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2010/10/25 06:35:11.916000 GMT+2

Sin piedad

Hoy es lunes y no sé si será un buen día o no. Supongo, o más bien doy por hecho, que habrá de todo en el bombo, y que las combinaciones ganadoras y perdedoras responderán a la aleatoriedad de la vida y de la muerte. Si leo una gacetilla vaticana, probablemente me indicará que todo va bien; si opto por el telediario de Pedro Piqueras, me darán ganas de tirarme del quinto, o de seguir viendo Telecinco, que es como una muerte más lenta, pero igual de segura. Las neuronas no son infinitas, mire usted. Anoche estuve viendo 12 hombres sin piedad, una peli de Sydney Lumet protagonizada, entre otros, por Henry Fonda.

 

La cinta es una obra maestra del retrato psicológico. En ella aparecen una docena de personajes que retratan lúcidamente las delizadezas de la  sociedad americana, a la que muchos catalogan como la democracia perfecta. Un jurado popular debe decidir si enviar a la silla eléctrica a un joven acusado de asesinar a su padre. En la primera votación once miembros de ese jurado consideran al encausado culpable, pero poco a poco irán cambiando su voto tras comprobar, merced a la insistencia del único que se niega a votar a la ligera sin más,  que existen dudas razonables acerca de esa culpabilidad. La precipitación con la que votan sin siquiera razonar es uno de los puntos de inflexión del filme y de  la disección psicológica que en él se describe. Lo que evidencia la película es que los hombres de uno de los países más avanzados del planeta (sí, ya sé que esta evaluación depende de lo que entendamos por progreso) no parecen muy entregados  al noble arte de razonar. Es éste uno de los males endémicos del ser humano. La oscuridad se ha cernido tras un Siglo de las Luces  que parece no haber acontecido nunca en la historia. Puede que vivamos atrapados en un tiempo, enmarañados en el desaliento de días grises y opacos. El razonamiento es un armario vacío en un mundo que premia los senos inflados, las traiciones, la frialdad despiadada y a los botines y los diazferranes de turno, cabecillas de turco, hombres-pedorreta del neoconservadurismo y de la feria del túnel del terror en que nos han metido a todos. Ya no nos gritan que viene el lobo, sino que nos amenazan con el paro. Quieren que sea más flexible, o sea, que el currante ponga la cama y que finja gozar. En otra película, Todo lo demás,  esta vez de Woody Allen, un joven guionista le dice a otro mayor ante la amenaza de dos bravucones descerebrados,  “Ellos tienen músculo; nosotros ingenio”.

 

 Es puro Woody Allen, después viene el psicoanálisis, el ateísmo, el judaísmo, las relaciones de pareja… Lo que el pequeño genio estadounidense no dice es qué pasa cuando alguien con ingenio echa mano de los tipos con músculos para tratar de acabar con todo el ingenio ajeno. El hombre siempre soñó con volar, pero después de tantos años ni siquiera quieren que echemos a volar nuestra imaginación. El pensamiento es un arma revolucionaria, un caballo desbocado. Esto es un déjà vu, ¿ven? Y mañana hablaremos de los morros de Leire Pajín y de ese narciso atrofiado que huye de los espejos y de la razón refugiando su podredumbre en el ayuntamiento pucelano*.

 

 Pobre Valladolid. Pues eso, un eterno déjà vu.  ¿Razonar pá qué? ¡Que muera la inteligencia! Hombres sin piedad. Me da que hay muchos más que doce. 

 

 

 

*Nota del autor: el personaje de la foto inmediatamente superior no es George Clooney, sino Francisco Javier León de la Riva, alcade de Valladolid. Lo digo para evitar confusiones.

Escrito por: Jean.2010/10/25 06:35:11.916000 GMT+2
Etiquetas: henry_fonda woody_allen leire_pajín pedro_piqueras | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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