Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2001/11/02 19:48:28.877000 GMT+1

Bernardo Atxaga: Creo que es el momento adecuado para volver a empezar

Esta es una larga entrevista que apareció en el número 23 (otoño del 2001) de la heterodoxa revista euskaldun OSTIELA!. La entrevista la hizo Jon Arano.

Respecto a la traducción, quiero aclarar unas cuantas cosas:

  1. He dicho varias veces que no soy traductor, pero cada vez me gusta más esto de pasar al castellano cosas interesantes que veo por ahí en euskera. Entonces, puede que haya cosas que no las haya entendido bien o no haya sabido pasarlas debidamente. Sorry!
  2. En un momento de la entrevista, Atxaga se refiere al pintor vasco Vicente Ameztoy. Hay que hablar ya en pasado de él, porque falleció a primeros de noviembre de 2001. ¡Va por él!
  3. La entrevista es anterior al tristemente ya famoso 11 de septiembre del 2001.
  4. He aquí la página web de su agente literario, con su biografía, obras, etc.

 

El nombre y el hombre

 

No nos hemos documentado aposta, no hemos releído entrevistas porque somos más felices indocumentados. No vamos a poner aquí su curriculum, porque además no tendríamos sitio. Sólo decir que es amigo de los catálogos de las pequeñas verdades y enemigo de las grandes. Sabéis que ha reconocido escribir en un idioma raro, y que antes tenía dos nombres, a pesar de ser una sola persona, aunque dudaba si no sería también dos personas... No importa (bueno, tampoco es eso...) Joxe Irazu, Beñardo Atxaga o Beñaga Atxardo, “Carlos I de España” o “Carlos V de Alemania” , si es en beneficio de la literatura vasca... Y lo es.

Tampoco quisiéramos llenarnos la boca diciendo cosas como que es “nuestro escritor más conocido, el más internacional”, etc. Sólo deciros que seguirá escribiendo con el mismo nombre, por el momento, y que regresa nuevamente a los Estados Unidos, con toda la familia, a dar clases de euskera. También nos ha autorizado para que digamos que se va a una gran universidad de Boston. Aparte del chascarrillo, más de uno se extrañará cuando oiga el nombre de la famosa universidad, aunque no haya nada de qué extrañarse con el de Asteasu. Sus trabajos han sido traducidos a multitud de idiomas: el libro “Bederatzi harri, hogeitazazpi hitz” será traducido próximamente al suomi y “El hombre solo” al danés, “Dos hermanos” en Inglaterra, “Obabakoak”, por si fueran pocas las anteriores veintitantas traducciones, ahora en Israel y Croacia....

Paseando por la zona de Araia (recogiendo hierbas secas; ya sabéis... los del mundo cultural euskaldun vivimos “como reyes”...), cerca de su casa de Zalduondo (debe de ser un palacio magnífico) nos topamos con él de improviso y nos confesó que se quedó dormido encima de su mesa de trabajo a eso de las 3 de la mañana. En un restaurante chic de Zarautz, cuando nos volvimos a reunir alrededor de sendas copas de cognac, Bernardo Atxaga nos volvió a confesar que había dormido poco, porque entre las 6 y las 11 había estado peleándose con su nueva novela. Setristelaviedelartiste. Tercera confesión: Josetxo Irazu también nos confesó que era supersticioso, por algo que ahora mismo no recordamos.

Dejando a un lado las bromas, parece que es una persona que habla mucho consigo misma. Las personas, en nuestra soledad, hablamos con nosotros mismos y la sabiduría consiste en que cada uno se conozca a sí mismo. En este sentido, nos hemos encontrado con un pensador empedernido y no cualquier inttelettual que decimos los goierritarras despectivamente. ¡Mundial!.

Bernardo Atxaga es el conversador y conferenciante más extraordinario que jamás nos hemos encontrado, ya que los temas de este gran comunicador son de todo tipo: política, sociedad, literatura, lengua, altas referencias culturales...

(...)

OSTIELA!.- Estás muy callado últimamente...

BERNARDO ATXAGA.- Ya era hora de callarse, de estar más callado. He andado por ahí durante años y años, he dado muchas conferencias, he estado en muchos sitios y es verdad que muchas de las cosas que hago ahora las hago silenciosamente o sin buscar que tengan mayor trascendencia. Además, es cierto que cada vez salgo menos de casa. Esperemos que este silencio continúe y sea largo. Tal y como dice el “Eclesiastés”, creo que hay un tiempo para sembrar y otro para recoger, para nacer y para morir, para hablar y para callar, para mostrarse en público o para permanecer escondido. A mí me ha llegado una época en la que, más que permanecer en silencio, tengo que hablar algo más bajo.

No quisiera callarme cuando ya sea muy viejo, sino ahora que estoy en forma. Recuerdo como mi madre decía que el gran error del ciclista Louison Bobet fue que no supo retirarse a tiempo. En este sentido, me gustaría retirarme, no para dejar de escribir (porque, a fin de cuentas, es algo consustancial a mí), no para dejar de publicar, sino para esconderme, como un erizo de un poema mío, en este largo invierno que se avecina, para permanecer bajo alguna piedra que me dé un buen cobijo...

O!.- Sin embargo, no hay peligro de que se forme musgo debajo de esa piedra...

B. A.- Recuerdo que la primera vez que fui a la Feria de Frankfurt, el viaje fue tan intenso que a la vuelta tuve una psoriasis psicosomática, la cual se fue tal y como vino. Creo que en mi vida ha habido mucha tensión y el peligro no es que se forme musgo en el corazón de la piedra, sino el de acabar con psoriasis, protejámonos de la psoriasis...

O!.- ¿Ha influido en tu trabajo diario tu participación en la política? ¿Cómo se ha visto aquí y en Madrid tu posicionamiento con ese manifiesto intelectual a favor de IU-EB?

B. A.- Tengo la impresión de que, desgraciadamente, nuestra forma de pensar no cuenta con demasiados partidarios ni en el País Vasco ni en Madrid. En este sentido, en contra de mi voluntad, siempre estoy con las minorías. Últimamente, como es sabido, con IU-EB. La verdad es que esta situación es peligrosa, porque, en contra de lo que dijeron los hippies, lo que mueve el mundo no es el amor (esto lo decía la Reina de “Alicia...” de Lewis Carroll), sino la ideología. Brevemente, el mundo está lleno de sectarios, de agresividad; una de las cosas que más de moda está, junto con el sol y la dieta, es tener una excusa para poder descargar tu agresividad con tu vecino. Mi experiencia, no sé si la de los demás, es que casi nadie se lleva bien con nadie... Que a nivel ideológico seas minoría, que tengas un pensamiento raro, eso puede tener mucha trascendencia en cualquier persona.

De todas formas, parece que en Madrid se han dicho cosas más gordas sobre mi comportamiento político. Como sabes, muchos escritores de allí se manifestaron públicamente a favor del pacto PP-PSOE. Además, su posicionamiento coincidió punto por punto con el que tuvieron los periódicos más importantes. Si te pones a pensar, es algo grande  levantarte un día y comprobar que estás de acuerdo con el poder. Por eso se meterían conmigo. ¡Son tan simpáticos que no pueden aguantar que otros escritores carezcan de su suerte!

O!.- Parece preocuparte la ya quemada situación política vasca, la presión que aquí se padece. Aprovechando que tú has andado por esos mundos, ¿es para tanto lo que nos miramos el ombligo....? Como en aquella obra de teatro tuya, Borobila eta puntua, ¿estar dentro o fuera no será lo mismo....?

B. A.- Creo que a estas alturas tenemos ya un gran problema con la idea misma del País Vasco. Es decir, en tiempos de Franco, en una situación tan clara, era negros y blancos, porque el fascismo sí que tuvo esa ventaja: pintó todo de blanco-y-negro y entonces era muy fácil estar en un lado u otro. En aquella situación, yo creo que sí había una idea de País Vasco, y no sólo entre los euskaldunes (vascoparlantes), sino también entre los erdaldunes (no vascoparlantes) que vivían aquí, porque entre ellos se decía “lan egin por el pais” ("trabajar por el país"). Creo que hoy, esa creencia, me temo que desgraciadamente, está en crisis y una parodia de esa crisis son las manifestaciones del día del Aberri Eguna (Patria Vasca).  Digamos que ahí se concreta este tremendo problema interno. Algo que en su día fue el núcleo de la ideología se ha perdido, se ha roto.

El mismo Mitxelena decía: “Ser euskaldun, estar a favor del euskera, eso es anterior a cualquier reflexión”. Ese núcleo, repito, se ha despedazado. Este hecho refleja, además, que todos los que estaban alrededor de esa idea no iban a por trigo, sino que se querían traer muchas cosas entre el trigo, que cada uno tenía sus propios intereses. Supongamos que una persona tiene una determinada disposición, que es de ese tipo de personas a quienes en todo el mundo se les llama fanáticos. Pues puede que su vasquidad y la lucha de su alrededor le venga que ni pintada para su ánimo. Eso lo hemos visto mucho también en la figura del italiano, del irlandés, del alemán venidos de fuera, porque fanáticos hay en todas partes. Vienen aquí y deciden meterse en el jaleo. ¿Porque tenían una idea del País Vasco? No, porque su fanatismo necesitaba alimento tal y como, para decirlo gráficamente, la gente mayor necesita un mal para amanecer un día más. Como esos mayores que siempre están en el médico necesitan ese pequeño mal, porque esconde ese Gran Mal (la Muerte) que va asomándose. Pues aquí, lo mismo.

Creo que ha sucedido eso y que ha sido una desgracia. Yo también quisiera, en el sentido de Mitxelena, unos mínimos pre-establecidos y decir: “¿qué daño le hace al mundo el euskera? ¿Qué daño le hace a la gente este modo de vida vasco o esta característica del País Vasco? Nada. Por tanto, haya ahí un pacto y a partir de ahí, lo que queramos”. Pero, no ha sucedido esto, porque debajo de la sábana o de la idea del País Vasco, ha aparecido de todo: integrismo, intolerancia, incluso pequeños y grandes burgueses. Por tanto, esa gran idea, como todas las Grandes Ideas, también era una mentira. La lucha a favor de la vasquidad necesitará de mayores fundamentos a partir de ahora. Tendremos que afinar la teoría, una buena práctica. Para decirlo de alguna manera, todos deberemos ser más maduros, porque en este nuestro País Vasco nos comportamos como si fuéramos más jóvenes de lo que somos: los de 25 años parecen tener 10, mientras que los de 40 se comportan como los de 25, etc. En general, hay un gran infantilismo en este mundo.

Por otra parte, con esa idea de País Vasco, está sucediendo otra cosa no prevista. Desde fuera, debido al bombardeo mediático, quieren construir un contramito a costa nuestra: los nuevos tridentinos de Madrid nos quieren convertir en los turcos del siglo XXI. Las absurdas acciones de ETA les abren el camino y ellos entran de lleno en ese camino y quieren grabar en nuestras espaldas los peores estigmas. “La escuela vasca es un seminario de terroristas”, dirán un día a raíz de un informe de la Real Academia de la Historia. Al día siguiente, sin embargo, cuando la Fundación Bofill hace público un estudio sobre los libros de historia en euskera, en el que dicen que los libros son muy buenos y que algunos, como los de Erein, son maravillosos, entonces, enmudecen: dejemos que la calumnia siga su camino. Por decirlo de alguna manera, detrás de ese ataque está la ideología clasista de siempre, el contramito de los primeros tiempos, el del noble vasco; noble sí, pero también ignorante y burro (“en ciertas jergas de la época de Lope de Vega al burro se le llamaba vizcaíno”, escribió Caro Baroja * En castellano en el original). También ahora aparece ese léxico en los insultos dedicados a los políticos vascos. Basta recordar los dibujos de Peridis: los vascos hablan como los indios. De todas formas, salvemos a Cervantes de esa tendencia. Porque parece que Cervantes tenía una muy buena opinión de los vascos y así lo demuestra en una de sus novelas ejemplares. El pasaje de “El Quijote” en el que aparece un “vizcaíno” no era más que la utilización de un tópico de la época. Esto se lo he leído a Yndurain.

Aunque hayamos visto que se da una imagen insultante del País Vasco, ahí estamos algunos, sin poder abrazar a esos que dicen amar al País Vasco, porque no sabemos a quién de ellos abrazar (risas maliciosas del entrevistado…). Y, por otro lado, frente a esos contramitos clasistas. Creo que ésta es mi situación y la de otros muchos.

O!.- ¿Existe la verdadera izquierda hoy? ¿Es ésta también otra “Gran Verdad”?

B. A.- Creo que, como siempre, no hay izquierda, salvo en algunas actitudes. Hoy en día no hay una Summa theologica, ya que los modelos del pasado, como todos sabemos, no valen y, además, aquellos sueños resultaron ser pesadillas. Estuve en Rusia hace 30 años, más o menos. Lo que entonces vi fue horrible: los edificios estalinistas de Moscú eran impresionantes literalmente, parecía que aparecerían los pterodáctilos girando alrededor de aquellas torres. Y si comprabas algo en aquellas grandes tiendas de la Plaza Roja, los empleados no sabían hacer bien un paquete, ¡fíjate qué dejadez, qué poca gana!. Y aquellas grandes filas para ver la estatua de Lenin. Y luego se ha visto que sí, que era verdaderamente horrible... No hay una Summa theologica, pero sí que hay unas posturas y también hay ideas que son y que no son de izquierdas en relación a algunos temas. Por ejemplo, un personaje como el escritor Pierre Bordieu hablando de la Televisión (o del liberalismo) es, sin duda, un pensador de izquierdas.

O!.- Dicen que estás escribiendo una novela “definitiva”. ¿Qué será, sobre qué...?

B. A.- Te diré qué es lo que tengo en la cabeza antes de empezar a escribir. Por una parte, que he llegado muy lejos, porque pronto cumpliré 30 años desde que empecé a escribir. Además, como tengo muy buena memoria, recuerdo mis pensamientos de los 20-25-30-35 años sobre el País Vasco, la situación exterior, la lengua, la Utopía, etc. Y yo creo que a todos, cuando llegamos a esta edad (45-50), nos estalla algo dentro como si se tratara de un ternero al que han golpeado con un martillo. Para decirlo de una forma más elegante, se nos viene abajo todo el conglomerado recibido, las ideas, los sentimientos... Y creo que ese es un momento decisivo en la vida de todos nosotros. Es agradable, es un aliciente, por lo menos si no eres miedoso. Hace falta mucho coraje y, en vez de echarte para atrás y acobardarte, hay que aceptar esa sensación de flotar que supone el derrumbe de ese ternero, esa sensación de flotar como los astronautas. La transformación es continua en la vida, pero llega un momento en que es mucho más violenta. Yo muchas veces les comento a los amigos: “¿Qué tal? Pues yo estoy como un astronauta ruso perdido en el espacio sideral”.

Pero aunque he pasado una temporada hastiado, diciendo "¡El País Vasco! ¡Qué asco!", ahora, tras haberlo asimilado, me da una gran alegría, porque pienso que este es el momento adecuado para volver a empezar: para la orquesta, la trompeta no suena bien, el trombón no lleva el ritmo...Y entonces dices "di cappo", vuelta a empezar, y es muy bonito, porque vuelves a empezar a pensar en el País Vasco y en lo demás. En esta reflexión tienes una fuerza que te empuja, ¿una especie de rabia? ¿algo que te permite hablar sin miramientos? Sin tapujos y también un nuevo entusiasmo. Yo estoy en esta fase ahora.

O!.- ... Pero no me has respondido todavía...

B. A.- Eso como introducción. Para dar por terminada esta etapa, me gustaría dejar un libro como testimonio. Y decir: "Señoras y señores, así anduve yo. Por este camino, llegué hasta aquí y éste es el libro que he hecho durante el trayecto”. Y te diré que tendrá dos títulos. Sólo hablo del segundo, porque el primero no lo puedo decir: "Soinujolearen semea" ("El hijo del acordeonista"). No sé si se saldrá bien o mal, pero he estado escribiendo de 6 a 11 de la mañana.

O!.- ¿Cómo va la novela en la que aparecerían Kropotkin, Carlos y los demás? Se dice que el escritor es un “ingidore” y también hemos pensado si no serás un bromista, si cuando te preguntan sobre tu próxima novela, no dirás más que una serie de fabulaciones expresamente inventadas para ello, como Russ Meyer: que harás una lista de los chicos listos y las chicas guapas de Obaba, etc.

B. A.- Una vez le preguntaron a un anarquista la diferencia entre táctica y estrategia y él respondió: “La táctica consiste en atacar de frente y la estrategia en hacerlo por detrás”. Por lo tanto, creo que enseño y utilizo mis estrategias, sin mostrar mis tácticas: por dónde va la parte trasera, pero no la delantera, porque es difícil. Para escribir bien un libro, tienes que escribir línea a línea, palabra a palabra, no se trata de escribir una redacción para el colegio: coger un tema y unas ideas y tirar por ahí. Eso es realmente fácil en literatura y no merece cansarse mucho para eso. Por eso, yo no puedo contar concretamente de qué va, pero sí puedo decir que Carlos y Kropotkin aparecerán en la novela, aunque sea de una forma que yo no pensaba... Aparece Obaba y casi todos mis sitios, Old Martin de "Dos letters", Nevada, California... Aparece el hotel de "El hombre solo" y Carlos, en una nueva situación; también Obaba, aunque no sea la Obaba de Camilo Lizardi, sino otra más desarrollada.

Cuando llego a un determinado punto, vuelvo a los sitios de mis anteriores obras e incluso cito palabra a palabra frases de mis libros anteriores. Pueden aparecer charlas de Gabriel Aresti, tiene una estructura determinada y tan extensa que incluso podría entrar esta entrevista, podría tener su sitio en esa estructura. No será una suma de experimentos como en "Groenlandiako lezioa" ("Lista de locos y otros alfabetos"). Quiero recoger los restos de todos los experimentos y hacer un libro clásico en cierto sentido. No puedo decir más.

O!.- En alguna ocasión has dicho que estás en un buen momento creativo. Haber superado todas las expectativas, hasta ser el más famoso de los escritores vascos, es para estar contento... ¿Qué te dice sugiere todo esto? Dices que estando sano, no hay miedo al futuro. ¿Cómo estás, feliz?

B. A.- Creo que el mayor peligro que tengo es (tal y como dirían esos que van a las herboristerías) ceder ante toda esa carga negativa acumulada durante 30 años, porque ya te imaginarás que alguien como yo, que empezó a escribir cuando tenía 20 años, y después de haber recorrido el camino que yo he recorrido, pues que ha tenido sus malos momentos, muchos, en el peor sentido de la palabra. Los chinos dicen que siempre se le da al clavo que está a la vista. Mucho más en el País Vasco, donde como en todos los pueblos de funcionarios, se le mira con desconfianza incluso a quien pasea por la calle con un sombrero, a aquel que se sale de las normas de la calle mayor. Ante esto, una de las posibilidades, la más lógica, es decir aquello de Cesare Pavese: “Laborare stanca” (El trabajo cansa) y su continuación: “Idos todos a la mierda. Adiós”. Sin embargo, creo que no hay que caer ahí y mi voluntad me dice que no. ¿Cómo? ¿Ceder por eso? Porque fulano ha lanzado una calumnia, porque mengano ha difundido una mentira supina, porque éste me ha dado una patada. ¿Ceder por eso? Si fuera más joven, habría dicho, como los niños: “¡Les daré una patada!”. Hoy, como ya no soy tan crío, como estoy más tranquilo, como soy capaz de hacer esta reflexión y como estoy fuerte, pienso: “¡Que os den! No lograréis cambiarme”.

En cierta ocasión, es una imagen que la tengo presente siempre, cuando estaba estudiando economía, fuimos a las cuevas de Santimamiñe (“Egun da Santimamiña”, con motivo de aquella canción de Aresti...). En un caserío de los alrededores, en un portal, había una fiesta. A cien metros estaba una anciana en mitad del prado, sentada de espaldas a la casa. Las chicas de entonces, como las de ahora, preferían a los guapos y no nos elegían para el baile. Entonces, me dirigí a aquella anciana y le dije : "¿No va a ir a la fiesta?". Y ella me respondió: “¡No me interesa!". Y siempre lo he pensado así: ese es el punto. Hoy en día, en ese largo y tortuoso camino, a menudo en solitario, ha llegado un momento en donde puedo decir "¡no me interesa!" y seguir a lo mío: "¿Por qué comenzaste a escribir? ¿Por qué querías hacer esto y lo otro? ¡Pues sigue por ahí!".  Como te puedes imaginar, la experiencia en mi caso es enorme. Yo no puedo ofrecer mucho, pero experiencia tengo para dar y regalar. Pregúntame qué es dar una charla en inglés, o sobre la Feria de Frankfurt o festivales poéticos en Italia, y te responderé.

O!.- Pero volvamos a tus comienzos como escritor. ¿Cuántos años estuviste sin Seguridad Social? Unos cuantos, ¿no? Con pocos lectores, en una situación muchísimo peor... ¿Un escritor puede tener accidentes de trabajo...?

B. A.- Pues no. Creo que hace falta mucha salud para ser escritor. Dejé el trabajo con 27 años y hasta los 45 no tuve una cierta seguridad. Si me hubiera pasado algo durante ese tiempo, habría sido terrible. Creo que los dioses les echan una mano a los que tienen una cierta valentía, porque a mí sí que me han ayudado. No siempre. Te voy a contar algo que me pasó, nada extraordinario, ya que no tiene nada de glamouroso. Recuerdo que en uno de mis peores momentos jugué a la lotería y, mira por dónde, me tocó el equivalente a tres meses de sueldo de entonces. Para mí fue un respiro tremendo. Desgraciadamente, esa noche cogí el coche, quizás a mayor velocidad de la debida y, puede que también en unas condiciones no muy buenas, me pilló la policía y el dinero de 3 meses se quedó en 15 días... Fue una pequeña tragedia y un escarmiento. Quiero decirles a los jóvenes escritores que sin dinero o con poco dinero no se escribe bien, porque tu obsesión y tu primer pensamiento es conseguir dinero, para pagar el piso, para comer...

O!.- Nos dijiste una vez que no se les ocurriera a los ociosos vivir de la literatura. Podrían morir en el intento. ¿Qué le recomendarías a un joven que quiere ser escritor?

B. A.- Hay dos teorías: una, la de Robert Graves: es mejor trabajar en algo que no tenga nada que ver con la literatura, por ejemplo, limpiando platos en un hotel, porque si se elige una profesión parecida a la de escritor, por ejemplo trabajar de periodista, una limita a la otra. La otra teoría, quizás mejor, dice justo lo contrario: hoy en día muchos escritores pueden tener una columna, una colaboración radiofónica, alguna traducción, unas cuantas conferencias, recitales y con eso pueden tirar para adelante. Creo que es mejor la segunda, porque me he dado cuenta de que en el mundo de la pintura, por ejemplo, los que se dedican a otros oficios y luego son pintores, normalmente no mejoran su obra.

O!.- No como Vicente Ameztoy, por ejemplo...

B. A.- Tengo un par de amigos en ese mundo: Ameztoy y Zumeta. Zumeta trabaja muy deprisa y Vicente despacio, pero los dos están a ello, siempre trabajando, sean ricos o pobres, haga buen o mal tiempo. Como yo. Por otra parte, los disidentes vascos, aquellos que no estamos con la Euskadi Oficial ni tampoco con la Antioficial oficial, formamos un grupo numeroso, integrado por músicos, traductores...

O!.- El tema cuasi-monográfico de este número es el de las revistas literarias. Has estado en “Euskadi Sioux”, “Ustela”, “Pott”, “Garziarena” y alguna más, donde te dedicaste primeramente a la creación, con manifiestos y demás. Desde la distancia, ¿fueron tentaderos, antecedentes de la mejora de la literatura actual? ¿Somos porque fueron?

B. A.- Sí, sin ninguna duda. Un marchante del mundo del arte llamado Kahnweiler impulsó el cubismo y todas aquellas vanguardias (puso a trabajar a Picasso, Braque, Kokoschka, Picabia, Miró... etc., artistas rompedores que surgieron en torno al año 1910). En sus memorias hace una reflexión que me parece decisiva: al principio, cuando el artista está sin hacer y no tiene experiencia, es necesario el apoyo mutuo, el grupo es fundamental. ¿Cuándo se vio eso? Después de la guerra. Vino la guerra de 1914, se disolvió el Grupo de París, cada uno por su lado, unos murieron, otros partieron al destierro, otros heridos en los hospitales y ¿qué pasó? Pues que las vanguardias que continuaron en París, retrocedieron. Entonces le preguntó a Picasso: “¿Por qué hemos retrocedido a la pintura que se hacía a finales del XIX?”. Y le respondieron tanto Picasso como Braque: “¡Miedo! Estamos solos, uno por aquí, otro por allí y a nuestro alrededor ese mmmuuunnndddooo vvviiieeejjjooo, eeessseee mmmuuunnndddooo vvviiieeejjjooo y sssaaalllvvvaaajjjeee de sssiiieeemmmppprreee” (Atxaga pone cara de asco al decir estas palabras). En tal situación, sin protección, el pintor se acobarda y recula, se le acaba la valentía.

En el mundo literario, el amparo se logra mediante las revistas literarias, cada uno en su grupo y con sus revistas y mirando hacia delante. Tal y como están las cosas, no se puede decir que un periódico pueda hacer ese trabajo. Puede dar trabajo a los escritores, puede darles la oportunidad de publicar, pero no amparo, ni Concepto, ni algo tan necesario para escribir como es la Teoría. El artista hace la Teoría en grupo. En las revistas literarias.

O!.- Y vosotros, Sarri y compañía, sí que tuvisteis eso en aquel “Pott” ecléctico...

B. A.- Sin duda. Cuando nos reuníamos en Bilbao, en aquella preciosa cafetería que había en el Arriaga (esa dichosa cafetería enterrada bajo las gradas de mármol y la programación artística del Ayuntamiento), la gente hablaba de otro modo. Así, Iturralde traía, por ejemplo, una referencia de la novela negra americana y su valoración, Juaristi traía la misma valoración de ahora: qué aldeanos son los vascos y qué magníficos poetas los de Toledo... (pero esto también era estimulante, porque teníamos que pensar sobre ello). Ruper Ordorika nos contaba no sé qué de un nuevo movimiento musical, por ejemplo, sobre Linton Kwesi Johnson y los jamaicanos... Entonces, el grupo te ayuda a concretar el concepto teórico. Es algo muy importante, porque sin concepto no hay ni literatura ni nada. Bueno, puedes leer los periódicos. O ver la televisión, sobre todo en verano. O puedes ir a los actos artísticos programados por los Ayuntamientos. Para eso no hace falta ninguna teoría del otro mundo.

O!.- Antes estaban “Ustela” y “Pott”. Hoy, “Ostiela” y “Putz”. ETB1/ETB2. ¿Aquí siempre "uno se divide en dos"? ¿Todos queremos ser líderes? ¿Es éste un Pueblo de Líderes?

B. A.- Está bien, sí. Tengo que pensar sobre eso. Abreviando, creo que tenemos muy poco poderío cultural, por lo menos si entendemos la cultura en un sentido sofisticado (sabemos que aquí hay una gran cultura, de base, y que la gente cocina muy bien, que las fiestas se organizan muy bien, que hay un sentido comunitario y que esas cosas son muy hermosas; no les quito nada). Pero si miramos al arte y a las letras, este pueblo es del montón. A veces escucho de todo, voy cambiando de emisoras, y parece que hay mucha gente que se dedica a echar flores diciendo que aquí se puede hacer una especie de “Greenwich Village” o una Atenas, que somos la leche. Pues, creo que no. Nuestra capacidad cultural es muy pequeña. No puede ser de otro modo con esta lamentable situación política y nuestra tradición cultural. Entra a las casas, mira cuántos libros, discos y vídeos hay. Muy poca cosa. Pregunta a los que van a misa, cuál es el salmo que más les gusta. Te miraran como las vacas al tren. No, no somos tan buenos.

O!.- Sin embargo, has reconocido que la literatura vasca ha perdido un poco de la (supuesta) brillantez que tuvo en su tiempo. ¿Qué pasa? Muchos vascoparlantes te leen en castellano. Salvo los estudiantes y los funcionarios, ¿nadie lee/escribe aquí? ¿Es el fracaso de más de 30 años de ikastolas? ¿Mentiras de patrioterismo vasco...?

B. A.- Creo que entonces la cultura vasca se veía y se sentía como algo necesario en sí misma. Había una necesidad de leer buenos libros escritos en euskera, de un modo directo. Quiero decir: el bolígrafo sirve para escribir y el pañuelo para sonarse los mocos y ahí se decide el valor del pañuelo, del bolígrafo y del libro. ¿Qué está pasando aquí? Todo se saca de quicio rápidamente y, de repente, el bolígrafo, el libro o el pañuelo se convierten en símbolo de otra cosa. Pierden su valor pragmático, el único valor que merece ese nombre cara a la venta, igual que un pañuelo pierde su valor práctico cuando se llena de colores y se convierte en bandera. Eso es lo que está pasando o lo que yo intuyo, por lo menos.

Cuando voy a Durango y recuerdo qué gente y en qué andaba antes por allí y las alegrías que se llevaban. Entonces, lo comparo con la gente de ahora: qué tipo de gente, a qué van allí y toda el rollo que hay alrededor de eso. ¡Eso no merece otro nombre! ¡Ese ro-llo  tri-un-fa-lis-ta!, ¡Esa men-ti-ra!, porque la  Feria de Durango, al igual que la Korrika y las fiestas de las Ikastolas, se está convirtiendo no en una respuesta dada a una necesidad, no en la ceremonia principal que aquellos que quieren o necesitan leer en euskera le piden a la institución cultural (a la maquinaria que hace libros, revistas, etc.), sino que pienso que ese tipo de gente que tenemos hoy en día dice: “Tenemos símbolos pequeños como, por ejemplo, nuestra pequeña ikurriña para que cuando vamos al campamento de verano la pongamos encima de la puerta y podamos mostrar que somos vascos”, pero también necesitamos grandes símbolos como la Korrika, Durango, Nafarroa Oinez, etc... Todos los años, cuando termina la Feria de Durango y nos dicen que “ha sido el 25º Año Triunfal”, nos vamos tranquilos a la cama y empezamos a pensar en nuestras cosas y hasta la próxima... Eso es lo que está pasando o por lo menos así lo veo yo. También es verdad que en esto también me siento bastante solo, porque ningún escritor dice nada sobre lo de Durango. Hablo yo y los habitantes de Durango pensarán que tengo algo contra ellos. Pero no es eso.

Me preocupa que podamos estar ante un problema muy serio en el corazón mismo de la cultura vasca. El euskaltzale (amante del euskera y de la cultura vasca) no puede mirar para otro lado. ¿Nadie ha leído los estudios que están haciendo Olaziregi y otros? Yo sí y lo que aparece ahí da miedo. Por ejemplo, se ve que entre los libros comprados voluntariamente por la gente joven, hace unos años, de cada 10 libros 8 eran en euskera y hoy en día son solamente 2 o 3. ¿Y qué pasó con los libros traducidos de la colección “Pentsamendu Unibertsala” (Pensamiento Universal)? Ahí están Montaigne y sus amigos cogiendo polvo en las estanterías, nacieron muertos, porque la sociedad vasca fue incapaz de tragarse cinco ejemplares de los grandes pensadores. ¿Y con las traducciones de la Literatura Universal? ¿Y con los demás libros, con los libros de los autores autóctonos? Me parece que la institución cultural está muy grave, aunque no desde el punto de vista económico, tal y como sucede con el propio euskera, porque los amigos de los símbolos aquí también son capaces de dar dinero (algo que hay que valorar positivamente, por otra parte). La institución cultural anda mal a la hora de desarrollar su trabajo. No tiene capacidad de influir en la realidad. ¿Te das cuenta qué pocas citas se hacen en el País Vasco? La  gente habla aquí y allá y dice “yo creo”, “yo pienso”, y nunca “tal y como dijo nuestro Axular”. Es un síntoma. En una sociedad sin libros, se imponen los tópicos y el rollo más amorfo. Y los programas de televisión, por supuesto.

Ah, se me olvidaba citar otra característica de esta grave situación: la de la valoración. ¿Te has dado cuenta de que mucha gente, la gente no vascoparlante del País Vasco, ha cambiado? Ya no es la misma. Antes, el euskera les parecía un mundo, un universo, algo que estaba ahí, cuasi-fantasmal si lo prefieres, pero le daban un valor. No tenían mas remedio que darle un valor. Hoy, ese universo vasco se está convirtiendo en un barrio pequeño de otro universo más grande. Quiero decir que antes, en Vitoria, el mundo vasco estaba “en todas partes y en ninguna”, no aparte sino mezclado, infiltrado. Hoy, tomando como ejemplo las fiestas de Vitoria, la cultura vasca es algo que está en la Plaza del Machete: el cambio de espacio señala un cambio de mentalidad. Hay unas personas que dicen: “no tengo por qué preocuparme más del mundo vasco. Que se reúnan en la Plaza del Machete y que nos dejen en paz”. Y en esa paz, las cosas verdaderamente importantes estarán en los sitios importantes de la ciudad. Así, “Azúcar Moreno” cantará en la Plaza Nueva. Otro ejemplo, éste de Bilbao: me viene una persona que trabaja en cuestiones culturales en ese ayuntamiento y me dice que “van a organizar una semana de la poesía en la Biblioteca Bidebarrieta, una semana de gran nivel y que el primer día estará José Hierro y que quieren dedicar un día a la poesía en euskera”. ¡No pude creerme lo que me decía, porque el desprecio era tan notorio! ¡Tener que oír semejante cosa en Bilbao! ¡De boca de un responsable de un ayuntamiento en el que gobiernan las “fuerzas políticas vascas”! Le respondí, más o menos: “Tú te crees que Hierro tiene un gran valor, como para dedicarle un día a él solo y no, pongamos por caso, a los ‘Poetas de los alrededores de Aranjuez’. Sin embargo, quieres meter a alguien como Lete u a otros poetas de aquí, el mismo Izagirre, en un día dedicado a la ‘poesía vasca’”. Para ti, todos los poetas vascos no igualan el valor de Hierro. Pues yo te digo que muchos poetas vascos, los citados y algunos más, no le tienen ninguna envidia a Hierro”. Fue un momento desagradable. Hace 25 años oía mucho este tipo de comentarios, ¡pero después de recorrer este camino! Además, esos programadores culturales, que utilizan el dinero público, ¿por qué son unos amateurs tan mediocres? Un verdadero amateur no aceptaría ninguna valoración previa. Facilitaría una relación entre el poeta y el público, y a partir de ahí que decida la lectura. Bien sea un poeta veterano como Hierro, bien sea un joven como Padrón, que decida la lectura. Pero no, la mayoría de los programadores culturales siguen el rastro dejado por los poderes mediáticos. Además, son unos recién llegados y no tienen ninguna personalidad. No pueden tenerla por su poca experiencia y por haber surgido en el ambiente en el que han surgido. El ambiente está lleno de conversos y papanatas. ¡Eran tan “nuestros” algunos hasta que vieron los salones isabelinos de Madrid! ¡Los vieron y, señor, qué cambio! Oyen hoy la palabra “txistulari” y tuercen el morro, como si alguien les hubiera dado con una boñiga en la cabeza. ¡No hay nada que me deprima más! ¡Qué gente más superficial! En su caso, se puede decir con toda exactitud que su ideología era como una chaqueta. Una chaqueta reversible, por supuesto.

O!.- Al final, el libro puede convertirse en un pañuelo o valle de lágrimas...

B. A.- Es igual. Con los símbolos no se hace una cultura. Se puede hacer, si quieres, una comunidad como ponen las estrellas y demás en el último pueblo de Wisconsin o Washington y eso une a la comunidad de los EEUU. Puedes conseguir lo mismo aquí, una cierta unidad con esos símbolos. ¿Una cultura? ¡Ni pensarlo!

O!.- Alguna vez dijiste que “ser euskaldun es hacer un esfuerzo añadido" y también recuerdo tu clasificación de euskaldunes en "patéticos, simpáticos y antipáticos". Imagino que últimamente habrás hecho más reflexiones en este sentido... ¿Qué te dice la palabra “euskaldun” hoy? (Hablo de los euskaldunes verdaderos, de los realeuskaldunes).

B. A.- En la revista “Garziarena” quisimos diferenciar entre euskaldunes y “realeuskaldunes”. Creo que los euskaldunes, según propia confesión y teniendo en cuenta que el 70 % miente, no seremos más de 400.000, menos de la mitad de lo que se dice. ¿Quién es el realeuskaldun? Cualquiera que es capaz de hablar seguido 5 minutos en euskera, capaz de escribir una carta... Los  realeuskaldunes, según mis cálculos, seremos unos 100.000. Por tanto, hay que pensar todo el trabajo cultural teniendo en cuenta esa base, no pensar que trabajas para 700.000, porque eso supone adentrarse en las teorías de esos amantes de la simbología y es una locura.

O!.- Ahora que la inmigración se nos “viene encima”, ¿nos conviene aprender árabe?

B. A.- Si viviéramos en una verdadera sociedad progresista, en los colegios poco a poco debería darse la cultura de los pueblos árabes y de otros muchos pueblos de África. Es decir, debería "darse información sobre esos pueblos que van a venir aquí". Si no lo conoces, no lo quieres. Ésta es una gran verdad. Hablando en serio, lo primero que tenemos que hacer con los inmigrantes es saber su nombre. Si sabemos su apellido, mucho mejor. Y no decir "negro". A partir de ahí, si supiéramos más acerca de su cultura (no vendría mal un pequeño libro al respecto), mucho mejor. Pero no sabemos si vivimos en una sociedad progresista. ¡¡¡Como vivimos en el Pueblo del Único Problema...!!! No sabemos nada sobre lo demás. Puede que Sean Progresistas Los Que Entren Ahora en Educación, je, je...

Ahí es donde se ve eso y de ahí las tendencias izquierdistas que mencionaba antes, etc. No tengo una Teoría de la Izquierda, pero sé que, desde una sensibilidad de izquierdas, hay que darle una buena acogida a ese inmigrante. Hay un gran trecho desde largar cualquier tópico a saber algo de su cultura. Ahí tienes el caso de Mohamed Chukri. Su vida es horrible: marginado desde niño, desertor del Ejército español, pasos por la cárcel, léete “El pan desnudo”... Le conozco y estuvimos juntos un par de días. Si escuchas a este hombre, lees su libro y entiendes muchas cosas, porque te das cuenta qué es ser pobre, qué pobre es esa gente y, sin embargo, ves qué voluntad tenía Chukri para ser escritor. Por otro lado, tuvo mucha suerte de estar en Tánger y de conocer a Genet (enterrado en Larache), Moravia, Burroughs, Beckett, Bowles (a quien Ameztoy conoció personalmente)... Bowles fue quien primero tradujo a Chukri al inglés. Es un libro duro, léetelo... Después, si viene a tu colegio alguien de Tánger o un berebere, porque él es berebere, le mirarás con otro cariño...

O!.- Volvemos para atrás, volvemos a ti. Parece que la gente, en general, ha aceptado que tu esfuerzo ha sido continuado ¿No? ¿O no se tienen en cuenta las penas, las fatigas y los esfuerzos de los demás, porque "los demás lo tienen más fácil"...?

B. A.- Creo que no se tiene en cuenta el trabajo del vecino. En mi pueblo se dice “auzoko aldapa beti arina” ("la cuesta vecina, siempre fácil"). Si un escritor pretende que su trabajo y su esfuerzo sean aceptados, lo lleva claro. Eso sería, en una imagen de Thomas Berger, como echar dinero en las máquinas tragaperras. Pedirás ese reconocimiento 100 veces y te lo darán una, tendrás premio una sola vez y 99 veces te lo negarán o peor. Por tanto, no creo que haya que tener esperanza, en general. También aquí nuestro camino es en solitario. También diré que, sólo por aligerar esa visión, pues no soy pesimista, cuando te haces con un nombre, consigues 100 amigos que están por ahí, que te valoran, que son de los tuyos, que te empujan. Ese es el tesoro del escritor.

Te voy a contar algo que me pasó y que tiene que ver con esto de las críticas. Hace unos cinco años, fui a Arrasate (Mondragón) y estaban repartiendo unos papeles a favor de-no-sé-qué. Compré uno y la mujer que me lo vendió (no sé si tenía cara de sufrimiento o de fanatismo, no sé cómo decirlo), me echó en cara: "¡Con todo el dinero que tú tendrás...!”. No tuve opción de contestarle nada (me dio la patada y se fue), pero si la hubiera tenido, le habría dicho: "Pues mira cómo son las cosas. Si tú me hubieras dicho algo hace 20 años, cuando se reían de mí porque dejé el trabajo, etc., entonces, te aceptaría la crítica que me haces ahora. Pero ahora, tal y como dice un aforismo (“sekula ez da onartu behar kritika txarrik sekula kritika onik egingo ez lizukeen horrengandik”; es decir, "jamás aceptes una mala crítica de alguien incapaz de hacerte una buena crítica"), no la tengo en cuenta. No me pongo ni a pensar en ello. Y esa es mi norma: críticas como esa, me entran por un oído y me salen por el otro. Porque todas las críticas son buenas, a favor o en contra, pero si el autor tiene otro espíritu, si tiene una simpatía hacia ti.

O!.- De todas formas, desde que Pako Aristi te criticara -que eras una antena parabólica, que tapabas a los demás escritores...-, ahora apenas se te critica y todos los escritores quieren ver su obra traducida... Eso sí, creemos haber oído una crítica: dices que cortas y pegas del euskera al castellano y viceversa, dependiendo de la última palabra, del tono o del tempo, pero dicen que, aunque escribas primero en euskera, intentas no hacer juegos de palabras intraducibles, porque luego tienes que hacer la traducción al castellano y de aquí se traduce a otros idiomas y ahí está tu verdadero mercado... ¿Qué tienes que decir sobre esto?

B. A.- En primer lugar, está bien que me recuerdes lo que dijo Pako Aristi, porque  creo que lo que él dijo era legítimo y sincero. El escritor debe pelear para que se acepte su valor y es legítimo quejarse del escritor que tienes delante “quitándote juego”. Por eso, aquel artículo de Aristi era realmente para reflexionar y creo que ahora y dentro de unos años, Aristi tendrá la oportunidad de escribir lo contrario, porque últimamente, y lo sabe quien tiene que saberlo, he repartido mucho juego por ahí. Creo que he puesto empeño en ello y puede que gracias a aquel artículo y unos cuantos comentarios más, me pusiera en guardia. Porque puede que yo también estuviera hasta entonces muy cómodo, pero llevo algún tiempo esforzándome en sentido contrario. Hace poco estuve en la Feria del Libro de Praga y una revista literaria de Chequia ("Host") acaba de publicar un número extra sobre la literatura vasca. No ha sido mérito mío, porque el "fáctotum" ha sido un traductor, un hombre de la cultura de aquel país, Ludek Janda, y no habría sido un extra tan bueno ni tan completo si no hubiera tomado parte Mari Jose Olaziregi. Pero yo he aportado lo mío, sin duda. No he querido ser una antena parabólica... Digo todo esto para enviarle un mensaje a Pako Aristi, para decirle que tuve en cuenta su artículo, aunque no estuviera de acuerdo en todo, pero que lo tuve en cuenta y que lo he intentado, en el caso citado y en otros más. En este sentido, me tomo bien las críticas.

Sin embargo, la segunda crítica, para decirlo en pocas palabras, me parece u-na pa-ta-da de gen-te fan-fa-rro-na. Después de "Obabakoak", se extendió el rumor de que escribía en castellano. Recuerdo que me escribió un lector de Granada: “Me encontré con unos vascos que estaban haciendo turismo y me dijeron que primero escribías en español y luego para guardar las apariencias lo traducías al vasco” (en castellano en el original). Así es como andan por ahí algunos turistas vascos, extendiendo la mierda. Vete tú a saber cuantas veces habrán contado el cuento de Granada. También recuerdo que le llamaron a un amigo mío de una revista que no recuerdo y le preguntaron: "¿Es cierto que Atxaga escribió primero en castellano ‘Behi euskaldun baten memoriak’ (`Memorias de una vaca')? Quizás el preguntador no sabía que mi amigo forma parte de ese club de los 100 que he citado antes y éste le respondió: "De ninguna manera. He visto el manuscrito (porque es un libro escrito a mano) y primero lo escribió en euskera". ¡Y ahí se terminó el deseo del preguntador aquel, ahhhhhhh! Como diría Campoamor, ga-nas de a-flo-jar-se el cin-tu-rón y poder echarme encima todas sus mierdas (Atxaga se ríe maliciosamente). Pues hay que aguantarse o ir al baño directamente. También han enviado anónimos a las editoriales diciendo que mi euskera es despreciable y que no se introduzca el libro en el circuito de los libros escolares, etc., etc. Creo que hay que decirle a esta gente: “¡Menos chorradas! ¡Ocúpate menos del vecino y dedícate a tus cosas! Porque yo no tengo que avergonzarme ante nadie, es mi euskera”. Te pones a pensar y ¡vaya morro! ¡Qué gente tan fanfarrona! ¿Quién es ese Dios para pedirme cuentas a mí? Si me lo preguntaran en un bar y yo fuera más joven, pues lo que he dicho antes, primero le daría una patada. Hoy, le diría: iLárgate, fanfarrón!

O!.- Bernardo, ¿se te ha pasado la tentación de poner tu verdadero nombre, Joxe Irazu, en la portada de los libros y de volver a empezar?

B. A.- Tengo posibilidades de volver a empezar, porque todavía ando bien de salud. Pero mis amigos me dicen que sería demasiado lioso y que sería mejor publicar el libro citado y luego... De todas formas, siempre tengo un libro de Dante en la mesilla de noche. No es la "Divina Comedia" sino “Vita Nuova”. Si quieres que te diga la verdad, me encantaría empezar una nueva vida.

O!.- “¿Cómo traspasar las telas de araña que suponen los idiomas?”, te preguntabas en una de tus últimas conferencias. Y tu respuesta: "Volviendo a la sobriedad del idioma". ¿Cómo traspasar las telas de araña del oficio de escribir / vivir, las de la información y de las reglas?

B. A.- Sucede que cada vez veo la escritura más como una lista de acciones pequeñas y diferentes y no como una única acción. El texto es un Misterio para mí: por qué el más ligero cambio modifica todo, cómo cambiar una sola palabra puede ser decisivo en un texto de una hoja y obliga al autor a comenzar de nuevo, cómo una línea puede, de repente, romper un cuento entero. Con esto quiero decir que la definición de texto que utilizo para mí es: "algo que se mueve por nada". Por tanto, los problemas del idioma, de la vida, las reflexiones pueden tener influencia en ese pequeño acto literario. Por eso, hay que pelear línea a línea, palabra a palabra; hay que plantar batalla en todas las trincheras y así se hace normalmente. La situación general del euskera también tiene su incidencia. Hay un tipo de gente que escribe en euskera a quien le gusta jugar a "cocinitas": “-No vamos a decir ‘pelota partidua’, porque estamos jugando a cocinitas en la plaza y hoy me apetece decir ‘partida’. –¡Aaah! ¡¡¡Qué bonito!!! Además, a partir de ahora (sólo hasta el próximo juego) no diremos 'John Wayneren sonbreirua' sino ‘John Wayneren kapela’. ¿Y si en vez de decir ‘plaza’ dijéramos ‘enparantza’? ¿Y si en vez de ‘jostatzen’ dijéramos ‘yostatzen’? Sí, sí, ¡qué bien, qué diver!”.

Por tanto, tenemos gente a la que le gusta jugar a los "idiomitas" (como también hay otros a quienes les gusta jugar a los "aberritxos”, a las "patrias"). Y eso me resulta muy fuerte, nefasto, vomitivo, deplorable diría Piarres Lafitte. ¡Que no-sé-quién ha decidido que hay que decir ‘partida’, absurdo, pero adelante! Al día siguiente en el periódico de esos otros euskaldunes partida arriba, partida abajo. Se puso “kanta”, que no se dice en ninguna parte, y se marginaron las dos que se utilizaban “kantua” y “abestia” (como decía Ruper, la más aceptada de todas las palabras que inventó Sabino, la más extendida, la más práctica...). Hay una frase de Baudelaire que, si la aplicas a este pueblo, es durísima: "La gente que utiliza continuamente términos militares, la que tiene un léxico militar (ataque, traición, etc.), no demuestra con eso su ansia de pelea, sino su tendencia a la sumisión”. Y no hay cosa más sumisa que el rebaño vasco. Dice el campanero al atardecer “¡ton!” y al día siguiente dicen los de Euskadi Irratia “¡ton!”. Si toca “¡tan!”, dicen “¡tan!”. Luego, hay otra cosa muy bonita: hay guipuzcoanos prototípicos, que meten muchas "guipuzcoanadas" al hablar en Euskadi Irratia, y luego dicen "yosi", como si eso fuera suficiente para respetar a los euskaldunes periféricos. Y me digo para mí: ¡Joder, estos no tienen otro quehacer! Si todos estamos a eso, a las cocinitas, a los idiomitas o a las patrias, y si el quehacer más importante de hoy es decir 'yosi', 'yaya' o 'yaio'. Si tienes que pensar: "ahora tengo que decir yosi”. ¡Jope, no es correcto! Volviendo a la enfermedad del País Vasco, eso es una infantilada, es cosa de críos. Recientemente se ha publicado un estudio que dice que una persona no puede estar pensando en dos cosas al mismo tiempo y que por eso es tan peligroso conducir y hablar por teléfono móvil. Cabe decir lo mismo de aquellos que están mirando a su habla. Aquel a quien le sale decir por costumbre "josi" y está pensando que tiene que decir "yosi", no puede pensar en nada más. Si está haciendo una entrevista en la radio, no pensará en la entrevista. "Sólo sobreviven los aspectos más amorfos de la comunicación” (en castellano en el original) decía un teórico sobre las lenguas artificiales. Con estos juguetones tenemos el mismo peligro. Además, y paradójicamente, se trabaja muy poco los problemas de base. Uno de los problemas es el de la traducción de frases. No me refiero a quien tiene que traducir a Pavese (los traductores literarios están haciendo un gran trabajo en el País Vasco), sino para quien tiene que dar un mensaje en la playa de Zarautz, pongamos por caso (“Esperando que ustedes hayan pasado un día agradable, nos despedimos hasta mañana”). Bueno, pues parece que nadie es capaz de utilizar la técnica más sencilla para hacer bien ese trabajo y pensar: "¿cómo diría esta frase mi tío Isidro, tan euskaldun él?". Es decir, analizando el camino existente entre la realidad y la frase a través de una persona. Por el contrario, se hace una traducción totalmente lingüística, siempre del castellano al euskera, sin tener en cuenta el contexto y demás, y se convierte en un trabajo complicado lo que de por sí es algo sencillo. Vete a Zarautz y escucha los mensajes de la playa: "Ondo igaroko zenutela espero dugu eta agur esaten dizuegu”... o algo parecido. Si el traductor de frases hubiera pensado en su tío Isidro, diría: “Ondo pasako zenutelakoan, agur eta bihar arte”. El daño que están haciendo los traductores de frases es tremendo. El periódico de esos otros euskaldunes también es muy estricto con términos como "partida" y semejantes, pero luego hace unos calcos del castellano que son la leche. Ahí también están trabajando los traductores de frases.

Recientemente, he recibido a través de la editorial un e-mail de una mujer vasca que vive en Inglaterra y ella me trasladaba la pregunta de un canadiense. Y me dice que ese canadiense está aprendiendo euskera y que se ha sorprendido de ver en la nueva edición de "Obabakoak", "edición actualizada" y quería saber qué quiere decir eso. Cuando le cuento a esta mujer lo que sucede aquí, como aquellos que no tienen nada que hacer están jugando a "cocinitas", "idiomitas" y "diccionaritos", y como nos ponen entre la espada y la pared, porque no hay que poner "ohizko" sino "ohiko" (tú pones "ohizko" y parece que te quieres dar importancia)... Son cosas muy raras, es una situación que se le hace muy extraña a la gente de fuera. Quiero hacer una propuesta a cualquier grupo de teatro: por qué no hacemos una versión de “Burges txikien ezteiak” de Bertold Brecht, añadiéndole teletipos de agencias en las que se va informando de noticias sobre el euskera. Entonces, algunas escenas serían más o menos así: “-Ba, lehengo udan izan nintzen kanpamentu batean”; entonces, trrrrr... se leería un teletipo en off: “- Perdona, empieza de nuevo, porque hay un cambio de última hora, ya no se dice ‘kanpamendu’, sino “kan-pa-men-tu’”. Y así continuamente.

A veces les pregunto a quienes tienen más información que yo y me señalan a Euskaltzaindia y unas cuantas personas entendidas. Pero no creo que sea así. Aquí también la culpa es compartida por toda la sociedad. O no somos culpables, porque es una fatalidad lo que sucede, porque son los defectos de todos los idiomas minoritarios. Sospecho que en el fondo de todo está la estatalización del País Vasco, porque Euskal Herria o Euskadi no será un Estado, pero tiene los poderes de un Estado y entre esos poderes está la Educación, pues es el Gobierno quien decide el euskera que hay que utilizar, él puede elegir cuál se utilizará en las radios y en la televisión. Esos serán los dos pilares de nuestra situación. Y el más firme de los dos es la educación. El quid de la cuestión son un montón de estudiantes y profesores. Si algún día se analizara qué se hace con los "euskaldun berris" (nuevos vascoparlantes), cómo se les tortura. Además, cuando se ve qué habilidad lingüística tienen esos torturadores; por ejemplo, basta con ver cómo están redactadas las cartas donde notifican las nuevas normas (he visto un par y estaban muy mal escritas), pues, analizando a los autores de esas cartas con sus mismos criterios, estarían suspendidos... ¡Qué pasada es ésta! Creo que somos muchos en contra de esas reglas. ¡Qué tiranía! No digo que no deba haber un modus operandi, pero se nos hace muy duro. Algún partido debería tomar cartas en el asunto.

Si no hubiera un rebaño vasco (ba, be), no habría problemas, porque entonces sería sólo una lucha entre instituciones, una contra la otra.

No me cabe ninguna duda de que en el fondo está ese espiritu de rebaño. ¡Si no fuéramos tan sumisos! ¡Si no fuéramos tan dóciles! La película que Sota dedicó a Remigio Mendiburu se llamaba "Nortasuna" ("Personalidad") y hablaba de la personalidad del País Vasco. Puede que sí la tenga el País Vasco, pero no los vascos individualmente. A veces pienso si no tendremos un "espíritu de retaguardia", como si viviéramos detrás del frente, detrás de la violencia, si no cambiará todo cuando la situación vuelva a la normalidad y entonces aparecerán por doquier personalidades, críticos, etc. No somos más que deudores de la tradición “euskaldun fededun” ("vasco creyente"). Desde mi punto de vista, lo peor de todo es que como escritor tengo que estar ahí, quiera o no quiera. Utilizo el euskera y entonces estoy unido a todos los que utilizan el euskera. Y, en cierto sentido, estoy a su merced. Lo que decía Auden: “Trabajamos con un material que es de todos”. Y el euskera también es de todos. Cuando me dicen que no debo escribir mi "ohizkoa" de siempre y debo poner “ohikoa”, o cuando veo que mi "hibaiak" de la juventud ha perdido la hache, al igual que mi “hilargi”, me cabreo, pero el funcionario malicioso sonríe: sabe que tengo que ceder...

O!.- ¿Un último comentario, Bernardo...?

B. A.- Para decirlo con pocas palabras, diría que la situación de la cultura vasca es difícil, pero que todavía no es desesperada. Es cierto que nuestros aniñados y juguetones compañeros aportarán poco; cierto que el extremismo político nos hará daño y que los anti-euskaldunes y los numerosos conversos minusvalorarán lo que hagamos y se esforzarán en ensuciar nuestro buen nombre. Pero también es verdad que estos últimos treinta años ha surgido un grupo compacto de realeuskaldunes y que los euskaldun berris o berrituas (nuevos o renovados vascoparlantes) han modernizado el ambiente vasco. Cuándo se ha visto en el País Vasco tantos científicos, historiadores, artistas, traductores trabajando tan bien en euskera. Jamás. En este sentido, aquella pregunta que me hacía yo en un artículo hace 20 años (¿Es un simulacro la cultura vasca?) ya tiene respuesta: no, no es un simulacro. Es una realidad, aunque la situación no permita que esa realidad se organice debidamente: los foros, revistas, estudios, simposios, etc. necesarios para eso, deberán esperar. Menos mal que nos quedan foros como el de OSTIELA!. Antes me has preguntado qué función puede tener una revista como la vuestra. Pues ya ves que es muy necesaria. ¿Dónde se puede hacer crítica? ¿Dónde hablar con toda libertad? ¿En las revistas financiadas por los ayuntamientos? ¿En ese periódico ultraortodoxo de esos otros euskaldunes? ¿En los periódicos que desprecian al País Vasco? Además, este tipo de revistas pueden hacer cosas que no puede permitirse nadie más: publicar una entrevista de diez páginas. Es de agradecer eso en una época en la que el propio tamaño de las entrevistas, de los artículos, etc. es una expresión ideológica.

Escrito por: iturri.2001/11/02 19:48:28.877000 GMT+1
Etiquetas: literatura atxaga traducciones euskal_herria euskal_hiria euskadi | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (1)

Comentarios

me gustaria tener mas informacion de bernardo atxaga ya que tengo que presentar un trabajo de euskera sobre el y mas concretamente sobre su poema "el erizo" que trata sobre el euskera.para analizarlo mas detenidamente me gustaria pedir ayuda para hacer un buen trabajo.

Escrito por: Nerea.2008/01/06 18:49:33.362000 GMT+1

Referencias

...g> a Lluís Llach, a finales del otoño del 2000. Llach se fue a Pamplona a ofrecer un concierto y no dejó títere con cabeza. Bernardo Atxaga Una larga entrevista ...

Referenciado por: Ordenando algunas viejas traducciones - Pedradas 2006/03/24 23:01:8.200000 GMT+1

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)