Ricardo Aldarondo iba a participar en la presentación, pero problemas laborales de última hora lo impidieron (aunque sí que consiguió llegar al concierto). Alejo Alberdi (miembro de Derribos Arias), Rafael Berrio y Gregorio Gálvez arroparon a Carlos Rego en el acto. No he leído el libro y no viví de cerca aquella época, pero la presentación cumplió, en lo que a mí respecta, su principal función: consiguió que me entraran ganas de leerlo.
Tras media hora de descanso, aprovechada por el público para beberse las cervezas que la organización puso a su disposicón, Rafael Berrio se subió al pequeño escenario con Iñaki Huarte Fisuras (guitarra), Ikerne Giménez (bajo) y Nagore Etxabe (batería). También les acompañaron por momentos Elena Setien y Carlos Rego.
El local es pequeño, pero gana mucho sin sillas. La luz le dio un apropiado toque de salón de actos de instituto. El sonido fue muy bueno y el grupo aprobó con nota alta el examen.
Un buen botón de muestra el vídeo grabado por Javi Haspi de la canción "Íntima decoración".
Édipo (Companhia do Chapitô)
El sábado a la tarde esta compañía portuguesa llenó la sala Gazteszena de Egia con su particular versión de Edipo. No los había visto nunca, pero han venido muchas veces a Donostia y al País Vasco.
Se levantó el telón y apareció ante nosotros un escenario desnudo. Pocos momentos después hicieron acto de presencia los tres intérpretes. Mostraron su habilidad para, a palo seco, representar un buen número de personajes y ambientes.
Un compañero que ve mucho teatro me dijo que fue la obra que más le gustó el pasado año. Volvió a verla con los críos y éstos también lo pasaron bien.
La iniciativa Desafío Katiuska, puesta en marcha por un grupo de trabajadores de Donostia Kultura, ha culminado este mediodía con un acto celebrado en la plaza Zuloaga, frente al Museo San Telmo de la ciudad. En dos palabras, consiste en recoger botas para las personas refugiadas que han llegado a Europa y denunciar la situación que están sufriendo.
No sé cuáles eran las expectativas iniciales, pero hasta ayer sábado se habían recogido 15.000 pares de botas en Gipuzkoa. Y es que además del grupo promotor un buen número de gente (cuadrillas, asociaciones, instituciones, empresas, ayuntamientos, escuelas...) se ha ido sumando por el camino. Y la verdad es que daba gusto ver lo diverso que era todo Los próximos días sabremos cuánto calzado se ha conseguido reunir.
La artista Zuhar Iruretagoiena ha hecho una instalación con las botas que las ciudadanas y los ciudadanos llevaron el mismo domingo a la plaza Zuloaga. Me ha gustado esta fotografía de Javier Hernández.
Hay una expresión muy de los 80 en el País Vasco: "errefuxiatuek Euskadin bizi behar dute" (las personas refugiadas tienen que vivir en Euskadi). Era un lema coreado en las manifestaciones cuando el Estado francés comenzó a retirar el estatuto de refugiado y expulsar de Iparralde (Norte de Euskal Herria) a personas de Hegoalde (Sur de Euskal Herria). Ahora, son las y los refugiados de Siria, Afganistán, Irán... quienes quieren vivir en Europa huyendo del caos de sus respectivos países.
Hoy quiero traer por aquí las palabras de un par de periodistas vascos que cubren los conflictos de Oriente Próximo.
"(...) los refugiados sirios que nos encontramos el año pasado en Lampedusa nos reconocían todos lo mismo: “creíamos que lo que sucedía en Palestina no nos podía suceder a nosotros, que estábamos a salvo en Damasco, que nosotros vivíamos bien”. Con cuatro hijos, sin nada, acababan de llegar en una patera. Por eso digo que la verdadera empatía se logra metiéndose en la piel del prójimo, y que para ello tienes que creer que a ti también te puede pasar. Cuando lo logras, se te pone la piel de gallina..."
"No nos engañemos: aquí la gente no habla de los suníes, de los drusos o de los chiíes; habla de la Real. Además, Occidente mira al resto del mundo por encima del hombro. Nosotros hemos exportado la democracia, nosotros hemos exportado los valores del bien, nosotros... Aunque hemos desarrollado una mínima empatía sobre las tragedias de Oriente Próximo, siempre nos imaginamos que no nos puede suceder algo parecido, que estamos a salvo."
No sé vosotros, pero yo estoy totalmente perdido: me siento huérfano. Parece que la política es incapaz de abrir vías. Además, nos hemos hecho viejos, nos hemos aburguesado y tenemos un miedo de la leche hacia el extranjero, el extraño (lo de siempre: los pobres).
A pesar de todo, hay gente que permanece alerta y que está ayudando en los lugares donde están estas personas refugiadas. Dos ejemplos cercanos aquí en Gipuzkoa: Hotz Zarautz y Zaporeak (como complemento, la iniciativa #DesafíoKatiuska por ejemplo).
Se pueden decir muchas cosas (incluso en contra), pero yo en estos casos soy más de aplicar lo que decía Bertolt Brecht en su poema Refugio nocturno.
Hay dos versiones en euskera de Gaberako aterbea: la original de Mikel Laboa y la de Negu Gorriak en el disco homenaje a Laboa (Txerokee).
Me han contado que en Nueva York en la esquina de la calle 26 con Broadway en los meses de invierno, hay un hombre todas las noches que, rogando a los transeúntes, procura un refugio a los desesperados que allí se reúnen.
Al mundo así no se le cambia las relaciones entre los hombres no se hacen mejores. No es ésta la forma de hacer más corta la era de la explotación pero algunos hombres tienen una cama por una noche durante toda una noche están resguardados del viento y la nieve a ellos destinada cae en la calle.
No abandones el libro que te lo dice, hombre, Algunos hombres tienen una cama por una noche durante toda una noche están resguardados del viento y la nieve a ellos destinada cae en la calle. Pero al mundo así no se le cambia las relaciones entre los hombres no se hacen mejores. No es ésta la forma de hacer más corta la era de la explotación.
Es martes por la tarde y recibo una llamada telefónica. Es un amigo que se va a acercar a Hondarribia a ver un documental del periodista Jon Abril (Neskatoak). No ando bien de tiempo, pero era una propuesta que no se podía rechazar.
El trabajo de Jon recoge las historias de una docena larga de mujeres que cruzaron la muga para trabajar como sirvientas (algunas en París, la mayoría en el Norte del País Vasco) entre las décadas de los 50 y 70 del siglo pasado. Ya os digo yo que podía estar mejor filmada y montada, pero quizás porque se me hacen muy cercanas las historias contadas y están contadas con mucho cariño, a mí me llenó. Incluso me reí, al igual que buena parte de la sala, porque algunas de las protagonistas tienen chispa y gracia contando sus aventuras y desventuras.
Se estrenó el domingo 6 de marzo en el pueblo de Abril, Bera. Y, tal como he dicho arriba, yo lo vi el día 8 en Hondarribia (más de 200 personas en la sala, la mayoría mujeres, porque era un actividad organizada dentro del programa del Día Internacional de la Mujer) y esta misma semana, el 16 de marzo, se podrá ver "Neskatoak" en el Koldo Mitxelena de Donostia (la agenda de proyecciones está en la web).
Al día siguiente, una amiga me comentó que el planteamiento del film le recordaba el documental A las puertas de París, un trabajo de 2008 dirigido por Marta Horno y Joxean Fernández (sí, el director de la Filmoteca Vasca) donde se da voz a varias porteras parisinas. Todas ellas son españolas a punto de jubilarse (o jubiladas ya). Se puede ver enterito en la red (43 minutos).
La mirada del otro
También la pasada semana se celebró del 7 al 10 de marzo la XXII edicion de dFERIA, un festival de artes escénicas dirigido a profesionales, pero también al público teatrero en general.
Sólo he podido acercarme a ver una obra, La mirada del otro, una pieza que va sobre los encuentros restaurativos que tuvieron lugar en el 2011 entre disidentes de ETA y víctimas de la organización en la cárcel de Nanclares. El material que manejan es potente (han llevado a escena diálogos basados en los encuentros mismos). Tres intérpretes: una mediadora, un exmiembro de ETA y una víctima de la organización. Escenario mínimo: dos mesas y tres sillas movidas y removidas de sitio por los actores.
Para mí lo más interesante fue la mesa redonda posterior (y parece que así ha sucedido en más ocasiones). Moderó el diálogo Jaime Otamendi y, además de los intérpretes, tomaron parte Maixabel Lasa (víctima de ETA) y Edu Santos (mediador en los encuentros de la cárcel). También se sumó el público y, contrariamente a lo que suele ser habitual, las intervenciones fueron interesantes y sensatas. Sólo me acuerdo de la intervención de una persona que dijo ser hermana de una persona a quien mató la Guardia Civil hace 40 años. Apuntó que ya le habría gustado a ella haber participado en este tipo de encuentros. Edu Santos le respondió que para ello eran necesarios tres elementos que no se daban: una acción condenatoria de la Justicia contra dicha persona, arrepentimiento (aunque no sé si empleó esta palabra en concreto) y su disposición a participar en los encuentros.
Los miembros de la compañía (Estibaliz Curiel, Pablo Rodríguez y María San Miguel) destacaron un reciente encuentro con estudiantes en Elda (Alicante). En este caso, era previo a la obra y la gran mayoría del alumnado no quería dar segundas oportunidades a nadie y se mostraban más favorables a la mano dura. Sin embargo, tras el debate, una buena parte cambió su punto de vista e, incluso, hubo algunos estudiantes que se acercaron a ver la representación teatral.
Hoy se ha hablado en las redes sociales mucho de la salida de prisión (¡ya era hora!) de Arnaldo Otegi. Además, en la tuitesfera en euskera, también ha dado que hablar un artículo de opinión (Spotlight hemen, orain) firmado por el periodista Alberto Barandiaran. No he visto la películaSpotlight, una de las triunfadoras de la pasada gala de los Óscar, pero sí sé que habla de abusos sexuales a menores practicados por curas en Boston (EE.UU). Barandiaran comienza en América, pero trae el tema a casa. A Irun, concretamente. Años 70. Traduzco del euskera.
'Spotlight' aquí, ahora
En una de las escenas de la película Spotlight, el protagonista, veterano periodista de investigación del periódico Boston Globe, le pregunta a un antiguo compañero de clase cuál era el deporte que practicaba en los tiempos del instituto. «Estaba en el equipo de béisbol», le responde. «Yo jugaba a rugby. El Hermano Talbot dirigía el equipo de hockey. Si uno de nosotros dos hubiera elegido el hockey, hoy, quizás, no estaríamos aquí». El Hermano Talbot había violado a varios jóvenes en una escuela de un distinguido barrio de Boston en la década de los 70. Aquellos jóvenes no eran especialmente atractivos, ni especialmente jóvenes, pobres o ricos. Les gustaba el hockey y el Hermano Talbot dirigía el equipo de hockey de aquel instituto. Eso era todo.
El Boston Globe puso en marcha una extensa investigación sobre esos casos a principios de la década de los 90. Gracias al trabajo desarrollado por el grupo denominado Spotlight, quedó demostrado que la Iglesia Católica había silenciado, durante décadas, todos aquellos abusos de Boston, y que había ayudado y protegido a los culpables. Más tarde se supo que no sólo había sucedido en Boston. Salieron a la luz casos similares en otras ciudades estadounidenses y europeas. También en África y en Asia. Es decir, el problema era sistémico. Tocaba a todos los estamentos de la Iglesia Católica.
Los periodistas del Boston Globe se hicieron con el prestigioso premio Pulitzer gracias a este trabajo de investigación, y el filme Spotlight ha conseguido el Óscar a la mejor película este año. Me lo recomendaron vivamente dos jóvenes periodistas. Les despertó tal pasión que se preguntaban dónde se escondería en nuestra tierra un escándalo semejante. Se mostraban muy dispuestos a investigar con ganas y a airear trapos sucios. Que a ver dónde estaba ese escándalo entre nosotros.
Cuando éramos jóvenes, sufrimos abusos en el colegio La Salle de Irun. El Hermano Valerio, el tutor, aprovechaba la última hora de la semana para situarse ante nosotros y hablar tranquilamente, en un ambiente distendido. Se sentaba en la parte delantera de su mesa, o en los pupitres de la primera fila, mirando hacia nosotros, y comenzaba a reflexionar en voz alta, como si estuviera entre amigos. Remarcaba frecuentemente que lo que allí se decía no podía salir de aquella habitación. Que era nuestro ámbito de confianza. Si alguien se iba de la lengua, ello suponía una traición al grupo. Que sólo de aquella manera conseguiríamos hacernos confesiones mutuas. Que aquello era bueno.
Una vez nos dijo que conocía a jovenzuelos como nosotros que se tocaban mutuamente el pene como una manera de mostrar "confianza o amistad". Que no conocía una muestra más auténtica de la amistad que la masturbación recíproca.
Teníamos trece años.
Cuando tocaba tutoría, hacía que nos sentáramos encima de nuestras mesas, con los pies en los pupitres, de frente. Ponía sus manos en nuestros muslos y nos daba fuertes abrazos. Metía su mano debajo del jersey. Su temperamento era un tanto colérico y se enfadaba si nos apartábamos. Nos inoculaba la idea de haber pensado mal. Su palabra clave era "confianza".
En aquella época, trabajaban mucho los ejercicios espirituales, las convivencias. Eran voluntarias y Valerio consiguió convencer a nuestra cuadrilla. Seis amigos fuimos con él a una casa del Antiguo de San Sebastián a pasar un fin de semana. Era verano porque había regatas. Casualmente, una de las tres habitaciones que nos tocó era demasiado pequeña, y cuando llegó la hora de acostarse, Valerio nos dijo que había sitio en su habitación para que alguno de nosotros lo acompañara. No sé cómo, pero los turnos se formaron muy rápidamente y yo me quedé sin sitio. Me puse tozudo con Valerio: que echaría un colchón al suelo y que ya me arreglaría con Iñaki. No le gustó. Se pasó todo el día siguiente de mal humor. Se quejó de que no había confianza. Cuando cogimos el tren de vuelta a casa, todos nos relajamos como si nos hubiéramos quitado un gran peso de encima.
Sí, yo podría haber sido un miembro del equipo de hockey.
Me atrevería a decir que aquí no se hablado ni investigado de verdad jamás lo sucedido durante tantos años alrededor de la educación relacionada con la Iglesia. Cómo se ha tolerado todo eso. Cómo se ha callado. No hemos preguntado, no hemos escuchado, no hemos contado. Y aquí, nosotros, tenemos un Pulitzer.
Porque no fue sólo el Hermano Valerio, y porque no fueron únicamente abusos relacionados con la pasión sexual. En la misma escuela y época, un profesor perdió los nervios en cierta ocasión y le dijo a Pedro Pablo que saltara por la ventana: "Pedro Pablo, hala, tírate por la ventana si te da la gana". Y Pedro Pablo se tiró por la ventana.
No llorábamos. No nos quejábamos. Irun, década de los 70.
Trasladaron de colegio al Hermano Valerio porque en una de aquellas tutorías se le fue la mano y se quejaron los padres. Le cambiaron de colegio.
Es cierto que la película Spotlight despierta un deseo hacia nuestra profesión. Una especie de grito: que el periodismo tiene la capacidad y, sobre todo, el deber de denunciar las injusticias.
El pasado jueves Amorante (Iban Urizar) presentó disco en Garoa Kultur Lab. Un par de semanas antes le tocó ejercer de telonero en el concierto de El Niño de Elche en la sala Dabadaba, pero la gente no le ayudó en exceso. Yo llegué tarde y no conseguí entrar en su propuesta.
El jueves, sin embargo, pasó justo lo contrario: la gente acompañó en silencio (cuando correspondía) y no me costó nada disfrutar con su música. Alguna letra de Harkaitz Cano, otra de un tío suyo un tanto especial, alguna escrita por el mismo intérprete... Con la ayuda de una loop station (o como se llame ese instrumento que parece tradicional en Elgoibar), nos llevó por diversos territorios. A veces por la montaña, otras veces por el Mediterráneo (me vino a la cabeza Rachid Taha). No me preguntéis por qué su música me lleva al monte, porque no lo sabría explicar.
Resumidamente, la música de Amorante merece la pena. Aquí tenéis su disco homónimo: Amorante. Si queréis algo más, os dejo con el vídeo de un concierto de papel ofrecido a comienzos del pasado año en Zarautz.
25 aniversario del Festival de Teatro de Bolsillo
El Festival de Teatro de Bolsillo cumple 25 años. Su intención inicial consistía en llevar a bares y locales de los barrios de la ciudad el teatro y buscar nuevos públicos. Hoy en día también busca algo parecido.
Se ha venido celebrando habitualmente durante el mes de mayo, pero este año (creo que con buen criterio) se ha decidido adelantarlo al mes de febrero. En mayo hay demasiadas actividades en la ciudad y el ambiente cálido de un bar se agradece más durante los meses invernales.
La primera función se hizo el 11 de febrero y la última será una gala especial el 27, el próximo sábado. Muchos bolos han estado hasta arriba de gente y parece que esta será la tónica hasta el final. ¡Larga vida, Poltsiko!
Derbi
No me voy a alejar de los bares. El domingo por la tarde la Real fue a San Mamés a jugar contra el Athletic. Vi el partido en un bar del barrio. Buena y merecida victoria de los blanquiazules que jugaron un partido serio.
Lo que más me llamó la atención fue el ambiente del bar. Varias personas diciendo las de dios, obviando la presencia infantil en el establecimiento. Es el típico día en el que piensas que el fútbol es para personas adultas.
Menos mal que la víspera estuve en Zubieta para ver ganar al Sanse (toda la segunda parte con diez) en su partido contra el Amorebieta. Buen ambiente, fútbol a pie de césped, olor a hierba. Nada más y nada menos.
"Hace un año lo político parecía estar recobrando el impulso propio de los momentos históricos cuando la política se convierte en el arte de lo imposible; hoy, parece, se vuelve a los cauces tradicionales de la política como arte de lo posible".
El pasado jueves Iker Lauroba y Oso Fan (el proyecto en euskera del polifacético Giorgio Bassmatti) actuaron en la sala Dabadaba (Donostia). Uno que yo me sé habría dicho que hubo tres cuartos de aforo, pero la verdad es que no nos juntamos mucha peña.
Bassmatti siempre está creando seguramente para no ensayar (sus días también duran veinticuatro horas). Lleva una temporada con el batería Oriol Flores y eso seguro que hace que ensaye más (o no). La cosa es que la percusión ayuda en la puesta en escena, aunque también hay ocasiones en las que tapa demasiado la voz del bar(ba)do.
Iker Lauroba saltó al campo acompañado de tres músicos. Hizo un disco muy tierno y meloso en la primavera de 2015 (con letras de Harkaitz Cano) y eso fue la base del concierto. Ahora bien, desde el jueves no hay manera de quitarme de la cabeza una versión de The Rythm of The Night, una canción de los 90 (mucho mejor la copia que el original: The Rythm of The Night).
Ambos, cada uno por su cuenta, están grabando en estudio canciones que luego a saber en qué se convierten. Bassmatti está con Xabier Erkizia antes de escaparse a Japón, mientras que Lauroba anda por Mutriku (según su twitter).
La exposición "Voces" de la Real Sociedad
Con motivo de la capitalidad cultural Donostia 2016, la Real Sociedad ha montado la exposición "Voces" en el Estadio Anoeta. Acompañados de un aguacero de los buenos, unos cuantos seguidores blanquiazules nos acercamos al Estadio. Hizo de cicerone Iñaki Mendoza y la verdad es que resultó de agradecer su presencia.
Dice la organización que no es una exposición dedicada al fútbol. Por un lado, está el papel que juega la Real Sociedad como elemento vertebrador en Gipuzkoa. Tuvimos tiempo para ver tres fragmentos de sendas entrevistas con Iñaki Gabilondo, Andoni Egaña y Meho Kodro. El bosnio habló sobre la guerra en su país allá por la década de los 90 del pasado siglo, mientras él era jugador realista. Tal y como está el mundo, la verdad es que su relato resultaba muy cercano, y mucho más teniendo en cuenta que Meho usaba el pretérito perfecto para contarnos su historia (en vez de "vino mi hermano" echaba mano de "ha venido").
Por otro lado, la labor desarrollada por la Real con la igualdad como objetivo. No tuvimos tiempo de ver este tramo de la exposición, pero sí que adiviné imágenes y voces de Mayi Ayestaran y Txaro Barinaga-Rementeria (no sabía que la fotógrafa Txaro había sido jugadora del equipo de baloncesto en sus años mozos).
Me quedé con las ganas de darme un garbeo con más tiempo, pero no sé si será posible, porque la muestra cierra sus puertas el 20 de este mes. ¡Espabilad!
El Festival Punto de Vista
El sábado por la mañana el (buen) tiempo nos acompañó camino de Iruñea. Dejamos el carro en Arrotxapea y subimos al Casco Viejo utilizando el ascensor. La cita era en Baluarte.
Cerca de nuestro punto de llegada, mientras esperábamos que el semáforo del paso de cebra se pusiera verde, vimos cómo un grupo numeroso de personas esperaba en el otro lado. Comenté con mis acompañantes que tenían pinta de ser socialistas o de la UGT. Pues no: eran militantes y dirigentes del PNV que estaban celebrando su asamblea en el mismo Baluarte y que se dirigían hacia el Monumento a los Fueros para la correspondiente ofrenda floral. ¡Vaya vista!
Al mediodía vimos La Academia de las Musas de José Luis Guerín. A la tarde, por su parte, Dieu sait quoi de Jean-Daniel Pollet. La segunda fue tras comer en el camarote de Katakrak y la verdad es que me costó pillar algo, una hora y media de movido bodegón.
La película de Guerín dio que hablar antes, durante y después de la comida. Yo la vi a gusto, quizás porque interpreté que era una parodia. ¿Sería eso lo que pretendía Guerín? ¡A saber! Aquí abajo lo cuenta él antes de la proyección del viernes en la Tabakalera donostiarra.
Por su parte, Oliver Sacks era una persona que tomaba muchas notas y así, al final de su vida, llegó a apilar casi un millar de cuadernos. Pero me sorprendió que apenas leía luego lo que escribía en ellos, como si el ejercicio de la escritura quedara finiquitado con su plasmación en el papel.
Se le comenté el otro día a un escritor y estaba de acuerdo con Sacks. Me contó que él mismo tendría ya un centenar de cuadernos, pero que estaba seguro de que jamás echaría mano de 70 de ellos (fue así de rotundo).
Pues yo he estado unos días a finales del mes pasado fuera de casa y he aprovechado, entre otras cosas, para leer: En movimiento. Una vida de Oliver Sacks, la trilogía España en el diván de Enric Juliana, Lapur banden etika edo politika de Joseba Sarrionandia, Beti oporretan deHarkaitz Cano...
Soy mal lector (de esos que luego no recuerda casi nada de lo leído). En este caso, además, agravado porque el último día me leí el primer capítulo de Voces de Chernobil de Svetlana Aleksiévich y es de lo poco que se me ha quedado dando vueltas en la cabeza. Es una narración en primera persona de la mujer de uno de los bomberos enviados a sofocar el fuego tras la explosión de la central nuclear de Chernóbil en abril de 1986. Narra los catorce días de (cuasi)agonía del marido, que no sabían a qué iban a la central, que fueron evacuados a un hospital de Moscú, que no le dejaban estar con su marido, y mucho menos tocarle y abrazarle, pero que ella no hacía caso (tenía 23 años y estaba embarazada)... Tras su muerte, se quedó sola, porque la criatura recién nacida no vivió ni tan siquiera 24 horas. Absolutamente desolador.
Lo dicho: que me quedé sin palabras y todo lo leído estos días quedó relegado a un segundo plano.
Nos pasamos toda la primera mitad del pasado 2015 mirando a Grecia para ver qué pasaba con Syriza y hoy es el día que prácticamente ha desaparecido ese país de mi muro de twitter con una única excepción: la de la gente, mayormente fotoperiodistas, que hacen seguimiento de la llegada de los refugiados a Lesbos.
Tampoco está en la agenda Euskal Herria (más de uno piensa que mejor que así sea), pero sí que resulta llamativo, por ejemplo, que Pablo Iglesias no se pasara por estas tierras en la campaña del 20-D. A pesar de ello, ha conseguido unos resultados muy buenos. Al hilo de esto, mirad cómo comenzaba su crónica de campaña el británico Owen Jones (What I learned from Podemos):
"I’ve spent nearly a week a travelling Spain -and the nations that make it up, like Catalonia and Galicia- with Podemos."
Cataluña sí que está en primera línea informativa a cuenta de los vaivenes del procés. Si se convocaran nuevas elecciones en marzo (es lo más probable ahora), parece que eso dejaría sin argumentos a Rajoy en su presión para llevar al redil de la gran coalición al PSOE. En ese caso, Susana Díaz debería quedarse quieta en su intento de moverle la silla a Pedro Sánchez. Es lo que dicen los analistas.
1.- La generación de la Guerra Civil: nacidos antes de 1939. Los más jóvenes tienen 77 años. Son el 12% del cuerpo electoral.
2.- La generación de la autarquía: nacidos entre 1939-1958. Son el 25%.
3.- Los reformistas: nacidos entre 1959-1973, los "Baby boomers" de los 60. Somos el 27%.
4.- La brigada del cambio: Los “ciudadanos nuevos” de Miquel. Nacidos entre 1974 y 1994. 12,3 millones de electores, 35% del censo.
A Miquel le gusta repetir machaconamente sus tesis, pero, a pesar de ello, se deja leer. Sin embargo, la tesis que sugiere el título del libro no la repite tanto. Dice que como Felipe VI tiene el apoyo de la mayoría de la población ha de ser él quien guíe la reforma institucional, la perestroika. Esa reforma debería solucionar los problemas territoriales no resueltos por la Transición (Cataluña y País Vasco). Miquel propone para ello una confederación, con la vista puesta en el futuro: la Unión Europea.
Tras las elecciones del 20-D, reiteró que viene la gran coalición. Clavó el resultado del PP (dijo que no bajaría de los siete millones), pero también es verdad que recientemente vi un vídeo suyo de una semana antes de las elecciones donde afirmaba que Ciudadanos era segunda fuerza y ya sabemos todos qué pasó.
Este año, especialmente, han sido muchas las mujeres jóvenes y no tan jóvenes que he visto por la calle cubriendo su cabeza con un pañuelo como consecuencia del tratamiento contra el cáncer. "Bienvenida al club" le dijo a Zu una conocida suya. "Zu" (Tú, en euskera) es el título del libro escrito por Anjel Lertxundi para contar la experiencia que están viviendo tanto él como su mujer. El libro, escrito en euskera, es hermoso y de lectura muy recomendable, aunque me da que tampoco sea como para leerlo en cualquier momento.
Lertxundi define el libro como “un dietario a modo de novela-ensayo”, aunque no es un ejercicio de Ars moriandi, sino todo lo contrario: Ars vivendi a saco. Porque ya han pasado tres años largos desde que el 19 de julio de 2012 el médico les transmitiera su diagnóstico (cáncer de páncreas) y todavía siguen al pie del cañón luchando bajo el lema “Putakumiak ez digu irabaziko” ("Este hijoputa no nos va a ganar"). Y es que la mujer aparcó el chip de "¿Por qué a mí?" convirtiéndolo rápidamente en "¿Y por qué no a mí?".
Siendo el autor un literato, aparecen muchos libros y muchos escritores en las 277 páginas de la obra. La primera cita es de Oier Guillan: “Minarena naiz zorionarena beste” (Soy tanto del dolor como de la felicidad). Aparecen bastante Susan Sontag y su hijo, el periodista David Rieff, así como Un mar de muerte, el libro escrito por David sobre la última fase de la enfermedad de su madre ("Susan Sontag no aceptó su muerte y por eso no pude decirle adiós", entrevista de 2008).
Este viaje por la literatura y la vida también tiene su apartado político. “Estábamos creando un sistema bastante pulcro, un sistema como para estar orgullosos de él, y es eso lo que pretenden destruir las sanguijuelas disfrazadas de liberalismo”. Porque Lertxundi tiene claro que “no podríamos hacer frente al pago de todos los recursos necesarios para atender a Zu”.
"La experiencia vivida desde que diagnosticaron la enfermedad a Zu tiene poco de triste, así en general". Por ejemplo, cuando eligió la peluca fueron a comer como celebración iniciática. Dice que también ha habido muchos momentos cómicos. El día de la presentación en Zarautz, Anjel contó que esa misma mañana Imanol (padre), librero de Garoa, fue a casa a llevarle un ramo de flores a Zu. Tras dárselas y, mientras le daba el abrazo del oso en palabras del escritor, la peluca rodó por los suelos.
Lertxundi aparece al final de su relato preocupado por si no le ha salido "demasiado triste". Yo no díria tanto, pero también es verdad que he leído el libro con un rictus serio y que pocas veces se me ha dibujado una sonrisa en la boca. El autor no está de cachondeo, lógicamente, porque escribe sobre el dolor y el sufrimiento. A veces se le nota perdido y otras veces cabreado consigo mismo y/o con el mundo (por ejemplo, cuando explica lo que siente cuando alguien compara un mal con el cáncer).
Tres veces se le ha caído a Zu el pelo (natural) como consecuencia de la quimioterapia. Algo que también le pasó a otra persona conocida que aparece en las páginas de libro, Uxue Barkos, quien contó su experiencia en Contra viento y marea. Lertxundi cita de pasada esta entrevista de agosto de 2012 obra de Borja Hermoso y subraya esta frase: "Mi amiga, la puta quimio".
No parece que la experiencia de Zu haya sido tan extrema: "¿Tomar quimio y tener calidad de vida? ¿Por qué no? (…) Diría que la felicidad no está muy lejos. Y está enferma. No son incompatibles".
También hay momentos conmovedores; aquella persona que le dio la “bienvenida al club”, Belen, murió y Lertxundi cuenta el acto de despedida. El hijo de la fallecida cantó varias canciones acompañado de dos músicos amigos. Una de las canciones elegidas fue “Adiós reina mía” de Eskorbuto.
Recordando a todas las personas que han muerto por el camino, bien está traer aquí y ahora el epitafio recogido por el escritor Jorge Ibargüengoitia en México: “La vida quiso que fuera desgraciada, pero no me dio la gana" y esta otra frase de una entrevista a Kenzaburo Oé: “Para mí hay dos tipos de personas: quienes, suceda lo que suceda, mantienen su dignidad, y todas las demás”.
La etiqueta Imanol_Murua tiene, con ésta, quince entradas en este blog. Y es que el periodista de Zarautz es un fino analista político de la realidad vasca. Ahora viene con nuevo libro bajo el brazo en donde nos cuenta el proceso del fin de la actividad armada de ETA. Enekoitz Esnaola es uno de los periodistas que ha recogido el testigo de Imanol en el diario Berria y le ha entrevistado con motivo de esta publicación. "Giltzarri izan zen Batasunak aurre egitea ETAren batzarraren erabakiei" (entrevista publicada el 4 de diciembre).
Tras la presentación ante la prensa, ahora es el turno del público: el 17 de diciembre en el Foro Martin Ugalde (Andoain), el 18 de este mismo mes en la librería Garoa de Zarautz y el 20 de enero en Katakrak (Iruñea). Está en proceso la tradución al castellano (lo publicará Ttartalo y el traductor será Angel Erro).
Imanol Murua Uria: "Fue clave que Batasuna hiciera frente a las decisiones de la asamblea de ETA"
Imanol Murua Uria (Zarautz, 1966) presentó en marzo de 2010 Loiolako hegiak (El triángulo de Loiola en su edición en castellano), un libro sobre el fallido proceso de paz de Loiola. La izquierda abertzale había publicado un mes antes el manifiesto Zutik Euskal Herria (Euskal Herria en pie) y Murua dice que en las presentaciones de su libro le preguntaban mucho sobre el futuro. "Medio en broma" decía que su próximo libro tendría "un final más feliz". Ha llegado el día: lo presentó este jueves 3 de diciembre.
Enekoitz:Al lío: ¿Quién guió a la izquierda abertzale de la estrategia político-militar a la estrategia política?
Imanol: Se puede contar de diversas maneras, según qué se quiera subrayar. Por la información que yo he recibido, diría que había ganas de cambio en todos los sectores y organizaciones de la izquierda abertzale, también en ETA. Y cuando digo cambio significa dejar la lucha armada. Quienes veían ese cambio con recelo estaban también en todos los sectores. El debate fue transversal: no fue únicamente una discusión entre ETA y Batasuna; se dio en todas las organizaciones. Pero para que ese debate se diera y se pusiera todo en cuestión -también la lucha armada-, hay varios momentos clave, y uno de ellos fue un enfrentamiento: en un momento dado la dirección de Batasuna hizo frente a las decisiones que se tomaron en una asamblea de ETA [decidió en 2008 continuar con el ciclo armado]. Eso propició que en las bases de la izquierda abertzale aflorara y se plasmara la voluntad de la mayoría. Por tanto, en las bases de la izquierda abertzale había una voluntad, había también un debate en todas las organizaciones, pero, en el choque que se produjo en un momento dado, determinada gente jugó un papel decisivo.
Enekoitz: En tu libro Eugenio Etxebeste Antton dice sobre aquella época: "La dirección política comienza a situarse en la izquierda abertzale política".
Imanol: Para tomar aquella decisión, la izquierda abertzale política se hico con la dirección. Para ello, tuvo que vencer algunas resistencias y eso fue totalmente decisivo. Los factores que posibilitaron aquello fueron muchos.
Enekoitz: En el primer capítulo tras la Introducción —Krisia (2007-2008)—, has abierto la primera parte -Barajasko biharamuna (La resaca de Barajas)- con una frase que Rufi Etxeberria le dijo a Arnaldo Otegi: "Este modelo de negociación y de estrategia está acabado".
Imanol: Eso lo contó Arnaldo Otegi en su libro El tiempo de las luces. La frase es muy significativa y por eso la he puesto al comienzo de la narración. Esa frase me llevó a hacer una cosa importante: para explicar qué es lo que había acabado y dar las claves de aquello, analicé cuál era ese modelo al que se refería Rufi Etxeberria. Por eso, esa frase me llevó a la década de los 80 para estudiar el modelo de la izquierda abertzale.
Enekoitz: Según citas en tu libro, tras Argel, Etxebeste dijo que faltaba "madurez" para negociar. Batasuna decía lo mismo en el año 2006 tras el atentado de Barajas.
Imanol: Cuando comencé con esta obra, Felix Iriarte, un compañero de los tiempos de Egunkaria, me dijo: "¡Ah! Lo que escribió Antton en 1992; ahí están todas las claves". Desde Santo Domingo, Antton escribió un informe interno [para la dirección de ETA], autocrítico, y al final apuntaba que la pérdida de la batalla militar no debía acarrear la pérdida de la batalla política. Tras el cambio del 2011, es eso lo que ha conseguido la izquierda abertzale: asumir que se ha perdido la batalla político-militar para, al menos, ganar, o tener opciones de ganar, la batalla política. Entre las teorías de la resolución de conflictos, hay una muy extendida -de Ira William Zartman- que dice que para la resolución de un conflicto a través del diálogo hace falta un punto de madurez y que para ello el conflicto tiene que llegar a un punto de bloqueo. Cuando los diferentes agentes -entre ellos los mediadores internacionales- llegan a la conclusión de que han llegado a tal punto, es entonces cuando comienza a funcionar. Según parece, aquí la madurez llegó tarde.
Enekoitz: ¿Cuánto ha ayudado el Estado español en que la izquieda abertzale política tomara el timón? Porque el Estado ha contactado con ETA para hablar: Argel, Ginebra, Oslo... En 1992, por ejemplo, un mensajero fue a Santo Domingo a hablar con Etxebeste, diciéndole "tú decides" -Etxebeste era el interlocutor de ETA-.
Imanol: No he analizado detalladamente las décadas de 1980 y de 1990; he hecho una interpretación. Yo creo que el gobierno español siempre ha tratado de abrir vías de comunicación con HB, y que ha sido más HB quien les ha dicho que la ventanilla para la negociación esaba en Santo Domingo. Pero el objetivo del gobierno era generar divisiones, o al menos confusión, en la izquierda abertzale.
Enekoitz: En la Alternativa Democrática (1995), ETA realizó el primer diseño de los dos carriles y Batasuna, más claramente, en Anoeta (2004).
Imanol: Los demás partidos llevaban tiempo proponiendo ese esquema. Cuando fui a Reno a comienzos del 2011, empecé a leer bibliografía en inglés sobre el conflicto vasco. Entre otros, lo escrito por Robert P. Clark –tres libros publicados en los 80 y a comienzos de los 90–, y ya entonces él había propuesto lo de los dos carriles. Logré su contacto y le escribí. Me dijo que él no había descubierto nada, que era algo que ya estaba en los debates de la época -no en los de la izquierda abertzale-, pero que tomó forma más tarde. Batasuna le dio gran importancia al acto del Velódromo de Anoeta de 2004 con una campaña propagandística llamativa y especial; entonces la campaña me llamó la atención. Antes del acto, los de Batasuna nos adelantaron off the record que en aquel cambio de esquema ETA quedaba fuera de la negociación política para facilitar el proceso que pudiera venir. Era un gran paso. Aunque luego no se plasmó como debería.
Enekoitz: Batasuna dijo después que en los tiempos de Loiola, al igual que en Lizarra-Garazi, no se respetó la "filosofía" y el "espíritu" de los dos carriles.
Imanol: Creo que si en el proceso de 2006 se hubiera seguido con ese esquema, habría funcionado, o que habría tenido muchas más posibilidades de funcionar.
Enekoitz: El atentado de Barajas sucedió a finales de 2006 y en el libro dices que se dio el "enfrentamiento" antes citado dentro de la izquierda abertzale.
Imanol: Nos olíamos que había un enfrentamiento. Luego, en el juicio del caso Bateragune, los propios enjuiciados (Otegi, etc.) explicaron claramente cuál era el tamaño del enfrentamiento, aunque esta explicación también podía situarse dentro de una estrategia de la defensa. Cuando se dio aquel desencuentro, dieciséis personas conocidas de la izquierda abertzale ofrecieron una rueda de prensa con el objetivo de dar una imagen unitaria y manifestando su intención de dar pasos para una estrategia eficaz. Había miembros de las organizaciones juveniles, expresos, veteranos y no tan veterenos de HB y de Batasuna, de EHAK, del sindicato LAB... Era marzo de 2009. Si quieres que te diga la verdad, interpreté que se había superado el enfrentamiento. Tras publicar mi análisis semanal en el periódico Berria, salí el domingo a hacer algo de deporte. Iba en bicicleta subiendo Itziar cuando me adelantó Iñigo Iruin. Aceleré para seguir su marcha y él redujo la suya para ir juntos. Iruin no había estado en aquella rueda de prensa, pero yo sabía que él conocía cuál era el significado de aquella comparecencia; vamos, que sabía más que yo. Yo sabía cuál era su tendencia y, mientras íbamos en bici, le mencioné que la fotografía de aquella semana quería decir que seguían con el debate. Y me dijo que no, que estuviera tranquilo, que aquello no era más que el inicio, que quedaba mucho camino por recorrer y que no se podía vaticinar el final. Era marzo de 2009. El enfrentamiento había comenzado.
Enekoitz: En el juicio de Bateragune, Rafa Díez afirmó que ellos "habían pretendido romper el statu quo interno de la izquierda abertzale".
Imanol: Sí, pero no sé hasta qué punto era una estrategia de la defensa y hasta qué punto Rafa Díez piensa que eso fue así. No sabemos si los partidarios del cambio siguieron el procedimiento interno o tuvieron que saltarse dicho procedimiento; es decir, una interpretación puede ser que Otegi y los demás sabían que no tenían la mayoría en las estructuras internas, pero sí en las bases sociales, y que para posibilitar el cambio pasaron por encima de los procedimientos internos. Pero ellos dirán que no los rompieron. Otros trataron de detener el debate. Yo no tengo clara esa tesis, porque no conozco en profundidad cuál es el procedimiento.
Enekoitz: La izquierda abertzale reconoce que hubo "riesgo de ruptura".
Imanol: Sí, y todas las partes trataron de evitarlo y eso es algo que sí consiguieron. Aunque sí que habrá algunas heridas, tienen como mérito evitar la división.
Enekoitz: Otro momento importante para Batasuna fue cuando Europa ratificó su ilegalización. Otegi lo calificó de "catástrofe". Fue en junio de 2009.
Imanol: Se cerró el círculo de la ilegalización, y de qué manera, sin fisuras. La decisión del tribunal europeo fue otro hito. Reforzó la postura de quienes pensaban que era obligado un cambio.
Enekoitz: ¿Por qué ganó la postura de la dirección de Batasuna en el debate interno?
Imanol: Porque tenían claro que contaban con el apoyo de la mayoría. Sabían que para la mayoría de la base social de la izquierda abertzale la lucha armada de ETA estaba fuera de tiempo y de sitio, porque habían perdido el apoyo de una parte de la sociedad vasca, y porque el rechazo de otra gran parte de la sociedad era más fuerte y explícito. Sentían que había la obligación de exteriorizar esa opinión, y yo creo que eso les daba la fuerza o la legitimidad para ir sorteando todos los obstáculos que surgían en el camino. Para llegar ahí, también hay que analizar el contexto internacional y la evolución de la lucha armada de ETA. Al final, dentro de la izquierda abertzale también se veía que había que terminar con la lucha armada; quienes lideraban el debate lo habían detectado y eso les dio el impulso necesario.
Enekoitz: ¿Por qué aceptó ETA que el único documento que se debatiera fuera el elaborado por Batasuna? Los partidarios de la lucha armada habían elaborado la ponencia denominada Mugarri (hito, en euskera).
Imanol: Porque sería inaguantable continuar con la vía armada; la mayoría de la izquierda abertzale dijo explícitamente que no estaba de acuerdo con esa vía. En el último capítulo del libro recojo que Argala solía decir -aparece en su biografía- "nosotros tenemos que utilizar la lucha armada, pero necesitamos el apoyo político. Si no hay apoyo político, lo dejaremos"; es decir, que no serían como las Brigadas Rojas italianas, ni las Baader-Meinhof alemanas. Hacía tiempo que la mayoría de la sociedad había rechazado la actividad de ETA, pero ETA había legitimado su continuidad con el apoyo de los sectores de la izquierda abertzale. Tras perderlo, se había quedado sin ninguna opción, y a sabiendas de que si continuaba generaría divisiones.
Enekoitz: En el libro subrayas que Otegi y demás no decían ni escribían que había que acabar con la lucha armada, sino que se necesitaba una "estrategia eficaz".
Imanol: Fue muy significativo cómo actuaron. Basándome en testimonios recogidos dentro de la izquierda abertzale, yo diría que acertaron. Cuando Otegi salió de la cárcel de Martutene en agosto de 2008, comenzó a extenderse el discurso de la estrategia eficaz, sugiriendo que la que se estaba llevando a cabo hasta entonces no lo era. Si hubiera comenzado diciendo que "se había terminado la época de la lucha armada", seguramente se hubiera quedado inmediatamente sin camino por recorrer. En el también decisivo documento Zutik Euskal Herria —donde la mayoría de la izquierda abertzale le dijo a ETA hasta aquí hemos llegado—, no se dice que ha de acabarse con la lucha armada. Que la izquierda abertzale pusiera eso en entredicho ha sido un tabú y parece que encontrar otra formulación fue eficaz.
Enekoitz: Febrero de 2010 también fue decisivo, además de por la publicación de Zutik Euskal Herria, porque en el Zutabe de abril de 2011 se dice que fue entonces cuando ETA decidió dejar de cometer atentados.
Imanol: Sí, fue en febrero de 2010 cuando ETA decidió parar y analizar qué hacer y cómo actuar en el nuevo escenario. Estaba claro que se ponía en entredicho lo decidido por ETA en la asamblea de 2007-2008. Por tanto, ETA decidió parar, reflexionar y debatir. En una entrevista publicada en Gara en septiembre de 2010, ETA dijo que, de alguna manera, Zutik Euskal Herria era fruto del debate realizado por una de las estructuras de la izquierda abertzale -de Batasuna-, y que ellos no habían participado en el proceso. Decía que ellos también tenían un debate abierto, que tenían en cuenta la apuesta política de Zutik, pero que no estaban totalmente de acuerdo. Puso algunos reparos. Es difícil saber qué sucedió en ETA. He mirado las declaraciones públicas, así como algunos documentos internos. Fue evolucionando e interiorizando lo que suponía Zutik Euskal Herria, viendo que eso sólo le dejaba una única vía. Cuando hizo público el alto el fuego de enero de 2011, expresó una voluntad de abandonar la lucha armada, porque dijo que el alto el fuego tenía vocación de permanencia. Parecía que la decisión estaba tomada, pero que no se quería tomar de cualquier manera.
Enekoitz: ETA comunicó en octubre de 2011 que daba por acabada la actividad armada. Tú afirmas que "toda la izquierda abertzale" había finalizado el debate interno un mes antes.
Imanol: Con el alto el fuego de enero de 2011, parecía que el debate estaba encaminado, pero el debate continuó. Quizás más que el qué fuera el cómo el motivo de la discusión. Cuando el EPPK (Colectivo de Presos Políticos Vascos) firmó el Acuerdo de Gernika en septiembre de 2011 fue cuando se vio que toda la izquierda abertzale había terminado con el debate.
Enekoitz: El gobierno español, Zapatero, sabía lo que venía, porque tenía buena información. Parece ser que asumió algunos compromisos sobre las consecuencias del conflicto. ¿Por qué no los cumplió?
Imanol: Al hablar de los porqués, quizás haya que especular. Pero lo que está claro es que el gobierno Zapatero estaba debilitado por la crisis económica y que adelantó a noviembre de 2011 las elecciones que tocaban en marzo de 2012. Además, Zapatero estaba solo en el partido, con una valoración escasa en las encuestas. Era un problemas para quienes estaban en el proceso, porque sabían que con el sustituto de Zapatero -Rajoy- todo iba a ser más difícil. Aceleraron y llegaron a la meta con Zapatero todavía en La Moncloa. En el libro cuento que ETA y el gobierno español llegaron a determinados compromisos, sin encuentros ni reuniones cara a cara y sin firmar ningún documento. Según parece, fueron mediadores internacionales quienes se reunieron con unos y con otros: emisarios del Centro Henri Dunant y Jonathan Powell. En aquellos encuentros indirectos llegaron a escribir un documento con varios compromisos, con una hoja de ruta, poniendo por escrito qué haría cada parte tras la decisión de ETA. Aunque ETA tenía una fuerza negociadora limitada desde el momento en el que manifestó que su decisión era unilateral. Creo que la postura del gobierno era la de decir que sí a aquellos compromisos secretos y no firmados, y que ya se vería más adelante.
Enekoitz: Pero los mediadores no eran cualquiera.
Imanol: Powell fue jefe de gabinete de Tony Blair cuando éste fue primer ministro británico. Y el propio Blair publicó un artículo significativo en The New York Times —A Basque Peace— al día siguiente de hacerse público el comunicado de ETA: hacía referencia a los pasos a dar en las consecuencias del conflicto. Pero la situación de entonces no tenía nada que ver con la de las negociaciones de Argel (1989), porque entonces el gobierno argelino estaba presente. En las últimas, los mediadores internacionales eran agentes no gubernamentales. Ello les dio mucha flexibilidad a los intermediarios a la hora de actuar, pero luego, a la hora de cumplir lo pactado, tenían un poder muy reducido. Creo que Currin y los demás esperaban que Zapatero cumpliría los compromisos. Se quedaron sorprendidos cuando no los cumplió y, probablemente, enfadados también.
Enekoitz: Las elecciones españolas se celebraron en noviembre de 2011, un mes después de que ETA diera por finalizada su actividad armada. ¿Demasiado pronto para cosa buena?
Imanol: Hablé con Ramón Jáuregui para escribir el libro -era ministro entonces—, y me dijo que no se podían tomar decisiones en ese espacio de tiempo y que, además, no sería legítimo hacerlo, porque venía otro gobierno. Jáuregui no acepta que hubiera compromisos. Luego Rajoy no aceptó ningún vínculo; puso el contador a cero. Por tanto, se quedó en un documento sin ningún valor.
Enekoitz: Para julio de 2011, Rubalcaba había dicho que "el fin del terrorismo (traería) la recomposición del nacionalismo y el resurgimiento del independentismo".
Enekoitz: Por tanto, ¿el Estado tiene la intención de obstaculizar la resolución de las consecuencias del conflicto? Los espectaculares resultados obtenidos por Bildu en las elecciones de mayo de 2011, ¿dieron que pensar al Estado español?
Imanol: El PSOE, el PP, el Estado tenían en la cabeza acabar con la lucha armada de ETA, pero no eso únicamente. Tenían en la cabeza que a dicho momento el movimiento independentista y la izquierda abertzale debían llegar lo más débiles posibles, sin mucha fuerza. Aquellos resultados de Bildu puede que les dieran una señal. Pero en el otro lado también dirían lo mismo: acabemos pero de manera que podamos comenzar con un movimiento independentista fuerte. El Estado buscó la división de la izquierda abertzale o, al menos, su debilitamiento y así se puede entender las detenciones de Otegi y de los del caso Bateragune. Iñaki Oyarzábal (secretario general del PP en la CAV) dice en el libro que en las conversaciones que mantenían con los socialistas estos les decían que la cosa no era acabar rápido (con la actividad armada de ETA), sino que no terminaran fuertes.
Enekoitz: Has escrito también que hubo otros factores para el fin de la actividad armada de ETA: el fin de la Guerra Fría y la caída del muro de Berlín, el ocaso de los grupos armados en Europa, los GAL, el pacto de Ajuria Enea, Elkarri... ¿Qué influencia tuvieron?
Imanol: ¿Por qué ha acabado la actividad armada de ETA? Porque la mayoría de la izquierda abertzale dejó de apoyarla. Siguiente pregunta: ¿Pero por qué dejó de apoyarla la mayoría de la izquierda abertzale? Porque vio que últimamente la actividad armada no era eficaz y, además, también era perjudicial. ¿Pero por qué ha llegado a esa conclusión ahora? Y es entonces cuando debemos ir a ver los citados factores para explicarlo. En Occidente sólo quedaba ETA como movimiento armado, revolucionario y patriótico y, en el mismo sentido, es muy importante el cambio producido en la sociedad vasca desde la década de los 60, porque la sociedad actual es totalmente distinta. Además, la dirección de Batasuna examinó qué sucedió en Argel, en Lizarra, en Loiola y concluyó que el modelo de negociación imperante hasta ese momento estaba finiquitado y no vieron otra opción.
Enekoitz: En el libro apuntas que en Loiola se perdió una gran oportunidad.
Imanol: Es una lectura personal. Luego se ha visto que Loiola fue la última oportunidad. Veo claramente que se perdió una gran oportunidad para canalizar mejor la parte de las consecuencias del conflicto. Me parece que la cuestión de los presos no estaría tal y como está actualmente. En el otro lado, el político, llegaron a ponerse de acuerdo en un borrador que podía tener una gran potencialidad, aunque creo que en Madrid difícilmente tendría recorrido. Porque ya se está viendo qué está pasando en Cataluña.
Enekoitz: Has citado la cuestión de los presos. En el 2011, en los tiempos de la legalización de Bildu, Urkullu dijo que si no había tal legalización el PNV suspendería sus acuerdos con Zapatero y Ortuzar recalca en el libro que le dieron un "ultimatúm" al gobierno socialista. ¿Cuál es la postura del PNV en la cuestión de los presos?
Imanol: El propio PNV dice que se mojaron mucho cuando el Constitucional tuvo encima de la mesa la legalización de Bildu, y también dicen lo mismo otras fuentes, porque Urkullu debió de llamar a Zapatero, etc. En la cuestión de los presos, sin embargo, el PNV afirma que es un problema de la izquierda abertzale. En el diseño de la dispersión, el PNV sí tuvo responsabilidades, pero ahora no les veo con el mismo grado de conpromiso en este tema que con el mostrado en la legalización de Bildu.
Enekoitz: Presentaste Loiolako hegiak (original en euskera de El triángulo de Loiola) en marzo de 2010. Era un trabajo sobre el fracaso de un proceso resolutivo. Pero ya venía algo más para entonces.
Imanol: Las entrevistas, el análisis y la redacción del libro se produjo en el año 2009 y entonces ya me daba cuenta de que en la izquierda abertzale se estaba produciendo un debate. Cuando publiqué el libro vi que aquello tenía una continuidad y que podía llegar el final tantas veces deseado. Para cuando presentamos el libro, Otegi ya había sido detenido, en octubre de 2009; y en febrero de 2010, se dio a conocer el documento Zutik Euskal Herria. Se veía que algunos estaban intentando abrir una vía para que viniera lo que luego vino, pero desconocía su profundidad. Me llegaba algún eco, pero nada en concreto. Es verdad que aquel desconocimiento me ayudó a la hora de escribir El triángulo de Loiola con tranquilidad. En la investigación llevada a cabo ahora, me he dado cuenta de que aún quedaba un largo camino por andar en el momento de la publicación de Zutik Euskal Herria.
Enekoitz: La sociedad vasca estaba ilusionada en el año 2010.
Imanol: Aquel libro se publicó en un momento adecuado, viéndolo con perspectiva, porque esclarecía algunas cuestiones del pasado más cercano y eso, quizás, ayudara a algunos a encauzar algunas discusiones. En las presentaciones que hice pueblo a pueblo, se veía que había interés por saber qué había pasado, y también por lo que estaba por venir, porque la gente quería saber por dónde podían ir las cosas. Me preguntaban mucho por el futuro y respondía que no tenía una bola de cristal. Medio en broma, decía que mi próximo libro tendría un final más feliz. Tenía esa posibilidad en la cabeza.
Enekoitz: Y presentaste, casi inmediatamente, la idea de hacer ese libro en Reno.
Imanol: Fue en la primavera del 2010 cuando presenté el proyecto sobre el fin de la actividad armada de ETA en el Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Reno (Estados Unidos) con la intención de conseguir una beca. En el País Vasco en el año 2010 se avanzaba, pero allí no veían que viniera el final de ETA y me preguntaban si tenía visos de realidad aquel proyecto mío. Les respondía que sí. La beca era un programa para cuatro años y mis cálculos eran que el final se daría dentro de ese plazo. Y vino en octubre de 2011 con la declaración de ETA.
Enekoitz: Tras acabar un libro, ¿tenías fuerzas para hincar el diente a otro?
Imanol: Sí. La aceptación que tuvo El triángulo de Loiola me dio fuerzas y motivación. Con aquel libro vi que las dificultades que tenemos para contar las cosas cuando están sucediendo son menores, y se pueden contar mejor, en uno, dos o tres años. Al realizar esta obra, también me he dado cuenta de que no podíamos contar en Berria correctamente lo que estaba sucediendo en la izquierda abertzale en los años 2007 al 2009, porque nuestras fuentes no nos decían gran cosa y los documentos eran todavía secretos. Pero no podíamos esperar veinte años para contarlo. Los periodistas tenemos una labor por hacer antes de que vengan los historiadores; no inmediata, pero sí que he visto que dos o tres años después algunas cosas se cuentan más fácilmente. Necesité sólo un año para El triángulo de Loiola; salió bien y tenía fuerzas para continuar. La investigación actual me costó más trabajo.
Enekoitz: ¿Cuáles han sido tus fuentes?
Imanol: He echado mano de la prensa —me ha sido útil—, de entrevistas —unas 40— y de diversos documentos. He conseguido algunos documentos que no se han hecho públicos, por ejemplo. He tratado de encontrar aquello que no se había contado, porque se dan diversas claves. Por ejemplo, la dirección de ETA le remitió una carta a Zapatero el verano de 2011; había leído en alguna parte que se la había enviado, pero no la había leído, y la conseguí, y en el libro hay algunas referencias sobre su contenido. También logré algunos documentos del proceso interno de ETA. Este tipo de cosas me han ayudado mucho a la hora de darle credibilidad a la narración.