Ugrafías

Trece años ya sin JOE, como recuerda Iturri aquí al costat. Seguramente no soy el único emocionado por las palabras de esa pedrada. Quiero escribir otra carta, y no por compadreo pues como Mikel y yo no somos compadres sino comadres, de la Patera, pues será más bien comadreo.

Kaixo. Total para decirte lo que en una línea resume Marieta: que gracias a tí, este espacio nos sigue siendo punto de encuentro. Cómo de bien dicho me ha sonado eso de "rincón soberano".

Pero voy a decir algo más.

Gracias a ti, Mikel, y a esos tuits oportunos en @jortiznet, nos reseteamos un poco, ya sea volviendo a escuchar esas palabras de Chirbes en 2010 que tan bien retrataban la esencia de lo ortiziano, ya sea poniendo el grito en el cielo por abusos de poder en presente de indicativo, como el que denuncia @FreePabloGonz. Mantienes en sus trece el pulso con lo actual.

Claro que los tiempos cambian. Este 14 de abril se cumplieron 18 años del momento en que la Patera tomó playa y se transmutó en Islapatera. Nuestro terciar sigue aquí por lo menos, y aunque seamos literalmente cuatro gatos, la jaima nos acoje. Es Casa Ortiz, bien cuidada por Maese Iturri.

Descubro que hay hipótesis sobre la frase hecha de "mantenerse en sus trece". La más fácil de creer es la que la relaciona con un juego de cartas, similar al de las siete y media, en que hay que acercarse al quince pero sin llegar. Otras posibilidades lo ligarían al apego a trece principios fundamentales del judaísmo, o bien al apego a su tiara del Papa Luna, coronado como Benedicto XIII ("Equis Tres Palitos" que se diría ahora). 

Pero también recuerdo que Javier a menudo traía a colación el palabrón "trecenato", los 13 años de gobiernos del ínclito González. A muchos nos apretó mucho más ese periodo que el del tío Paco. Ortiz incluso se refirió en el título de una columna suya, escrita hace, precisamente, 26 años: Que trece años no es nada.

Trece no es mucho ni poco, pero mucho y muy bueno es -poder- releer estas nuestras tan nuestras ítacas y jamaicas y volver a sentir la sal del mar de dudas razonables y el bregar compatero de aquellos años. Tanto como maravillosos quizás no, pero sí fueron nuestros, nuestros con el compromiso diario de Javier como nave.

Y la nave va porque te nos mantienes en tus trece tú, Mikel.

Gracias por el remo que me toca. Besarkada bat.

PD: Dos, y tres y las que haga falta, Ane. Gracias también.