intención de volver a Nueva York el próximo mes de octubre, siempre con la poesía como excusa. Está acabando un disco-libro, así como una novela para el público juvenil.

Elizabeth Macklin y Kirmen Uribe mantienen una relación de amistad. Mientras aprendía euskera, Elizabeth conoció a Kirmen a través de los textos que éste publicaba en Euskaldunon Egunkaria. Como en muchas historias, la casualidad los juntó: en el euskaltegi Lizardi de Bilbao, Elizabeth se topó con la hermana de Kirmen y comenzaron una relación a través del e-mail. Ambos poetas tardaron un año en conocerse. Luego, Elizabeth tradujo los poemas de Kirmen y los envió a varias revistas. The New Yorker publicó el poema  “Maiatza”... Hemos obligado a Elizabeth a hacer novillos en el barnetegi de Lazkao y nos hemos juntado en el salón de un hotel que, por razones de seguridad, no nos ha servido café. Y es que la Orquesta Sinfónica de Israel se hospeda en ese hotel y, según parece, el café es peligroso.

Luego dirán que en los EUA son paranoicos con las cuestiones de seguridad.

Nueva York-Ondarroa, de la mano de Duchamp

HC: Decía Duchamp que lo único que Norteamérica había aportado al arte eran sus puentes y su sistema de cañerías... ¿Cómo responderías a tamaña provocación?

Elizabeth: Tendría razón, seguramente. Porque Marcel Duchamp vivió en Nueva York, en la misma calle donde yo vivo, la 14. Y os puedo asegurar que lo de las cañerías no es ninguna tontería...

HC: ¿Por qué tienen tan mala prensa los norteamericanos? El tópico los presenta como gente sin cultura, esclavos del pragmatismo y del dinero, y eso no es así...

Kirmen: Todo consiste en donde pongas el foco. Entre nosotros, hay una actitud sistemática contraria a los EUA, no contra su gobierno, sino contra toda la sociedad, y eso se extiende a la cultura y a otros ámbitos. En la vida, los matices son muy importantes y yo me enfado al ver posturas tan duras contra los EUA. Tienen razón en cuanto a sus dirigentes políticos, pero eso no quiere decir que todo lo que se hace allí sea malo o que todo el mundo sea imbécil... Luego, paradójicamente, nuestra sociedad quiere ser como aquella. Nueva York tiene más encanto desde fuera que desde dentro.

Elizabeth: Eso cambia mucho dependiendo de la familia, del lugar en el que hayas nacido... Es cierto que, por ejemplo, en la llamada América Profunda, antes de Internet, era muy difícil hacerse con algunos libros, tener determinada información... Eso ha cambiado mucho en los últimos años. Cuando era niña, tuve mucha suerte con mi madre y los amigos de mi familia, porque me abrieron muchas ventanas al exterior: tenía cerca personas que iban a México y al extranjero, por lo que pronto me di cuenta de que había otros idiomas y otras formas de ver el mundo... Vivíamos en el estado de Nueva York, en un pequeño pueblo. A nosotros nos dijeron que la ciudad de Nueva York daba miedo... Era responsabilidad de nuestros padres no dejarnos ir a la ciudad.

HC: En Nueva York hay una radio pública que varias veces al año interrumpe su programación, abre los micrófonos y solicita dinero a sus oyentes. “Si realmente queréis que seamos independientes y públicos, necesitamos vuestro dinero, amigos...”. Recaudan mucho dinero de esta forma. No es esa la imagen que nosotros tenemos de los Estados Unidos...

Elizabeth: Es lo mismo que ha sucedido en el País Vasco con Berria, por ejemplo.

HC: ¿Qué es lo que tiene Nueva York para atraer tanto a la gente?

Kirmen: Es como una especie de antiguo Faro de Alejandría, algo que te pide ir allí. Y no es sólo Nueva York. Yo siempre he sido anglófilo, las historias que se oían en mi casa tenían que ver más con Inglaterra que con Francia o cualquier otro país. Mi padre faenaba en los mares de Escocia e Irlanda y nos contaba historias de allí: cómo le llevaron a Londres acusado de pescar ilegalmente y cómo habló en euskera en aquel juicio ante los ingleses, con la ayuda de un traductor. En todos los puertos, lo que venía de fuera y lo moderno provenía del mundo anglosajón...

Elizabeth: Cuando vinisteis de Nueva York, dijisteis en una entrevista que allí nadie os había preguntado por qué, sabiendo castellano, escribíais o cantabáis en euskera... Nueva York es diferente. Las grandes empresas estadounidenses saben que las campañas de marketing hechas allí no valen para el resto de los EUA. Me encanta esa diferencia, la de una ciudad que está en la frontera...

Kirmen: Que tiene mil fronteras...

Elizabeth: Claro. Esa situación es muy bonita. La gente está en la frontera y hay una apertura hacia lo que te llega. Si vives en una comodidad continua, no hay tal actitud.

Kirmen: Esa es precisamente una de las ventajas de los vascos. Se mezclan, y se han mezclado, muchas tradiciones. Esto siempre ha sido un lugar de paso, aunque demos la impresión de un pueblo que vive fortificado. Los vascos somos una pequeña cazuela, pero más vale esto que una grande. Las tradiciones que tenemos por encima y por debajo son grandes y no consiguen tirar para adelante con ese peso... Pero los vascos miramos hacia fuera y tenemos la oportunidad de coger allí lo que no tenemos en nuestra cazuelita.

Carver abriendo ventanas

Elizabeth: La primera vez que traduje un poema de Kirmen, vi que se refería a Carver... Me sorprendí que de toda la gran oleada de los EUA llegara a vuestros oídos alguien como Raymond Carver... ¿Cómo llegaste tú a ese escritor?

Kirmen: En la tradición vasca, nos hemos preocupado demasiado de crear un idioma culto y ese idioma ha envejecido, está a gran distancia del habla contemporánea. Hemos sido un pueblo que continuamente ha pretendido crear un nuevo lenguaje poético. Y es importante bajar a la lengua popular. Aresti se dio perfecta cuenta de ello, que había una tradición, por ejemplo, en los bertsos viejos y en el mundo del bertsolarismo, que era claramente un modelo de escribir poesía. Puede que en nuestra tradición le hayamos dado demasiada importancia al idioma y no tanto al mismo poema. Por ello, la lectura de escritores como Carver, cuando nuestros referentes juveniles son los escritores de tradición española, es como beber agua pura y cristalina, como abrir las ventanas en invierno, porque entra aire fresco...

HC: Yo te haría la pregunta al revés, Elizabeth: ¿cómo encontraste el euskera y cómo te topaste con Kirmen Uribe?

Elizabeth: Me encontré con Kirmen en 1999, en el proceso de aprendizaje del idioma. Pero la primera vez que tuve ganas de aprender euskera, fue en un momento en el que era imposible: en 1972. Estuve estudiando un año en Madrid y en nuestra cuadrilla había un bilbaíno, un donostiarra... Aprendí tres o cuatro palabras: eskerrik asko, bai, ez... Beteta nago... –¡la gastronomía siempre en medio!- Y puede que alguna canción... Pero me dijeron: “¡No cantes esto en la calle!”. Me produjo curiosidad no poder hablar ese idioma.

HC: Pero luego pasaron más de veinticinco años hasta que tomaste la decisión de aprender euskera... ¿Puede durar tanto la fascinación por una canción?

Elizabeth: Me pasé un año escribiendo poesía gracias a una beca. Pensé en utilizar ese tiempo para aprender euskera. Corría el año 1999 y me vine para Bilbao... En cierto modo también fue una casualidad venir al País Vasco... En un principio se me pasó por la cabeza ir al Machu Pichu, pero me enteré de que estaban en guerra... Y aquí, justo entonces, eran los tiempos de la tregua. “Vámonos”, me dije para mí. Era la curiosidad, un antojo, no sabía qué me iba a topar. No podía prever lo que sucedió luego: el idioma entró en mi vida y, por qué no decirlo, me enamoré de él. Fue algo muy productivo y enriquecedor para mí. Por ejemplo, el primer curso, en el euskaltegi Lizardi AEK, llegamos al tema “familia” coincidiendo con el aniversario de la muerte de mi madre y todo se unió de alguna manera: la vida, las voces del euskera...

El dilema del cordón umbilical

HC: Los dos habláis de la familia en vuestros poemas: la madre, el abuelo... ¿Hay en la poesía una tendencia a liquidar las deudas con la generación anterior o a expresar esa relación, una unión con el pasado?

Kirmen: Mira, recientemente he visitado una torre de la Edad Media. Había oído que dos mil soldados rodearon esta fortaleza y que otros ochocientos la protegían allá en el siglo XV. Era una guerra entre dos nobles y todo comenzó por un mal gesto de uno de ellos. Me pareció muy vasco. Lo del orgullo por un lado y lo del gesto por el otro. Siempre esperamos gestos. Incluso en política, siempre queremos ver rastros o símbolos que nos permitan dar una solución a lo nuestro... ¿Cómo fueron capaces de luchar por un mal gesto? Había por allí un joven de 15 años, pero no le daba ninguna importancia a la historia, no hacía más que repetir “qué viejo es esto”. No veía más que un viejo caserío. Ni por asomo aquel pasado bello y vil. La cosa es que tenemos que hacer habitable esa vieja torre, ahí está la clave tanto en la poesía como en la vida misma.

HC: Según he leído, en 1993, aprovechaste una beca para pasarte una temporada investigando los papeles de tu madre...

Elizabeth: Pasé una temporada en el pueblo de su familia, Northfield, Minnesota, el año posterior a la muerte de mi madre. Después de bautizarme allí, no regresé hasta que cumplí 16 años. Sin embargo, en todos esos años, mi madre, aunque fuera a través de la distancia, logró que yo tuviera una relación con su familia gracias a fotografías y a llamadas telefónicas para felicitar los cumpleaños. Le costó, claro. En Poughkeepsie no conocía a nadie y tenía morriña. Cuando murió mi madre, entre sus cosas, encontré un diario de mi abuela...

HC: Sería algo emocionante.

Elizabeth: ¡Figúrate! Recoge en su diario el día en que conoció a mi abuelo... Era extranjero, alemán, y la familia de mi abuela intentó poner impedimentos. Es extraño, pero hasta los 35 años no supe que tengo familia alemana... En la cultura de allí no se da importancia a estas cosas. Estar rodeada de las cosas de mi madre era una forma de estar con ella y eso me enseñó algo. Aprendemos del pasado. No hay forma de aprender del futuro... ¿Cuánto tiempo ha pasado tu familia viviendo en Ondarroa?

Kirmen: La tira. Es una familia de pescadores de toda la vida.

Elizabeth: Nosotros, por el contrario, hemos sido nómadas...

Kirmen: A mí el concepto de la casa, eso de quedarse en casa, me da algo de miedo: la casa también tiene un punto de cerrazón. Además, en eso de salir de casa, resulta llamativo comprobar cómo en la tradición vasca está mal visto el hijo que abandona el hogar. Por ejemplo, en las baladas, si ha habido un crimen, el asesino siempre será el hijo que se ha marchado de casa, porque está intoxicado de alguna manera: el estudiante, el que ha ido a Salamanca... No es de fiar...

Elizabeth: ¡Es lógico, porque no está allí! ¿Cómo no va a ser sospechoso?

Poses y triquiñuelas

HC: Muchas veces se le acusa al artista de pretender ser original a toda costa... ¿Hasta qué punto no hay algo de pose en los escritores?

Kirmen: Todos los escritores han de ser originales de alguna manera, porque de lo contrario la literatura no avanza. Un libro ha de ser forzosamente algo nuevo y ha de esconder una sorpresa en su interior....

Elizabeth: A mi entender, el hecho de ser original no es ningún reto especial. Y es que no has existido previamente, eres una persona nueva y única. El reto es otro: el de estar atento. También has de ser valiente. Aunque te sientas impostor... ¡Adelante! Haz bien esa impostura y no tengas miedo de tu nivel social o de tu educación. Al contrario, entra en el papel del impostor con todas las de la ley. Por eso estoy totalmente de acuerdo con la tesis de Atxaga sobre el plagio: utiliza lo que tengas que utilizar y punto.

Kirmen: Es fácil crear escuela... ¡o todo un partido! Es lo más fácil. Sin embargo, es conveniente evitar tales cosas.

HC: Hoy en día todo se hace deprisa y corriendo. Incluso la literatura. ¿Cómo vivís eso? Resulta difícil explicar a la gente que te has pasado ocho años con un libro de poesía...

Elizabeth: Nueva York, claro, es uno de los sitios más apresurados. Y como yo no quiero ir deprisa, tengo una frase para cuando me preguntan en los cócteles literarios en qué ando metida: “Estoy en el tercer año de un proyecto a diez años vista...”. Hay algunos escritores que ya me han copiado la fórmula.

Kirmen: Hay una palabra que le gusta mucho a Elizabeth: “lasai” (tranquilo).

Elizabeth: A la última de las lecturas que hicimos en Nueva York, llegamos dos horas tarde. Todo el mundo estaba un poco nervioso... Lasai es una especie de palabra-clave. Creo, además, que es onomatopéyica, porque cuando la pronuncias hay algo de terapéutico: “la-sai...”

Kirmen: Pizarnik decía que escribía un poema como si lo pintara: escribía y ponía la hoja en la pared, y se quedaba mirándola, mirando las letras. Cambiaré esta letra, esta otra... Me gusta ese tiempo. Y, por otra parte, también me encanta que un libro de poesías tenga muchos sentidos y tiempos...

Elizabeth: Muchas contradicciones pueden juntarse en un libro de poesías...

Kirmen: Y eso soluciona los dos principales problemas de la novela: uno, porque siempre me ha parecido muy problemático eso de tener que poner las acciones una detrás de otra... Y el segundo problema es el de la ficción... La creación de una trama siempre quiere decir que tienes que hacer uso de alguna triquiñuela. Y es cierto que en la poesía también se usan, pero a mí no me gustan los poemas que tienen truco. La trama, por el contrario, siempre tiene ese truco: cuando se le quita la trama a un cuento, se convierte en un poema y a eso también le da una solución la poesía... A mí me encanta la ficción, pero me parece muy difícil hacer trabajos de ficción. Has de ser un escritor experimentado, muy bueno, y todavía no me he atrevido a meterme en esas aguas...

HC: Me resulta extraño oír eso. Muchos novelistas dicen lo contrario: que preferirían dedicarse al sublime arte de la poesía, pero que como no saben hacer otra cosa, hacen novelas, trabajos artesanales...

Kirmen: A mí me parece muy difícil hacer buena ficción en estos tiempos tan ligeros. Además, muchas veces es el cine el que se arroga ese papel.

Traducción: puente y aprendizaje

HC: Ambos os habéis dedicado a la traducción. ¿Qué le aporta a un escritor hacer de traductor?

Elizabeth: Para mí, traducir del euskera al inglés es, ante todo, una forma de entender los poemas. Dentro del proceso de traducción, me encuentro con preguntas continuamente.

Kirmen: La traducción es una buena forma de que un joven escritor aprenda. Leer en inglés a Silvia Plath “soy vertical, pero preferiría ser horizontal” y ponerlo en euskera, te ayuda a afinar tu mano y tu cabeza. Cuando haces ese ejercicio con poetas diferentes, sus almas permanecen en tu cabeza peleando entre sí, y siempre le preguntas a alguno de los escritores que hay en tu interior cómo finalizaría este o aquel poema... Tener en tu cabeza a esos escritores te ayuda mucho a la hora de escribir tus poemas.

HC: Desde siempre ha habido una tendencia a unir poesía y canción. Ahora también se ha fortalecido ese movimiento llamado Spoken word. ¿Si el lector no acude a la poesía, es el poeta quien debe ir a por el lector?

Escrito por: iturri.2003/09/01 21:52:59.192000 GMT+1
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2003/02/23

Bernardo Atxaga, El fin de una era

Un juez de la Audiencia Nacional, cuyo nombre no quiero recordar pero que atiende por Juan del Olmo, cerró el 20 de febrero de 2003 Euskaldunon Egunkaria. Bernardo Atxaga escribió este pedazo artículo. Yo lo traduje deprisa y corriendo al castellano y Javier Ortiz lo puso aquí. De allí lo pillaron los de Rebelión, por ejemplo.

El fin de una era

Como en aquel cuento que nos narró Arratibel, las mejores hierbas del euskara nunca están en el sitio en el que estamos, sino más adelante. "Más adelante y mejores", oímos una y otra vez; y no faltan entre nosotros quienes cogen la regla y el cartabón para dibujarnos mapas. "¡Alfa!" gritan mientras señalan nuestro tiempo con un punto pequeño. "¡Omega!", dicen después, y llevan dos largas rayas hacia un ángulo del mapa. ¿Se unirán? ¿No se unirán? No lo sabemos. Todavía nadie ha llegado del futuro.

Pero esta espera, permítaseme la expresión, no es moco de pavo. El futuro cansa. No podemos estar siempre de puntillas en la ventana, esperando que llegue el amanecer. Es decir, esta actitud cansa. Y, además, aunque parezca magia negra, ese futuro feliz no llega nunca. O, de otro modo, se convierte en presente en cuanto llega. "Más adelante y mejores", oímos también entonces, por enésima vez, y quizás seamos nosotros los que las pronunciemos. Porque, muchos años después, ya desde los tiempos de Axular, nos hemos acostumbrado a pensar y sentir de esta manera; y tenemos dos voces, como los ventrílocuos: una nos hace hablar esperanzados, siguiendo el rastro de los hacedores de mapas; la otra, sin embargo, plasma la rabia que nos da esa esperanza. Y la rabia es cada vez más grande. Porque no encontramos las dulces hierbas del futuro. Sí, en cambio, la amargura del presente. Más amargo que nunca, seguramente.

El pasado 20 de febrero de 2003, cuando vi a Joan Mari Torrealdai en la pantalla, inclinado, obligado por un torpe brazo y con la cabeza tapada, me entraron ganas de rezar, a pesar de no saber cómo se reza; pensé, y sentí, que esa imagen estaba fuera del ámbito cotidiano y que no se podía responder sólo con un grito de enfado o con un comentario político. Ecce homo: un hombre que ha trabajado toda la vida a favor de la cultura vasca, la mayoría de las veces alegre, sonriente ("¿Cómo puede ser fraile un hombre como tú?" le gritó Oteiza una vez, cuando Oteiza, en Arantzazu, estaba también loco de contento), ese hombre era conducido como un criminal. Malcom Lowry mete una frase, no aquí ni allí, sin venir a cuento, en su libro más famoso: «Y ahora me viene a la cabeza una cosa triste: Oscar Wilde esposado en la estación Victoria, esperando al tren que le condujera a la prisión de Reading, mientras la gente pasa y dice: `Mira, ese que está ahí es Oscar Wilde'». Ha llegado el momento: nosotros ya tenemos algo parecido en la memoria.

Pero no sólo me entristecí por Joan Mari Torrealdai. Ni tampoco únicamente por los compañeros que ese día también estaban en una situación igual. Sentí pena también por todos aquellos que vivimos atados a una lengua y a una tierra, porque el presente es siempre amargo. Porque cada vez estamos más cansados. Además, ¿cuántos somos? ¿Cinco, seis, siete? Fuera de este pequeño prado, ya no nos quiere casi nadie.

También vi, he visto, otras imágenes en la televisión. Lo que ha aparecido en la mayoría de los periódicos: la policía precintando las puertas; gente que protestaba y silbaba; personas que realizaron las primeras declaraciones. Y los políticos: Don Quijote, Don Volpone, Pepito Grillo. También aparecieron los hacedores de mapas, cómo no. El más torpe mezcló churras con merinas, imprudentemente, sin ningún sentido, y metió las detenciones de Egunkaria en la misma olla que las últimas detenciones que se han producido en Euskal Herria. Siento decirlo: nada nuevo. No apareció nadie diciendo: "Para quienes en el reino de España tenemos sensibilidad democrática, lo sucedido nos da que pensar. Tenemos dudas sobre si no estaremos atacando de forma totalitaria a la minoría vasco-hablante".

A este lado del río, tampoco ha habido cambios, porque nadie ha dicho: "De repente, nos hemos acordado de lo que le respondió Tiresias a Edipo (en la versión de Pasolini): `El precipicio que buscas está en ti'. Deberemos pensar, todos los que estamos en la cultura vasca, qué culpa tenemos en este desastre. Y la mayor reflexión deberemos hacerla en el mismo Egunkaria, y analizar si nuestra actuación política ha sido o no la correcta y qué consecuencias ha tenido. En el presente, no en el futuro".

En la televisión y fuera de ella, las declaraciones sobre lo acontecido se suceden. Unos dicen, con reflejos heroicos: "No pasarán". Y otros: "Hemos perdido muchas batallas, pero todavía estamos aquí". Miren Azkarate, firme, pidió que no se mezclara la lengua vasca y el extremismo político y hay que felicitarla por sacar a la luz la situación de Pello Zubiria. También oí las palabras de Mariano Ferrer: es verdad, tal y como dijo él, que Txema Auzmendi es una persona ejemplar y que su detención resulta muy dolorosa para todos los que lo conocemos.

Pero, en ese barullo, la imagen de Joan Mari Torrealdai supera a todas. Por lo menos en mi memoria. Ese hombre con la cabeza tapada, inclinado, entre policías. Creo que tiene un significado especial. Puede que signifique el fin de un tiempo, de una época, de una era.

Escrito por: iturri.2003/02/23
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2003/01/10 21:28:8.069000 GMT+1

Oier Gorosabel: La desobediencia civil y pacífica es el camino para que los ciudadanos tomemos el protagonismo de una vez por todas

En esta entrevista de Daniel Martirena, aparecida en el número de enero de 2003 de la revista Elkarri, Oier habla de sus peripecias. El original, en euskara, está accesible aquí.

Oier Gorosabel no suponía, cuando acudió junto a otros miembros del foro de internet “Diáspora Vasca” a la manifestación celebrada en Bilbao el 14 de septiembre de 2002, que iba a conocer la cárcel durante unas cuantas semanas. Él y su amigo Pablo Girón se desnudaron ante la Ertzaintza para evitar que ésta cargara contra los manifestantes. Sus cuerpos desnudos fueron portada de los medios al día siguiente. Ese gesto le costó su detención, varias semanas de cárcel y la incertidumbre de un juicio.

Varias frases a resaltar:

 “Las cárceles son basureros”.

 “Si son capaces de hacerle esto a una persona que no es de la Izquierda Abertzale, qué no le harán a alguien de la Izquierda Abertzale”.

 “No tengo ninguna confianza en los políticos. Han demostrado durante muchos años que son incapaces de solucionar este conflicto”.

ELKARRI.- ¿Por qué en Bilbao?

OIER GOROSABEL.- Pablo y yo somos miembros de un foro de internet llamado “Diáspora Vasca”. En él, nos juntamos vascos de todo el mundo interesados en la solución del conflicto de nuestro país. Este foro de debate se mueve en torno a tres parámetros: paz, democracia e independencia para Euskal Herria. Cuando algún miembro foráneo viene a Euskal Herria (a fin de cuentas, ellos son los protagonistas del foro), nos reunimos. Como estaban aquí algunos vascos provenientes de Uruguay, Aragón, Argentina, Galicia y París, habíamos decidido hacer una comida ese día, antes incluso de que se convocara la manifestación. En la reunión, decidimos ir a la manifestación en nombre del grupo.

ELKARRI.- ¿Qué tipo de gente se acerca a “Diáspora Vasca”?

OIER GOROSABEL.- Se reúne gente de ideologías diferentes. En la diáspora, al igual que en Euskal Herria, hay gente de sensibilidades e ideologías diferentes. Pero, mientras nosotros aquí no nos podemos ni ver, ellos son capaces de pasar por encima de las diferencias (a veces muy profundas) y de trabajar buscando y encontrando puntos de acuerdo. Es decir, tenemos mucho que aprender de ellos. Así, Pablo y yo no estábamos de acuerdo con la ilegalización de Batasuna, aunque nosotros no seamos miembros de Batasuna, ni seamos nacionalistas, ni estemos a favor de ETA. En aquella manifestación se reunió mucha gente. Algunos eran o estaban a favor de Batasuna. Sin embargo, otros muchos no. Se dijo que aquella era una manifestación de Batasuna. Mentira. Aquella no era de ninguna manera una manifestación de la Izquierda Abertzale.

ELKARRI.- Todavía os recuerdo desnudos delante de los ertzainas. Luego, en el suelo. Más tarde, a rastras.

OIER GOROSABEL.- La decisión de desnudarnos fue algo que surgió de repente. No habíamos acordado nada parecido. En aquella manifestación había un montón de gente pacífica. No hubo ningún ataque. La policía estaba lista para la carga. Había un camión con un tanque de agua a presión listo para intervenir. Vimos que habría incidentes. La policía hizo un amago de cargar. Pensamos que se iba a producir una carnicería. Una chica con muletas se puso frente a los policías. Entonces, me desnudé y me puse a su lado. Con mi desnudo quería expresar que la manifestación era pacífica, sin ningún arma y sin ningún afán de atacar a nadie. Pablo vino inmediatamente y, después, seis o siete personas formando un cordón de seguridad para detener la actuación de aquellos ertzainas enrabietados. Se vio en la televisión. Estuvimos de pie, con las manos levantadas.

ELKARRI.- ¿Con qué sensación te has quedado?

OIER GOROSABEL.- Creo que había que responder ante aquella gran injusticia. La sensación que tengo ahora es que actuamos correctamente. No sólo nosotros. Todo el mundo respondió de forma positiva. La gente se sentó en el suelo, a merced de los chorros de agua. No se respondió de ninguna manera al ataque de la policía y por eso fue todo tan llamativo. Como no se ha hecho en muchas otras manifestaciones, en Bilbao no se respondió de la misma manera. Por ello quedó tan en vergüenza la policía. Fue una respuesta no violenta y, al mismo tiempo, desobediente. Creo que este tipo de respuestas tienen una fuerza tremenda.

ELKARRI.- ¿Crees que este tipo de actuaciones no violentas y desobedientes son suficientemente fomentadas?

OIER GOROSABEL.- No lo suficiente. Han aparecido varios grupos que trabajan con esta filosofía: Demos, Desobedientzialariak, Zuzen Ekintza Taldea, ABK, pero cuentan con poca gente. Yo creo que este camino es muy interesante. Los resultados a nivel político son nulos. Los resultados a nivel militar son nulos. Habrá que encontrar algún otro camino. La gente está muy quemada en este pueblo. Ya no tienen ninguna confianza en los políticos. La desobediencia civil y pacífica es el camino para que, de una vez, los ciudadanos tomen el protagonismo. Habría que intentarlo. Llevamos muchos años en un callejón sin salida y para superarlo deberíamos intentar nuevos caminos.

ELKARRI.- Terminasteis en la cárcel de Basauri, bajo la acusación de “apología del terrorismo”, “desórdenes públicos” y “atentado contra la autoridad”.

OIER GOROSABEL.- Ni Pablo ni yo conocíamos la cárcel por dentro. Ha sido una buena lección. Pienso que todos deberíamos pasar algunas semanas en estos sucios agujeros para conocer qué es la cárcel. El mundo de dentro es un sub-mundo, un sub-mundo que jamás puedes imaginar desde fuera.

ELKARRI.- ¿Qué fue lo que más te ha sorprendido?

OIER GOROSABEL.- Sobre todo, hubo dos cosas que me sorprendieron. Por un lado, descubrir que en la cárcel todo es suciedad y podredumbre. Por otro lado, me ha sorprendido ver con mis propios ojos hasta qué punto se auto-destruyen las personas en las cárceles. Claro que todo el mundo sabe que las cárceles no reinsertan a nadie, no reeducan a nadie. Una cosa es saberlo y otra verlo con tus propios ojos. Esto sucede, sobre todo, con los presos sociales. Los presos políticos (de ETA, okupas, de la izquierda abertzale, anarcos...) formábamos un grupo, aunque fuéramos de ideologías diferentes. A pesar de que los carceleros nos trataban peor, teníamos un apoyo y una fortaleza ideológica. Los presos sociales están totalmente perdidos. El individualismo, el matonerismo, el chivatismo, las drogas... son el cuento diario y los carceleros no hacen casi nada para evitarlo.

ELKARRI.- ¿Hasta qué punto es desconocida la situación que se vive en las cárceles?

OIER GOROSABEL.- Es totalmente desconocida. El aislamiento entre el exterior y el interior es muy eficaz. Dentro de la cárcel, no puedes tener una grabadora ni una cámara de fotos. De lo contrario, fuera se vería la situación intra-muros. Además, en mi caso, no he tenido nunca a ningún familiar en la cárcel. Cuando veía carteles de Gestoras o de otros grupos a favor de los presos, pensaba para mí: ¡Joder! Estarán mal en la cárcel y necesitarán nuestra solidaridad. Pero una cosa es ver ese cartel y, luego, ver desde dentro cuál es la situación. Para nosotros y para nuestros familiares. Quiero decirlo claramente: desde el momento en que fuimos detenidos, pasamos a ser basura. Las cárceles son basureros.

ELKARRI.- ¿Cómo vivió la familia tu encarcelamiento?

OIER GOROSABEL.- Muy mal. Era una realidad que no conocíamos de cerca. Sin embargo, al igual que ha sido válida para mí, también lo ha sido para que la familia supiera cómo vive el preso y la familia del preso. Esto se desconoce hasta que te toca vivirlo en tu propia carne.

ELKARRI.- ¿Has percibido alguna utilización de tu detención?

OIER GOROSABEL.- Lo que he visto claramente es que da lo mismo qué ha hecho una persona cuando es acusada de algún delito de terrorismo. En nuestro caso, la metedura de pata fue doble. De un lado, la actuación de la Ertzaintza fue a lo loco. De otro lado, además, los dos que tomaron para su escarmiento no eran los adecuados. No éramos de Batasuna, ni de la Izquierda Abertzale, ni de ETA ni de ningún lado. Eso lo desconocían cuando nos denunciaron. Lo supieron después.

ELKARRI.- ¿Cuál es tu reflexión al respecto?

OIER GOROSABEL.- Si son capaces de hacerle esto a una persona que no es de la Izquierda Abertzale, qué no le harán a alguien de la Izquierda Abertzale. ¿Qué le harán a una persona cuyo único pecado es ser miembro de Gestoras Pro-Amnistía? Cuando nos metieron en la cárcel, la gente se quedó sorprendida. La gente sabía que habíamos aparecido con frecuencia, y públicamente, contra ETA. Si nos hubiéramos desnudado y fuéramos cercanos a Jarrai, si nos hubieran enchironado bajo la misma acusación realizando la misma acción, estoy seguro de que estaríamos dentro todavía. Eso es lo que está pasando. Lo hemos visto en la cárcel: no todos los presos políticos que están en las cárceles son de ETA. Hay mucha gente en la cárcel que sí es de la Izquierda Abertzale, pero no de ETA. Es más: hay gente dentro que no es de la Izquierda Abertzale. En la cárcel de Aranjuez, conocimos a un chico de Karrantza, José Ángel Matienzo. Su único pecado es que, sin que lo supiera, algunos amigos suyos eran de ETA. Le metieron en la cárcel junto con su mujer. Hay mucha gente así.

ELKARRI.- ¿Cuál fue la actitud de los partidos políticos ante vuestras detenciones?

OIER GOROSABEL.- Desde el principio, algunos partidos políticos quisieron poner en nuestra mano todo: dinero, abogados. No aclararé quiénes han sido. No somos militantes de ningún partido. Les dijimos que sólo aceptaríamos las ayudas hechas a título particular. Y eso fue lo que hicimos. Aceptamos, utilizando sus contactos, hablar de nuestra situación con uno y con otro. Pero no queríamos el apoyo de ningún partido. De todas formas, la solidaridad ha sido tremenda. Todo el mundo sabía cuál era nuestra forma de ser y que las acusaciones no tenían ningún sentido. Por eso, mucha gente estaba a nuestro favor e iba por ahí difundiendo la verdad. Y por todo eso estamos ahora en la calle.

ELKARRI.- ¿Cuál es tu situación?

OIER GOROSABEL.- En un principio, tanto nosotros como la Ertzaintza, pensábamos que pasaríamos la noche en prisión y que al día siguiente estaríamos en la calle. Según parece, porque no tenemos pruebas, dicen que llamó Garzón pidiendo nuestras cabezas y que nos empapelaran de alguna forma. Digo esto “presuntamente”, porque no podemos probar esta prevaricación. Así, nos encerraron bajo prisión incondicional desde el mismo momento en que el delito de apología de terrorismo quedó en manos de la Audiencia Nacional. Nosotros recurrimos tanto la prisión incondicional como el envío de nuestra causa a la Audiencia Nacional. Tres semanas después, aceptaron nuestro primer recurso y nos soltaron en libertad condicional. Esto es muy raro, si lo que nos imputan es apología del terrorismo: hay un reconocimiento implícito de que no somos culpables. De todas formas, el Juzgado nº 10 de Bilbao ha rechazado nuestro primer recurso contra la decisión de llevar nuestro caso a la Audiencia Nacional. Hemos interpuesto un segundo recurso ante la Audiencia de Bizkaia. Todos sabemos que en las decisiones judiciales de hoy día hay factores subjetivos que van más allá de la justicia y es por esto que no queremos ir a Madrid.

ELKARRI.- Solicitasteis responsabilidades políticas ante lo sucedido.

OIER GOROSABEL.- Todo se decidió a nivel muy bajo, pero son los superiores los responsables de los actos de los inferiores. Los altos cargos de la Consejería de Interior hacen que no ven. Nosotros preguntamos, a través de algunos representantes políticos que nos están ayudando, y no nos responden. El juez dice que los ertzainas dicen que los manifestantes empezamos a dar vivas a ETA y a lanzar piedras, etc. Luego, el consejero Balza dicen que dice que los ertzainas no han hecho semejante denuncia. Entonces, ¿quién nos ha denunciado? ¿quién nos ha hecho pasar tres semanas en la cárcel? ¿quién nos ha enviado a la Audiencia Nacional? Queremos ver el informe policial para aclarar todas estas contradicciones. Sin embargo, no nos remiten ningún informe policial. Queremos reunir pruebas que demuestren nuestra inocencia. A través de la televisión se vio qué pasó. En las televisiones se suelen vender las imágenes, porque es un servicio que tienen. Por el contrario, algunas cadenas nos han respondido que no tienen imágenes nuestras de ese día, aunque la ocultación de pruebas sea delito. ¡Parece que nosotros, los terroristas, no merecemos ni agua!

ELKARRI.- ¿Cómo ves la situación actual?

OIER GOROSABEL.- La acometida del nacionalismo español es cada vez más violenta. Los poderes ejecutivo y judicial se acuestan juntos. No tengo una opinión sobre la política de Euskal Herria, porque no me importa demasiado. Prefiero estar en el ámbito de los movimientos populares. No tengo ninguna confianza en los políticos. Han demostrado durante muchos años que son incapaces de solucionar este conflicto. Estoy escarmentado y no les pido demasiado.

ELKARRI.- ¿Qué opinas del trabajo que hace Elkarri a favor del diálogo y del acuerdo?

OIER GOROSABEL.- Me parece muy positivo. Es un movimiento social que, en cierta manera, mantiene su independencia política. Creo que la labor de mediación es imprescindible. Es positiva en la medida en que sea válida para encontrar caminos para andar juntos.

ELKARRI.- ¿De dónde saca Oier Gorosabel la fuerza y el ímpetu para continuar su lucha particular?

OIER GOROSABEL.- La base es la razón, que tengo razón en aquello en lo que creo. De todas formas, yo no tengo ninguna actividad política fuera del pueblo. No soy abertzale, pero soy vasco y me siento de Euskal Herria, de ningún otro sitio. Participo en la construcción de este pueblo y quiero seguir haciéndolo. Todos los días. El trabajo que se puede hacer a ese nivel es tremendo. Hay que despertar la conciencia de los ciudadanos. Colaboro en una radio libre. También en un grupo de teatro. No quiero ir más arriba. Me basta con todo esto.

Escrito por: iturri.2003/01/10 21:28:8.069000 GMT+1
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2002/09/15 21:01:27.528000 GMT+1

El médico me ha dicho que tengo cáncer

Joxe Aranzabal contó el 15 de septiembre de 2002 en el weblog colectivo Sustatu cómo afrontó la noticia que le dio el médico. Yo, impresionado, la traduje al castellano y la puse en la página de Javier Ortiz.

Por fortuna, Joxe consiguió vencer al cáncer. Al mismo tiempo que luchaba, contaba sus sensaciones en el citado weblog, Sustatu, posts que fueron seguidos por muchos internautas euskaldunes. Más tarde, esos relatos fueron publicados en formato libro.


Ahí les dejo con la confesión de Joxe. ¡Agárrense al asiento!

EL MÉDICO ME HA DICHO QUE TENGO CÁNCER

El 11 de septiembre se ha convertido en un día triste para mí: en 1973, Chile; en 2001, las Torres Gemelas; y este año, el cáncer. Es lo que me han diagnosticado los médicos y por eso estoy en el hospital. Estoy a punto de cumplir cincuenta años y mi vida ha cambiado radicalmente en dos días.

El pasado martes salí del trabajo y fui a tomar un masaje. Le comenté a Pablo cómo tres días antes, corriendo, me hice daño en la pierna derecha. Pero que además de la pierna, también me dolía el bazo, a la izquierda de la tripa. Me tocó el abdomen y se dio cuenta de que la parte izquierda estaba más inflada que la derecha. De pie no se notaba tanto, pero sí tumbado. Me recomendó que acudiera al médico.

Así, al día siguiente, 11 de septiembre, llamé al ambulatorio de Elorrio y me dieron cita para las 13:10 horas. Allá estábamos Bego y yo a la hora convenida. La decisión del médico: rápidamente a Galdakao, para hacer los oportunos análisis.

Por lo que pudiera pasar, preparamos una bolsa y nos fuimos para allá. Desde el coche llamé a Fred para decirle que tendríamos que atrasar la reunión de las 16:00. Me deseó lo mejor. A las 16:30 estaba en una habitación especial, en la cama. Me pusieron un delantal azul, de esos que dejan el culo al aire. Me sacaron sangre, me tomaron la temperatura y me hicieron placas. Dos médicos jóvenes me dijeron que habían tomado la decisión de hospitalizarme.

¿Será algo de la sangre?

Para entonces ya estaba claro que algo había y que no era demasiado bueno. Bego estaba tranquila y atareada, haciendo y recibiendo llamadas telefónicas. Yo, en cambio, derrotado. Me daba cuenta de que aquellos jóvenes médicos sabían algo y veía un punto de resignación en sus miradas. Y la cabeza comenzó a dar vueltas: veía a la pequeña Miren, llena de salud, juguetona. También veía a Bego, sola. Y yo, cada vez más lejos e inválido.

Lloré en aquella habitación, lloré repetidas veces. Y me avergoncé de tanto llorar. “Tranquilo, cariño, llora, eso te aliviará”. Bego estaba a mi lado y me daba ánimos. “No te olvides que estamos juntos en este viaje. Siempre estaré a tu lado”. Dulces palabras de amor. Aparecieron Aitor y Ana, y yo sin poder hablar. Más tarde, José Antonio llamó desde la facultad, para darme ánimos.

Al cabo de un rato, me subieron a la séptima planta, departamento de hematología. Apareció Begoña, mi hermana mayor. Estuvimos charlando durante una hora de un montón de cosas, bastante tranquilos. Sin embargo, de noche, volvieron todos los fantasmas. Todavía no sabíamos qué es lo que tenía y eso me activaba la imaginación. Pero todo era negativo. La noche se convirtió en una inacabable pesadilla y apenas pude dormir.

Hablando con el médico

El jueves, día 12, apareció Jesús Ojanguren, el médico correspondiente de la séptima planta. Después de hacerme muchas preguntas y tras examinarme a fondo, me dijo: “Hablaremos claro desde el principio: tienes un linfoma. Y el linfoma es un tipo de cáncer que afecta al sistema linfático, al sistema inmunológico. Sin embargo, todavía nos queda por saber cómo se apellida la enfermedad. Cuando lo sepamos, te pondremos un tratamiento específico que durara entre seis y ocho meses y que será muy duro: te sentirás débil, tendrás nauseas, quizás tengas infecciones, se te caerá el pelo, etc. Pero ten en cuenta que puedes superar la enfermedad y que hay mucha gente que se recupera”.

Estoy contento

Charlamos una media hora. Y cuando el médico se fue, me quedé contento. Tenía motivos para ello:

  • Finalmente, sabía qué me pasaba. No hay peor cosa que desconocer lo que tienes.
  • Este linfoma no es agresivo y avanza despacio.
  • En principio, no me extirparán ningún órgano.
  • Este linfoma puede superarse.
  • En Galdakao, está el mejor equipo médico especialista en hematología. Esto lo he sabido por boca de otros.

Por tanto, sé lo que me pasa y estoy listo para torear este toro. Sé que me espera un año difícil, pero soy corredor de fondo, acostumbrado a las grandes distancias, y estoy preparado para luchar. Tendré mucha gente a mi lado: Bego y Miren, la familia, los amigos y los compañeros de trabajo. No puedo quejarme.

Me han dado permiso para pasar el fin de semana en casa. Nuevamente, he contemplado con ganas el Anboto y el Udalatx. Abracé a los míos y estoy disfrutando del buen tiempo. He visto otra vez los viñedos del caserío Esteiñibar y le he cantado a Miren con todo el sentimiento del mundo, “Loa, loa…”

El lunes por la mañana, vuelta al  hospital, porque tienen que hacerme más pruebas. Y el lunes próximo, el 23 de septiembre, comenzará el tratamiento: quimioterapia, etc.

De todas formas, quiero avisarle al cáncer: llevaré el pelo corto-corto.

Actualización 15 de junio de 2007: voy a moderar los comentarios de este post, porque hay gente que intenta vender sus productos maravillosos.


Escrito por: iturri.2002/09/15 21:01:27.528000 GMT+1
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2002/05/10 19:22:27.680000 GMT+2

Ramon Etxezarreta, Uztarria, mayo de 2002

Esta es una entrevista hecha por Enekoitz Esnaola el 3 de abril de 2002 y publicada en el número de mayo del mismo año en la revista azpeitiarra Uztarria. La traducción es mía.

Entrevista: Ramon Etxezarreta Concejal del PSE-EE en Donostia

“Actualmente no estoy a favor de la autodeterminación, pero respetaría lo que el pueblo decidiera”

Ramon Etxezarreta lleva ya siete años como concejal en Donostia, por el PSE-EE. Y parece que está contento con su labor, aunque está “sufriendo mucho”, pero repite varias veces que “quien sufre no tiene por qué tener razón”.

Enekoitz Esnaola

Aunque sea una tarde de primavera -3 de abril-, el día está oscuro en Donostia. Hay bruma y no dan ganas de salir a la calle. El ambiente es parecido en la política vasca: enmierdado, triste, oscuro. También el edificio del Ayuntamiento de San Sebastián está frío, oscuro, apenas hay alguien: los de recepción, limpieza... y, aparentemente, varios guardaespaldas, sentados en unos asientos amplios y elegantes de una espaciosa sala. El mismo Ramon Etxezarreta tiene guardaespaldas, porque los responsables del PSOE son objetivo de ETA, y aparte de que sea incómodo andar con guardaespaldas, al de Urrestilla no le gusta hablar de ello. Hablar de política, en cambio, sí, largo y tendido. Y le hace “ilusión” que los de Uztarria le hagan una entrevista. Se ha fumado siete cigarrillos negros en los tres cuartos de hora que ha durado la entrevista, la entrecortada entrevista, puesto que le han llamado hasta cinco veces al teléfono móvil. También le llamaron ayer, para notificarle que un guardia civil había matado al guardaespaldas de una concejala del PSE-EE de Lezo.

Ramon, no está el horno para bollos...

No lo entiendo, pero así es. La cuestión más importante consiste en sobrevivir y eso no es nada bueno. Porque cuando el objetivo de una persona es la supervivencia, quedan pocos resquicios para pensar y para hacer matizaciones ideológicas.

¿Porque el conflicto se vive de otra forma?

De la única forma.

¿Pero antes vivirías el conflicto de otro modo? ¿Ahora de manera más personalizada?

Desde que entré aquí, el Ayuntamiento de Donostia, en 1995, he sentido muy cercano el conflicto. Hay algunas personas que no me han perdonado nunca que yo entrara aquí, se lo tomaron como una traición y me atacaron con más odio y rencor que a ningún otro. Pero desgraciadamente, no soy el único, hay muchas personas que viven en esta situación.

¿Te mostraste públicamente a favor del PSOE antes de 1995?

Me afilié al partido en 1994, al día siguiente de que Ramón Jáuregui perdiera las elecciones autonómicas, y no por cierto al día siguiente de ganarlas. Es cierto que anteriormente había mostrado mi apoyo en un manifiesto, pero no me había afiliado, porque no me pasé al partido cuando se produjo la convergencia con Euskadiko Ezkerra. Me afilié cuando percibí la política vasquista de Jáuregui, porque pensaba que era entonces cuando este partido necesitaba de gente como yo.

¿Y de ahí vino la extrañeza de gente próxima a ti?

No. Esas cosas no suceden de la noche a la mañana y, además, la política no se ve, por lo menos yo, como cuando tenías veinte años, sino que vas eliminando y te quedas con la opción menos mala; es decir, todos tenemos la capacidad de ver cuál es la imperfección del sistema y eliges el menos imperfecto de todos. En aquella época, el partido socialista comenzó a aproximarse tímidamente a la cultura vasca y al euskara. Esos gestos fueron los que me esperanzaron. Y también fue entonces cuando el PSE-EE organizó la Conferencia del euskara, donde estuvimos Ramon Saizarbitoria, Ibon Sarasola y yo; de la Conferencia surgieron algunos datos esperanzadores, aunque luego los resultados no han sido suficientes. Entonces, en aquel tiempo, yo ya me movía en ese ambiente, aunque no a nivel orgánico.

Ahora estás de lleno en el ámbito orgánico...

Pero con muchos altibajos, porque no entiendes las cosas que hace tu partido, no estás de acuerdo con todo lo que hace y con algunas cosas no estás nada de acuerdo. Pero estoy muy centrado en la labor de concejal de Donostia y en el proyecto de Odón Elorza, porque pienso que Odón tiene una sensibilidad abierta y plural hacia los vascos y el País Vasco. En este sentido, en los tiempos en que se ha hecho política frentista, nosotros no hemos practicado el frentismo, sino que hemos hablado con todos los partidos.

La pregunta de siempre: ¿Cómo paliar este sufrimiento y terminar con este conflicto político?

Para terminar con el sufrimiento, ambas partes no tienen que producir sufrimiento...

...por lo tanto, aceptas que hay sufrimiento en las dos partes y no sólo en una de ellas.

Esta vida está llena de sufrimiento y, además, lo digo claramente: padecer sufrimiento no es sinónimo de tener razón. Todos sufren, muchos y mucho, pero no todos los que sufren, por el mero hecho de sufrir, tienen razón. Forma parte de un pensamiento cristiano y católico eso de que quien mucho sufre tiene razón. Cristo siempre nos redime con su sangre y ya va siendo hora de no redimir nada con ninguna sangre; es decir, es hora de pensar que todos somos normales y que sin sacrificar a nadie, sin ningún tremendo gesto heroico, se pueden hacer grandes cosas. Se dice: “¡Hasta qué punto tendrá razón que está dispuesto a dar su vida por ello!”. No, no. Hay mucha gente que ha dado su vida por causas que no lo merecen y eso no significa que ahí esté la razón. Y pienso que ninguna causa es merecedora de mi vida ni la de los de mi alrededor.

Hay mucha gente que sufre, pero ¿todos están trabajando a favor de la solución, del acuerdo?

Seguramente sí. Cada uno ve la solución en su posición y claro que la solución no consiste en imponer lo que yo quiera ni que otro me imponga lo que él quiera hacer. La solución es el acuerdo y para llegar a acuerdos cada uno tendrá que ceder algo. En toda negociación todos ceden algo y, al final, seguramente por ahí viene la solución: qué tiene que dejar cada uno de nosotros para poder vivir con normalidad en esta sociedad. Si estamos condenados a vivir juntos, todos deberemos ceder algo.

¿Y qué propone tu partido?

Nuestro partido está reivindicando la unidad democrática y creo que lo que reivindica es el procedimiento. No creo que todos piensen lo mismo, pero, de alguna forma, esto es lo que está diciendo el partido: cualquiera que sea la solución, hay que partir del punto en el que nos encontramos. Algunos reivindican el Estatuto y la Constitución como objetivo máximo, se sacralizan, pero para otros el Estatuto y la Constitución son un punto de partida y se pide que se acepte ese punto de partida, por criterios democráticos, sin más, y luego vendrá lo que tenga que venir: que haya que superar este marco, que haya que cambiar este marco...

¿Pero es justo decir que hay que partir de la Constitución española cuando en el referéndum de 1978 sólo consiguió un apoyo del 34% en Álava, Navarra, Vizcaya y Guipúzcoa?

Yo creo que sí, porque no hay otra salida ni otra fórmula democrática. El País Vasco nunca ha tenido tanta capacidad política como la tiene ahora con la Constitución, con todos sus errores y todas sus limitaciones. En el País Vasco, las tres provincias nunca han sido una; las tres, ¡eh! (Álava, Vizcaya y Guipúzcoa) y lo han sido con la Constitución. La ikurrina, aunque no lo parezca, es legal con la Constitución española. Los derechos individuales de los ciudadanos vascos, formulados expresamente, están en la Constitución... Todo eso está ahí y se hizo con las reglas del juego de aquellos tiempos. Ahí está como punto de partida. ¿Que luego se desea otra cosa? Bueno...

Pero la mayoría de los habitantes de las tres provincias que tú citas no acepta la Constitución.

Pero no hay otra fórmula democrática anterior. ¿Acaso es la mayoría de entonces la que no acepta la Constitución? Mira, yo voté que no a la Constitución. No me da ninguna vergüenza decirlo. En aquella época, yo estaba a favor de la autodeterminación. HB consideraba la autodeterminación un concepto liquidacionista. El PNV no quiso defender la autodeterminación en las Cortes españolas. Mi partido -sólo EE- planteó aceptar la autodeterminación en las Cortes españolas. Entonces, puede que yo estuviera fuera de lugar; también entonces, para algunos estaba contra los vascos y ahora han cambiado las cosas y soy yo quien sigue estando en contra... ¿Qué quieres que te diga? No estoy dispuesto a comulgar con ruedas de molino.

¿Estás ahora a favor de la autodeterminación?

Ahora no. En este momento, no me parece conveniente.

Es decir, has cambiado tú, pero no la Constitución.

Pero eso no significa que no esté dispuesto a aceptar algo con lo que discrepe. Yo ahora no juzgo necesaria la autodeterminación y, además, veo que es muy discutible y difícil de precisar quién es el sujeto de la autodeterminación. Hoy día, la autodeterminación se dice más de los territorios y yo no creo en los territorios, sino en las comunidades, en las comunidades de personas, y creo que una comunidad de vascos se puede hacer de mil maneras posibles: una comunidad política, cultural, lingüística, económica... Y ahí pueden entrar los navarros, los que no sean navarros...

Es decir, ¿no crees en España, en España como territorio?

No, no. A mí no me interesa España como territorio.

¿Pero qué relación o qué tienen que ver Andalucía y el País Vasco que está en el Estado Español?

Para mí sí tienen mucho que ver. Yo tengo una cultura compartida. La literatura de España o de Francia forma parte de mi patrimonio personal, por mis vivencias. Además, es más lógico ser más solidario con Andalucía que con Afganistán, por una razón objetiva: conozco más andaluces que afganos. Dicen los abertzales: “Somos solidarios con Cataluña”. Pero eso es mentira. Si no lo eres con Aragón, tampoco lo eres con Cataluña. Cataluña está lejos, no te supone ningún trastorno y por eso eres solidario. ¿Solidaridad? Toda. Pero no me creo que alguien sea solidario con los de lejos, si no lo es con los de cerca.

Siguiendo con el tema del territorio: eres miembro de un partido que dibuja y cierra los territorios españoles.

Ahí nos topamos con algunos prejuicios. ¿Qué es lo que menos me importa a mí? La unidad de España. Así, tan negativo como un nacionalista vasco es un nacionalista español. Yo, siempre resaltaré los derechos individuales. En el País Vasco, ahora, estamos con el discurso de los derechos colectivos. Y tengo muy claro que, en nombre de esos derechos, no se respetan los derechos individuales, pero los de nadie.

¿Pero no se pueden defender ambos derechos al mismo tiempo? ¿O qué pasa, que primero están los derechos individuales y luego los colectivos?

Primero los individuales, claramente. Los dos a la vez, no. Si un colectivo decide que “yo tengo el derecho de matarte, porque así lo dice la ley”, ese colectivo no vale, porque va contra el derecho fundamental y el derecho individual siempre ha de estar por encima del otro. Después, cuando los individuos se organizan en una comunidad, hay que poner unas normas, pero sin vulnerar los derechos individuales.

¿Tú eres solidario con todos los que te rodean?

Creo que tengo esa obligación. Y pienso, además, que quien no está dispuesto a respetar los derechos de cada individuo, no respetará los de la comunidad.

Y si alguien te dice: “Yo reconozco tus derechos, si tú respetas los míos y, por tanto, si respetas lo que yo decida”.

Yo respeto los derechos de todos, debo respetar los derechos de todos.

A fin de cuentas, la autodeterminación consiste en respetar lo que se decida, ¿no? Y si tú, tal y como dices, respetas los derechos de todos, no estás contra la autodeterminación...

Si la mayoría del País Vasco está a favor de la autodeterminación, yo respetaré eso, aunque esté en contra.

¿Pero cómo puede hacerse realidad eso? ¿No crees que es lo que están pidiendo los abertzales? Y los abertzales son mayoría en la CAV y podrían serlo incluyendo a Navarra. E incluyendo a Lapurdi, Nafarroa Beherea y Zuberoa, puede que también.

¡Pero si los propios abertzales no se ponen de acuerdo al hacer la propuesta! A mí la autodeterminación no me interesa como instrumento, pero creo que he dado sobradas muestras de que, a pesar de estar en contra, sé respetarla. Y la comunidad decidirá lo que sea, si no es hoy, mañana.

Has escrito mucho en los medios de comunicación. He aquí algunas frases de tus artículos. La primera: “En Euskal Herria, en mi país”...

¡Por supuesto! Yo soy de aquí.

Otros añaden que el País Vasco es “España” y, por lo tanto, España es su “país”.

También. No tengo problemas para decir que España es mi país. Pero yo conozco, sobre todo, a los más cercanos: tengo padres, tengo amigos, soy de Urrestilla, pero también un poco de Azpeitia... Y entre mis aficiones: la cultura vasca, la lengua... Y mi preocupación central es Euskal Herria (País Vasco).

Pero que alguien del PSE utilice el término Euskal Herria...

¡Ah, pues yo sí! ¡Y antes que HB! Y Euskadi no me gusta, ni siquiera en castellano. En euskera digo Euskal Herria y en castellano País Vasco. Sin embargo, ahí está el PNV que todavía no sabe si decir Euskadi o Euzkadi. Yo veo Euskal Herria como un concepto amplio y ahí meto a Navarra y también a Iparralde. Utilizo Euskal Herria como un término político no desgastado, como un nombre propio, sea o no sea nación, sea o no sea independiente. Euskal Herria es Euskal Herria, el país de los euskaldunes. ¿Qué es Euskadi? Un término sabiniano y, hoy en día, más la Comunidad Autónoma y, sobre todo, por influencia del castellano.

Segunda cita, en dos partes: “El Partido Popular no lleva un buen camino” y “al aparecer un partido socialista más autónomo, el PP teme quedarse solo"...

Los del PP dan su apoyo a las víctimas, pero ahí no hay individuos, ahí está el colectivo, están los nacionalistas españoles, y es eso lo que le conviene al PP. No menciona para nada el discurso individual. ¿Por qué? Porque ese discurso nos lleva a posturas diferentes y lo que pide el PP es “yo te defenderé y te protegeré a ti, pero tú, conmigo”. Y quien se manifieste en contra, es de ETA. Es el discurso que le conviene. Yo ahí me siento totalmente incómodo. Creo que la gente tiene algo de esperanza en una cierta racionalidad del PSOE. El PP no desea quedarse solo, tal y como HB tampoco desea quedarse sola en el Parlamento en la defensa del nacionalismo. Por eso apela al PNV y a EA.

Tercera: “Va a cumplirse un año desde que ETA decretó oficialmente el silencio de las armas y la desaparición provisional de la violencia política"…

No hay ninguna duda de que ETA utiliza la violencia como instrumento político. Es una violencia con objetivos políticos. Y, por otra parte, cuando escribí “decretó”, quería decir: ETA llevaba un año de tregua y en las manifestaciones los jóvenes todavía gritaban “gora ETA militarra”, lo cual me extrañaba; “¿Pero no está en tregua?”, me preguntaba. Con eso, me daba cuenta de que hubiera independencia, autodeterminación o Alternativa KAS, había una gente que decía “yo soy de ETA, sistemáticamente, por fidelidad”; que obedecía a ETA, hiciese lo que hiciese y dijese lo que dijese.

Por lo tanto, si la violencia es política, la solución ha de ser también política...

¡Por supuesto que sí! Haya o no haya ETA. Quien está en política, sabe que las soluciones han de ser políticas. Y es una solución política que ETA, por ejemplo, diga que no va a matar más.

Cuarta: “Los ciudadanos, durante la tregua y hablando en general, hemos sido más felices”...

Mi experiencia personal no fue muy buena durante la tregua, pero era clarísimo que la gente vivía mucho más a gusto, había otra euforia, otro optimismo; se resaltaba la cosa esa de no matar. Políticamente, los nacionalistas también estaban más eufóricos, porque veían más cerca el objetivo.

Sin embargo, la tregua salió mal. ¿Quién no puso lo que había que poner?

Nadie puso todo lo que había que poner. Por una parte, el nacionalismo gestionó muy mal aquella tregua, como decía en su auto-crítica. Y desde el frente antinacionalista, el frente PSOE-PP, hubo muy poca generosidad y nada de inteligencia para aprovechar el momento político.

Quinta: “No me disgusta la lógica irlandesa, la actitud de Major, la victoria de Blair, Stormont...-, siempre que no se ponga en marcha la lógica militar irlandesa”...

Aquí surgió un temor bastante sensato. Ahora mismo, yo no le veo grandes errores a Lizarra y al procedimiento de Lizarra. Sí a su aplicación, por el contrario. Y aguantar a Otegi, Arzalluz y Elorrieta... Creerse eso de que “somos mayoría”, y ser mayoría objetivamente trajo consigo la puesta en marcha de algunos abusos. Pienso que las cosas necesitan de un ritmo más pausado y una mayor aceptación social que la de esa mayoría escasa. Ahí estuvo el error, porque se fijó un estereotipo de ciudadano vasco y quienes no entrábamos en ese estereotipo, nos quedábamos fuera. Y, por otro lado, no entiendo una tregua sin un mayor movimiento de presos y, desde ese punto de vista, también fue una tregua muy mal gestionada.

El PSE-EE, con la dirección actual, ¿actuaría de otra forma en una situación parecida?

Creo que sí. De todas formas, cuando surgió Lizarra, los mismos abertzales eran conscientes de que allí faltaba un partido: el PSOE. IU cumplía un papel, pero hacía falta un partido más grande.

Parece imposible que el PSOE esté en otro Lizarra.

Sin embargo, la política es el arte de la imposibilidad.

Sexta cita: “Lo que el Presidente navarro ha dicho sobre el euskara es una burrada”...

Ayer hablé con uno de Azpeitia y decíamos: “Se pide saber euskara para ser limpiador en Barakaldo y no para ser Diputado General de Bizkaia. Ahí algo está mal: el puesto del limpiador o el del Diputado General”. Yo tengo un punto de partida claro: yo reconozco dos idiomas, ambos con los mismos derechos...

¿Dos? ¿O tres?

Bueno, tres. Y ahí también subrayo lo dicho sobre los derechos individuales. ¿Y qué necesitan los derechos individuales? Un marco bien reglado para la convivencia. Y los españoles y los franceses tendrán que acostumbrarse a respetar también otro idioma (el euskara).

Por lo tanto, ¿tiene alguna lógica para ti que el euskara tenga cinco normativas diferentes en el País Vasco? ¿Por qué no es oficial el euskara en Tudela, por ejemplo? ¿Ahí no se están vulnerando los derechos individuales de los vascoparlantes?

A fin de cuentas, se necesita un marco adecuado. Pero el vasco-hablante de Tudela ha de saber también que la Administración tiene sus ritmos.

Si reunimos todas las citas: utilizas el término Euskal Herria, dices que el PP no va por el buen camino y pides un PSOE más autónomo, la violencia de ETA es política, hablas de la lógica irlandesa, defiendes el euskara... ¡No pareces del PSOE!

Hay muchos prejuicios, pero no, en el PSOE no hay mucha gente como yo.

Odón Elorza, el euskara y la militancia

¿Hablas en euskara con Odón Elorza?

Odón dedica seis horas semanales al estudio del euskara, pero yo le hablo poco en euskara. Si me pide algún material, se lo doy, pero le hablo poco; hay momentos y momentos, pero en mi tiempo libre, en las cenas y demás, convertirme en profesor de euskara de Odón...; no soy tan militante, lo siento. A Odón le falta alguien cercano que le hable en euskara. Pero es muy difícil que se le olvide el euskara en alguna aparición pública y, sin embargo, es muy fácil que se les olvide a los abertzales de este Ayuntamiento de Donostia.

Urrestilla

¿Vas mucho por Urrestilla?

Sí, voy mucho. Menos a Azpeitia; ya no controlo Azpeitia. Tengo muchos amigos en Urrestilla y los amigos también te perdonan tus peores cosas.

¿No te resultará muy cómodo andar con guardaespaldas en Urrestilla?

La verdad es que no me gusta hablar de eso.

Pero acabas de escribir un artículo al respecto en el diario Egunkaria…

Yo sufro mucho, pero eso no quiere decir que tenga la razón. Al mismo tiempo, hablo con madres y familiares de presos, y sé lo que sufren, pero no tengo por qué darles la razón política.

Concejal de Azpeitia de 1979 a 1987

También has sido concejal de Azpeitia. ¿En qué época?

De 1979 a 1987. Por Euskadiko Ezkerra. Durante la primera legislatura, con la gente de ESEI, con Xabier Aranguren Xerraie, Leandro Larrea y Maria Angeles Amenabar. En la segunda, ya como EE, estuvimos Laxaro Azkune y yo. Aún no he perdido la relación personal con algunos; por ejemplo, me arreglo bien con el alcalde Jose Mari Bastida; le nombraron alcalde en mis últimos años.

¿Qué recuerdos tienes de aquella época?

Buenos y, además, mejores según pasan los años. Entre 1979 y 1983, todo era ilusión. Ahora entramos en la política diciendo “bueno, a ver si esto, a ver si aquello...”. Entonces, íbamos a por todo. En aquellos cuatro años, todos éramos conscientes del desastre anterior y nos hacíamos pocas trampas. Así, éramos una cuadrilla que se llevaba bien. Durante la segunda legislatura, se empezó con el juego de las mayorías y las minorías...; sin embargo, la relación personal era buena, quizás no tanto como la anterior.

¿Qué conseguisteis? ¿Algo especial?

Nuestro partido aportaba, sobre todo, un talante, más que una gestión. La gestión correspondía al PNV. Recuerdo qué alboroto hubo en Azpeitia cuando se decidió convertir la antigua cárcel en ambulatorio. Lo propusimos nosotros. En la primera legislatura, me hice cargo del área del euskara durante un tiempo e hicimos un plan, el Ayuntamiento editó una revista en euskara, llamada Herri Hotsa, con un formato de periódico, en el que aparecía el presupuesto municipal, cada cual escribía lo suyo... No me dejaron publicar el segundo número. Por otra parte, el Ayuntamiento de Azpeitia fue quien publicó el primer libro de Pako Aristi.

Escrito por: iturri.2002/05/10 19:22:27.680000 GMT+2
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2001/12/26 20:39:1.707000 GMT+1

La voz singular de Miguel Sánchez-Ostiz

Esta es una entrevista de Alberto Barandiaran al escritor navarro Miguel Sánchez-Ostiz y publicada, en euskara, en el diario Euskaldunon Egunkaria el 26 de diciembre de 2001. La traducción es de Mikel Iturria.

Miguel Sánchez-Ostiz (Pamplona, 1950) es autor de las siguientes novelas, según reza en la contraportada de La casa del rojo. Diarios 1995-1998:

Los papeles del ilusionista (1982). Premio Navarra de novela.

El pasaje de la luna (1984).

Tánger bar (1987).

La quinta del americano (1987).

La gran ilusión (1989). VII Premio Herralde de novela y Premio Euskadi de Literatura 1990.

Las pirañas (1992).

Un infierno en el jardín (1995).

La caja china (1996).

No existe tal lugar (1997). Premio de la Crítica, 1998.

La flecha del miedo (2000).

El corazón de la niebla (2001).

En Bayona, bajo los porches (2001).

Ha escrito los siguientes libros de prosa ensayística y miscelánea:

La negra provincia de Flaubert (1986).

Mundinovi (1987).

Literatura, amigo Thompson (1989).

La puerta falsa (1991).

Correo de otra parte (1993).

El árbol del cuco (1994).

Veleta de la curiosidad (1994). Premio Café Bretón 1994.

Pamplona (1994).

El santo al cielo (1995).

Las estancias del nautilus (1997).

Palabras cruzadas (1998).

El vuelo del escribano (1999).

Derrotero de Pío Baroja (2000).

Los barruntos de la botica (2000).

En La sombra del cuadrante (2000) ha reunido su obra poética.

El año 2001 recibió el premio Príncipe de Viana de la Cultura por su trayectoria literaria.

MIGUEL SÁNCHEZ-OSTIZ , ESCRITOR:

«Hay razones sentimentales para crear otra sociedad»

Miguel Sánchez-Ostiz ha vuelto al País Vasco. Físicamente —al Baztan— y casi espiritualmente, porque ha roto con muchas razones que le llevaron a Madrid. Ahora, en seis novelas, tiene la intención de ponerse a contar la historia más reciente de este País Vasco, en un proyecto que lleva por nombre, Las armas del tiempo. La primera novela —El corazón de la niebla— ya está en la calle.

Alberto Barandiaran/ELIZONDO

Sánchez-Ostiz está contento. Optimista. Acaba de venir de Madrid y se dispone a pasar las navidades en el Baztan. Hace frío a la puerta de su casa de Zozaia. En la parte delantera, hay tres gatos cerca de la madera lista para ser cortada, y serrín, algunas flores sin podar, hojarasca... Dejadez. Muestras de la última época pasada fuera.

En el campo, hay escarcha todavía, pero él dice que no ha pasado frío. Que ha visto de noche, desde la cama, el vaho en el cristal de la puerta, pero que no ha pasado frío hoy. Nuevamente está en el Baztan.

La víspera ha venido Natxo de Felipe para la grabación de la canción para el programa de Nochebuena de ETB y dice que se lo han pasado bien. Dice que es buena gente. "Mira, en Madrid puedes estar rodeado de gente, pero solo. Aquí puedo estar días sin ver a nadie, pero nunca me siento solo".

Dentro de poco irá a Lekaroz. Está cerca de Elizondo. Ya no tendrá que estar congelándolo todo, la comida, el pan, prácticamente aislado, sin coche, esperando que alguien le lleve a Elizondo o a Pamplona.

Tienes la intención de contar la Historia del País Vasco en varias novelas. ¿No es complicado?

Las novelas, más que sobre el País Vasco, tratarán cuestiones que han surgido aquí, pero que luego han tenido gran repercusión en España. Por ejemplo, el carlismo, el nacionalismo, ETA, el GAL... Porque la Historia reciente del País Vasco ha tenido una gran influencia en la de España y creo que es importante contarla así.

¿Desde dónde la contarás? ¿Desde el Baztan, desde Pamplona o desde Madrid?

Desde Madrid. El narrador está allí, porque no quería que estuviera implicado en la historia. Sus antepasados son navarros y, aunque tenga mucha relación con este pueblo, siempre ha vivido en Madrid y ve todo desde lejos. Eso me permite que se moje el personaje y no yo.

De todas formas, la atalaya es falsa, porque tú estás mojado aquí.

Pero yo no seré el narrador.

 [Todas las novelas tendrán una estructura parecida. Hasta el despacho de un abogado de Madrid, llegará el caso de un crimen cometido en la comarca de Humberri. El abogado es amigo del muerto y, por medio de sus investigaciones, podrá analizar la cerrada sociedad de Humberri y se extrañará y enfadará con algunas de sus actitudes. Luego, habrá problemas de herencias; tendrá que ir al otro lado (Iparralde, norte de Euskal Herria, en Francia); deberá bucear en personajes y sucesos relevantes de los últimos años de nuestra Historia.

Así, sucesivamente, y cambiando continuamente el paisaje físico, el escritor pretende fijar su mirada crítica sobre acontecimientos importantes de los dos últimos siglos. Y analizar qué influencia han tenido en nosotros.

"No hay ganas de pedir cuentas, pero creo que, estos últimos años, mucha gente ha mirado para otro lado. A mí, por ejemplo, lo de Mikel Zabaltza me afectó especialmente, y casi se ha convertido en una obsesión. A veces, un suceso, por razones que no llegas a comprender, te afecta especialmente. Pues a mí me sucedió eso con Zabaltza. Creo que lo de entonces sólo se podrá contar en una novela negra y así aparecerá entre estas novelas mías".

Hace tres años, tras ganar el Premio de la Crítica, Sánchez-Ostiz se fue a Madrid. Bajo el brazo, una importante oferta para trabajar en el suplemento cultural de un periódico de allí. Entre elogios por su trabajo, uno de los mejores escritores vascos en castellano quería dar el salto. Pensó que también en la Corte tenía algo que decir y ... pero tuvo que escapar. Lo que tenía que decir no era lo que debía decirse en esa época. El discurso no era el conveniente.

Y ha vuelto. Para no regresar a la Corte.]

¿Por qué de nuevo al Baztan?

La cultura vasca, el pueblo vasco, me han atraído siempre. Y me han atraído mucho. En el Baztan me han tratado bien, nunca me he sentido incómodo y ahora mis amigos están aquí. Este es el mejor sitio que jamás he encontrado para vivir y creo que mi sitio está aquí. Aquí tengo el paisaje y la gente: lo que he elegido yo y que no me ha impuesto nada. Cuando vine por primera vez, vine por lo sucedido con las otras novelas [Por lo que cuenta, recibió amenazas por Las pirañas, ya que creían que algunos de los retratos eran demasiado fieles con la sociedad navarra de entonces], y ahora he vuelto con varios proyectos que tienen relación directa con este pueblo bajo el brazo.

¿Qué es para ti el País Vasco?

No sé. Esto, esta gente. La forma de actuar, cómo viven.

 [El ir-y-venir es continuo en la pastelería Malkorrak de Elizondo. Sánchez-Ostiz, mientras responde a las preguntas, está atento a la puerta, y mueve la cabeza cada vez que alguien entra en el establecimiento, como si conociera a todos. Como si quisiera conocer a todos.]

¿Crees que esta gente es diferente de otros?

Sí es diferente de algunos de Pamplona y también de muchos de Madrid.

¿Por qué sigue sin solucionarse la vasquidad de Navarra?

Porque tiene muy mala solución.

Con este proyecto, de alguna manera, ¿quieres tratar este tema, no?

Sí, el libro habla de la rabia, de no aceptar ese carácter vasco que tiene Navarra. Está claro: hay quien vive la vasquidad como un conflicto, y eso no cambiará: ahí tenemos los resultados de las elecciones; ahí está UPN, que sigue.

Y es uno de los más votados en el Baztan.

Sí, yo he vivido esa esquizofrenia desde niño, con mis tíos. Son gente muy vasca, pero mientras el euskera no acarree ningún conflicto; son muy anti-nacionalistas vascos, pero muy nacionalistas españoles. Todavía hay gente que piensa así.

¿El problema es sólo político?

¡Qué va! Ahí esta la Historia, la memoria, muchas generaciones, la Guerra Civil, los requetés, los carlistas...

En El corazón de la niebla mencionas a menudo las actitudes falsas, las mentiras, el esconderse en el grupo; el silencio de campo, la oscuridad también. ¿Los percibes como muy presentes?

Esas actitudes no están aquí más presentes que en otras partes. Es más, pienso que aquí están menos presentes. Pero, aunque te guste la soledad, tienes altibajos, siempre, y necesitas de la familia, la cuadrilla, el grupo, refugiarte en su interior.

¿No crees que aquí se busca el apoyo del grupo, porque hay muchas trincheras, demasiados "o conmigo o contra mí" y que la gente tiene la necesidad de refugiarse, porque es más difícil andar solo?

No sé. La personalidad puede fortalecerse en grupo, pero no se puede descalificar. Todos tenemos una doble personalidad: la solitaria y la grupal.

En tu libro hay una frase que a mí me parece clave: "Respetemos lo que nos diferencia, en vez de reparar tanto en lo que nos une".

Quise darle la vuelta a una frase que se oía mucho en Madrid, sobre todo durante la tregua. Entonces se decía que había que respetar lo que nos unía. Y eso quiere decir que quiere dejarse al margen lo que nos separa. Es una idea muy venenosa, porque eso trae la uniformización, cortar con aquello que se sale de la norma, y con esa frase quería criticar eso. Había muchos escritores en Madrid a los que sentía cerca de estas ideas, sabía que no estaba solo.

De todas formas, ¿no es lo más habitual?

Ni mucho menos.

¿Tu salida está relacionada con eso?

Sí.

¿Crees que puede llegar desde Madrid alguna solución para nuestro problema?

La solución no vendrá de Madrid. No tengo mucha idea sobre este tema, pero sin acuerdo no hay solución. No tengo la menor idea sobre qué tipo de acuerdo, pero está claro que no puede imponerse la solución y que tampoco podrá solucionarse sólo en el País Vasco. Se necesita el acuerdo y llegará. Pueden terminar con ETA, bruscamente, pero no con la mentalidad que está detrás. E igual con los que están delante.

¿Crees en el papel que pueden jugar los intelectuales?

Un narrador, un escritor puede extender sus extrañezas, pero un intelectual nunca tendrá una gran importancia en los procesos políticos.

En la novela, el narrador dice que aquí viven juntos dos pueblos distintos y con actitudes difíciles de casar; sin embargo, más adelante resalta que hay razones sentimentales para crear una sociedad nueva y diferente. ¿Es posible un pueblo compuesto por pueblos diferentes?

Más que un pueblo compuesto de pueblos diferentes, creo que es posible un pueblo formado por gente diferente. Muchas veces pienso que las relaciones entre nacionalistas y no nacionalistas son difíciles de casar, porque hay tirria y cerrazón. Parece más una conversación entre sordomudos. Yo, en el tema de los nacionalismos, lo único que deseo es que no sea obligatorio. Pero sí creo que hay razones sentimentales para crear otra sociedad.

A veces se apela más a razones históricas, políticas, culturales. Sin embargo, ¿te parecen las sentimentales las más importantes?

No sé si las más importantes, pero sí que son importantes, cómo no. Mira, a mí no me parece despreciable el nacionalismo. En un pasaje de mi libro, digo que si no existiera el nacionalismo, habría que inventarlo... No sé, puede que no sean más que tonterías.

En otro pasaje dices que el idioma es un tema básico.

Sin ninguna duda que es la principal marca de personalidad, de ahí su importancia. Pero la rabia, el odio que tiene la gente... Además, todo esto es algo promovido, promovido desde fuera, de laboratorio. En cierta ocasión, un conocido me dijo que estaba dudando si colaborar o no en un medio de comunicación. "Si alguna vez se me ocurre escribir contra el euskera...". Yo le respondí: "¿Contra el euskera? ¿Será sobre el euskera?". ¡Eso fue lo que me dijo tres meses antes de comenzar a escribir! Para algunos, el euskera es un ataque continuo. Se sienten atacados con esa presencia que tiene en la sociedad y eso es una tremenda tontería. Las ikastolas tienen más de treinta años y han salido unas cuantas generaciones de allí,  por lo tanto, después de este tiempo, no se puede decir que hay que recortar la presencia del idioma o protestar por esa presencia. De lo contrario, habría que protestar contra la presencia de las ikastolas.

Tú eres erdaldun (no vascohablante), vienes del mundo erdaldun. ¿Cuáles son, a tu juicio, las razones para ese odio?

Está el miedo a sentirse desplazado. El miedo a sentirse discriminado. Todos amamos la uniformidad, la igualdad...

¿Dónde se entenderá mejor tu novela, tu proyecto? ¿Aquí o en Madrid?

Aquí, sin duda.

«La publicación bilingüe de los poemas de Sarrionandia ayudaría mucho»

Miguel Sánchez-Ostiz dijo alguna vez que, para él, la literatura vasca se asemejaba a unos parientes que viajan en el mismo tren y que, a pesar de no saludarse, se miran de vez en cuando a los ojos. Participó en la revista Pott, pero no tiene relación con la gente de entonces. Sin embargo, sí sigue la literatura en euskera y tiene palabras de elogio para Sarrionandia—«Para nuestro mutuo conocimiento sería muy importante la publicación bilingüe de sus poemas»—, Lertxundi o Atxaga.

Ahora quiere plasmar en una guía el punto de vista de un escritor que vive en Madrid y que siempre está a punto de irse, y, mientras tanto, ya tiene en la cabeza sus próximas novelas. "Saldrán cronológicamente. Esto es, la primera está escrita en 1999, la siguiente en el 2000... así hasta el 2004. Luego quiero escribir sobre la sociedad político-periodística de Madrid y eso será también el caos. De todas formas, no soy Balzac" aclara.

Otras referencias de Miguel Sánchez-Ostiz en internet:

Noticias de Navarra

http://www.estrelladigital.es/011002/articulos/cultura/sanchez.htm

http://www.armiarma.com/andima/pott/pott0642.htm

http://www.navarra.com/sanfermin/prensa/el-mundo-29-06-99.htm

http://www.residencia.csic.es/bol/num2/ostiz.htm

http://www.seix-barral.es/ficha_autor.cfm?autor=Miguel%20%20S%E1nchez%2DOstiz

http://suse00.su.ehu.es/euskonews/0156zbk/frelkar.htm

Escrito por: iturri.2001/12/26 20:39:1.707000 GMT+1
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2001/12/01 20:17:55.640000 GMT+1

Algunas cosas sobre Joseba Sarrionandia

Aquí van un par de textos que he traducido. Uno es de y otro sobre Joseba Sarrionandia. Sarri escribió dos artículos para el diario Euskaldunon Egunkaria y fueron publicados el 21 y el 22 de octubre de 1998, coincidiendo con la tregua de ETA.

Que yo sepa no tuvieron mucha repercusión, pero son de lo poco que hay del Sarri no literario (aunque no soy experto, que conste).

La verdad es que hay poca información sobre Joseba Sarrionandia en internet.

Digamos que Joseba Sarrionandia es uno de los mejores escritores vivos en euskera. Tiene un lastre tremendo, eso sí: fue encarcelado a principios de los 80 por ser miembro de ETA, aunque consiguió fugarse de la cárcel de Martutene (Gipuzkoa) el día de San Fermín de 1985. Desde entonces, las únicas noticias que se tienen de Sarri son sus libros. Si queréis oir su voz, Txalaparta y Esan Ozenki publicaron “Hau da ene ondasun guzia”. Esto es lo que dice la web de Txalaparta acerca de ese disco-libro:

“La biografia de Joseba Sarrionandia abre el libro junto a una introdución de Ruper Ordorika. Luego siguen los cuarenta poemas elegidos por el propio autor, las portadas de sus veintidos libros y sus referencias. Todo ello aderezado con ilustraciones elegidas por el autor y unas cuantas fotografías que se muestran por vez primera. Los textos en euskara están traducidos al castellano, alemán, italiano e inglés. En el CD anexo al libro aparecen los poemas de Sarrionandia que han sido musicados por cantantes y grupos vascos. Por primera vez, estos poemas, con sus canciones correspondientes, son recitados por la voz del mismo Joseba Sarrionandia. Este libro no sería sino uno más de su fondo de no ser por el CD que lo acompaña. En este disco intervienen veintiséis cantantes y grupos vascos que han musicalizado los poemas de Joseba Sarrionandia. Tras cada canción, la voz de Sarrionandia. Entre los cantantes están Mikel Laboa, Fermin Muguruza, Oskorri, Ruper Ordorika, Deabruak Teilatuetan, Mikel Markez, Jabier Muguruza, Dantzut, Fran Lasuen, Imanol, Trepi eta Arawak y Bittor Aiape”.

Para terminar, el segundo texto que he traducido es “El álbum de Sarri”, original en euskera del escritor Harkaitz Cano. En él, HC nos cuenta en dos folios qué supone/supuso Sarri para su generación, la próxima a cumplir los 30 años.

El texto apareció en el libro "Zitroi ur komikiak - Joseba Sarrionandia komikitan", coeditado por Txalaparta y Napartheid en el año 2000 y que se vendió con el diario Gara.

Lo último de Sarri ha sido el libro “Lagun izoztua”, publicado en la Feria de Durango de 2001, a finales de diciembre. Es su primera novela. La editorial responsable es Elkar.

A LA BÚSQUEDA DEL PAÍS VASCO

Un pasaje del exilio. La madre y la hija frente al espejo, pintándose los labios. La hija tiene siete años, ha nacido en el exilio de los padres, quiénes, desde hace tiempo, viven clandestinamente y lejos del País Vasco. La hija habla en euskera en casa y en erdara (Nota: otro idioma distinto al euskera) en la escuela; le han enseñado en euskera que es euskaldun, pero no tiene traducción en erdara, porque los padres no se lo han dicho nunca. Sin embargo, últimamente está preocupada por la nacionalidad, parece que le falta algo. Una mañana, mientras la madre se pinta los labios, la niña se sienta a su lado delante del espejo de la habitación, va a pintarse los labios, como su madre. Entonces, llega el padre: 

- Aita, ¿nosotros somos españoles? -le dice la hija al padre que acaba de entrar en la habitación.

- ¿Por qué? -pregunta el padre, sorprendido.

Y la hija:

- Porque nos pintamos los labios... (Nota: en euskara labio es “ezpain”).

Un pasaje de la cárcel. La madre se ha acercado hasta la cárcel de Puerto de Santa María, a visitar a su hijo preso desde hace tiempo. Han sido dos días de pesado viaje en tren. Al entrar, le han avisado de que el hijo está castigado, de que sólo tiene una visita de cinco minutos. Ha tenido que pasar por el detector de metales delante del funcionario; ha pasado cuatro o cinco veces delante del detector hasta recibir el permiso correspondiente. Al llegar a la cabina de visitas, el funcionario le ha dicho:

- Si hablan en vasco se interrumpe la comunicación.

Ha esperado un rato. Llega el hijo, delgado, con el pelo corto, moreno, a pesar de todo sonriente. Nada más sentarse, pone la mano contra el cristal, con los dedos extendidos; el hijo ha dicho algo que la madre no ha oído. El funcionario no ha pulsado todavía el interruptor que permite que la voz llegue de un lado a otro.

- Etxean zer moduz, ama? (¿Qué tal en casa, ama?)

Ahora sí, le ha oído:

- Ondo, oso ondo... (Bien, muy bien...)

Y se queda mirando a los labios del chico, se mueven, pero no oye nada.

- Queda interrumpida la comunicación por hablar en vasco.

El hijo extiende nuevamente los dedos contra el cristal, la madre le quiere dar la mano, pero no consigue tocar más que el liso y frío cristal...

Dos funcionarios vienen a por el hijo, se lo llevan, se va mirando hacia atrás. La madre, con una gruesa lágrima que le cae, se queda esperando a los funcionarios de fuera.

Un pasaje de Iparralde. Eran muchos en casa y tras la II. Guerra Mundial, se fueron a París a buscar trabajo, cada uno por su lado, se encontraron en París, se casaron y tuvieron varios hijos. Casi en la vejez, se jubilaron y volvieron a su lugar de nacimiento. Hablan en euskera con un chico de Hegoalde:

- La posguerra fue dura en esta zona -dice el viejo.

- Ni comida ni lengua... -dice la mujer, dejando la frase en el aire.

- Cuando éramos críos, nos castigaban por hablar en euskera, le llamaban "anti", sólo podíamos hablar en francés en el colegio...

Si no, se le imponía el "anti" al crío.

- Éramos vascos en casa -dice la mujer-, pero de la puerta hacia fuera, franceses...

Grandes y pequeños

La gente arriba citada busca una identidad impedida. Los vascos llevamos tiempo buscando al País Vasco. Cuando se construyeron y afianzaron los estados nacionales, nos quedamos fuera y ahí seguimos, como un pueblo sin estado propio, obligados a convertirnos en ciudadanos españoles o franceses.

En el mundo hay naciones grandes, naciones pequeñas y naciones invisibles. España y Francia son naciones grandes. Las naciones grandes tienen muchos habitantes, son pueblos conquistadores históricamente, tienen personajes famosos como El Cid y Roland, El Duque de Alba y Napoleón Bonaparte, son tenidos en cuenta internacionalmente y no se plantea la duda de si son o no son.

Por el contrario, las naciones pequeñas tienen pocos habitantes. Naciones pequeñas son, por ejemplo, Irlanda y Estonia. Históricamente han sido divididas y transformadas, muchas veces han perdido su estado propio, no tienen personajes guerreros tan afamados y tienen que vivir con miedo si les ha tocado cerca una nación grande, ya que debido a su pequeñez, si se descuidan les plantearan dudas sobre su condición o no de nación. De todas maneras, internacionalmente son tenidas en cuenta.

Las naciones invisibles tienen las características y los problemas de las naciones pequeñas, pero incluso han perdido su estado propio, pisoteadas por las naciones grandes, o no han tenido nunca estado propio. Para los historiadores decimonónicos, son pueblos sin historia. Tienen dudas sobre su condición de nación, pero sus quejas y sus deseos tienen poca repercusión internacional, porque las grandes naciones las han convertido en invisibles e inaudibles.

Las grandes naciones son muy orgullosas, disponen de innumerables ceremonias para mostrar su poder intimidatorio, pero su mayor vanidad es inconsciente: viven su nacionalismo con tanta naturalidad, les pasa tan desapercibido que muchas veces confunden su cultura propia con la cultura universal...

A veces, las naciones invisibles e inaudibles caen en la trampa y se integran en la cultura del vecino grande, pensando que lo hacen en la cultura universal.

El aranismo y el unamunismo

A los vascos nos ha resultado difícil salir de la sociedad antigua e integrarnos naturalmente como vascos en la modernidad, previamente siempre se nos ha impuesto la españolidad o el afrancesamiento. Pero tampoco nos podemos convertir en franceses o españoles de forma natural, sin abandonar algo de nuestro ser, ya que España y Francia han sido siempre estados nacionalistas. Por lo tanto, la modernidad y la necesaria participación en el mundo nos han planteado a los vascos la necesidad de elegir entre dos alternativas totalmente diferentes. En momentos históricos críticos ahí aparecen esas dos opciones en toda su crudeza. A finales del XIX y comienzos del XX, destacan las posturas de Sabino Arana y Miguel de Unamuno, aquel eligió la vasquidad en un proyecto lleno de complejos y artificialidad, éste abandonó la vasquidad y pretendió convertir a los vascos en la raíz de la españolidad.

No hay que empequeñecer ni despreciar la tradición española que ha habido en el País Vasco. Es una tradición rica y, a su modo, vasca, de la misma forma que Bayona y Bilbao son vascas: Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Tomás Meabe y los de ahora. A pesar de que en sus momentos más críticos esa tradición vasca ha mostrado otras caras, ya que, por ejemplo, en el 36, Miguel de Unamuno no pudo hacer nada, en los últimos días de su vida, en Salamanca, para que Millán Astray no fuera el principal representante de esa tradición.

Esa doble alternativa ha estado ahí en toda la historia de los vascos, unas veces más fuerte, otras más suave. La Guerra Civil, fue un intento duradero de imponer el franquismo como segunda alternativa, por encima del aranismo y del unamunismo. El franquismo hizo su trabajo para eliminar lo vasco y teniendo en cuenta que muchas de las acciones desarrolladas por la humanidad tienen efectos imprevisibles, deshizo lo vasco de alguna forma, pero, sin quererlo, también lo resucitó.

Mucha gente creyó que, gracias al franquismo, lograríamos una síntesis de ambas posturas, que finalmente sería posible ser vasco de modo natural. Que los problemas de ambas tendencias tendría una fácil solución en términos políticos apelando a la autodeterminación y a la democracia. Que el vasco no tenía que ser nacionalista por narices, pero no fue así, el vasco ha tenido que seguir siendo un resistente tozudo. Y, a pesar de lo inesperado, el vasco pro-hispano ha continuado no sólo citando a Miguel de Unamuno, sino que, cada vez más, escondiéndose bajo la capa de Millán Astray.

Ahora, con las noticias que nos han llegado a finales del verano, parece que se nos presenta una posibilidad llena de esperanza. Ha sido propuesta por los sucesores de la primera tradición, pero los de la segunda también deberían aceptarla. Es una propuesta para que unos y otros busquen al País Vasco. Si sólo lo buscaran unos, únicamente encontrarían una parte del país. Quizás entre todos encontremos todo el país.

Seguramente, Miguel de Unamuno estaría más a gusto y, sobre todo, más libre sin la compañía de Millán Astray, puesto que es éste, por ley, el observador de la Constitución española. No Miguel de Unamuno.

Autodeterminación

El término autodeterminación es un poco extravagante. Parece que es un derecho natural, pero los derechos no son naturales, sino logros de las personas, conseguidos con sangre, dolor y lágrimas. Si no nos identificáramos como tales y no tuviéramos el deseo colectivo de dotar al País Vasco de un ropaje político, los vascos no tendríamos derecho de autodeterminación. Es decir, no tendríamos derecho de autodeterminación, si no nos autodetermináramos diariamente.

En última instancia, la nacionalidad no se puede basar más que en la auto-identificación o la autodefinición. Quien se siente vasco, lo es y punto. En todos los centros políticos mundiales, la Antropología y la Historia han hecho un inmenso trabajo en recoger, amoldar y reinventar testimonios de la historia y de la realidad de los pueblos. No hay que negar la creatividad y la sabiduría de los antropólogos y de los historiadores, pero resulta absurdo dejar en manos de la erudición especulativa los actuales problemas políticos y no en manos de la sociedad civil, cuando, en pleno siglo XX, las personas son lo suficientemente cultas e inteligentes.

Dejemos a los de El País con sus cuentos milenaristas y con esos mitos que inventan para desmitificar los deseos de los vascos. ¿Por qué somos vascos? Por una razón simple: porque nos sentimos parte de una comunidad invisible e inaudible llamada País Vasco, en vez de sentirnos parte de esas comunidades llamadas España o Francia.

La razón democrática es simple, pero, ¿la entenderán los demócratas españoles o franceses? Históricamente, los españoles y los franceses no han entendido como, teniendo la posibilidad de ser españoles o franceses, haya quien elija ser otra cosa. ¿Flamenco? ¿Portugués? ¿Bretón? ¿Quechua? ¿Argelino? ¿Tagalo? ¿Saharaui? ¿Vasco? ¡Míralo! Tendrás que darle múltiples explicaciones al español, al verdadero español, es decir, a un español normal, para hacerle entender que no eres español. ¿Cómo es posible, pobre tagalo -te dirá el español corriente-, elegir la anormalidad pudiendo elegir la normalidad? Muchas veces nos tomarán por tontos a los vascos, porque no es normal que pudiendo hacer un fuego grande, prefiera hacer un fuego pequeño...

La autodeterminación no es una fórmula nacionalista, ya que el verdadero nacionalista solamente podrá admitir una nación unida e independiente. Los independentistas han de lograr integrar el unamunismo en esa fórmula política común que tenemos que encontrar como pueblo. La autodeterminación no es sólo una fórmula nacionalista. La autodeterminación, para decirlo sencillamente, consiste en organizar la democracia de abajo arriba. Hasta ahora, a los vascos se nos han impuesto desde arriba todos los regímenes, incluso esta democracia española. La autodeterminación es una fórmula democrática y no nacionalista; con la autodeterminación, las dos tradiciones del País Vasco se ponen en pie de igualdad, tanto el independentismo como el “dependentismo”.

¿Entenderán, por ejemplo, los democrátas del PSE esta obviedad? ¿O seguirán con su pancarta bajo el capote de Millán Astray? Con las posturas defendidas respecto a la autodeterminación, y sin las excusas hasta ahora utilizadas, se está viendo quién es el nacionalista intransigente. Los nacionalistas vascos, en general, y pienso que así quedará demostrado con el tiempo, son nacionalistas normalitos en comparación con tanto español pseudo-universal.

El fuego de la República Vasca

La autodeterminación no quiere decir que los vascos consigamos un único estado nacional formado por las siete provincias. Los vascos que tenemos en mente esa República Vasca tendremos que empezar a construirla de abajo arriba. En la mayoría de las provincias vascas predominan las identificaciones españolas y eso no se cambia de un día para otro. En mi opinión, lo que tenemos que conseguir es que los españoles y los franceses se den cuenta de que existe una comunidad llamada País Vasco, y que tienen que respetar esa comunidad en términos culturales y políticos, es decir, que los vascos tenemos el derecho de elegir las correspondientes estructuras políticas.

Derivada de las decisiones de los vascos, la división del País Vasco o aquellos sectores en los que predomine el “dependentismo” con respecto de España y Francia, deberemos admitirlo y continuar trabajando por la territorialidad y la independencia; lo mismo cabe decir de los vascos pro-españoles, deberán respetar el proyecto de una república vasca independiente...

El nacionalismo decimonónico no tiene sentido hoy en día. No creo que la intención de los vascos sea la creación de un feo estado nacional, como las viejas España y Francia. Con la construcción de Europa, están cambiando las formas de soberanía. En el contexto europeo resulta complicado, pero cada vez será más natural y posible la construcción del País Vasco como una comunidad nacional.

A mi entender, sería precioso que el País Vasco, en su pequeñez, fuera capaz de encender un fuego propio en Europa. En el mundo actual, con unas fuertes tendencias globalizadoras y uniformizadoras, se están apagando las luces de los pueblos pequeños. Cada vez que uno de esos modos propios de ser persona se pierde, los ciudadanos del mundo perdemos algo, la verdadera cultura universal pierde algo...

Le haremos un favor al mundo, si en vez de fortalecer la hoguera de los vecinos grandes, encendemos y mantenemos nuestro propio fuego, eso si como pueblo somos capaces de crear valores generales...

Guerra y paz

Los últimos veinte años han sido una etapa oscura en el País Vasco, porque con el final del franquismo fracasaron las esperanzas políticas y porque, posteriormente, con guerra y paz, ese fracaso se ha mantenido.

Se impuso, como demócrata, una Constitución que el País Vasco no aprobó y que tenía como garante a Millán Astray. Debajo de su capote se pusieron unos cuantos con una pancarta que decía Democracia.

Pero no sólo eso. Con un Estatuto surgido de tal Constitución, el PNV y añadidos llamaron Autonomía del País Vasco al régimen de Vascongadas, haciendo con el pueblo vasco un duro ejercicio de pars pro toto.

Ya avisó Fernando Pessoa: "A civilaçaçao consiste em dar a qualquer coisa um nome que lhe nao compete, e depois sonhar sobre o resultado...".

Continuó la lucha armada, porque debía continuar. Porque muchos vascos, ante la imposición y la represión, no encontraron más camino que el de la resistencia.

En estos veinte años de "guerraypaz" se han cometido más fanfarronadas, crueldades y sin sentidos que los que se puedan contar. El optimista estaba mal informado o parecía tonto y el pensamiento crítico ha caído durante mucho tiempo en el pesimismo.

En estos veinte años, en general, los vascos no hemos hecho más que prolongar los errores. No hemos sido capaces, ni unos ni otros, de proponer valores generales para nuestro pueblo.

Nuestro cometido, el de todos los vascos, tanto independentistas como “dependentistas”, consiste en sacar conclusiones de lo sucedido, para que no se repitan los errores y los daños. Los partidos y movimientos sociales que se presentaron en la reunión de Estella-Lizarra parece que han sacado conclusiones. Posteriormente, ETA ha mostrado una humildad y honradez simpar, al otorgarle el protagonismo al pueblo y al apartarse del papel principal. Sin duda, ha sido la acción más bella y eficaz desde hace mucho tiempo. Por su parte, las Fuerzas Armadas de España y Francia no han decretado la tregua y no tienen intención de desarmarse; además, tienen diversos mandamientos para ir contra el derecho de los vascos a organizar políticamente nuestro pueblo. Pero es lo de menos. A medida que los partidos políticos y los movimientos sociales vayan cogiendo protagonismo, se cumplirá el viejo lema de la militancia: "Demos todos algo, para que algunos no tengan que dar todo". Cara el futuro, no tenemos más que el consejo de la sabiduría mínima: "Esperar lo mejor, prepararse para lo peor".

El final del verano ha traído una nueva luz al horizonte de nuestro pueblo. Ha llegado la hora de que los vascos enseñemos nuestra intensidad, sentido y unidad. Ha surgido una enorme esperanza, pero que esa esperanza no sea el deseo de esperar el pueblo que queremos, sino el deseo de hacer el pueblo que queremos.

EL ÁLBUM DE JOSEBA SARRIONANDIA, –por Harkaitz Cano

Conan Doyle estaba tan harto de Sherlock Holmes que un buen día decidió lanzarlo por unas cataratas y acabar fulminantemente con el detective más famoso de la historia. Que un escritor cree un personaje y éste le supere es algo que ha sucedido muchas veces. Debe ser motivo de alegría, pero, llega un momento en que también es peligroso para tu equilibrio mental. Sin embargo, se puede crear un personaje de muchas formas. Joseba Sarrionandia creó -involuntariamente, pero no le quedó otro remedio- su particular Sherlock Holmes cuando se fugó de la cárcel de Martutene escondido dentro de un bafle. La mayoría de los miembros de nuestra generación conocemos más a Sherlock Holmes -el personaje de Sarri- que al propio Conan Doyle. Y eso a pesar de que Sarri haya sido el escritor que más hemos leído, recitado y copiado. Deberíamos esforzarnos para llegar a imaginar a Sherlock Sarrionandia haciendo las compras o cepillándose los dientes. Sin querer, a la foto de Sarri que tenemos en nuestra cabeza, le asomaría una pipa (elemental, querido Watson) y trataríamos de encontrarle otro significado a cualquier palabra que saliera de su boca, como si cualquier palabra dicha por el escritor fuera una deducción a tener en cuenta. En este tan aburrido pueblo nuestro -a pesar de los esfuerzos en contra-, sin Alcatraz, pero con demasiados Puertos de Santa María, los poemas de Sarri son limas que viajan dentro del pan y que nos ayudan, además de a limar los barrotes, a descolgarnos por las sábanas de la vida diaria.

En los lugares más insospechados, hay -tiene que haber- innumerables fotos nuestras que jamás hemos visto. No sé si Sarri, en ese viaje lleno o falto de sosiego, trata de escapar de las fotos, con miedo de que todavía le puedan robar el alma. Habrá fotos suyas aquí y allá. Hoy tendrá otro aspecto, otra edad, otra mirada, a pesar de que nos resulte difícil creerlo. No somos conscientes de que puedan existir otras fotos: quizá alguien las sacara sin que nos diéramos cuenta, a los pies de un ataúd o de una cuna, con cara demasiado sospechosa. Puede que estemos enjaulados en accidentales fotos de turistas, cuando, tras haber dudado entre pasar o no pasar, nos hemos decidido a hacerlo, obstaculizando el encuadre adecuado para la pose de aquella encantadora mujer situada entre la cámara y el bello paisaje. El turista ha tenido que repetir la foto y quizás la culpa sea nuestra. Las fotos no son inocentes y mucho menos aquellas en las que el retratado aparece mirando al objetivo; por ejemplo, aquellas fotos en las que uno, para aparecer siempre con la misma cara, utiliza el truco de pensar en alguien a quien quiere.

Pertenezco a esa generación que, aparte de por sus libros, conoce a Sarrionandia sólo a través de las fotos. La primera foto de mi álbum de Sarri aparece en la mayoría de los libros: pelo corto y barba, mirada atenta. La segunda foto, en tiempos de Lubaki Banda, es una fotocopia que, con ánimo fetichista, saqué con mi amigo Xabier Gantzarain en la recién estrenada hemeroteca de la Biblioteca del Koldo Mitxelena, de la primera página del diario El País del 8 de julio de 1985: Dos etarras se fugan de la cárcel de Martutene en San Sebastián dice el titular principal. No recuerdo por qué motivo concreto fotocopiamos la portada de aquel periódico, pero -como somos más chulos que nadie- cabe suponer que, tal y como la generación del 27 se reunió en torno a Góngora, nosotros pensáramos que podríamos hacer lo propio -¡qué leches!- alrededor de Sarrionandia. La foto de Sarri es la única de la portada, junto a otra, a la izquierda, en la que se ve a un joven Boris Becker levantando, a sus diecisiete años, su primera copa de Wimbledon. Boris Becker está sonriendo y esa sonrisa no hace más que resaltar el contraste con la foto policial de Sarrionandia. Este Sarri no parece el mismo que conocemos en la foto de siempre, sino otro: es bien sabido que, también hoy, la policía despierta a horas intempestivas a los detenidos y los lleva a rastras a los foto-matones (en ocasiones sólo a los matones) para asegurarse de que los delincuentes tengan cara de delincuentes.

Dicen que el autor ha de desaparecer de sus libros, pero a mí sí me gusta saber cuál es la cara del escritor. Las fotos son limitadas fuentes de información y casi siempre mejoran el original, porque quien está quieto y callado siempre tiene un presupuesto difícilmente superable por el de carne y hueso: las fotos, sherlockizan, cheguevarizan al retratado, por decirlo de alguna manera. Las fotos de Joseba Sarrionandia son siempre iguales, antiguas. Así, se presenta ante nuestros ojos demasiado perfecto y esa tiene que ser una carga insoportable para alguien que tenga conciencia de ello. Por eso podemos creernos tan fácilmente que cualquier día pueda tener una cita con Bernart Etxepare, o que pueda aparecer en las diapositivas de cualquier amigo nuestro que ha estado en Brasil de vacaciones, escondido entre los matorrales o reflejado en los ojos de un ciervo.

A veces, el regreso es lo más complicado de todo. Al ser consciente de esa dificultad, Sarri se ejercita continuamente para la vuelta. Por lo menos regresa una vez al año a través de sus libros y hace poco que su voz nos ha vuelto en un CD. Por supuesto que no imaginábamos que esa fuera la voz de Sherlock. Como si Conan Doyle hubiera doblado la voz de Sherlock Holmes en una película.

Cuando Joseba Sarrionandia vuelva a estar entre nosotros, deberemos hacer la primera cita en unas cataratas, para asegurarnos de que caiga Sherlock Holmes y sobreviva Conan Doyle. Pero, claro, no es tan fácil. Sin ir más lejos, el mismo Conan Doyle no tuvo más remedio que resucitar a Sherlock Holmes ante las peticiones y las quejas de sus lectores.

Son fotos que nos quedan pendientes en nuestro álbum de Sarri.

Escrito por: iturri.2001/12/01 20:17:55.640000 GMT+1
Etiquetas: traducciones sarrionandia euskal_herria literatura | Permalink | Comentarios (24) | Referencias (2)

2001/11/02 19:48:28.877000 GMT+1

Bernardo Atxaga: Creo que es el momento adecuado para volver a empezar

Esta es una larga entrevista que apareció en el número 23 (otoño del 2001) de la heterodoxa revista euskaldun OSTIELA!. La entrevista la hizo Jon Arano.

Respecto a la traducción, quiero aclarar unas cuantas cosas:

  1. He dicho varias veces que no soy traductor, pero cada vez me gusta más esto de pasar al castellano cosas interesantes que veo por ahí en euskera. Entonces, puede que haya cosas que no las haya entendido bien o no haya sabido pasarlas debidamente. Sorry!
  2. En un momento de la entrevista, Atxaga se refiere al pintor vasco Vicente Ameztoy. Hay que hablar ya en pasado de él, porque falleció a primeros de noviembre de 2001. ¡Va por él!
  3. La entrevista es anterior al tristemente ya famoso 11 de septiembre del 2001.
  4. He aquí la página web de su agente literario, con su biografía, obras, etc.

 

El nombre y el hombre

 

No nos hemos documentado aposta, no hemos releído entrevistas porque somos más felices indocumentados. No vamos a poner aquí su curriculum, porque además no tendríamos sitio. Sólo decir que es amigo de los catálogos de las pequeñas verdades y enemigo de las grandes. Sabéis que ha reconocido escribir en un idioma raro, y que antes tenía dos nombres, a pesar de ser una sola persona, aunque dudaba si no sería también dos personas... No importa (bueno, tampoco es eso...) Joxe Irazu, Beñardo Atxaga o Beñaga Atxardo, “Carlos I de España” o “Carlos V de Alemania” , si es en beneficio de la literatura vasca... Y lo es.

Tampoco quisiéramos llenarnos la boca diciendo cosas como que es “nuestro escritor más conocido, el más internacional”, etc. Sólo deciros que seguirá escribiendo con el mismo nombre, por el momento, y que regresa nuevamente a los Estados Unidos, con toda la familia, a dar clases de euskera. También nos ha autorizado para que digamos que se va a una gran universidad de Boston. Aparte del chascarrillo, más de uno se extrañará cuando oiga el nombre de la famosa universidad, aunque no haya nada de qué extrañarse con el de Asteasu. Sus trabajos han sido traducidos a multitud de idiomas: el libro “Bederatzi harri, hogeitazazpi hitz” será traducido próximamente al suomi y “El hombre solo” al danés, “Dos hermanos” en Inglaterra, “Obabakoak”, por si fueran pocas las anteriores veintitantas traducciones, ahora en Israel y Croacia....

Paseando por la zona de Araia (recogiendo hierbas secas; ya sabéis... los del mundo cultural euskaldun vivimos “como reyes”...), cerca de su casa de Zalduondo (debe de ser un palacio magnífico) nos topamos con él de improviso y nos confesó que se quedó dormido encima de su mesa de trabajo a eso de las 3 de la mañana. En un restaurante chic de Zarautz, cuando nos volvimos a reunir alrededor de sendas copas de cognac, Bernardo Atxaga nos volvió a confesar que había dormido poco, porque entre las 6 y las 11 había estado peleándose con su nueva novela. Setristelaviedelartiste. Tercera confesión: Josetxo Irazu también nos confesó que era supersticioso, por algo que ahora mismo no recordamos.

Dejando a un lado las bromas, parece que es una persona que habla mucho consigo misma. Las personas, en nuestra soledad, hablamos con nosotros mismos y la sabiduría consiste en que cada uno se conozca a sí mismo. En este sentido, nos hemos encontrado con un pensador empedernido y no cualquier inttelettual que decimos los goierritarras despectivamente. ¡Mundial!.

Bernardo Atxaga es el conversador y conferenciante más extraordinario que jamás nos hemos encontrado, ya que los temas de este gran comunicador son de todo tipo: política, sociedad, literatura, lengua, altas referencias culturales...

(...)

OSTIELA!.- Estás muy callado últimamente...

BERNARDO ATXAGA.- Ya era hora de callarse, de estar más callado. He andado por ahí durante años y años, he dado muchas conferencias, he estado en muchos sitios y es verdad que muchas de las cosas que hago ahora las hago silenciosamente o sin buscar que tengan mayor trascendencia. Además, es cierto que cada vez salgo menos de casa. Esperemos que este silencio continúe y sea largo. Tal y como dice el “Eclesiastés”, creo que hay un tiempo para sembrar y otro para recoger, para nacer y para morir, para hablar y para callar, para mostrarse en público o para permanecer escondido. A mí me ha llegado una época en la que, más que permanecer en silencio, tengo que hablar algo más bajo.

No quisiera callarme cuando ya sea muy viejo, sino ahora que estoy en forma. Recuerdo como mi madre decía que el gran error del ciclista Louison Bobet fue que no supo retirarse a tiempo. En este sentido, me gustaría retirarme, no para dejar de escribir (porque, a fin de cuentas, es algo consustancial a mí), no para dejar de publicar, sino para esconderme, como un erizo de un poema mío, en este largo invierno que se avecina, para permanecer bajo alguna piedra que me dé un buen cobijo...

O!.- Sin embargo, no hay peligro de que se forme musgo debajo de esa piedra...

B. A.- Recuerdo que la primera vez que fui a la Feria de Frankfurt, el viaje fue tan intenso que a la vuelta tuve una psoriasis psicosomática, la cual se fue tal y como vino. Creo que en mi vida ha habido mucha tensión y el peligro no es que se forme musgo en el corazón de la piedra, sino el de acabar con psoriasis, protejámonos de la psoriasis...

O!.- ¿Ha influido en tu trabajo diario tu participación en la política? ¿Cómo se ha visto aquí y en Madrid tu posicionamiento con ese manifiesto intelectual a favor de IU-EB?

B. A.- Tengo la impresión de que, desgraciadamente, nuestra forma de pensar no cuenta con demasiados partidarios ni en el País Vasco ni en Madrid. En este sentido, en contra de mi voluntad, siempre estoy con las minorías. Últimamente, como es sabido, con IU-EB. La verdad es que esta situación es peligrosa, porque, en contra de lo que dijeron los hippies, lo que mueve el mundo no es el amor (esto lo decía la Reina de “Alicia...” de Lewis Carroll), sino la ideología. Brevemente, el mundo está lleno de sectarios, de agresividad; una de las cosas que más de moda está, junto con el sol y la dieta, es tener una excusa para poder descargar tu agresividad con tu vecino. Mi experiencia, no sé si la de los demás, es que casi nadie se lleva bien con nadie... Que a nivel ideológico seas minoría, que tengas un pensamiento raro, eso puede tener mucha trascendencia en cualquier persona.

De todas formas, parece que en Madrid se han dicho cosas más gordas sobre mi comportamiento político. Como sabes, muchos escritores de allí se manifestaron públicamente a favor del pacto PP-PSOE. Además, su posicionamiento coincidió punto por punto con el que tuvieron los periódicos más importantes. Si te pones a pensar, es algo grande  levantarte un día y comprobar que estás de acuerdo con el poder. Por eso se meterían conmigo. ¡Son tan simpáticos que no pueden aguantar que otros escritores carezcan de su suerte!

O!.- Parece preocuparte la ya quemada situación política vasca, la presión que aquí se padece. Aprovechando que tú has andado por esos mundos, ¿es para tanto lo que nos miramos el ombligo....? Como en aquella obra de teatro tuya, Borobila eta puntua, ¿estar dentro o fuera no será lo mismo....?

B. A.- Creo que a estas alturas tenemos ya un gran problema con la idea misma del País Vasco. Es decir, en tiempos de Franco, en una situación tan clara, era negros y blancos, porque el fascismo sí que tuvo esa ventaja: pintó todo de blanco-y-negro y entonces era muy fácil estar en un lado u otro. En aquella situación, yo creo que sí había una idea de País Vasco, y no sólo entre los euskaldunes (vascoparlantes), sino también entre los erdaldunes (no vascoparlantes) que vivían aquí, porque entre ellos se decía “lan egin por el pais” ("trabajar por el país"). Creo que hoy, esa creencia, me temo que desgraciadamente, está en crisis y una parodia de esa crisis son las manifestaciones del día del Aberri Eguna (Patria Vasca).  Digamos que ahí se concreta este tremendo problema interno. Algo que en su día fue el núcleo de la ideología se ha perdido, se ha roto.

El mismo Mitxelena decía: “Ser euskaldun, estar a favor del euskera, eso es anterior a cualquier reflexión”. Ese núcleo, repito, se ha despedazado. Este hecho refleja, además, que todos los que estaban alrededor de esa idea no iban a por trigo, sino que se querían traer muchas cosas entre el trigo, que cada uno tenía sus propios intereses. Supongamos que una persona tiene una determinada disposición, que es de ese tipo de personas a quienes en todo el mundo se les llama fanáticos. Pues puede que su vasquidad y la lucha de su alrededor le venga que ni pintada para su ánimo. Eso lo hemos visto mucho también en la figura del italiano, del irlandés, del alemán venidos de fuera, porque fanáticos hay en todas partes. Vienen aquí y deciden meterse en el jaleo. ¿Porque tenían una idea del País Vasco? No, porque su fanatismo necesitaba alimento tal y como, para decirlo gráficamente, la gente mayor necesita un mal para amanecer un día más. Como esos mayores que siempre están en el médico necesitan ese pequeño mal, porque esconde ese Gran Mal (la Muerte) que va asomándose. Pues aquí, lo mismo.

Creo que ha sucedido eso y que ha sido una desgracia. Yo también quisiera, en el sentido de Mitxelena, unos mínimos pre-establecidos y decir: “¿qué daño le hace al mundo el euskera? ¿Qué daño le hace a la gente este modo de vida vasco o esta característica del País Vasco? Nada. Por tanto, haya ahí un pacto y a partir de ahí, lo que queramos”. Pero, no ha sucedido esto, porque debajo de la sábana o de la idea del País Vasco, ha aparecido de todo: integrismo, intolerancia, incluso pequeños y grandes burgueses. Por tanto, esa gran idea, como todas las Grandes Ideas, también era una mentira. La lucha a favor de la vasquidad necesitará de mayores fundamentos a partir de ahora. Tendremos que afinar la teoría, una buena práctica. Para decirlo de alguna manera, todos deberemos ser más maduros, porque en este nuestro País Vasco nos comportamos como si fuéramos más jóvenes de lo que somos: los de 25 años parecen tener 10, mientras que los de 40 se comportan como los de 25, etc. En general, hay un gran infantilismo en este mundo.

Por otra parte, con esa idea de País Vasco, está sucediendo otra cosa no prevista. Desde fuera, debido al bombardeo mediático, quieren construir un contramito a costa nuestra: los nuevos tridentinos de Madrid nos quieren convertir en los turcos del siglo XXI. Las absurdas acciones de ETA les abren el camino y ellos entran de lleno en ese camino y quieren grabar en nuestras espaldas los peores estigmas. “La escuela vasca es un seminario de terroristas”, dirán un día a raíz de un informe de la Real Academia de la Historia. Al día siguiente, sin embargo, cuando la Fundación Bofill hace público un estudio sobre los libros de historia en euskera, en el que dicen que los libros son muy buenos y que algunos, como los de Erein, son maravillosos, entonces, enmudecen: dejemos que la calumnia siga su camino. Por decirlo de alguna manera, detrás de ese ataque está la ideología clasista de siempre, el contramito de los primeros tiempos, el del noble vasco; noble sí, pero también ignorante y burro (“en ciertas jergas de la época de Lope de Vega al burro se le llamaba vizcaíno”, escribió Caro Baroja * En castellano en el original). También ahora aparece ese léxico en los insultos dedicados a los políticos vascos. Basta recordar los dibujos de Peridis: los vascos hablan como los indios. De todas formas, salvemos a Cervantes de esa tendencia. Porque parece que Cervantes tenía una muy buena opinión de los vascos y así lo demuestra en una de sus novelas ejemplares. El pasaje de “El Quijote” en el que aparece un “vizcaíno” no era más que la utilización de un tópico de la época. Esto se lo he leído a Yndurain.

Aunque hayamos visto que se da una imagen insultante del País Vasco, ahí estamos algunos, sin poder abrazar a esos que dicen amar al País Vasco, porque no sabemos a quién de ellos abrazar (risas maliciosas del entrevistado…). Y, por otro lado, frente a esos contramitos clasistas. Creo que ésta es mi situación y la de otros muchos.

O!.- ¿Existe la verdadera izquierda hoy? ¿Es ésta también otra “Gran Verdad”?

B. A.- Creo que, como siempre, no hay izquierda, salvo en algunas actitudes. Hoy en día no hay una Summa theologica, ya que los modelos del pasado, como todos sabemos, no valen y, además, aquellos sueños resultaron ser pesadillas. Estuve en Rusia hace 30 años, más o menos. Lo que entonces vi fue horrible: los edificios estalinistas de Moscú eran impresionantes literalmente, parecía que aparecerían los pterodáctilos girando alrededor de aquellas torres. Y si comprabas algo en aquellas grandes tiendas de la Plaza Roja, los empleados no sabían hacer bien un paquete, ¡fíjate qué dejadez, qué poca gana!. Y aquellas grandes filas para ver la estatua de Lenin. Y luego se ha visto que sí, que era verdaderamente horrible... No hay una Summa theologica, pero sí que hay unas posturas y también hay ideas que son y que no son de izquierdas en relación a algunos temas. Por ejemplo, un personaje como el escritor Pierre Bordieu hablando de la Televisión (o del liberalismo) es, sin duda, un pensador de izquierdas.

O!.- Dicen que estás escribiendo una novela “definitiva”. ¿Qué será, sobre qué...?

B. A.- Te diré qué es lo que tengo en la cabeza antes de empezar a escribir. Por una parte, que he llegado muy lejos, porque pronto cumpliré 30 años desde que empecé a escribir. Además, como tengo muy buena memoria, recuerdo mis pensamientos de los 20-25-30-35 años sobre el País Vasco, la situación exterior, la lengua, la Utopía, etc. Y yo creo que a todos, cuando llegamos a esta edad (45-50), nos estalla algo dentro como si se tratara de un ternero al que han golpeado con un martillo. Para decirlo de una forma más elegante, se nos viene abajo todo el conglomerado recibido, las ideas, los sentimientos... Y creo que ese es un momento decisivo en la vida de todos nosotros. Es agradable, es un aliciente, por lo menos si no eres miedoso. Hace falta mucho coraje y, en vez de echarte para atrás y acobardarte, hay que aceptar esa sensación de flotar que supone el derrumbe de ese ternero, esa sensación de flotar como los astronautas. La transformación es continua en la vida, pero llega un momento en que es mucho más violenta. Yo muchas veces les comento a los amigos: “¿Qué tal? Pues yo estoy como un astronauta ruso perdido en el espacio sideral”.

Pero aunque he pasado una temporada hastiado, diciendo "¡El País Vasco! ¡Qué asco!", ahora, tras haberlo asimilado, me da una gran alegría, porque pienso que este es el momento adecuado para volver a empezar: para la orquesta, la trompeta no suena bien, el trombón no lleva el ritmo...Y entonces dices "di cappo", vuelta a empezar, y es muy bonito, porque vuelves a empezar a pensar en el País Vasco y en lo demás. En esta reflexión tienes una fuerza que te empuja, ¿una especie de rabia? ¿algo que te permite hablar sin miramientos? Sin tapujos y también un nuevo entusiasmo. Yo estoy en esta fase ahora.

O!.- ... Pero no me has respondido todavía...

B. A.- Eso como introducción. Para dar por terminada esta etapa, me gustaría dejar un libro como testimonio. Y decir: "Señoras y señores, así anduve yo. Por este camino, llegué hasta aquí y éste es el libro que he hecho durante el trayecto”. Y te diré que tendrá dos títulos. Sólo hablo del segundo, porque el primero no lo puedo decir: "Soinujolearen semea" ("El hijo del acordeonista"). No sé si se saldrá bien o mal, pero he estado escribiendo de 6 a 11 de la mañana.

O!.- ¿Cómo va la novela en la que aparecerían Kropotkin, Carlos y los demás? Se dice que el escritor es un “ingidore” y también hemos pensado si no serás un bromista, si cuando te preguntan sobre tu próxima novela, no dirás más que una serie de fabulaciones expresamente inventadas para ello, como Russ Meyer: que harás una lista de los chicos listos y las chicas guapas de Obaba, etc.

B. A.- Una vez le preguntaron a un anarquista la diferencia entre táctica y estrategia y él respondió: “La táctica consiste en atacar de frente y la estrategia en hacerlo por detrás”. Por lo tanto, creo que enseño y utilizo mis estrategias, sin mostrar mis tácticas: por dónde va la parte trasera, pero no la delantera, porque es difícil. Para escribir bien un libro, tienes que escribir línea a línea, palabra a palabra, no se trata de escribir una redacción para el colegio: coger un tema y unas ideas y tirar por ahí. Eso es realmente fácil en literatura y no merece cansarse mucho para eso. Por eso, yo no puedo contar concretamente de qué va, pero sí puedo decir que Carlos y Kropotkin aparecerán en la novela, aunque sea de una forma que yo no pensaba... Aparece Obaba y casi todos mis sitios, Old Martin de "Dos letters", Nevada, California... Aparece el hotel de "El hombre solo" y Carlos, en una nueva situación; también Obaba, aunque no sea la Obaba de Camilo Lizardi, sino otra más desarrollada.

Cuando llego a un determinado punto, vuelvo a los sitios de mis anteriores obras e incluso cito palabra a palabra frases de mis libros anteriores. Pueden aparecer charlas de Gabriel Aresti, tiene una estructura determinada y tan extensa que incluso podría entrar esta entrevista, podría tener su sitio en esa estructura. No será una suma de experimentos como en "Groenlandiako lezioa" ("Lista de locos y otros alfabetos"). Quiero recoger los restos de todos los experimentos y hacer un libro clásico en cierto sentido. No puedo decir más.

O!.- En alguna ocasión has dicho que estás en un buen momento creativo. Haber superado todas las expectativas, hasta ser el más famoso de los escritores vascos, es para estar contento... ¿Qué te dice sugiere todo esto? Dices que estando sano, no hay miedo al futuro. ¿Cómo estás, feliz?

B. A.- Creo que el mayor peligro que tengo es (tal y como dirían esos que van a las herboristerías) ceder ante toda esa carga negativa acumulada durante 30 años, porque ya te imaginarás que alguien como yo, que empezó a escribir cuando tenía 20 años, y después de haber recorrido el camino que yo he recorrido, pues que ha tenido sus malos momentos, muchos, en el peor sentido de la palabra. Los chinos dicen que siempre se le da al clavo que está a la vista. Mucho más en el País Vasco, donde como en todos los pueblos de funcionarios, se le mira con desconfianza incluso a quien pasea por la calle con un sombrero, a aquel que se sale de las normas de la calle mayor. Ante esto, una de las posibilidades, la más lógica, es decir aquello de Cesare Pavese: “Laborare stanca” (El trabajo cansa) y su continuación: “Idos todos a la mierda. Adiós”. Sin embargo, creo que no hay que caer ahí y mi voluntad me dice que no. ¿Cómo? ¿Ceder por eso? Porque fulano ha lanzado una calumnia, porque mengano ha difundido una mentira supina, porque éste me ha dado una patada. ¿Ceder por eso? Si fuera más joven, habría dicho, como los niños: “¡Les daré una patada!”. Hoy, como ya no soy tan crío, como estoy más tranquilo, como soy capaz de hacer esta reflexión y como estoy fuerte, pienso: “¡Que os den! No lograréis cambiarme”.

En cierta ocasión, es una imagen que la tengo presente siempre, cuando estaba estudiando economía, fuimos a las cuevas de Santimamiñe (“Egun da Santimamiña”, con motivo de aquella canción de Aresti...). En un caserío de los alrededores, en un portal, había una fiesta. A cien metros estaba una anciana en mitad del prado, sentada de espaldas a la casa. Las chicas de entonces, como las de ahora, preferían a los guapos y no nos elegían para el baile. Entonces, me dirigí a aquella anciana y le dije : "¿No va a ir a la fiesta?". Y ella me respondió: “¡No me interesa!". Y siempre lo he pensado así: ese es el punto. Hoy en día, en ese largo y tortuoso camino, a menudo en solitario, ha llegado un momento en donde puedo decir "¡no me interesa!" y seguir a lo mío: "¿Por qué comenzaste a escribir? ¿Por qué querías hacer esto y lo otro? ¡Pues sigue por ahí!".  Como te puedes imaginar, la experiencia en mi caso es enorme. Yo no puedo ofrecer mucho, pero experiencia tengo para dar y regalar. Pregúntame qué es dar una charla en inglés, o sobre la Feria de Frankfurt o festivales poéticos en Italia, y te responderé.

O!.- Pero volvamos a tus comienzos como escritor. ¿Cuántos años estuviste sin Seguridad Social? Unos cuantos, ¿no? Con pocos lectores, en una situación muchísimo peor... ¿Un escritor puede tener accidentes de trabajo...?

B. A.- Pues no. Creo que hace falta mucha salud para ser escritor. Dejé el trabajo con 27 años y hasta los 45 no tuve una cierta seguridad. Si me hubiera pasado algo durante ese tiempo, habría sido terrible. Creo que los dioses les echan una mano a los que tienen una cierta valentía, porque a mí sí que me han ayudado. No siempre. Te voy a contar algo que me pasó, nada extraordinario, ya que no tiene nada de glamouroso. Recuerdo que en uno de mis peores momentos jugué a la lotería y, mira por dónde, me tocó el equivalente a tres meses de sueldo de entonces. Para mí fue un respiro tremendo. Desgraciadamente, esa noche cogí el coche, quizás a mayor velocidad de la debida y, puede que también en unas condiciones no muy buenas, me pilló la policía y el dinero de 3 meses se quedó en 15 días... Fue una pequeña tragedia y un escarmiento. Quiero decirles a los jóvenes escritores que sin dinero o con poco dinero no se escribe bien, porque tu obsesión y tu primer pensamiento es conseguir dinero, para pagar el piso, para comer...

O!.- Nos dijiste una vez que no se les ocurriera a los ociosos vivir de la literatura. Podrían morir en el intento. ¿Qué le recomendarías a un joven que quiere ser escritor?

B. A.- Hay dos teorías: una, la de Robert Graves: es mejor trabajar en algo que no tenga nada que ver con la literatura, por ejemplo, limpiando platos en un hotel, porque si se elige una profesión parecida a la de escritor, por ejemplo trabajar de periodista, una limita a la otra. La otra teoría, quizás mejor, dice justo lo contrario: hoy en día muchos escritores pueden tener una columna, una colaboración radiofónica, alguna traducción, unas cuantas conferencias, recitales y con eso pueden tirar para adelante. Creo que es mejor la segunda, porque me he dado cuenta de que en el mundo de la pintura, por ejemplo, los que se dedican a otros oficios y luego son pintores, normalmente no mejoran su obra.

O!.- No como Vicente Ameztoy, por ejemplo...

B. A.- Tengo un par de amigos en ese mundo: Ameztoy y Zumeta. Zumeta trabaja muy deprisa y Vicente despacio, pero los dos están a ello, siempre trabajando, sean ricos o pobres, haga buen o mal tiempo. Como yo. Por otra parte, los disidentes vascos, aquellos que no estamos con la Euskadi Oficial ni tampoco con la Antioficial oficial, formamos un grupo numeroso, integrado por músicos, traductores...

O!.- El tema cuasi-monográfico de este número es el de las revistas literarias. Has estado en “Euskadi Sioux”, “Ustela”, “Pott”, “Garziarena” y alguna más, donde te dedicaste primeramente a la creación, con manifiestos y demás. Desde la distancia, ¿fueron tentaderos, antecedentes de la mejora de la literatura actual? ¿Somos porque fueron?

B. A.- Sí, sin ninguna duda. Un marchante del mundo del arte llamado Kahnweiler impulsó el cubismo y todas aquellas vanguardias (puso a trabajar a Picasso, Braque, Kokoschka, Picabia, Miró... etc., artistas rompedores que surgieron en torno al año 1910). En sus memorias hace una reflexión que me parece decisiva: al principio, cuando el artista está sin hacer y no tiene experiencia, es necesario el apoyo mutuo, el grupo es fundamental. ¿Cuándo se vio eso? Después de la guerra. Vino la guerra de 1914, se disolvió el Grupo de París, cada uno por su lado, unos murieron, otros partieron al destierro, otros heridos en los hospitales y ¿qué pasó? Pues que las vanguardias que continuaron en París, retrocedieron. Entonces le preguntó a Picasso: “¿Por qué hemos retrocedido a la pintura que se hacía a finales del XIX?”. Y le respondieron tanto Picasso como Braque: “¡Miedo! Estamos solos, uno por aquí, otro por allí y a nuestro alrededor ese mmmuuunnndddooo vvviiieeejjjooo, eeessseee mmmuuunnndddooo vvviiieeejjjooo y sssaaalllvvvaaajjjeee de sssiiieeemmmppprreee” (Atxaga pone cara de asco al decir estas palabras). En tal situación, sin protección, el pintor se acobarda y recula, se le acaba la valentía.

En el mundo literario, el amparo se logra mediante las revistas literarias, cada uno en su grupo y con sus revistas y mirando hacia delante. Tal y como están las cosas, no se puede decir que un periódico pueda hacer ese trabajo. Puede dar trabajo a los escritores, puede darles la oportunidad de publicar, pero no amparo, ni Concepto, ni algo tan necesario para escribir como es la Teoría. El artista hace la Teoría en grupo. En las revistas literarias.

O!.- Y vosotros, Sarri y compañía, sí que tuvisteis eso en aquel “Pott” ecléctico...

B. A.- Sin duda. Cuando nos reuníamos en Bilbao, en aquella preciosa cafetería que había en el Arriaga (esa dichosa cafetería enterrada bajo las gradas de mármol y la programación artística del Ayuntamiento), la gente hablaba de otro modo. Así, Iturralde traía, por ejemplo, una referencia de la novela negra americana y su valoración, Juaristi traía la misma valoración de ahora: qué aldeanos son los vascos y qué magníficos poetas los de Toledo... (pero esto también era estimulante, porque teníamos que pensar sobre ello). Ruper Ordorika nos contaba no sé qué de un nuevo movimiento musical, por ejemplo, sobre Linton Kwesi Johnson y los jamaicanos... Entonces, el grupo te ayuda a concretar el concepto teórico. Es algo muy importante, porque sin concepto no hay ni literatura ni nada. Bueno, puedes leer los periódicos. O ver la televisión, sobre todo en verano. O puedes ir a los actos artísticos programados por los Ayuntamientos. Para eso no hace falta ninguna teoría del otro mundo.

O!.- Antes estaban “Ustela” y “Pott”. Hoy, “Ostiela” y “Putz”. ETB1/ETB2. ¿Aquí siempre "uno se divide en dos"? ¿Todos queremos ser líderes? ¿Es éste un Pueblo de Líderes?

B. A.- Está bien, sí. Tengo que pensar sobre eso. Abreviando, creo que tenemos muy poco poderío cultural, por lo menos si entendemos la cultura en un sentido sofisticado (sabemos que aquí hay una gran cultura, de base, y que la gente cocina muy bien, que las fiestas se organizan muy bien, que hay un sentido comunitario y que esas cosas son muy hermosas; no les quito nada). Pero si miramos al arte y a las letras, este pueblo es del montón. A veces escucho de todo, voy cambiando de emisoras, y parece que hay mucha gente que se dedica a echar flores diciendo que aquí se puede hacer una especie de “Greenwich Village” o una Atenas, que somos la leche. Pues, creo que no. Nuestra capacidad cultural es muy pequeña. No puede ser de otro modo con esta lamentable situación política y nuestra tradición cultural. Entra a las casas, mira cuántos libros, discos y vídeos hay. Muy poca cosa. Pregunta a los que van a misa, cuál es el salmo que más les gusta. Te miraran como las vacas al tren. No, no somos tan buenos.

O!.- Sin embargo, has reconocido que la literatura vasca ha perdido un poco de la (supuesta) brillantez que tuvo en su tiempo. ¿Qué pasa? Muchos vascoparlantes te leen en castellano. Salvo los estudiantes y los funcionarios, ¿nadie lee/escribe aquí? ¿Es el fracaso de más de 30 años de ikastolas? ¿Mentiras de patrioterismo vasco...?

B. A.- Creo que entonces la cultura vasca se veía y se sentía como algo necesario en sí misma. Había una necesidad de leer buenos libros escritos en euskera, de un modo directo. Quiero decir: el bolígrafo sirve para escribir y el pañuelo para sonarse los mocos y ahí se decide el valor del pañuelo, del bolígrafo y del libro. ¿Qué está pasando aquí? Todo se saca de quicio rápidamente y, de repente, el bolígrafo, el libro o el pañuelo se convierten en símbolo de otra cosa. Pierden su valor pragmático, el único valor que merece ese nombre cara a la venta, igual que un pañuelo pierde su valor práctico cuando se llena de colores y se convierte en bandera. Eso es lo que está pasando o lo que yo intuyo, por lo menos.

Cuando voy a Durango y recuerdo qué gente y en qué andaba antes por allí y las alegrías que se llevaban. Entonces, lo comparo con la gente de ahora: qué tipo de gente, a qué van allí y toda el rollo que hay alrededor de eso. ¡Eso no merece otro nombre! ¡Ese ro-llo  tri-un-fa-lis-ta!, ¡Esa men-ti-ra!, porque la  Feria de Durango, al igual que la Korrika y las fiestas de las Ikastolas, se está convirtiendo no en una respuesta dada a una necesidad, no en la ceremonia principal que aquellos que quieren o necesitan leer en euskera le piden a la institución cultural (a la maquinaria que hace libros, revistas, etc.), sino que pienso que ese tipo de gente que tenemos hoy en día dice: “Tenemos símbolos pequeños como, por ejemplo, nuestra pequeña ikurriña para que cuando vamos al campamento de verano la pongamos encima de la puerta y podamos mostrar que somos vascos”, pero también necesitamos grandes símbolos como la Korrika, Durango, Nafarroa Oinez, etc... Todos los años, cuando termina la Feria de Durango y nos dicen que “ha sido el 25º Año Triunfal”, nos vamos tranquilos a la cama y empezamos a pensar en nuestras cosas y hasta la próxima... Eso es lo que está pasando o por lo menos así lo veo yo. También es verdad que en esto también me siento bastante solo, porque ningún escritor dice nada sobre lo de Durango. Hablo yo y los habitantes de Durango pensarán que tengo algo contra ellos. Pero no es eso.

Me preocupa que podamos estar ante un problema muy serio en el corazón mismo de la cultura vasca. El euskaltzale (amante del euskera y de la cultura vasca) no puede mirar para otro lado. ¿Nadie ha leído los estudios que están haciendo Olaziregi y otros? Yo sí y lo que aparece ahí da miedo. Por ejemplo, se ve que entre los libros comprados voluntariamente por la gente joven, hace unos años, de cada 10 libros 8 eran en euskera y hoy en día son solamente 2 o 3. ¿Y qué pasó con los libros traducidos de la colección “Pentsamendu Unibertsala” (Pensamiento Universal)? Ahí están Montaigne y sus amigos cogiendo polvo en las estanterías, nacieron muertos, porque la sociedad vasca fue incapaz de tragarse cinco ejemplares de los grandes pensadores. ¿Y con las traducciones de la Literatura Universal? ¿Y con los demás libros, con los libros de los autores autóctonos? Me parece que la institución cultural está muy grave, aunque no desde el punto de vista económico, tal y como sucede con el propio euskera, porque los amigos de los símbolos aquí también son capaces de dar dinero (algo que hay que valorar positivamente, por otra parte). La institución cultural anda mal a la hora de desarrollar su trabajo. No tiene capacidad de influir en la realidad. ¿Te das cuenta qué pocas citas se hacen en el País Vasco? La  gente habla aquí y allá y dice “yo creo”, “yo pienso”, y nunca “tal y como dijo nuestro Axular”. Es un síntoma. En una sociedad sin libros, se imponen los tópicos y el rollo más amorfo. Y los programas de televisión, por supuesto.

Ah, se me olvidaba citar otra característica de esta grave situación: la de la valoración. ¿Te has dado cuenta de que mucha gente, la gente no vascoparlante del País Vasco, ha cambiado? Ya no es la misma. Antes, el euskera les parecía un mundo, un universo, algo que estaba ahí, cuasi-fantasmal si lo prefieres, pero le daban un valor. No tenían mas remedio que darle un valor. Hoy, ese universo vasco se está convirtiendo en un barrio pequeño de otro universo más grande. Quiero decir que antes, en Vitoria, el mundo vasco estaba “en todas partes y en ninguna”, no aparte sino mezclado, infiltrado. Hoy, tomando como ejemplo las fiestas de Vitoria, la cultura vasca es algo que está en la Plaza del Machete: el cambio de espacio señala un cambio de mentalidad. Hay unas personas que dicen: “no tengo por qué preocuparme más del mundo vasco. Que se reúnan en la Plaza del Machete y que nos dejen en paz”. Y en esa paz, las cosas verdaderamente importantes estarán en los sitios importantes de la ciudad. Así, “Azúcar Moreno” cantará en la Plaza Nueva. Otro ejemplo, éste de Bilbao: me viene una persona que trabaja en cuestiones culturales en ese ayuntamiento y me dice que “van a organizar una semana de la poesía en la Biblioteca Bidebarrieta, una semana de gran nivel y que el primer día estará José Hierro y que quieren dedicar un día a la poesía en euskera”. ¡No pude creerme lo que me decía, porque el desprecio era tan notorio! ¡Tener que oír semejante cosa en Bilbao! ¡De boca de un responsable de un ayuntamiento en el que gobiernan las “fuerzas políticas vascas”! Le respondí, más o menos: “Tú te crees que Hierro tiene un gran valor, como para dedicarle un día a él solo y no, pongamos por caso, a los ‘Poetas de los alrededores de Aranjuez’. Sin embargo, quieres meter a alguien como Lete u a otros poetas de aquí, el mismo Izagirre, en un día dedicado a la ‘poesía vasca’”. Para ti, todos los poetas vascos no igualan el valor de Hierro. Pues yo te digo que muchos poetas vascos, los citados y algunos más, no le tienen ninguna envidia a Hierro”. Fue un momento desagradable. Hace 25 años oía mucho este tipo de comentarios, ¡pero después de recorrer este camino! Además, esos programadores culturales, que utilizan el dinero público, ¿por qué son unos amateurs tan mediocres? Un verdadero amateur no aceptaría ninguna valoración previa. Facilitaría una relación entre el poeta y el público, y a partir de ahí que decida la lectura. Bien sea un poeta veterano como Hierro, bien sea un joven como Padrón, que decida la lectura. Pero no, la mayoría de los programadores culturales siguen el rastro dejado por los poderes mediáticos. Además, son unos recién llegados y no tienen ninguna personalidad. No pueden tenerla por su poca experiencia y por haber surgido en el ambiente en el que han surgido. El ambiente está lleno de conversos y papanatas. ¡Eran tan “nuestros” algunos hasta que vieron los salones isabelinos de Madrid! ¡Los vieron y, señor, qué cambio! Oyen hoy la palabra “txistulari” y tuercen el morro, como si alguien les hubiera dado con una boñiga en la cabeza. ¡No hay nada que me deprima más! ¡Qué gente más superficial! En su caso, se puede decir con toda exactitud que su ideología era como una chaqueta. Una chaqueta reversible, por supuesto.

O!.- Al final, el libro puede convertirse en un pañuelo o valle de lágrimas...

B. A.- Es igual. Con los símbolos no se hace una cultura. Se puede hacer, si quieres, una comunidad como ponen las estrellas y demás en el último pueblo de Wisconsin o Washington y eso une a la comunidad de los EEUU. Puedes conseguir lo mismo aquí, una cierta unidad con esos símbolos. ¿Una cultura? ¡Ni pensarlo!

O!.- Alguna vez dijiste que “ser euskaldun es hacer un esfuerzo añadido" y también recuerdo tu clasificación de euskaldunes en "patéticos, simpáticos y antipáticos". Imagino que últimamente habrás hecho más reflexiones en este sentido... ¿Qué te dice la palabra “euskaldun” hoy? (Hablo de los euskaldunes verdaderos, de los realeuskaldunes).

B. A.- En la revista “Garziarena” quisimos diferenciar entre euskaldunes y “realeuskaldunes”. Creo que los euskaldunes, según propia confesión y teniendo en cuenta que el 70 % miente, no seremos más de 400.000, menos de la mitad de lo que se dice. ¿Quién es el realeuskaldun? Cualquiera que es capaz de hablar seguido 5 minutos en euskera, capaz de escribir una carta... Los  realeuskaldunes, según mis cálculos, seremos unos 100.000. Por tanto, hay que pensar todo el trabajo cultural teniendo en cuenta esa base, no pensar que trabajas para 700.000, porque eso supone adentrarse en las teorías de esos amantes de la simbología y es una locura.

O!.- Ahora que la inmigración se nos “viene encima”, ¿nos conviene aprender árabe?

B. A.- Si viviéramos en una verdadera sociedad progresista, en los colegios poco a poco debería darse la cultura de los pueblos árabes y de otros muchos pueblos de África. Es decir, debería "darse información sobre esos pueblos que van a venir aquí". Si no lo conoces, no lo quieres. Ésta es una gran verdad. Hablando en serio, lo primero que tenemos que hacer con los inmigrantes es saber su nombre. Si sabemos su apellido, mucho mejor. Y no decir "negro". A partir de ahí, si supiéramos más acerca de su cultura (no vendría mal un pequeño libro al respecto), mucho mejor. Pero no sabemos si vivimos en una sociedad progresista. ¡¡¡Como vivimos en el Pueblo del Único Problema...!!! No sabemos nada sobre lo demás. Puede que Sean Progresistas Los Que Entren Ahora en Educación, je, je...

Ahí es donde se ve eso y de ahí las tendencias izquierdistas que mencionaba antes, etc. No tengo una Teoría de la Izquierda, pero sé que, desde una sensibilidad de izquierdas, hay que darle una buena acogida a ese inmigrante. Hay un gran trecho desde largar cualquier tópico a saber algo de su cultura. Ahí tienes el caso de Mohamed Chukri. Su vida es horrible: marginado desde niño, desertor del Ejército español, pasos por la cárcel, léete “El pan desnudo”... Le conozco y estuvimos juntos un par de días. Si escuchas a este hombre, lees su libro y entiendes muchas cosas, porque te das cuenta qué es ser pobre, qué pobre es esa gente y, sin embargo, ves qué voluntad tenía Chukri para ser escritor. Por otro lado, tuvo mucha suerte de estar en Tánger y de conocer a Genet (enterrado en Larache), Moravia, Burroughs, Beckett, Bowles (a quien Ameztoy conoció personalmente)... Bowles fue quien primero tradujo a Chukri al inglés. Es un libro duro, léetelo... Después, si viene a tu colegio alguien de Tánger o un berebere, porque él es berebere, le mirarás con otro cariño...

O!.- Volvemos para atrás, volvemos a ti. Parece que la gente, en general, ha aceptado que tu esfuerzo ha sido continuado ¿No? ¿O no se tienen en cuenta las penas, las fatigas y los esfuerzos de los demás, porque "los demás lo tienen más fácil"...?

B. A.- Creo que no se tiene en cuenta el trabajo del vecino. En mi pueblo se dice “auzoko aldapa beti arina” ("la cuesta vecina, siempre fácil"). Si un escritor pretende que su trabajo y su esfuerzo sean aceptados, lo lleva claro. Eso sería, en una imagen de Thomas Berger, como echar dinero en las máquinas tragaperras. Pedirás ese reconocimiento 100 veces y te lo darán una, tendrás premio una sola vez y 99 veces te lo negarán o peor. Por tanto, no creo que haya que tener esperanza, en general. También aquí nuestro camino es en solitario. También diré que, sólo por aligerar esa visión, pues no soy pesimista, cuando te haces con un nombre, consigues 100 amigos que están por ahí, que te valoran, que son de los tuyos, que te empujan. Ese es el tesoro del escritor.

Te voy a contar algo que me pasó y que tiene que ver con esto de las críticas. Hace unos cinco años, fui a Arrasate (Mondragón) y estaban repartiendo unos papeles a favor de-no-sé-qué. Compré uno y la mujer que me lo vendió (no sé si tenía cara de sufrimiento o de fanatismo, no sé cómo decirlo), me echó en cara: "¡Con todo el dinero que tú tendrás...!”. No tuve opción de contestarle nada (me dio la patada y se fue), pero si la hubiera tenido, le habría dicho: "Pues mira cómo son las cosas. Si tú me hubieras dicho algo hace 20 años, cuando se reían de mí porque dejé el trabajo, etc., entonces, te aceptaría la crítica que me haces ahora. Pero ahora, tal y como dice un aforismo (“sekula ez da onartu behar kritika txarrik sekula kritika onik egingo ez lizukeen horrengandik”; es decir, "jamás aceptes una mala crítica de alguien incapaz de hacerte una buena crítica"), no la tengo en cuenta. No me pongo ni a pensar en ello. Y esa es mi norma: críticas como esa, me entran por un oído y me salen por el otro. Porque todas las críticas son buenas, a favor o en contra, pero si el autor tiene otro espíritu, si tiene una simpatía hacia ti.

O!.- De todas formas, desde que Pako Aristi te criticara -que eras una antena parabólica, que tapabas a los demás escritores...-, ahora apenas se te critica y todos los escritores quieren ver su obra traducida... Eso sí, creemos haber oído una crítica: dices que cortas y pegas del euskera al castellano y viceversa, dependiendo de la última palabra, del tono o del tempo, pero dicen que, aunque escribas primero en euskera, intentas no hacer juegos de palabras intraducibles, porque luego tienes que hacer la traducción al castellano y de aquí se traduce a otros idiomas y ahí está tu verdadero mercado... ¿Qué tienes que decir sobre esto?

B. A.- En primer lugar, está bien que me recuerdes lo que dijo Pako Aristi, porque  creo que lo que él dijo era legítimo y sincero. El escritor debe pelear para que se acepte su valor y es legítimo quejarse del escritor que tienes delante “quitándote juego”. Por eso, aquel artículo de Aristi era realmente para reflexionar y creo que ahora y dentro de unos años, Aristi tendrá la oportunidad de escribir lo contrario, porque últimamente, y lo sabe quien tiene que saberlo, he repartido mucho juego por ahí. Creo que he puesto empeño en ello y puede que gracias a aquel artículo y unos cuantos comentarios más, me pusiera en guardia. Porque puede que yo también estuviera hasta entonces muy cómodo, pero llevo algún tiempo esforzándome en sentido contrario. Hace poco estuve en la Feria del Libro de Praga y una revista literaria de Chequia ("Host") acaba de publicar un número extra sobre la literatura vasca. No ha sido mérito mío, porque el "fáctotum" ha sido un traductor, un hombre de la cultura de aquel país, Ludek Janda, y no habría sido un extra tan bueno ni tan completo si no hubiera tomado parte Mari Jose Olaziregi. Pero yo he aportado lo mío, sin duda. No he querido ser una antena parabólica... Digo todo esto para enviarle un mensaje a Pako Aristi, para decirle que tuve en cuenta su artículo, aunque no estuviera de acuerdo en todo, pero que lo tuve en cuenta y que lo he intentado, en el caso citado y en otros más. En este sentido, me tomo bien las críticas.

Sin embargo, la segunda crítica, para decirlo en pocas palabras, me parece u-na pa-ta-da de gen-te fan-fa-rro-na. Después de "Obabakoak", se extendió el rumor de que escribía en castellano. Recuerdo que me escribió un lector de Granada: “Me encontré con unos vascos que estaban haciendo turismo y me dijeron que primero escribías en español y luego para guardar las apariencias lo traducías al vasco” (en castellano en el original). Así es como andan por ahí algunos turistas vascos, extendiendo la mierda. Vete tú a saber cuantas veces habrán contado el cuento de Granada. También recuerdo que le llamaron a un amigo mío de una revista que no recuerdo y le preguntaron: "¿Es cierto que Atxaga escribió primero en castellano ‘Behi euskaldun baten memoriak’ (`Memorias de una vaca')? Quizás el preguntador no sabía que mi amigo forma parte de ese club de los 100 que he citado antes y éste le respondió: "De ninguna manera. He visto el manuscrito (porque es un libro escrito a mano) y primero lo escribió en euskera". ¡Y ahí se terminó el deseo del preguntador aquel, ahhhhhhh! Como diría Campoamor, ga-nas de a-flo-jar-se el cin-tu-rón y poder echarme encima todas sus mierdas (Atxaga se ríe maliciosamente). Pues hay que aguantarse o ir al baño directamente. También han enviado anónimos a las editoriales diciendo que mi euskera es despreciable y que no se introduzca el libro en el circuito de los libros escolares, etc., etc. Creo que hay que decirle a esta gente: “¡Menos chorradas! ¡Ocúpate menos del vecino y dedícate a tus cosas! Porque yo no tengo que avergonzarme ante nadie, es mi euskera”. Te pones a pensar y ¡vaya morro! ¡Qué gente tan fanfarrona! ¿Quién es ese Dios para pedirme cuentas a mí? Si me lo preguntaran en un bar y yo fuera más joven, pues lo que he dicho antes, primero le daría una patada. Hoy, le diría: iLárgate, fanfarrón!

O!.- Bernardo, ¿se te ha pasado la tentación de poner tu verdadero nombre, Joxe Irazu, en la portada de los libros y de volver a empezar?

B. A.- Tengo posibilidades de volver a empezar, porque todavía ando bien de salud. Pero mis amigos me dicen que sería demasiado lioso y que sería mejor publicar el libro citado y luego... De todas formas, siempre tengo un libro de Dante en la mesilla de noche. No es la "Divina Comedia" sino “Vita Nuova”. Si quieres que te diga la verdad, me encantaría empezar una nueva vida.

O!.- “¿Cómo traspasar las telas de araña que suponen los idiomas?”, te preguntabas en una de tus últimas conferencias. Y tu respuesta: "Volviendo a la sobriedad del idioma". ¿Cómo traspasar las telas de araña del oficio de escribir / vivir, las de la información y de las reglas?

B. A.- Sucede que cada vez veo la escritura más como una lista de acciones pequeñas y diferentes y no como una única acción. El texto es un Misterio para mí: por qué el más ligero cambio modifica todo, cómo cambiar una sola palabra puede ser decisivo en un texto de una hoja y obliga al autor a comenzar de nuevo, cómo una línea puede, de repente, romper un cuento entero. Con esto quiero decir que la definición de texto que utilizo para mí es: "algo que se mueve por nada". Por tanto, los problemas del idioma, de la vida, las reflexiones pueden tener influencia en ese pequeño acto literario. Por eso, hay que pelear línea a línea, palabra a palabra; hay que plantar batalla en todas las trincheras y así se hace normalmente. La situación general del euskera también tiene su incidencia. Hay un tipo de gente que escribe en euskera a quien le gusta jugar a "cocinitas": “-No vamos a decir ‘pelota partidua’, porque estamos jugando a cocinitas en la plaza y hoy me apetece decir ‘partida’. –¡Aaah! ¡¡¡Qué bonito!!! Además, a partir de ahora (sólo hasta el próximo juego) no diremos 'John Wayneren sonbreirua' sino ‘John Wayneren kapela’. ¿Y si en vez de decir ‘plaza’ dijéramos ‘enparantza’? ¿Y si en vez de ‘jostatzen’ dijéramos ‘yostatzen’? Sí, sí, ¡qué bien, qué diver!”.

Por tanto, tenemos gente a la que le gusta jugar a los "idiomitas" (como también hay otros a quienes les gusta jugar a los "aberritxos”, a las "patrias"). Y eso me resulta muy fuerte, nefasto, vomitivo, deplorable diría Piarres Lafitte. ¡Que no-sé-quién ha decidido que hay que decir ‘partida’, absurdo, pero adelante! Al día siguiente en el periódico de esos otros euskaldunes partida arriba, partida abajo. Se puso “kanta”, que no se dice en ninguna parte, y se marginaron las dos que se utilizaban “kantua” y “abestia” (como decía Ruper, la más aceptada de todas las palabras que inventó Sabino, la más extendida, la más práctica...). Hay una frase de Baudelaire que, si la aplicas a este pueblo, es durísima: "La gente que utiliza continuamente términos militares, la que tiene un léxico militar (ataque, traición, etc.), no demuestra con eso su ansia de pelea, sino su tendencia a la sumisión”. Y no hay cosa más sumisa que el rebaño vasco. Dice el campanero al atardecer “¡ton!” y al día siguiente dicen los de Euskadi Irratia “¡ton!”. Si toca “¡tan!”, dicen “¡tan!”. Luego, hay otra cosa muy bonita: hay guipuzcoanos prototípicos, que meten muchas "guipuzcoanadas" al hablar en Euskadi Irratia, y luego dicen "yosi", como si eso fuera suficiente para respetar a los euskaldunes periféricos. Y me digo para mí: ¡Joder, estos no tienen otro quehacer! Si todos estamos a eso, a las cocinitas, a los idiomitas o a las patrias, y si el quehacer más importante de hoy es decir 'yosi', 'yaya' o 'yaio'. Si tienes que pensar: "ahora tengo que decir yosi”. ¡Jope, no es correcto! Volviendo a la enfermedad del País Vasco, eso es una infantilada, es cosa de críos. Recientemente se ha publicado un estudio que dice que una persona no puede estar pensando en dos cosas al mismo tiempo y que por eso es tan peligroso conducir y hablar por teléfono móvil. Cabe decir lo mismo de aquellos que están mirando a su habla. Aquel a quien le sale decir por costumbre "josi" y está pensando que tiene que decir "yosi", no puede pensar en nada más. Si está haciendo una entrevista en la radio, no pensará en la entrevista. "Sólo sobreviven los aspectos más amorfos de la comunicación” (en castellano en el original) decía un teórico sobre las lenguas artificiales. Con estos juguetones tenemos el mismo peligro. Además, y paradójicamente, se trabaja muy poco los problemas de base. Uno de los problemas es el de la traducción de frases. No me refiero a quien tiene que traducir a Pavese (los traductores literarios están haciendo un gran trabajo en el País Vasco), sino para quien tiene que dar un mensaje en la playa de Zarautz, pongamos por caso (“Esperando que ustedes hayan pasado un día agradable, nos despedimos hasta mañana”). Bueno, pues parece que nadie es capaz de utilizar la técnica más sencilla para hacer bien ese trabajo y pensar: "¿cómo diría esta frase mi tío Isidro, tan euskaldun él?". Es decir, analizando el camino existente entre la realidad y la frase a través de una persona. Por el contrario, se hace una traducción totalmente lingüística, siempre del castellano al euskera, sin tener en cuenta el contexto y demás, y se convierte en un trabajo complicado lo que de por sí es algo sencillo. Vete a Zarautz y escucha los mensajes de la playa: "Ondo igaroko zenutela espero dugu eta agur esaten dizuegu”... o algo parecido. Si el traductor de frases hubiera pensado en su tío Isidro, diría: “Ondo pasako zenutelakoan, agur eta bihar arte”. El daño que están haciendo los traductores de frases es tremendo. El periódico de esos otros euskaldunes también es muy estricto con términos como "partida" y semejantes, pero luego hace unos calcos del castellano que son la leche. Ahí también están trabajando los traductores de frases.

Recientemente, he recibido a través de la editorial un e-mail de una mujer vasca que vive en Inglaterra y ella me trasladaba la pregunta de un canadiense. Y me dice que ese canadiense está aprendiendo euskera y que se ha sorprendido de ver en la nueva edición de "Obabakoak", "edición actualizada" y quería saber qué quiere decir eso. Cuando le cuento a esta mujer lo que sucede aquí, como aquellos que no tienen nada que hacer están jugando a "cocinitas", "idiomitas" y "diccionaritos", y como nos ponen entre la espada y la pared, porque no hay que poner "ohizko" sino "ohiko" (tú pones "ohizko" y parece que te quieres dar importancia)... Son cosas muy raras, es una situación que se le hace muy extraña a la gente de fuera. Quiero hacer una propuesta a cualquier grupo de teatro: por qué no hacemos una versión de “Burges txikien ezteiak” de Bertold Brecht, añadiéndole teletipos de agencias en las que se va informando de noticias sobre el euskera. Entonces, algunas escenas serían más o menos así: “-Ba, lehengo udan izan nintzen kanpamentu batean”; entonces, trrrrr... se leería un teletipo en off: “- Perdona, empieza de nuevo, porque hay un cambio de última hora, ya no se dice ‘kanpamendu’, sino “kan-pa-men-tu’”. Y así continuamente.

A veces les pregunto a quienes tienen más información que yo y me señalan a Euskaltzaindia y unas cuantas personas entendidas. Pero no creo que sea así. Aquí también la culpa es compartida por toda la sociedad. O no somos culpables, porque es una fatalidad lo que sucede, porque son los defectos de todos los idiomas minoritarios. Sospecho que en el fondo de todo está la estatalización del País Vasco, porque Euskal Herria o Euskadi no será un Estado, pero tiene los poderes de un Estado y entre esos poderes está la Educación, pues es el Gobierno quien decide el euskera que hay que utilizar, él puede elegir cuál se utilizará en las radios y en la televisión. Esos serán los dos pilares de nuestra situación. Y el más firme de los dos es la educación. El quid de la cuestión son un montón de estudiantes y profesores. Si algún día se analizara qué se hace con los "euskaldun berris" (nuevos vascoparlantes), cómo se les tortura. Además, cuando se ve qué habilidad lingüística tienen esos torturadores; por ejemplo, basta con ver cómo están redactadas las cartas donde notifican las nuevas normas (he visto un par y estaban muy mal escritas), pues, analizando a los autores de esas cartas con sus mismos criterios, estarían suspendidos... ¡Qué pasada es ésta! Creo que somos muchos en contra de esas reglas. ¡Qué tiranía! No digo que no deba haber un modus operandi, pero se nos hace muy duro. Algún partido debería tomar cartas en el asunto.

Si no hubiera un rebaño vasco (ba, be), no habría problemas, porque entonces sería sólo una lucha entre instituciones, una contra la otra.

No me cabe ninguna duda de que en el fondo está ese espiritu de rebaño. ¡Si no fuéramos tan sumisos! ¡Si no fuéramos tan dóciles! La película que Sota dedicó a Remigio Mendiburu se llamaba "Nortasuna" ("Personalidad") y hablaba de la personalidad del País Vasco. Puede que sí la tenga el País Vasco, pero no los vascos individualmente. A veces pienso si no tendremos un "espíritu de retaguardia", como si viviéramos detrás del frente, detrás de la violencia, si no cambiará todo cuando la situación vuelva a la normalidad y entonces aparecerán por doquier personalidades, críticos, etc. No somos más que deudores de la tradición “euskaldun fededun” ("vasco creyente"). Desde mi punto de vista, lo peor de todo es que como escritor tengo que estar ahí, quiera o no quiera. Utilizo el euskera y entonces estoy unido a todos los que utilizan el euskera. Y, en cierto sentido, estoy a su merced. Lo que decía Auden: “Trabajamos con un material que es de todos”. Y el euskera también es de todos. Cuando me dicen que no debo escribir mi "ohizkoa" de siempre y debo poner “ohikoa”, o cuando veo que mi "hibaiak" de la juventud ha perdido la hache, al igual que mi “hilargi”, me cabreo, pero el funcionario malicioso sonríe: sabe que tengo que ceder...

O!.- ¿Un último comentario, Bernardo...?

B. A.- Para decirlo con pocas palabras, diría que la situación de la cultura vasca es difícil, pero que todavía no es desesperada. Es cierto que nuestros aniñados y juguetones compañeros aportarán poco; cierto que el extremismo político nos hará daño y que los anti-euskaldunes y los numerosos conversos minusvalorarán lo que hagamos y se esforzarán en ensuciar nuestro buen nombre. Pero también es verdad que estos últimos treinta años ha surgido un grupo compacto de realeuskaldunes y que los euskaldun berris o berrituas (nuevos o renovados vascoparlantes) han modernizado el ambiente vasco. Cuándo se ha visto en el País Vasco tantos científicos, historiadores, artistas, traductores trabajando tan bien en euskera. Jamás. En este sentido, aquella pregunta que me hacía yo en un artículo hace 20 años (¿Es un simulacro la cultura vasca?) ya tiene respuesta: no, no es un simulacro. Es una realidad, aunque la situación no permita que esa realidad se organice debidamente: los foros, revistas, estudios, simposios, etc. necesarios para eso, deberán esperar. Menos mal que nos quedan foros como el de OSTIELA!. Antes me has preguntado qué función puede tener una revista como la vuestra. Pues ya ves que es muy necesaria. ¿Dónde se puede hacer crítica? ¿Dónde hablar con toda libertad? ¿En las revistas financiadas por los ayuntamientos? ¿En ese periódico ultraortodoxo de esos otros euskaldunes? ¿En los periódicos que desprecian al País Vasco? Además, este tipo de revistas pueden hacer cosas que no puede permitirse nadie más: publicar una entrevista de diez páginas. Es de agradecer eso en una época en la que el propio tamaño de las entrevistas, de los artículos, etc. es una expresión ideológica.

Escrito por: iturri.2001/11/02 19:48:28.877000 GMT+1
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