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2014/08/15 08:17:50.214825 GMT+2

¡Rusia es culpable!

El Gobierno de Moscú se propuso enviar una misión de ayuda humanitaria "sin escolta militar" (como hubo de puntualizar ante las primeras muestras de desconfianza) al este ucraniano, para aliviar la suerte de su población, de la que un gran número de habitantes ha huido ya, en penosas condiciones, buscando refugio en territorio ruso. La sugerencia suscitó una rápida y contundente reacción negativa "en Bruselas": es decir, tanto entre las autoridades civiles de la Unión Europea como en el cuartel general de la OTAN.

Antes de considerar siquiera las condiciones de envío de la ayuda (cooperación con la Cruz Roja Internacional, inspección de los 280 camiones del convoy, control en los puntos de paso fronterizo, tipo y cantidad de los productos transportados, etc.), el Secretario General de la Alianza Atlántica respondía ya con el inveterado reflejo otánico de la suspicacia, tan anclado en el ADN de esta organización durante los largos años de la guerra fría. Declaró, sin la menor sombra de duda, que es muy probable que Rusia pretenda intervenir militarmente en las zonas rusófilas del este ucraniano y puntualizó que "el Kremlin" [palabra que encierra todavía míticas resonancias prebélicas desde la época de Stalin] no está retirando las tropas establecidas en las proximidades de la frontera con Ucrania.

Parece tratarse del mismo cálculo de probabilidades que hizo temer a la OTAN la irrupción de los carros de combate soviéticos allanando la Europa occidental, en una apabullante guerra relámpago que pondría a los europeos a los pies de Moscú. Esta fue la amenaza que hizo nacer a la Alianza Atlántica y la mantuvo viva, activa y convertida en el factor determinante de la política europea de defensa. La misma amenaza que impulsó durante decenios a las corporaciones armamentistas de Occidente, en su acelerada y beneficiosa carrera para superar a la URSS.

Los alumnos de las escuelas de Estado Mayor europeas estudiábamos obligatoriamente la defensa contra la previsible invasión oriental. Los españoles, dadas las limitaciones presupuestarias para viajes y salidas de prácticas desde Madrid, solíamos frenar con éxito a las divisiones acorazadas soviéticas en las aromáticas lomas de la Alcarria; en algunas ocasiones, cuando el presupuesto era más generoso, nos atrevíamos a hacerlo en los abruptos valles pirenaicos del Alto Aragón, apoyando y acogiendo en nuestras líneas a las derrotadas tropas francesas, arrolladas por los blindados soviéticos.

Ni qué decir tiene que no se ha descubierto todavía, en los archivos que la desaparición del Pacto de Varsovia permitió consultar, prueba alguna de que la extinta Unión Soviética tuviera intención de llegar hasta Lisboa con sus ejércitos. Más bien, todo lo contrario: la lógica política racional (no la militarizada, claro está) apuntaba a que bastante tenía "el Kremlin" con mantener el statu quo europeo y el cinturón de países satélites que protegían el núcleo duro de la vieja Rusia, secularmente atacado desde los cuatro puntos cardinales.

Las circunstancias por las que hoy atraviesa Europa dan a la OTAN un nuevo ánimo, tras algunas actuaciones anteriores muy poco lucidas, de las que Afganistán es el colofón inconcluso que se prefiere olvidar. "Rusia es (otra vez) culpable", se proclama en Bruselas, parafraseando, sin saberlo, a Serrano Suñer, aquel ministro de Asuntos Exteriores de Franco que lanzó a España a guerrear contra el comunismo por medio de la División Azul.

Ahora, para la Unión Europea y para la OTAN "Putin es culpable" y todo vuelve a encajar con facilidad: hay un enemigo visible y sus actos parecen responder a lo que de él se espera; además, reside en "el Kremlin", lo que simplifica mucho las cosas, y no en Waziristán, Yemen o Somalia, como esos otros camaleónicos enemigos barbudos a los que ni EE.UU. ni la OTAN encuentran el modo de derrotar.

Dureza con Putin: es la consigna. Sanciones, palabras agresivas... guerra fría, en fin. Olvidemos los resultados del anterior periodo de relaciones cooperantes: el control de armamentos, el estrechamiento de vínculos comerciales entre Europa y Rusia, la cooperación en los tribunales internacionales o el arreglo de críticos problemas, como en Kosovo. Ahora toca endurecer las posturas y hacer sonar los tambores de la guerra fría.

Rusia es menos enemigo que la desaparecida URSS, y si la cosa funcionó entonces más fácil resultará ahora, razonan algunos. Pero antes había mecanismos de control y contención, teléfonos "rojos" y áreas de entendimiento. Se perdió la costumbre y ahora se cruzan graves acusaciones entre ambos bandos: cargos de terrorismo (contra los sublevados prorrusos) y de genocidio (contra el gobierno de Kiev).

El recelo y la desconfianza son la respuesta a toda decisión del bando opuesto. Y se olvida la mejor enseñanza de la guerra fría: la moderación y la contención recíprocas alejan a la guerra "caliente" más que cualquier amenaza basada en la fuerza militar. Esperemos que las conversaciones a sostener por el "grupo de Minsk" entre Rusia, Ucrania y la OSCE alejen el fantasma de una nueva guerra fría. Pero costará tiempo y mucho esfuerzo recuperar unas relaciones positivas entre ambos bandos.

República de las ideas, 15 de agosto de 2014

Escrito por: alberto_piris.2014/08/15 08:17:50.214825 GMT+2
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2014/08/08 08:00:20.557101 GMT+2

Nuevos enfrentamientos para el verano

Entrada la estación estival, el panorama internacional se presenta bastante deprimente. Llaman la atención algunas reacciones de la opinión pública ante la colección de catástrofes que asolan a la humanidad -de la que la sostenida lluvia de fuego y hierro que se ha abatido sobre el pueblo y el territorio de Gaza es solo la última muestra-, por la contenida ira que en ellas se manifiesta y por la sensación de impotencia en la que muchos nos sentimos hundidos.

Se oyeron voces pidiendo el despliegue de tropas de la ONU en Palestina, para impedir los abusos que el Gobierno israelí perpetra contra la población ocupada, violando las más elementales normas del derecho internacional humanitario. ¿Por qué los "cascos azules" están protegiendo a otros pueblos y no al invadido y ocupado pueblo palestino?

Otras voces se alzaron sugiriendo iniciar una campaña internacional dirigida al comité noruego del Premio Nobel de la Paz, para solicitar la revocación del que en 2009, año en que fue elegido Presidente de EE.UU., se otorgó a Barack Obama "por sus extraordinarios esfuerzos para fortalecer la diplomacia internacional y la colaboración entre los pueblos".

Diplomacia y colaboración que poco han sobresalido en la actuación de Obama durante el arrasamiento militar israelí de la franja de Gaza, brutal operación que recibió el ilimitado apoyo moral, diplomático y material de EE.UU. Sin éste, Israel no hubiera podido llevar a cabo tan desproporcionada venganza. Venganza que se basó en la falsa atribución a Hamás del secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes y que se prolongó con el pretexto de liberar a un oficial del ejército israelí, del que luego se supo que no había sido apresado por Hamás sino que había muerto en combate.

Pero las bombas ya habían producido su efecto devastador sobre la sacrificada tierra palestina y el recuerdo de los muertos gazatíes que pagaron con su vida la cólera israelí seguirá sosteniendo el odio que creará nuevos terroristas y alimentará futuras guerras. Por este lado no se percibe ninguna luz de esperanza.

Este conflicto se desencadenó a partir de algunas noticias falsas. Y con falsas noticias también se está alimentando el nuevo enfrentamiento entre Rusia y Occidente. Unas imágenes, a las que aludí en un anterior comentario, ampliamente difundidas por internet para mostrar que la artillería rusa había atacado territorio ucraniano, han resultado ser copia de un videojuego, según noticias recientes.

El embajador de EE.UU. en Ucrania publicó en su cuenta de twitter unas fotografías de satélite para denunciar la supuesta agresión, inmediatamente desmentida por el ministerio ruso de Defensa. Cuando unos blogueros descubrieron que las imágenes eran parte del juego Flaming Cliffs 2, un antiguo oficial de los servicios secretos de EE.UU. hubo de admitir el engaño y expresó su vergüenza por las falsas pruebas exhibidas por su Gobierno.

De todos modos, la guerra económica contra Rusia ya está en marcha. En los últimos días del pasado mes de julio, la Unión Europea acordó imponer a Rusia unas sanciones orientadas a los sectores de defensa, bancario y de alta tecnología energética. EE.UU., por su parte, añadió varios bancos rusos a la lista de entidades financieras proscritas.

El presidente del Consejo Europeo declaró: "Las sanciones económicas adoptadas hoy [29 de julio] por los embajadores de la UE son un severo aviso dirigido a Rusia, pero podrán ser anuladas si los dirigentes rusos dejan de desestabilizar a Ucrania".

El 30 de julio el ministro ruso de Asuntos Exteriores anunció que haría frente a las sanciones y manifestó la vergüenza que le producía una UE que, "incapaz de hablar con una sola voz, se limita a expresarse con la voz de Washington y abandona algunos valores europeos fundamentales, como la presunción de inocencia". Recordó que las economías rusa y europea son "vasos comunicantes" y que esta tercera serie de sanciones adoptada por Bruselas podrá afectar tanto a Europa como a Rusia.

Las sanciones van a dañar la economía rusa, pero hay dos aspectos que habrán de ser tenidos en cuenta por los dirigentes occidentales. El primero se refiere a la duda de que tales sanciones lleguen a forzar un cambio en la política de Moscú; además, el anuncio para octubre de unas maniobras militares de la OTAN en Polonia parece un fuego de artificio que desvía la atención hacia otros peligrosos terrenos de enfrentamiento. En segundo lugar, las numerosas corporaciones europeas y estadounidenses que operan en Rusia y obtienen notables beneficios (como Boeing o BP) saldrán bastante perjudicadas.

Eso, sin contar con que Moscú podría adoptar medidas de represalia, como negar el derecho de sobrevuelo sobre su vasto territorio a las compañías aéreas de los países que apoyen las sanciones. Acaba de comenzar, pues, un nuevo enfrentamiento Este-Oeste, basado en motivos poco claros y, por ahora, sin carácter militar, pero cuyos resultados nadie puede hoy predecir con unas mínimas probabilidades de acierto.

República de las ideas, 8 de agosto de 2014

Escrito por: alberto_piris.2014/08/08 08:00:20.557101 GMT+2
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2014/08/01 08:03:43.183105 GMT+2

Unas aventuradas conclusiones

En el comentario de la semana pasada en estas páginas digitales manifesté la desconfianza causada por la extrema rapidez con que el Gobierno de Netanyahu había atribuido a Hamás el secuestro y posterior asesinato de los tres jóvenes estudiantes de una escuela rabínica en Cisjordania.

También llamé la atención sobre la violencia con la que actuó desde un principio, incluso antes de descubrir el asesinato de los desaparecidos: apresando sin orden judicial, y presumiblemente torturando, a miembros de Hamás residentes en Cisjordania, registrando sus viviendas y encarcelándolos sin presentar acusaciones concretas. Una nueva -¿cuántas van ya?- y evidente violación de los más elementales derechos humanos.

El paso del tiempo vino a darme la razón. Hace pocos días, un portavoz del propio Gobierno israelí tuvo que admitir la incapacidad de probar que Hamás hubiera sido responsable del criminal hecho. Aún así, prosigue con la destrucción sistemática de Gaza por medios militares, destrucción que alcanza extremos inauditos con el criminal ataque a una central eléctrica, que deja a la sufriente población de la franja en unas circunstancias rayanas en lo inhumano. ¿Seguirá Obama opinando que se trata del derecho israelí a defenderse? ¿O empezará a sospechar que está apoyando ciegamente a lo que se revela como un Estado criminal?

De lo que inicialmente parecía ser una venganza por un hecho también criminal -reclamada airadamente por los sectores más radicales del judaísmo israelí, fieles adeptos a la ley del Talión-, pero aislado y limitado, lo que el propio Netanyahu acaba de denominar "guerra" ha pasado a tener como objetivo la destrucción general y sistemática de un pueblo y su territorio. Ya no se trata solo de derrotar militarmente a Hamás, eliminar los túneles por donde se proveía, destruir sus armas y matar a sus combatientes, sino de ejecutar un ejemplar castigo que aniquile los cimientos de la sociedad gazatí.

No menos aventuradas y malignas que las extraídas por el Gobierno israelí en el caso antes citado fueron las conclusiones que los principales medios occidentales extrajeron de la catástrofe del vuelo MH17 de Malaysia Airlines, que el pasado 17 de julio se estrelló en tierras ucranianas causando cerca de 300 víctimas.

En este caso, un repaso de los principales diarios del mundo mostró desde las primeras horas unos rasgos de histeria y prejuicio muy poco compatibles con la seriedad y el crédito que merecen algunos de ellos. Incluso antes de que los cadáveres fueran encontrados y retirados del lugar de la catástrofe, sin haber examinado los restos del avión y sin saber todavía por qué se había estrellado, la élite mediática de Occidente hacía resonar los tambores de guerra denunciando un "nuevo crimen de Putin". Que en marzo pasado otro avión de la misma compañía hubiera desaparecido, en muy extrañas circunstancias, ni siquiera produjo la lógica curiosidad presumible en los profesionales de la información, porque ya había un culpable predesignado: el presidente ruso.

Después, la lluvia de informaciones contradictorias y apresuradas -sin esperar siquiera a conocer los datos rescatados de las cajas negras del avión- volvió a poner de relieve la escasa calidad informativa de muchos medios tenidos por responsables; más aún, la anexión rusa de Crimea se cernió funestamente sobre este nuevo problema exacerbando los ánimos, inventando o exagerando las posibles responsabilidades de unos y otros e ignorando el indispensable Quid prodest? (¿a quién beneficia?) sin el que cualquier análisis político se pierde entre brumas, y exigiendo una vez más -¿cuántas van ya?- fuertes sanciones contra Rusia.

Los satélites estadounidenses, que en su momento fueron incapaces de descubrir dónde o cómo había desaparecido el vuelo MH370 de la misma compañía, presumiblemente hundido en el océano Índico, resulta que ahora son capaces de conocer con precisión el vuelo del misil que derribó al MH17. Son también fuentes de EE.UU. las que distribuyen unas confusas imágenes de satélite que pretenden demostrar que desde territorio ruso se atacó a las tropas ucranianas activas en el sureste rebelde.

¿Han olvidado esos medios de comunicación la vergonzosa demostración que ante el Consejo de Seguridad hizo Colin Powell en febrero de 2003, demostrando (?) la existencia de armas de destrucción masiva en Irak mediante un atractiva presentación audiovisual, preparada con Power Point por la CIA para esa especial ocasión en que convenía engañar a toda la comunidad internacional? Como "pruebas irrefutables e innegables" fueron estimadas por aquellos a los que interesaba una nueva guerra en Oriente Medio.

Todo indica que sí lo han olvidado, cuando están dispuestos a aceptar a ciegas cualquier información que satisfaga sus prejuicios políticos en este cambiante y violento escenario internacional en el que -como es ley histórica- reinan el engaño y la confusión (sobre todo, entre los que prefieren dejarse engañar y confundir), y donde disponer de un "malo" que satisfaga las condiciones requeridas (Hamás para unos, Putin para otros) proporciona la necesaria tranquilidad de espíritu para seguir con los negocios que prosperan siempre que huele a guerra o redoblan los tambores que la convocan.

República de las ideas, 1 de agosto de 2014

Escrito por: alberto_piris.2014/08/01 08:03:43.183105 GMT+2
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2014/07/25 07:56:45.463269 GMT+2

¿Otro engaño histórico?

A principios del pasado mes de junio tuvo lugar en Israel una reunión del gabinete de seguridad para tratar sobre los intercambios de prisioneros y un proyecto de ley que prohibiría cualquier perdón a los terroristas. Asistió el jefe del Mossad, Tamir Pardo, que intentó convencer a los ministros para que no aprobasen esa ley, pues en su opinión limitaría mucho la capacidad de maniobra del Gobierno en casos de secuestro e impediría estudiar otras soluciones para afrontar potenciales crisis.

Pardo adujo el ejemplo de las 200 niñas secuestradas en Nigeria por Boko Haram y, al discutir con el ministro de Economía, cuyo partido apoyaba el citado proyecto, le espetó: "¿Qué haría usted si dentro de una semana tres niñas de 14 años fueran secuestradas en alguna de las colonias? ¿Diría que hay una ley que nos impide liberar a los terroristas [para rescatarlas]?". Esto fue publicado por Barak Ravid en Haaretz el 15 de junio.

El jefe del Mossad no convenció a los ministros y la ley siguió el trámite ordinario hacia la aprobación. Pero la sugerencia de Pardo se hizo realidad casi exactamente como la había expuesto: justo una semana después, tres muchachos israelíes, residentes en un asentamiento cisjordano, fueron secuestrados y luego asesinados, aunque esto último no se supo hasta varios días después.

Días durante los cuales, nada más denunciada su desaparición, Israel acusó a Hamás del secuestro sin prueba alguna y desencadenó una vasta operación de arrestos y encarcelamiento de sus miembros en Cisjordania. Luego, tras descubrirse el asesinato de los jóvenes, hizo llover fuego y metralla sobre Gaza, matando a la población civil, aniquilando familias enteras y destruyendo sus viviendas e infraestructuras, incluso instalaciones hospitalarias, brutal castigo que continúa implacable al escribir estas líneas.

La dificultad de entender algunos hechos y encajarlos en un contexto político racional tiene antecedentes históricos. En julio de 1870, Bismarck modificó trapaceramente un telegrama enviado por el Káiser Guillermo I, redactándolo de modo que hizo inevitable el comienzo de la guerra franco-prusiana, que alumbró el nuevo Imperio Alemán (segundo Reich) y fue antecedente y prólogo de la Primera Guerra Mundial.

En febrero de 1898, el acorazado estadounidense Maine hizo explosión, por causas aún hoy no comprobadas, mientras visitaba el puerto de La Habana. Sin prueba alguna, los diarios de los magnates Hearst y Pulitzer atizaron furiosamente la opinión pública contra España, y en abril del mismo año estalló la Guerra entre España y EE.UU., que venía a satisfacer los intereses de la emergente potencia americana.

En agosto de 1964, un falso incidente naval entre patrulleras norvietnamitas y buques de la armada de EE.UU. sirvió de pretexto al presidente Johnson para obtener del Congreso el permiso para actuar militarmente contra el Gobierno de Hanoi, acelerando la intervención norteamericana en Vietnam. La mano oculta de la CIA estuvo detrás de todo ello, como se supo después. Abundan, pues, en la Historia las fullerías de los dirigentes mundiales: un caso más reciente fue la invasión de Irak en 2003, con el falso pretexto de destruir un armamento inexistente, decidida en íntima reunión por Bush, Blair y Aznar.

Es bien conocido el hecho de que algunos acontecimientos de gran relevancia obedecen a causas que solo llegan a conocerse muchos años después. Las sospechas, sin embargo, brotan en las primeras horas tras un suceso de difícil explicación. Así ocurre con el caso comentado, que parece perjudicar a una de las partes implicadas (a Israel, que sufre el secuestro y muerte de tres ciudadanos) cuando en realidad la beneficia: permite a Netanyahu desencadenar un brutal ataque que sirve a los intereses de su política.

Es verdad que, en todo lo relacionado con la ocupación israelí de Palestina, las sombras de la duda suelen ser habituales. Cada vez que el Gobierno israelí se encuentra en un laberinto, algo sucede que le ayuda a salir de él: si Washington presiona a Tel Aviv para frenar la expansión de los asentamientos ilegales, un terrorista suicida crea el caos y la cuestión pasa a segundo plano; cuando la comunidad internacional acorrala a Israel por sus reiteradas violaciones de los derechos humanos, otra bomba explota oportunamente o Hamás dispara un cohete. La secuencia está bien comprobada.

Ahora, cuando parecía que el entendimiento entre las dos facciones palestinas -Hamás y Al Fatah- aseguraba una mejor gobernabilidad en Cisjordania y Gaza, el secuestro citado hunde a Palestina en el caos. ¿En qué se basó la rápida constatación de que Hamás era responsable del hecho? Nada tenía que ganar con él y sí mucho que perder. Tampoco responde al modo de actuar de sus terroristas; por el contrario, el Estado Islámico de Irak y el Levante reclamó la autoría del secuestro, sin obtener apenas crédito.
 
No se puede afirmar que haya sido el Mossad el organizador del incidente; hay otros aspirantes, como los grupos escindidos de Hamás. Pero una misión de todos los servicios secretos, que es la de crear las circunstancias que faciliten las acciones de su Gobierno, induce a sostener una razonable duda mientras el asunto no sea debidamente aclarado.

República de las ideas, 25 de julio de 2014

Escrito por: alberto_piris.2014/07/25 07:56:45.463269 GMT+2
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2014/07/18 08:00:43.727472 GMT+2

Carta desde Ramala

Querido lector:

Me llamo Safa y soy mamá de tres niñas, Zeena, Yasmín y Leena. Vivo en Ramala [la capital de Cisjordania] pero nací en Gaza. Escribo esta carta el domingo [13 de julio] por la noche, tras un largo y sangriento día, uno más. Quiero que sepas lo que es esto y lo que mi familia me cuenta sobre lo que pasa en Gaza.

Con 18 años dejé Gaza en 1994 para ir a la universidad de Birzeit [cerca de Ramala], justo un año después de la firma de los acuerdos de Oslo [que en 5 años deberían poner fin al conflicto palestino-israelí]. Ahora tengo 38 años y la ocupación de Palestina no ha concluido. Cuando me casé en 2002, mis padres no pudieron venir a mi boda. Mi hija mayor no llega a los 9 años y nunca ha podido visitar a sus abuelos en Gaza.

Como la mayoría de los palestinos, no podemos obtener permiso para viajar entre Gaza y Cisjordania. En marzo pasado conseguí uno porque mi padre estaba muy enfermo. Solo era válido para una semana y solo me dejaban llevar conmigo a una hija, así que tuve que ir con Leena, de cinco meses. ¡Una sola semana en nueve años!

No soy la única. Miles de palestinos están separados de sus familias a causa del muro y de la clasificación personal según el tipo de documento de identidad. Hay documentos distintos para Gaza, Cisjordania y Jerusalén, y a muchos palestinos no se les autoriza a viajar de una zona a otra, aduciendo siempre vagos "motivos de seguridad".

Gaza está siendo ahora arrasada por el ejército israelí, como bien sabrás por los medios de comunicación. Me acuesto todas las noches pensando que esta pesadilla terminará al día siguiente. Pero cada vez que suena el teléfono se me encoge el corazón temiendo que sean malas noticias de mi familia. Menos mal que hasta hoy han sobrevivido.

Mis padres viven en la planta baja de un edificio de tres pisos, y mis dos hermanos ocupan los pisos superiores. Durante los bombardeos todos se refugian en casa de mis padres, suponiendo que estarán más seguros; también van algunos vecinos y otro hermano que vive fuera. Creen que es mejor vivir y morir juntos. Les llamo varias veces al día y aunque me hacen creer que están bien, siento en sus voces el miedo, la inseguridad, la amargura y la desesperanza.

Estoy destrozada, sobre todo pensando en los niños, que no entienden lo que pasa ni por qué están siendo atacados. Mamá me dice que es como si un tsunami se hubiera abatido sobre el barrio. Pero yo creo que si hubiera sido un tsunami, la comunidad internacional entera se hubiera volcado en su ayuda. No sucede así.

No entiendo cómo Israel se defiende asesinando familias. Si como ocupante tiene el derecho a defenderse ¿por qué se nos niega a nosotros, como ocupados, el mismo derecho? ¿Por qué, tras veinte años de negociaciones, no podemos vivir como un Estado independiente? ¿Por qué Israel desobedece las resoluciones de la ONU, sin que nadie se lo impida? ¿Es que la legislación internacional no es válida en Israel?

Y, sobre todo, me pregunto: ¿cuándo podrán conocer mis hijas a sus abuelos? Son muchas preguntas pero creo que para todas ellas hay una sola respuesta: EE.UU. no tiene interés en que la paz y la justicia lleguen a Palestina. Porque EE.UU. ocupa Palestina tanto como Israel. Le suministra armas, le apoya en la ONU y evita que ésta condene las atrocidades genocidas que Israel perpetra contra el pueblo palestino. La situación solo cambiará si EE.UU. adopta una posición firme contra las continuas violaciones israelíes de los derechos humanos.

Dormiré esta noche en casa, pero mi corazón está en Gaza. Creo que si reflexionas sobre las pérdidas humanas y materiales de ambos lados, tú también sabrás dónde está tu corazón. Y obrarás conforme él te dicte.

(Fin de la transcripción).

Un testimonio personal como el anterior ayuda a completar la poliédrica imagen de este conflicto transmitida por los medios de comunicación. Debo el texto anterior a la meritoria y desinteresada actividad de la asociación californiana Jewish Voice por Peace (Una voz judía para la paz), que se esfuerza por dar a conocer al mundo las más detestables políticas del Gobierno de Israel, precisamente porque desea defender la imagen del pueblo judío.

En su pagina web (http://jewishvoiceforpeace.org/) declara estar "inspirada en la tradición judía de trabajar conjuntamente por la paz, la justicia social, la igualdad, los derechos humanos y el respeto a la legislación internacional, y lograr que la política exterior de EE.UU. se ajuste a estos principios".

Se opone a todo fanatismo y opresión, sea antijudío, antimusulmán o antiárabe. Forma parte de ese vasto (y tan desconocido) grupo de organizaciones no gubernamentales que tenazmente, y a menudo enfrentándose a sus propios conciudadanos y a su Gobierno, se esfuerzan por ayudar a traer al mundo la delicada y ansiada semilla de la paz. Lo que no es poco mérito en una humanidad cada vez más regida por la codicia financiera y que sigue adorando a las armas como medio para resolver los conflictos.

República de las ideas, 18 de julio de 2914

Escrito por: alberto_piris.2014/07/18 08:00:43.727472 GMT+2
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2014/07/14 07:19:41.094078 GMT+2

Hamás en el punto de mira

El aspecto exterior del embrollado conflicto que hace ya varias décadas tiñe de sangre las tierras palestinas sigue mostrando, por un lado, a un poderoso Estado invasor, ocupante y violador de los derechos humanos y, por el otro, a un pueblo invadido y ocupado, que sufre a diario la humillación de vivir bajo la bota del ocupante. Pero los entresijos del problema no siempre están a la vista.

Son precisamente esos aspectos ocultos los que determinan el curso de los acontecimientos de un modo que a menudo aparece como inexplicable e inclina a gran parte de la opinión pública a la desesperanza y a aceptar la idea de que el enfrentamiento entre el Gobierno de Israel y la Autoridad Palestina no tiene solución y continuará como un cáncer incurable en el cuerpo de la humanidad.

Ante los cruentos acontecimientos de estos días, un comentario muy extendido en los medios internacionales es que el pueblo de Gaza se ha merecido el brutal y desproporcionado castigo al que le está sometiendo Israel, porque ha elegido libremente ser gobernado por Hamás, organización declarada terrorista por las potencias occidentales.

Además, se da por buena la hipótesis oficial del Gobierno israelí de que su país tiene derecho a defenderse y que, por eso, seguirá atacando a la población gazatí hasta alcanzar los objetivos propuestos, nunca muy explícitamente declarados.

Profundizando en la situación pronto se hallan aspectos interesantes y poco conocidos. Jaled Meshal es el actual jefe político de Hamás, organización a la que dirige desde Damasco. Aunque alabó inicialmente a quienes "secuestraron a los colonos" (los tres jóvenes judíos asesinados, que han sido el detonante de la actual crisis), negó tener conocimiento previo del hecho e insistió en que Hamás no estaba implicada en él. Es fácil deducir que las consecuencias del suceso han sido desastrosas para los planes políticos que él pretendía desarrollar desde que se alcanzó la reconciliación entre Hamás y Al Fatah.

El objetivo político de Hamás venía siendo conservar su estatus como fuerza hegemónica en Gaza, tanto en el ámbito civil como en el militar. En este último aspecto nada ponía en duda su hegemonía, ni siquiera Israel, que parece renunciar a reocupar la franja por el elevado desgaste que esto le supondría. Pero es en el campo político donde aparecen serias fisuras, propiciadas por la agravada crisis económica que aqueja a la franja y por el cambio de actitud de Egipto, que ha cerrado su frontera, cortando la entrada clandestina de suministros y armas.

A lo anterior se suma el estrangulamiento del generoso apoyo financiero que llegaba desde Catar, por exigencia de Arabia Saudí, Baréin y los emiratos del Golfo, que reprochan a la monarquía catarí su apoyo a Hamás, a la que consideran afín a la Hermandad Musulmana egipcia y a las milicias que combaten en Siria. Todo lo cual va en contra del futuro que Arabia Saudí aspira a configurar en la región.

En tan crítica situación la dirección de Hamás es consciente de que no controla a algunos de sus grupos. Estos reiniciaron los ataques con cohetes como respuesta a los indiscriminados arrestos que Israel efectuó en Cisjordania tras el secuestro. Después, Meshal pidió auxilio a los Gobiernos de Turquía y Catar, para que intercediesen ante Israel y así poner fin a la violenta represalia que se abate sobre Gaza; a la vez, demandó a las organizaciones civiles gazatíes que se unieran frente a la agresión israelí, revelando de ese modo las fracturas que aparecen en su seno.

Si la reconciliación entre Hamás y la Autoridad Palestina sobrevive a esta crisis, como parece probable dado que favorece a ambas partes (frena las críticas internas a la AP por su cooperación con Israel en materias de seguridad y respalda a Hamás en el esfuerzo por rehabilitar su imagen), será imprescindible que EE.UU., Europa o Naciones Unidas den los pasos necesarios para alcanzar un alto el fuego temporal y retomar las reglas del juego aceptadas tras las represalias de noviembre de 2012.

Esto no llevaría a una solución inmediata del problema, pero al menos evitaría que ambos pueblos sigan sufriendo los efectos de la guerra: la alarma en Israel por los lanzamientos de cohetes que pueden producir víctimas inocentes, y la brutalidad israelí destruyendo sistemáticamente viviendas e infraestructuras gazatíes y aplicando vengativamente la Ley del Talión para multiplicar las víctimas palestinas.

Como comentaba un reciente editorial de Haaretz, no son pocos los dirigentes israelíes que desearían retornar al estado anterior de "guerra de baja intensidad" y de conflicto permanentemente estancado, con tal de que los cohetes palestinos dejaran de llover sobre su territorio. Muy certeramente, un informe de la BBC apuntaba: "En siete días se ha pasado de la guerra que parecía que nadie deseaba a la que parece que nadie sabe cómo detener". Así suelen ser las cosas relativas al conflicto palestino-israelí, como se lee al comienzo de este comentario.

Publicado en CEIPAZ el 14 de julio de 2014

Escrito por: alberto_piris.2014/07/14 07:19:41.094078 GMT+2
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2014/07/10 19:42:55.319253 GMT+2

El jugoso mercado de los drones

La política exterior de Obama ha regalado una impagable publicidad a los aviones sin piloto, también llamados radiodirigidos y conocidos en el argot militar como “vehículos aéreos no tripulados” (UAV en siglas inglesas), los comúnmente denominados drones, aunque la Real Academia no haya castellanizado todavía tal palabra. En consecuencia, la atención de la industria aeronáutica mundial se ha centrado crecientemente en esas ágiles y flexibles aeronaves cuya demanda parece llamada a aumentar espectacularmente en muy breve plazo.

Hay que admitir, no obstante, que esa publicidad tan eficaz entre los países occidentales más avanzados no es vista con análogo optimismo entre los pueblos que han sufrido sus efectos como armas de guerra, yemeníes, afganos, paquistaníes y palestinos, entre otros. Pueblos que han vivido de cerca los violentos torbellinos de fuego que desde el cielo se han abatido contra presuntos terroristas, pero también han conocido en carne propia los llamados “efectos colaterales” que en ocasiones han diezmado a los asistentes a bodas y ceremonias y han multiplicado el número de víctimas inocentes, entre las que los niños suman ya varios centenares.

A principios de este mes, también el Gobierno español ha dado un importante paso en la regulación provisional del uso de estos aparatos por las empresas civiles, aplicable a los drones que pesen menos de 150 kg al despegue, lo que descarta a los modelos de guerra y, en cierto modo, atenúa notablemente el rechazo que suscita esa palabra.

El texto oficial alude a su uso en operaciones de investigación y desarrollo, extinción de incendios, levantamientos aéreos, filmación y actividades de vigilancia, publicidad aérea y operaciones de emergencia, búsqueda y salvamento. De momento se les prohibirá sobrevolar núcleos urbanos hasta que se apruebe la regulación definitiva, que tendrá que coordinar con la administración aeronáutica el modo como hayan de operar.

Es en EE.UU., la primera potencia mundial en fabricación de drones (sector que se concentra en cuatro grandes empresas: Boeing, General Atomics, Lockheed y Northrop), donde se marcan las pautas con las que evolucionará este nuevo y provechoso mercado. Mercado que fue impulsado al principio por la actividad del Pentágono y de la CIA, para la que se desarrollaron los temibles Predator y Reaper, los drones que cuentan con más víctimas inocentes en su historial y los más frecuentemente utilizados en la guerra antiterrorista ejecutada por Obama.

Pero la actividad militar de EE.UU. está sufriendo restricciones presupuestarias que, combinadas con el inminente fin de la guerra en Afganistán, cierran bastantes perspectivas de ampliación del negocio. Por eso, la industria estadounidense de los drones avizora nuevos mercados exteriores.

Aparecen posibilidades muy atractivas en China, India y Japón. Cualquier intento de regulación internacional de este comercio se enfrenta al ciego empuje de los mercados, que son los que dictan dónde hay que vender. Por otro lado, como no existen limitaciones internacionales que regulen el uso de estos aparatos, no podrá evitarse que algunos lleguen a estar en poder de sujetos indeseables, como critican quienes propugnan una limitación parecida a la que afecta a las bombas de racimo o a las minas contrapersonal.

Se prevé que hacia 2016 el mercado interior en EE.UU. alcanzará un mínimo, por lo que para entonces los cuatro grandes fabricantes estadounidenses habrán tenido que cerrar contratos con Rusia y China para seguir obteniendo beneficios análogos o superiores a los actuales.

El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IIEE) identifica a 11 países como poseedores de aeronaves de combate no tripuladas: Alemania, China, Estados Unidos, Francia, India, Irán, Israel, Italia, Turquía, Reino Unido y Rusia. De momento, el MQ-9 Reaper es el drone con más posibilidades de éxito comercial y constituye una de las principales armas de combate en la actual la panoplia bélica de EE.UU. para misiones de larga duración a gran altura de vuelo.

Es evidente que no todos los UAV son armas de guerra, como explica el presidente de la Asociación Española AERPAS, que reúne a los fabricantes de esos aparatos, al recordar que en Francia son mayoría los UAV que tienen menos de 25 kg de peso y se dedican a actividades no militares. Recuerda también que en España hay unas 20 empresas relacionadas con la fabricación de drones, número que crecerá a tenor de las previsiones de la Comisión Europea, donde se estima que esta rama de la industria alcanzará el 10% del mercado aeronáutico en los próximos diez años.

Estos aparatos son en sí mismos neutrales e inocentes; en todo caso, representan la vanguardia de la más avanzada tecnología. Son sus usuarios los que pueden utilizarlos en tareas beneficiosas, como detectar incendios o combatir plagas, o repulsivas, como los asesinatos clandestinos o el terrorismo. El texto constitucional de la UNESCO afirma que “las guerras nacen en las mentes de los hombres”, y es en ellas donde se decide el modo de usar todos los instrumentos creados por la humanidad, desde la mitológica quijada de burro en manos de Caín hasta los más refinados drones de hoy.

República de las ideas, 10 de julio de 2014

Escrito por: alberto_piris.2014/07/10 19:42:55.319253 GMT+2
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2014/07/04 08:05:12.902119 GMT+2

Sueños europeos en Ucrania

Allá durante los años finales del franquismo y los complejos embrollos de lo que dio en llamarse la transición, muchos éramos los españoles que pensábamos que nuestra salvación como pueblo tenía que estar en Europa. No porque fueran fondos europeos generosamente repartidos los que nos ayudarían a mejorar infraestructuras y a ponernos al nivel de lo que veíamos al otro lado del Pirineo; sino porque Europa significaba democracia, eso que tanto ha escaseado en nuestra ajetreada historia, si es que alguna vez realmente la hemos conocido.

Y la democracia significaba instituciones fiables y menos corrompidas, órganos de gobierno elegidos libremente por los ciudadanos, tribunales imparciales ante los que todos los españoles serían iguales, ejércitos al servicio del Estado, que no pretenderían ser la "columna vertebral de la patria" sino el "brazo armado de la nación" a las órdenes del Gobierno. Nunca más presenciar un "consejo de guerra" con los sables sobre la mesa del tribunal, para juzgar a un borracho que en un bar había proferido insultos contra la jefatura del Estado. Significaría también una jerarquía eclesial limitada a sus funciones religiosas, que no pretendiera gobernar los cuerpos y las almas de los españoles. Significaba muchas otras cosas parecidas, muchos sueños nuevos que ayudarían a olvidar el pasado.

También soñaban los ucranianos cuando estaban gobernados por el depuesto presidente Yanukovich, y por eso muchos se alzaron violentamente contra él cuando decidió no firmar un tratado de asociación con la Unión Europea (UE). Estaban imbuidos de la difusa e indemostrada idea de que la integración europea era el mejor modo para prosperar y mejorar sus condiciones de vida.

Pero las cosas son ahora muy distintas a cuando España en 1985 logró hacerse oficialmente europea, porque entonces apenas había iniciado su monstruoso desarrollo lo que es hoy la enorme máquina burocrática asentada en Bruselas. El ansia europeísta de muchos ucranianos no es equivalente a lo que entonces sucedía en España, aquel intenso deseo de olvidar el falaz eslogan franquista del Spain is different y volver a la normalidad de nuestros vecinos continentales.

Ahora son los burócratas bruselenses los que han ido inculcado en el pueblo ucraniano la idea de que solo la UE les llevará la prosperidad a la que aspiran. Les deslumbran con brillantes expectativas, basadas en conceptos como "el acervo comunitario" o "los fondos estructurales", garantía del éxito. Eso es, les explican, lo que tanto ha ayudado a otros Estados con los que comparten un pasado común (Polonia, Chequia o Eslovaquia) y que ponen como ejemplo a seguir.

Sin embargo, el problema estriba en que cuando España entró en Europa, e incluso cuando lo hicieron los citados países centroeuropeos, la UE no era todavía el reino de la austeridad en que se ha convertido hoy por exigencias de los poderes financieros internacionales. El eje del poder que regía Europa no se había desplazado casi totalmente, como hoy, desde la política hacia la economía, y desde los órganos internos de gobierno con los que se había dotado la UE hasta las difusas instancias internacionales desde donde la más pura especulación capitalista gobierna el desarrollo de los pueblos. Si como muestra basta un botón, infórmese el lector sobre los "fondos buitre" que estos días amenazan a la República Argentina y vuelven a poner en peligro a sus sufridos ciudadanos.

¿Cuales son las sumas que la UE ofrece a Ucrania para ayudar al pueblo a mejorar las condiciones de vida? De momento, ninguna: un tratado de preferencias comerciales (que como es usual, favorecerá más a los sectores privilegiados de la sociedad) y un lucido ramillete de brillantes promesas de futuro. Los ucranianos van a verse sometidos a unos duros programas de austeridad, van a pagar más caro el gas, tendrán que reducir subsidios a la industria y elevar impuestos, mientras se recortan las prestaciones sociales.

Esta es la realidad que, inducida por la Unión Europea, parece jugar a favor de Moscú, que va a tener oportunidades para apoyar política y económicamente a cualquier opción populista que surja en Ucrania cuando el peso de la austeridad europea caiga sobre el pueblo, que acabará pagando más caro que los actuales socios su pertenencia al club de Bruselas.

Si Maquiavelo residiera en el Kremlin, probablemente aconsejaría a Putin que, si lo que desea es seguir controlando Ucrania a distancia, no le hacen falta tropas ni insurrectos rusófilos alzados en armas: le bastaría con esperar a que el país sea aplastado por las incontrolables fuerzas financieras que se abatirán sobre él.

Como se escuchó hace unos días en el Parlamento Europeo, en palabras pronunciadas en claro castellano: "En la periferia europea la situación es trágica: nuestros países se han convertido casi en protectorados, nuevas colonias, donde poderes que nadie ha elegido están destruyendo los derechos sociales y amenazando la cohesión social y política de nuestras sociedades". ¡Oído al parche, ucranianos!

República de las ideas, 4 de julio de 2014

Escrito por: alberto_piris.2014/07/04 08:05:12.902119 GMT+2
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2014/06/27 08:42:0.020642 GMT+2

El imperio que creaba realidades

Un prestigioso periodista estadounidense, escritor y ganador del premio Pulitzer, se entrevistó en el verano de 2002 con un destacado consejero del presidente Bush. En octubre de 2004 publicó en el magacín de The New York Times algunos aspectos de la entrevista, que permiten interpretar los entresijos de la política exterior de EE.UU. en aquella época, donde están las raíces de los problemas de hoy.

El consejero (identificado después como Karl Rove) le dijo al periodista que los individuos como él (Ron Suskind) formaban parte "de lo que podía llamarse la comunidad de personas basadas en las realidades", y que ese tipo de gente "creía que las soluciones surgen tras un juicioso estudio de la realidad perceptible". Suskind asintió e hizo algunas referencias vagas a los principios de la Ilustración y al empirismo, pero Rove no le dejó terminar y le cortó: "Ya no es así como funciona realmente el mundo. Ahora nosotros somos un imperio y, cuando actuamos, creamos nuestra propia realidad. Y mientras ustedes estudian esa realidad -todo lo juiciosamente que quieran- nosotros volvemos a actuar, creamos nuevas realidades que ustedes pueden estudiar también; y así es como van saliendo las cosas. Somos los actores de la Historia, y a ustedes, a todos ustedes, solo les queda estudiar lo que nosotros hacemos".

No es fácil describir con más claridad el espíritu que entonces dominaba en Washington, bajo la dirección del iluminado Bush y su corte de arrogantes paladines. Espíritu con el que los ejércitos de EE.UU., con la servil cooperación de algunos Gobiernos aliados, irrumpieron violentamente en Irak en marzo de 2003. Lo hicieron utilizando como pretexto la eliminación de las imaginarias armas de destrucción masiva de Sadam Husein, pero con la finalidad de instaurar la "paz americana" en lo que Washington denominaba el Oriente Medio "ampliado". Para ello se iban a establecer bases permanentes en Irak, se limpiarían las alcantarillas desde donde surgía el terrorismo mundial, se controlarían para siempre los vastos depósitos de hidrocarburos de la región (pues según declaró otro alucinado del Pentágono "Irak flota en un mar de petróleo"), y se amedrentaría a Irán y Siria con la exhibición de un inigualable poder militar que aseguraría la hegemonía mundial de las armas de EE.UU., de modo que ningún otro país o bloque de países pudiera jamás ponerla en entredicho.

Estaban creando su propia realidad, como ya había anunciado Rove, pero la soberbia les fue cegando sin que apenas lo advirtieran. Ocuparon Bagdad y decapitaron (fue el verbo utilizado) el régimen autocrático que tiránicamente acallaba las tensiones internas en las que vivían los iraquíes desde la artificial creación del Estado por los vencedores de la Primera Guerra Mundial. Los invasores de 2003 disolvieron el ejército iraquí, que ya no sería necesario con el país protegido a perpetuidad bajo el paraguas del Pentágono.

Creando las nuevas realidades, los elegidos por Dios para dominar el mundo no supieron anticipar que al enviar al paro a todo un ejército estaban preparando el terreno para el nacimiento de los insurgentes suníes que estos días amenazan la integridad de Irak y aspiran a crear un califato en las tierras mesopotámicas, el Estado Islámico de Irak y el Levante, que desprecia las fronteras impuestas por los antiguos colonizadores.

Al dictaminar que un Irak dependiente de la superpotencia americana apenas necesitaría disponer de fuerza aérea propia, establecieron las circunstancias por las que, al escribirse estas líneas, el angustiado primer ministro iraquí Al Maliki está solicitando a la Casa Blanca el apoyo aéreo necesario para hacer frente al caos que se le avecina. Con ello pone en difícil situación a un Obama que prometió no empeñar sus fuerzas armadas en nuevos conflictos lejanos, pero al que desde los sectores más conservadores de su pueblo se le exige algún tipo de intervención que mantenga la integridad de Irak dentro del bando occidental.

Doce años después de la altanera descripción de la realidad que Rove hizo a Suskind, el vicepresidente Kerry ha recibido una merecida respuesta en boca del presidente kurdo, Masud Barzani, cuando aquél ha ido a solicitar la ayuda de los kurdos iraquíes para hacer frente a las invasoras milicias suníes: "Nos enfrentamos a una nueva realidad y a un nuevo Irak". Una forma muy diplomática de no acceder a la ayuda solicitada.

Pero ya no es un imperio el que ha creado la nueva realidad: ésta es el resultado obligado del caos que dejaron en Irak los invasores. El imperio no creó ninguna realidad después de 2003, a medida que las aspiraciones de la invasión y posterior ocupación fueron siendo forzosamente descartadas. El caos se extiende por Oriente Medio y la burocracia de Washington duda entre recurrir a misiles de crucero, bombas y drones, repitiendo los errores del pasado, cuando la guerra se planificó sin pensar en lo que ocurriría después, o dejar que sean otros los que contribuyan a resolver el problema. Entre bambalinas, muchos están al acecho: un Kurdistán que aspira a la independencia, un Irán que desea ser considerado potencia regional, un Israel preocupado por su futuro y, cómo no, los eternos carroñeros transnacionales que de toda situación bélica siempre extraen beneficios.

República de las ideas, 27 de junio de 2014

 

Escrito por: alberto_piris.2014/06/27 08:42:0.020642 GMT+2
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2014/06/23 19:15:48.381987 GMT+2

La tortura en junio

Conmemoración poco conocida popularmente, el mes de junio es considerado por varias organizaciones humanitarias y religiosas como "Mes de la concienciación sobre la tortura", dentro del cual el día 26 ha sido elegido por Naciones Unidas como el "Día de apoyo a las víctimas de la tortura". Fue en ese día de 1987 cuando entró en vigor la llamada "Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes", firmada y ratificada por la mayoría de los Estados de la ONU.

Pero la realidad es que, en bastantes países y en amplios sectores sociales de todo el mundo, ese día y los restantes del año podrían muy bien ser considerados como los días de la indiferencia ante la tortura y sus secuelas, y de la complicidad de muchos Estados en tan degradantes prácticas. Olvido e ignorancia que alcanzaron su ápice después de los atentados terroristas del 11-S.
 
A partir de entonces, en EE.UU. y en gran parte del mundo (54 países se implicaron en este oprobio, incluyendo España) se estableció un régimen de tortura sistemática y universalmente organizada, que utilizó secuestros, transportes ilegales de personas, encarcelamiento en prisiones secretas (o abiertas, como Guantánamo, y no por eso menos abominables) y métodos oficialmente revisados y aprobados de lo que se dio en llamar "interrogatorios reforzados".

Esta expresión fue el eufemismo creado por la Casa Blanca y el Pentágono, y pronto adoptado por los países aliados y satélites, para no utilizar la palabra maldita: "tortura". Ésta solo se aplicaba a lo que hacían los rebeldes y terroristas en esas regiones atrasadas del mundo, pobladas por seres incivilizados y ajenos al cristianismo profesado por Bush y sus consejeros; en países que no respetan la Declaración Universal de los Derechos Humanos y donde solo impera el fanatismo religioso y la más atrasada barbarie.

Una encuesta publicada el pasado mes de mayo reveló que el 45% de los ciudadanos de EE.UU. opina que la tortura es "a veces necesaria y aceptable" para "conseguir información destinada a proteger a los ciudadanos", opinión que también sustenta un 29% de los ciudadanos británicos. Esto lo ha publicado Ariel Dorfman -el inolvidable autor de "La muerte y la doncella", ambientada en su Chile adoptivo-, quien se pregunta si los que así opinan han conocido alguna vez en persona a algún torturado: "¿O es que creen que el sufrimiento interminable se inflige solo a gentes lejanas y peligrosas, capturadas en guerras inescrutables y en conflictos bárbaros?".

¡Qué fácil y arriesgado es opinar sobre lo que no se conoce! Y, peor aún, cuando sobre esas opiniones se fundamentan democráticamente las políticas de los Estados más avanzados, cuyos gobernantes consideran que al recurrir a la tortura están atendiendo al sentir de la población y garantizando su seguridad.

Dorfman ha conocido a muchos torturados y los ha reflejado en sus obras como un modo de revelar la barbarie de práctica tan inhumana. Ya hace veinte años tuvo ocasión de tratar personalmente y conocer a fondo a un oficial británico, torturado por los japoneses en Tailandia mientras trabajaba en el ferrocarril que inspiró la película "El puente sobre el río Kwai". Su asombrosa experiencia fue también objeto del arte cinematográfico en "Un largo viaje" (título original: The Railway Man).

Lomax, la víctima, averiguó, cuarenta años después, que el japonés que le había torturado vivía y, cuando lo localizó, descubrió que era ¡monje budista! Tras concluir la guerra se había dedicado a denunciar las atrocidades cometidas por Japón durante ella y, a modo de compensación, contribuyó a atender a los innumerables huérfanos de los asiáticos que habían muerto construyendo el ferrocarril. Nunca logró escapar al recuerdo del joven oficial británico al que había torturado sistemática y salvajemente, y que había dado por muerto.

Ambos se reencontraron en una estremecedora reunión. Dorfman se preguntaba si era posible la reconciliación mientras las heridas seguían abiertas, y si algo cambiaba cuando el torturador mostraba arrepentimiento: "¿No era el remordimiento un viaje al propio ego, una componenda para satisfacer las apariencias externas?".

El torturado, resume Dorfman, podía llegar a apaciguar el odio que subsistía en su interior, incluso podría perdonar a su torturador, pero quedaba siempre algo irreparable: "un terror que nunca podría aplacarse". Lo irreparable es la disociación entre la persona y lo que ésta padeció, fenómeno típico de las víctimas de la tortura. Su supervivencia mental depende de que se distancien de su propio cuerpo y sus vicisitudes. Viven siempre en esa destructiva distancia.

No debería ser necesario recurrir al habitual argumento de que, mediante la tortura, muy pocas veces se averigua nada valioso y que, sumido en un invencible pánico, el torturado confiesa cualquier cosa con tal de poner fin a su agonía. Bastaría con asumir ese principio básico de los sentimientos humanitarios que nos impulsa a no hacer a los demás lo que uno no desearía que le hicieran a él. Transgredirlo conscientemente, como ha ocurrido durante la fatídica "guerra contra el terror", es la mejor prueba de la inhumanidad básica de todos los implicados en tan vil quehacer, aunque lo disfracen como servicio a un dios o a alguna patria.

Publicado en CEIPAZ el 23 de junio de 2014

Para los lectores de este blog:

Aconsejo muy encarecidamente, como complemento ideal a este comentario, la lectura de la obra teatral de Javier Ortiz "José K, torturado" (http://www.casadellibro.com/libro-jose-k-torturado/9788461381579/1720149).

Escrito por: alberto_piris.2014/06/23 19:15:48.381987 GMT+2
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