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2012/10/05 16:35:00 GMT+2

Mikel Asurmendi entrevista a Emilio López Adán

Quienes sois habituales de la página sabéis que, de vez en cuando, traduzco entrevistas o artículos interesantes publicados en euskera. Esta vez me ha interesado mucho la entrevista de Mikel Asurmendi a Emilio Lopez Adan Beltza (Gasteiz, 1946), aparecida a comienzos de septiembre en la revista Argia con motivo de la publicación por la editorial Maiatz de un libro titulado ETAren estrategia armatuaren historiaz (Sobre la historia de la estrategia armada de ETA). No añado nada más. Os dejo con las preguntas y repuestas de ambos.

"En ETA se ha valorado la disciplina por encima de la creatividad"

Mikel Asurmendi: Deberíamos comenzar por aclarar qué es “nuestro” y quiénes son “los nuestros”, ¿no? ¿Te identificas con ETA?

Emilio Lopez Adan Beltza: Ése es el problema. ¿Identificarme? Sí.... pero. Nosotros somos aquellos que nos identificamos con "la independencia, el socialismo y la vasquidad" (euskalduntasuna en el original). Estos objetivos políticos de ETA se fijaron en los tiempos de ETA Zaharra (Vieja en castellano), en la V Asamblea. Es decir, quienes somos de la Izquierda Abertzale, en sentido amplio, nos identificamos ahí. Yo estoy de acuerdo con esos objetivos. Identificarse con las posturas es ya otra cosa.

Asurmendi: Hablemos sobre ello.

Beltza: Hay que tener en cuenta cuáles son las estrategias para conseguir esos objetivos: acciones armadas. Las técnicas empleadas por ETA han sido muchas y, básicamente, hay que enlazarlas con la voluntad de conseguir esos objetivos. Aunque también se han utilizado técnicas inadecuadas, se han usado para lograr objetivos compartidos por nosotros. Es más, esas técnicas se han utilizado echando mano de valores compartidos y lo ha hecho nuestra gente. Sin ser hechas por nosotros, esos a quienes nosotros hemos criticado también son de los nuestros. Esas acciones, incluidas las críticas y la oposición de quienes no estábamos de acuerdo, son parte de nuestra historia.

Asurmendi: Desde el punto de vista de su idoneidad para conseguir los objetivos, ¿cómo razonar todo lo que ha hecho ETA?

Beltza: Pues porque en todo ello hay también una parte de racionalidad, tanto en los objetivos como en las técnicas, porque en la inoportunidad hay también un punto de racionalidad. La cuestión radica en argumentar por qué se han aceptado técnicas armadas que nos han parecido inadecuadas. Y a través de ese análisis racional, el libro busca darle sentido a todo eso.

Asurmendi: Hablamos de la estrategia armada de ETA, siendo los principales protagonistas los milis.

Beltza: Así es. Esa estrategia se aprobó allá por 1974. Es decir, se concretaron las acciones militares para la consecución de los objetivos y se fijó como objetivo la negociación con el Estado Español. ETA pretendía negociar con los poderes fácticos para que éstos reconocieran a Euskal Herria. Quería que el Estado aceptara la autodeterminación y la territorialidad. ETA militar se preparó para una larga guerra de desgaste con el objetivo de implantar la verdadera democracia. Y la consecuencia de todo ello sería, a juicio de ETA, que la amnistía llegaría per se.

Asurmendi: La alternativa KAS fue el fundamento de la negociación durante muchos años.

Beltza: Sí. La misma Alternativa Democrática (1995) puede enlazar con el esquema de KAS. Ambas están declinadas de manera diferente, pero el asunto principal es que la negociación ha de darse entre ETA y los poderes fácticos. Esto empezó a cambiar con la Propuesta de Anoeta: se plantea entonces una negociación que ha de desarrollarse en dos carriles, aunque la formulación no es clara.

Asurmendi: Entonces aparecieron contradicciones aún más grandes en la izquierda abertzale. Me refiero a la territorialidad.

Beltza: El libro tiene también la intención de aclarar ese punto, sobre todo la visión estatalista de ETA. Es decir, ETA tenía la voluntad de convertir Euskal Herria en un estado unificado y se mantuvo firme en ese punto. Sin embargo, en la tradición del nacionalismo vasco hay diferentes posturas: federalista, confederal, así como contrarias a la propia idea de Estado. ETA militar unió Independencia y Estado y fijó la teoría del frente principal: “El principal campo de batalla es Hegoalde (Sur del País Vasco), mientras que la función de Iparralde (Norte) consiste en ser la “base” y así debe ser hasta que se reconozca la territorialidad de Hegoalde”. A partir de ese momento, con el impulso obtenido, se daría la integración de Iparralde. Como consecuencia de esta formulación, surge Iparretarrak (IK).

Asurmendi: Usted es crítico con la naturaleza estatalista. Dejando a un lado las contradicciones, ¿hasta cuándo es válida la estrategia armada de ETA y por qué se desvía?

Beltza: Hay muchos elementos en juego. La cuestión no radica en analizar la estrategia propia, es decir, la estrategia no es únicamente hacer realidad lo que nosotros pensamos, sino darse cuenta de los cambios habidos y de cómo actúa el enemigo. Darse cuenta de que los cambios que se producen en el otro lado crean elementos nuevos. Es decir, para ver si nuestra estrategia es adecuada o no hay que compararla con la realidad misma. Resumidamente: cambió la realidad socio-política, pero no la estrategia de ETA.

Asurmendi: Como consecuencia de la dictadura, la sociedad generó la simbiosis “entre ETA y Euskal Herria”. ¿Fue perjudicial esta identificación?

Beltza: ¿Si había una identificación entre ETA y Euskal Herria al final del franquismo? Sí. Pero mi formulación es otra: ¿cuánta gente apoyó a ETA en el País Vasco? Resulta fundamental analizar su importancia para comprender nuestra historia. En aquel contexto histórico, la violencia política era normal y positiva para mucha gente, era algo natural.

Asurmendi: Pero el apoyo fue variando.

Beltza: Y la cuestión es saber por qué fue variando el apoyo. Ya en el franquismo tardío, ETA es el eje del abertzalismo, y no solo en el apartado militar: también en el día a día, en la cultura, tenía gran importancia en la sociedad. Incluso al comienzo de la Transición, ETA es el referente principal para sostener la alternativa revolucionaria e impedir el simple cambio de cromos entre capitalismo y democracia. ETA se convirtió en el referente de la resistencia de Euskal Herria.

Asurmendi: ¿Hasta cuándo? ¿Quizás hasta el golpe de Tejero?

Beltza: Por esa época, sí. Después del golpe de estado, ETA comenzó a entrar en una vía de marginación, pero no se da cuenta de ello. España ya no es una dictadura, sino una democracia que se está normalizando dentro de Europa. Y eso hizo que cambiara notoriamente la postura del Estado sobre la lucha armada en el País Vasco. Mientras tanto, el PNV deja de ser marginal los años posteriores a la Transición y comienza a levantar cabeza. Cambiaron las cosas en el PNV y también en el País Vasco. Es decir: aparte de la opción de ETA, hay posibilidades de conseguir la normalización democrática a través de los partidos y de las elecciones; a través del Estatuto de Gernika. Y esto también es algo nuestro. Asimismo se dan cambios en la vía represiva: en los tiempos de Andrés Cassinello [al mando de la Guardia Civil y de los Servicios Secretos, imputado por el golpe del 23-F e implicado en el GAL], España comienza a trabajar la vía represiva moderna. ETA es perseguida de otra manera, con el GAL por medio. La persecución hizo daño a ETA y a su entorno. Y el problema viene de ahí. En 1984, ETA se da cuenta de que la estrategia negociadora no dará sus frutos.

Asurmendi: ¿Se da cuenta de ello? Pues no supo adaptar la estrategia.

Beltza: A pesar de todo, cambió las técnicas armadas. Hasta 1982-84, los objetivos era militares de alta graduación, fuerzas represivas policiales y chivatos. En esta cuestión de los chivatos, hay varios problemas discutibles. ETA opta por acciones muy duras con objetivos muy definidos, con muy "pocos daños colaterales", pero la estrategia no da frutos. Y ETA se da cuenta. Un sector planteó una estrategia nueva: realizar atentados masivos. En un principio, el objetivo de las acciones eran los represores, pero al optar por atentados masivos, es la sociedad civil quien se convierte en objetivo. ETA dice que no es ése su deseo. Dice "sentirse obligada" de alguna manera. Utiliza argumentos morales, éticos y políticos: "No es culpa nuestra. Nos obliga el Estado". El ejemplo más claro es el atentado de Hipercor. Una masacre.

Asurmendi: Es entonces cuando se produce el primer desplazamiento en la estrategia armada.

Beltza: Lo que yo llamo desviación terrorista.

Asurmendi: ¿Cómo se argumenta tal desviación?

Beltza: ETA busca la eficacia.

Asurmendi: Pero eso es justo la ineficacia.

Beltza: Sí, pero eso se ve más adelante. Quienes toman la decisión no lo ven así en su momento. “Es imposible golpear en los puntos más altos del Estado, y además no hemos acertado a nada, amenacemos entonces al pueblo español, porque eso obligará al Gobierno a dar su brazo a torcer políticamente”. Ése es el razonamiento de ETA.

Asurmendi: Sin embargo, aumentan las dudas.

Beltza: Claro. Con los primeros atentados masivos, acciones que golpean a la población civil, aumentan las protestas y, además, ETA muestra claramente su intención de fijar una disciplina cuasi "estatal". Por ejemplo, los chivatos: en muchos casos no está claro que lo fueran. Utilizó esta práctica para amedrentar a los enemigos que teníamos entre la población. ETA interviene de alguna manera para imponer su control social: “nosotros somos los protectores del Pueblo” viene a decir. ETA dejó muchas víctimas absurdas.

Asurmendi: Ha dicho que ETA se convirtió en un Estado.

Beltza: Sí. La muestra más clara de ello se vio cuando ETA acabó con Yoyes. Además de controlar a la población, fue una forma autoritaria y violenta de controlar a "su población". Fue por aquel entonces cuando se dio la primera negociación histórica: Argel. En la misma, hubo la posibilidad de hacer efectiva la llamada solución técnica. Era una solución mencionada en el entorno de ETA: dejar las armas, sacar a los presos a la calle, es decir, la amnistía. ETA todavía tenía fuerza como para conseguir la solución técnica, no para imponer sus objetivos, pero sí para que el Estado dijera "al fin se acabó" con cierto alivio. Pero ETA no quiere negociar eso, insiste en que la negociación política es uno de nuestros objetivos y no se da cuenta de que no tiene la suficiente fortaleza como grupo militar para ello. Como tampoco lo tuvieron los poli-milis, aunque esto se resolvió en la por entonces no acabada transición.

Asurmendi: ¿Pero cuál es la razón por la que dicha postura triunfa en ETA? Se ha hablado de diferencias generacionales.

Beltza: Hay una cuestión generacional más adelante. Antes, sin embargo, la estrategia militar se elaboró alrededor de los milis, entre otros, Argala y Txomin. Mataron a Argala. Más tarde también murió Txomin. Dicen que, debido a la represión, terminaron mandando en ETA los Berezis de los poli-milis y luego los de la VIII Asamblea. Esos militantes trajeron otra mentalidad y otras intenciones a la organización. Pensaron que tenían capacidad para imponer la vía revolucionaria tanto al Estado español como al mismo pueblo. Según parece, la tendencia estatalista y autoritaria se impone en ETA.

Asurmendi: Y también se intensifican las discrepancias en la izquierda abertzale.

Beltza: Sí, asomaron las discusiones públicas y se dijo "no estamos de acuerdo". Tras el intento de Argel, comenzaron las hostilidades en la izquierda abertzale. Aparecen las críticas en la izquierda abertzale. Iñaki Esnaola fue apartado. Esnaola no era cualquiera: era miembro de la Mesa Nacional de HB, fue herido por la ultraderecha en un atentado en Madrid. Si Esnaola cuenta algún día lo que sucedió entre ETA y la izquierda abertzale, tendremos más interpretaciones a mano. También hay otras personas. Yo abro la puerta con este libro.

Asurmendi: ¿Cómo funciona ETA?

Beltza: Una minoría es la que decide. Luego, la decisión es comunicada a todo el movimiento a través de las asambleas y las bases interiorizan lo que viene de arriba. En ETA, la disciplina se valora por encima de la creatividad. Sin embargo, hubo quien pensó que la estrategia terrorista que implica al pueblo no lleva a ningún sitio y de ahí surgió la Alternativa Democrática.

Asurmendi: Y así se fortaleció la estrategia de la socialización del sufrimiento.

Beltza: Aunque ha sido denominada como tal, este término no es preciso: se crearon eufemismos. La izquierda abertzale habló de "socializar las consecuencias del conflicto". Básicamente decían que había que socializar las consecuencias del conflicto para que el enemigo se rindiera. ETA golpea a la gente que está en el engranaje de la democracia, ya sean electos o personas que crean opinión contra nosotros, es decir, periodistas.

Asurmendi: El conflicto se llevó a una situación complicada para intentar conseguir una salida. ¿Cómo?

Beltza: Antes me has preguntado sobre la racionalidad. A pesar de que ETA haya cometido errores de bulto, siempre ha habido una cierta empatía hacia ella en el seno de la izquierda abertzale. ¿Por qué? Porque estamos de acuerdo en los objetivos finales. Cuando ETA ha tomado tales decisiones –matar a políticos y a periodistas son decisiones racionales para ETA–, lo ha hecho para conseguir sus objetivos y los autores son de los “nuestros”. Los militantes son nuestros hijos, nuestros familiares o amigos de nuestros hijos. Con esa empatía por medio, el segundo problema lo constituye la respuesta del Estado: no se puede entender la historia de ETA, sin comprender lo que el Estado ha hecho contra ETA. Ha utilizado medios no democráticos: el terrorismo de estado, sus leyes y la tortura. El Estado nos ha implicado a un buen número de personas que estábamos en el entorno de ETA, aunque fuéramos críticos. Tú puedes ser crítico con ETA, pero el Estado te encarcela. Es tremendo. La gente ha sentido que, cuando el Estado luchaba contra ETA, ha hecho política contra los vascos. Entonces, como ETA es partícipe de nuestros objetivos, la gente de la izquierda abertzale nos hemos convertido en víctimas del Estado –y de ETA– al mismo tiempo. Así surge la empatía. Y esta empatía trajo consigo la preparación de una pista de aterrizaje para ETA: el primer intento fue el Acuerdo de Lizarra-Garazi. Todos los abertzales le prepararon una pista de aterrizaje político, pero aquello también lo tiró por la borda.

Asurmendi: De un modo u otro, ETA todavía seguía firme con el lema Bietan jarrai (Seguir en las dos). En cualquier caso, hay muchas cosas aún desconocidas.

Beltza: Se puede lanzar alguna hipótesis: en los tiempos de Lizarra-Garazi, mucha gente de Herri Batasuna ve claro que esa estrategia no dará frutos, que debe ser desechada. Se hacen muchas críticas a la lucha armada y el argumento principal es que nos debilita. Con el cambio, se ha conseguido superar el "todo es ETA" del juez Garzón. El Estado decide aplicar la estrategia policial para acabar con ETA; fue muy duro. Encarcela a la Mesa Nacional de Batasuna en 1997. Hay ya mucha gente en Batasuna que está de acuerdo con lo que pensamos los críticos: que hay que acabar con la estrategia político-militar. Han pasado doce años ya. Y –con las negociaciones de Loiola por medio– hemos conocido burradas aún más incomprensibles desde aquello.

Asurmendi: Incomprensibles también para muchos sectores de la izquierda abertzale. ¿Pero cómo comprenderlas?

Beltza: Por un lado, tal y como he dicho, para entender los sentimientos y las acciones de ETA hay que entender el comportamiento del Estado. Mucha gente funciona con la mentalidad del espejo: “si tenemos en cuenta las burradas del Estado, lo nuestro es una nadería”. Por otro, en el entorno de ETA no hay escasez de pensamiento ideológico, pero sí que ha habido carencias en la formación de los militantes de ETA y de la izquierda abertzale. Han utilizado este relativismo moral: “Todo lo que vale para ganar está bien”. Esto debe ser analizado y explicado, porque responsables haberlos haylos.

Asurmendi: ¿Por qué triunfa la estrategia político-militar?

Beltza: Aunque no sea más que una hipótesis, quienes mantuvieron esa estrategia la utilizaron también para acallar y marginar a los críticos de Batasuna. La pregunta es la siguiente: “¿Por qué se ha mantenido el lema Resistir es vencer (nota: en castellano en el original) hasta anteayer mismo, sin ningún tipo de autocrítica? Para mí, el problema es que haya triunfado el lema “ahora debemos entrar por vías democráticas sustitutivas”. ¿Por qué?

Asurmendi: ¿Por qué? ¿O qué es lo que ha pasado?

Beltza: El sector crítico de Batasuna ha cogido fuerza y confianza en el pueblo y han logrado un apoyo cada vez mayor en la izquierda abertzale. ETA ha perdido apoyo en una situación especial.

Asurmendi: ¿Cuál es esa situación especial?

Beltza: Siempre en el terreno de las hipótesis, la dirección de ETA ha estado a cobijo los últimos quince años, lejos de la policía seguramente, al amparo de los regímenes autoritarios que creen en el Resistir es vencer. Ahora las cosas han cambiado, porque ha variado el contexto de esos regímenes. Ha cambiado la diplomacia española, también la situación económica y parece que a la dirigencia de ETA se le ha dicho “basta” en ese refugio. Por ejemplo, Fidel Castro es mediador en las negociaciones entre las FARC y el Gobierno de Colombia. Se ha dicho que las negociaciones entre ETA y el Gobierno de España podrían darse en un contexto semejante. Es decir, en aquellos sitios a donde llegó el sueño revolucionario. Aunque todas estas son meras hipótesis, habladurías. Lo único que podemos decir es que la correlación de fuerzas entre ETA y Batasuna han cambiado. Pero ahí también hay un problema, porque ETA se va deshaciendo sin realizar todavía ningún tipo de autocrítica.

Asurmendi: Sin embargo, la estrategia político-militar de ETA ha finalizado.

Beltza: La estrategia político-militar de ETA ha terminado y ha sido un fracaso. ETA ha dejado la lucha armada y 700 presos, sin ninguna esperanza de que sean liberados: la territorialidad está en el punto en el que estaba, y el derecho de autodeterminación –en lo que respecta al Estado español– está en el mismo nivel de reconocimiento en el que estaba. ETA no ha conseguido ninguno de sus objetivos. Aunque la autodeterminación, la territorialidad y la amnistía son nuestros objetivos. Batasuna, por decirlo de alguna manera, ha salvado estos objetivos. Ha girado y ha capitalizado la fuerza –con gran apoyo electoral– para darle continuidad a los objetivos de la izquierda abertzale, ha sido capaz de alejarse de los delirios político-militares. Pero, ¿para desarrollar qué política? Una política socialdemócrata. Por tanto, no ha traído un nuevo modo de hacer política, los frutos son reformistas, contrarrevolucionarios, contrarios a los inicios del movimiento y a sus fundadores. No voy a negar sus buenas intenciones, pero la política socialdemócrata es la consecuencia de la época negra de Batasuna. Quienes mandaron y siguen mandando han fijado una postura piramidal y autoritaria y son responsables de ello. El problema que nos ha quedado es bien gordo.

Escrito por: iturri.2012/10/05 16:35:00 GMT+2
Etiquetas: beltza the_organization mikel_asurmendi traducciones euskal_herria argia | Permalink | Comentarios (2) | Referencias (0)

Comentarios

Se puede resumir diciendo que para Beltza la estrategia de ETA era correcta, ética y necesaria mientra él participaba en ella. Y desde que él se fue en adelante se ha hecho todo mal.

Escrito por: pol.2012/10/06 12:44:2.901000 GMT+2

Intenté discutir con Beltza sobre lo que dice en esa entrevista en el blog Borroka garaia da! donde había participado en otra discusión a raíz de unas opiniones suyas también vertidas en Argia. He aquí lo que pasó, en euskara:

http://borrokagaraia.wordpress.com/2012/09/16/popurri-popularra-xvii-2/#comments

Alegó que no lo respetaba y que lo sometía a un interrogatorio inquisitorial para negarse a discutir conmigo. Le di mi dirección electrónica para que pudiéramos discutir en privado. No se ha dignado escribirme.

Lo siento pero, entre otras cosas, no se puede ir por la vida lanzando hipótesis ponzoñosas como la de que “la dirección de ETA ha estado a cobijo los últimos quince años, lejos de la policía seguramente, al amparo de los regímenes autoritarios que creen en el Resistir es vencer.” Después dice en la misma respuesta que “todas estas son meras hipótesis, habladurías”, pero la mierda ya la ha echado.

La realidad es que ETA no ha tenido retaguardia alguna estos últimos 15 años, e incluso los últimos 25, y lo que ha sucedido hay que entenderlo a la luz de esa realidad y no a la luz de la ponzoñosa hipótesis de Beltza.

Otras de las cosas sobre las que deseaba discutir con Beltza las mencioné en ese blog. No ha podido ser. Una pena.

Escrito por: Xabier Makazaga.2012/10/06 19:16:59.925000 GMT+2

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