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2004/11/10 06:00:00 GMT+1

Se ha pasado

Cuando uno no es uno, sino el papel que uno se ha asignado y representa, corre el peligro de sobreactuar. Es lo que le está sucediendo a Juan Carlos Rodríguez Ibarra en los últimos tiempos.

Sus declaraciones de ayer sobre el ministro de Justicia y el indulto de Rafael Vera sobrepasan -pero mucho- los límites de lo que alguien con su responsabilidad institucional puede permitirse.

Tuvo la jeta de pontificar sobre lo que es de rigor en «una democracia consolidada» y lo que dijo fue de una incoherencia supina. Confundió al Consejo de Ministros con un tribunal, pretendiendo que el ministro de Justicia no tiene derecho a expresar su criterio propio mientras no hayan deliberado y se hayan pronunciado unas u otras instancias.

Ignora que el ministro no forma parte de ningún tribunal. Su opinión es política. Él ha recordado que Rafael Vera es un chorizo de Estado, porque así ha quedado acreditado en una sentencia judicial firme, y ha dicho que no ve por qué el Gobierno habría de indultarlo. Lo cual podrá molestar a quien le moleste, pero se atiene a los procedimientos a los que un ministro puede recurrir con todo el derecho del mundo.

Tras su pintoresca excursión por el mundo de las «democracias consolidadas», de las que tan poco demuestra saber, Rodríguez Ibarra invitó al ministro y al Gobierno en pleno a meterse el indulto de Vera «por donde les quepa». Lo cual, con independencia de que él milite en el mismo partido -si es que eso es un partido- que los integrantes del Gobierno central, resulta del todo intolerable en alguien que ostenta una representación institucional de la importancia de la Presidencia de la Junta de Extremadura.

Se ha pasado. Mucho. Alguien debería indicarle por dónde pilla la puerta, para que se vaya. Y ese alguien debería ser la ciudadanía de Extremadura, que me imagino que tendrá respeto por la Presidencia de su comunidad. A diferencia de su presidente.

 

Javier Ortiz. Apuntes del natural (10 de noviembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/11/10 06:00:00 GMT+1
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2004/11/09 06:00:00 GMT+1

Hace 15 años

Hace 15 años que fue derribado el Muro de Berlín.

Me alegré. Los regímenes del Este europeo me daban auténtica grima.

Los del Oeste también, pero por razones distintas. Como nunca me había declarado partidario del capitalismo -más bien todo lo contrario-, cuantos desastres se cometieran en nombre de ese deleznable sistema económico y social no hacían sino confirmar mis más tétricos pronósticos.

A cambio, sí me había proclamado socialista, y me daba por rasca que aquellas tiranías burocráticas fueran llamadas «socialismo real». Me decía que, si el objetivo era lograr sistemas efectivos de convivencia socialista, cuanto antes desaparecieran todas esas infames imposturas, mejor.

El paso del tiempo no me ha llevado a mejorar mi juicio sobre aquellos regímenes, ni mucho menos -algo me dice que cuanta más información tiene uno sobre cualquier cosa, peor la ve-, pero sí me ha conducido a matizar algunos de mis juicios iniciales.

Ironías de la vida, he aprendido a valorar la importancia de un principio capitalista: el de la libre competencia.

Cuando existía el bloque soviético como obligatorio y constante punto de referencia, el capitalismo occidental se veía obligado a mostrar al mundo su mejor cara. Tenía que propagar que lo suyo eran las libertades y la prosperidad. No lo lograba, desde luego -los McNamara, los Eugene McCarthy y los Rockefeller se resistían mucho-, pero por lo menos lo intentaba. Por su parte, los del Kremlin y su cohorte se sentían forzados a demostrar que apoyaban a los levantiscos de todos los continentes y, aunque tampoco lo hicieran con demasiado entusiasmo -no fue el Che el único que se vio abandonado-, incordiaban lo suyo.

Eso provocaba una tensión internacional que, hechas las cuentas a 15 años vista, me parece que tenía bastante de positiva. Cada bando hacía sus pifias, claro, pero a la vez debía moderarse, para no provocar demasiado al contrario, que era muy poderoso y podía liarla buena si se cabreaba, porque contaba con un montón de armas, incluidas las nucleares.

Aquella situación era conocida por entonces con el aparatoso nombre de «el equilibrio del terror».

Casi todos, cuando recurríamos a esa expresión, poníamos nuestro particular énfasis en lo de «terror». No pensamos que quizá lo más importante estaba en el otro término: equilibrio.

Las dos enormes fuerzas, aplicadas la una contra la otra, generaban una cierta seguridad. O mejor dicho: una seguridad cierta. Siempre podía haber algún loco que pensara en romper la baraja, desde luego, pero había muchísimos cuerdos que vigilaban con cien ojos el juego.

Ahora no. Ahora no hay equilibrio. La balanza está hundida del lado de Washington, que se cree autorizado a hacer lo que le da la real gana.

Que se cree autorizado a hacerlo porque de hecho lo está. Nadie se lo discute.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (9 de noviembre de 2004) y El Mundo (10 de noviembre de 2004). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 12 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/11/09 06:00:00 GMT+1
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2004/11/08 06:00:00 GMT+1

Por un puñado de euros

Los jefes parlamentarios del PSOE, con Alfredo Pérez Rubalcaba al frente, están convencidos de que el PNV «no se atreverá» a vetar en el Senado el proyecto de Presupuestos de su Gobierno. «Eso les obligaría a votar con el PP», argumentan, como si con eso estuviera todo dicho.

Van muy descaminados.

Para empezar, se equivocan al pensar que el actual desencuentro total entre el PP y el PNV lo provocaron los nacionalistas vascos. Fueron Aznar, Mayor Oreja y compañía los que decidieron que no querían saber nada del PNV. Mientras la derecha española estuvo dispuesta a negociar, el PNV se sentó, negoció y en no pocos casos pactó.

En segundo lugar, parece mentira que el PSOE se escandalice de la posibilidad de que se produzcan «coincidencias tácticas» entre enemigos, cuando ellos boicotearon el proyecto de Presupuestos del Gobierno Vasco el año pasado (y van a hacer lo mismo este año) coincidiendo, incluso en la táctica concreta, con Sozialista Abertzaleak y el PP a la vez, que ya es coincidir.

En tercer término, se equivocaron, y todavía más, si se pensaron que podrían obtener por la cara el voto de los senadores del PNV después de que Rodríguez Zapatero faltara a los compromisos que adquirió con Ibarretxe en relación al Cupo y que concentrara todas sus concesiones monetarias en el flanco catalán, enemistándose con el Gobierno de Vitoria por 50 millones de euros, que a ti y a mí nos parecen una enormidad, pero que para un Gobierno como el español es poca cosa (El País evalúa en 400 millones las promesas que Zapatero ha hecho a ERC, y también hay quien lo considera «migajas»).

El PSOE da por hecho que cuenta con el respaldo casi incondicional de todo el voto anti-PP, o «progresista», como les gusta decir a ellos. Bien, pues, por lo menos en el caso de Euskadi, eso es radicalmente falso. Es muchísima la gente vasca que considera, no sin sólidos argumentos, que el PSOE no es ni anti-PP ni progresista y que, de afear algo a los senadores del PNV, sería que dieran su voto al PSOE sin haber obtenido a cambio nada digno de consideración.

De modo que o van pensando en cambiar de rollo o se encontrarán con que el Senado no aprueba su proyecto de Presupuestos y han de llevarlo de nuevo al Congreso para volver a votarlo, con la necesidad imperiosa de obtener allí la mayoría absoluta. Lo que les obligará a renegociarlo todo, porque hay grupos (CiU, por ejemplo) que si respaldaron el proyecto en primera instancia fue porque se les había dicho que el Senado admitiría algunas de sus enmiendas.

Un lío de mucho cuidado, en suma. Y todo por un puñado de euros.

 

Javier Ortiz. Apuntes del natural (8 de noviembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/11/08 06:00:00 GMT+1
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2004/11/07 06:00:00 GMT+1

Magia

Estuvimos ayer viendo -y sobre todo oyendo- a Mary Black en la sala Galileo Galilei, de Madrid. Para quien no lo sepa, diré que Mary Black (de la que cabe encontrar reiterada referencia en la sección de discos de esta misma web) es una de las voces más poderosas y, a la vez, más cargadas de matices de las muchas y buenísimas que pueblan la música irlandesa actual. Habrá quien la recuerde por su fantástica A Woman's Heart, que sirvió incluso para acompañar un anuncio de la tele, aunque para mí no es ni de lejos lo mejor que tiene.

Lo mejor que tiene es ella. Entera.

Hay días -e incluso noches- en los/las que todo sale bien. Habíamos pasado ayer una jornada muy agradable, comiendo por ahí, paseando por Madrid bajo uno de esos soles otoñales de maravilla que esta ciudad apenas conoce, riendo con cualquier excusa, felices, y rematamos la jornada con una cena excelente en una de esas tascas que sólo los expertos en esta capital conocemos, aderezada con los vítores entusiastas de una curiosa hinchada sudamericana del Barça.

Y, de remate, el recital de Mary Black.

Antes de ir para la zona, había estado poniendo una y otra vez en casa un vetusto vinilo en el que esta veterana representante de la Black Family, que compartió grupo de joven con Dolores Keane y Maura O'Connell, se estrenaba como solista con No Frontiers:

«Heaven knows no frontiers.

And I've seen heaven in your eyes».

Pues, lo que son las cosas: según nos sentamos en el rincón que nos habían reservado en la sala Galileo, arranca ella y canta No Frontiers.

Siguió haciendo un buen repaso, riguroso y nada cómodo, de su repertorio, con momentos auténticamente mágicos. Y, de remate, cuando llega la hora de los bises, se me ocurre darle una voz para pedirle que cante el Forever young de Dylan, del que ha hecho recientemente una versión impresionante... y va y me hace caso, y lo canta.

Ya sé que no está al alcance de cualquiera describir un momento de auténtica magia, y sé también de sobra que, en lo que a menesteres literarios se refiere, yo soy cualquiera. Pero os paso el aviso, por si os sirve para algo: Mary Black va a dar dos recitales más por estos andurriales. Hoy estará en el palacio Euskalduna de Bilbao, a las 20:30, y el martes a la misma hora en el Teatro Auditorio de Cuenca.

Si podéis, acercaos a oírla. Pero antes, daos un paseo tranquilo con gente querida. Tomad por cualquier boulevard bonito y tratad de disfrutar de este raro sol de otoño, tan tibio, tan hermoso.

Venga, que son dos días. Sed felices.

 

Javier Ortiz. Apuntes del natural (7 de noviembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/11/07 06:00:00 GMT+1
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2004/11/06 06:15:00 GMT+1

Apocalipsis

Hace exactamente diez años publiqué en El Mundo una columna que muy poca gente entendió. Pero entonces no estabais vosotros. Leo hoy lo que ha escrito Belén Martos para esta web y me parece que puede valer la pena repetir aquel texto, porque veo que estamos en las mismas. Ahí va, y a ver si hay suerte. Recordad que está escrito hace diez años.

 

Y vi que en la lejana India se desataban siete pestes, y las sie­te mataban como el rayo a cuantos de ellas huían. Y vi en Ruan­da a dos grandes tribus que blandían la espada de dos filos, y por ambos dos ambas morían, y causaban terrible pavor en el resto de los humanos durante cien días, y luego ya nadie más miraba hacia ellas. Y vi a mil policías brasileños persiguiendo a cien mil niños, todos misérrimos y sucios, y a unos les daban muerte para que no afearan las calles y luego los tiraban, y a otros los des­cuartizaban y vendían sus órganos en la plaza pública. Y vi a un escribano colombiano que llevaba la cuenta de los asesinatos po­líticos, y vi que reía alborozado y lanzaba grandes vítores y hurras tras comprobar que su cuenta era la más larga del orbe. Y vi en España a un banquero que clamaba desde lo alto de un púlpito de jaspe y coralina, y decía que mil millones de humanos subsis­ten con una moneda al día, y nada decía de los muchos que no subsisten cada día. Y vi en la selva frondosa de México a trece ba­tallones que llevaban trece cisternas de alcohol a trece pueblos in­dígenas, y les pedían que bebieran y bebieran, porque los beo­dos no se hacen guerrilleros. Y vi en la capital de México una gran fiesta presidida por un gran dragón, y el dragón vestía de púrpu­ra y llevaba joyas de oro, piedras preciosas y perlas, y a su alre­dedor siete jefes de la política y siete magnates de la droga feste­jaban la victoria del dragón, la muerte de sus enemigos y el éxito de sus negocios. Y vi en Sudáfrica a doce tribus que se devoraban entre ellas, y en el norte de África a doce tribus que se devoraban entre ellas, y en Yugoslavia a doce tribus que se devoraban entre ellas, y en Rusia, a doce veces doce. Y todas eran fuertes, y todas tenían poderosas armas de acero y hierro, y todas las usaban.

Y vi que el mundo era sacudido por grandes desgracias, y que los terremotos destruían las ciudades, y que los barcos se hundían y las olas engullían a los hombres, y que los barcos se hundían y una espesa capa negra cubría los mares, y que el ai­re se pudría y el sol quemaba a las criaturas, y que las aguas se corrompían y eran escasas, y que las gentes se pegaban por ha­berlas.

Y me acerqué al palacio de la reina de Europa, y vi que es­taba rodeado de cuatro fosos, y que detrás de cada foso se le­vantaban cuatro fortificaciones. Y vi que los soldados tiraban contra las turbas de mendigos que acudían de todo el mundo a pedir limosna. Y entré en el palacio y vi que los hombres y las mujeres vestían de lino blanco y fina seda, y en sus cabezas, muchas diademas de esmeraldas y rubíes, y en sus manos, co­pas de oro llenas de dulces vinos, pero eran ciegos y sordos, y su piel, aunque delicada, era insensible, y se hablaban, pero no se oían.

Y sentí entonces una profunda voz que retumbó en la bó­veda celeste y que clamó: «¡Vea quien tenga ojos para ver, y es­cuche todo aquel que sea capaz de oír!»

Pero no tuvo respuesta.

 

Nota de régimen interno.- Lo que son los amigos. Varios con presencia importante en la Red han hecho mención de esta página web y ahí están los resultados: nos hemos plantado en una media de 2.543 visitas diarias. Del orden de 600 más que el mes pasado. (La media bajará algo el fin de semana y se recuperará de nuevo el lunes. Así funciona esto, que responde al viejo principio que Charo formula con un dicho definitivamente pasado de moda: «En todos los trabajos se fuma».)

Me dicen que ésta es la web personal más frecuentada del Estado español. Y yo respondo que será muy frecuentada, y que me alegro, pero que, desde luego, no es personal.

 

Javier Ortiz. Apuntes del natural (6 de noviembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 17 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/11/06 06:15:00 GMT+1
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2004/11/06 06:00:00 GMT+1

Truculencias

Vi ayer en televisión a no sé qué dirigente de no sé qué organización palestina declarando no sé qué. Y no lo digo así para mostrarme distante -lo que me resultaría imposible, tratándose de la causa palestina-, sino porque la cosa fue tal cual: si oí quién era el menda y a quién representaba, no me acuerdo. De lo que sí me acuerdo es de que salió ante las cámaras con tres guardaespaldas encapuchados y armados hasta los dientes.

Me pareció ridículo. ¿Qué trataban de demostrar con ese despliegue tan teatral? ¿Que su grupo tiene armas? Ya nos lo imaginábamos. ¿Que temían que les asaltaran a tiro limpio en medio de la conferencia de prensa y que estaban prestos a defenderse? Pues vaya un control de mierda que tenían del local.

Supongo que no sería eso. Que se trataba de una puesta en escena destinada a impresionar. Pero me pregunto a quién -y cómo- pueden impresionar esas truculencias de opereta.

Tengo la misma sensación cuando dos o tres portavoces de ETA se presentan ante la prensa con sus correspondientes pasamontañas y sus pistolones sobre la mesa. Empiezo por no entender lo del pasamontañas. ¿Para qué ofrecen imágenes suyas si no quieren ofrecer imágenes suyas? Pero lo que ya me toca definitivamente las napias es la exhibición del armamento. Como si no supiéramos que tienen de eso. ¿Qué van, en plan cardenal Cisneros, diciendo «Éstos son mis poderes»?

Son comportamientos de tebeo. Bush no necesita presentarse con un misil al hombro y una bomba de napalm en la mano para que todos sepamos que es un criminal de guerra.

Otra cosa que me pone de los nervios -en realidad viene a ser la misma- es la manía que tienen algunos grupos armados árabes de emitir comunicados de un amenazante que te cagas, en plan «La ira de las víctimas anegará en sangre las vidas de los opresores y sus descendientes, de generación en generación», «América sufrirá las consecuencias de su crueldad hasta que implore perdón de hinojos», «Seremos inmisericordes con quienes fueron causa de nuestra inicua opresión y nada nos conmoverán sus estériles lamentos», etcétera.

Son de una verborrea insufrible.

Supongo que es gente que se expresa así porque ha sido educada en la literatura bíblica, que tiende a la truculencia de manera irresistible.

Pero me carga. Me va mucho más el estilo del personal que hace lo que cree que debe hacer y se deja de mandangas.

 

Javier Ortiz. Apuntes del natural (6 de noviembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/11/06 06:00:00 GMT+1
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2004/11/05 06:00:00 GMT+1

De aquellos polvos...

El Gobierno de Rodríguez Zapatero ha presentado cuatro traducciones oficiales de la llamada Constitución Europea (*): una en gallego, otra en euskara... y otras dos que son idénticas, salvo en el enunciado. En una se dice que ha sido escrita en catalán y en la otra, que está en valenciano.

El president Pasqual Maragall -al que nadie llama honorable, como hacían con Pujol y como le corresponde por derecho, según creo- ha montado en cólera y ha anunciado que recurrirá a todas las instancias habidas y por haber para que se rectifique ese disparate.

Un gesto muy efectista.

Y muy hipócrita. Porque el Gobierno de Rodríguez Zapatero se ha limitado a ser coherente con la incoherencia que todos los jefes del PSOE -incluido Maragall- asumieron al aceptar que el Estatut de la Comunidad Valenciana se refiriera al valenciano como un idioma específico. Que ahora se presenten dos textos idénticos pero diferentes es grotesco, sin duda, pero nada original: refleja una realidad que es grotesca de origen.

De aquellos polvos, estos lodos.

Maragall incurre en algo a lo que también solía apuntarse Pujol, y que es típico de no pocos políticos del Principado. Sólo recuerdan su parentesco histórico y lingüístico con el País Valencià y Ses Illes a la hora de reclamar obligaciones ajenas. Cuando exigen algo para Cataluña, nunca lo hacen extensivo a los otros supuestos països catalans. ¿Dónde estaban cuando se necesitó su ayuda para afrontar las tonterías legislativas que impusieron los blaveros, incluyendo ésa de que al País Valenciano no se le pueda llamar por su nombre, pero sí Reino de Valencia, cuando el único posible rey de ese Reino es el Borbón de turno, descendiente (digamos «supuestamente descendiente», porque con esa gente nunca se sabe) de aquel otro Borbón que acabó a sangre y fuego en el campo de Almansa con las libertades valencianas? ¿Por qué entonces no pusieron de vuelta y media a los socialistas valencianos, que pastelearon con la derecha todo lo que quisieron y un poco más?

Bah, no sigo, que tampoco vale la pena sulfurarse tanto tan de mañana.

 

(*) Por cierto, y en atención a aquellos que me preguntan por qué insisto en decir que ese tratado no es una Constitución propiamente dicha: creo que el término resulta, en este caso, muy pretencioso. Deliberadamente pretencioso. Aunque la palabra tenga muy diversas acepciones, el personal tiende a considerar que una Constitución es la ley fundamental que rige una organización política unificada en lo esencial. En muchos terrenos clave (desde la política exterior y la política de Defensa hasta los derechos sociales de los ciudadanos), la UE carece de una unidad digna de tal nombre. Además, las constituciones tienen, por definición, una vocación de universalidad legislativa: fija los principios que regulan todas las facetas de la vida social necesitadas de regulación. Éste dista de ser el caso. Añado a ello que las constituciones suele proceder de poderes legislativos constituyentes, elegidos por las ciudadanías para tal fin. Un texto elaborado por una suma de gobiernos ordinarios, elegidos con otros programas y para otros fines, no puede tener el carácter fundacional que se le supone a una Constitución. Ahora bien, ¿que hay quienes consideran que eso es una Constitución? Pues les diré lo mismo que decía René Descartes: «No discutiré sobre palabras, a condición de que se me diga qué significan».

 

Javier Ortiz. Apuntes del natural (5 de noviembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/11/05 06:00:00 GMT+1
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2004/11/04 06:00:00 GMT+1

Tendencialmente iguales

Desde que se confirmó la contundente victoria electoral de George W. Bush, se nos ha venido encima un aluvión de comentarios destinados a subrayar cuán diferentes son las sociedades estadounidense y europea. En resumen -y llevando las cosas a la caricatura-, lo que se viene a decir es que allí reina el carquerío más penoso, en tanto que aquí somos de un progre que da gusto.

Lo primero que hay que objetar a esos comentarios es que comparan dos categorías («la sociedad estadounidense» y «la sociedad europea») demasiado abstractas, que es obligado desmenuzar si no queremos quedarnos en el terreno de los tópicos.

No podemos olvidar, en primer lugar, que la población de los EE.UU. está muy dividida. Los 58 millones de votos logrados por Bush le han dado el triunfo, pero no anulan los más de 55 millones de votos obtenidos por sus rivales (dicho sea en plural para dejar constancia del 1% del electorado que ha dado su respaldo a Ralph Nader). Los Estados Unidos no están nada unidos, aunque algunos creamos que tampoco había demasiada diferencia ideológica entre los dos candidatos con posibilidades de vencer.

Y por el lado de Europa, lo mismo. Los mitificadores del Viejo Continente, que tratan de presentarlo como el baluarte del Estado del bienestar y de la defensa de las libertades, parecen no darse cuenta de la velocidad con la que está avanzando la derecha europea, desde los Urales hasta el Támesis. Un avance que, para más inri, la supuesta izquierda trata de parar asumiendo ella misma los postulados de la derecha. Los valores que se supone que nos caracterizan están en franco retroceso. Berlusconi es Europa. Putin es Europa, y la UE, aunque se tape las narices, lo respalda. Durao Barroso, ese exmaoísta reconvertido en anfitrión de las Azores, es Europa. Blair es Europa. Incluso Aznar, que invita a Israel a emprender la «guerra total», es también parte de Europa.

Si se comparan los EE.UU. y Europa congelando en el vídeo mental sus respectivas imágenes, por supuesto que se aprecian todavía diferencias importantes. Pero si seguimos el rastro de las tendencias históricas que siguen, es evidente que convergen. Europa está asumiendo con creciente fidelidad las pautas características del actual american way of life. Su insulso bipartidismo. La sensiblería hipócrita de su moral de conveniencias. Su estomagante ultranacionalismo. Su desconfianza hacia lo diferente. Su estilo de vestir, de comer, de hablar. Su cultura de usar y tirar.

No presumamos de nada. Lo mejor que nos quedaba lo estamos dilapidando (o dejando dilapidar, que viene a ser lo mismo).

En cierto modo, no es que seamos mejores: tan sólo un poquito más antiguos.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (4 de noviembre de 2004) y El Mundo (6 de noviembre de 2004). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 12 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/11/04 06:00:00 GMT+1
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2004/11/03 06:00:00 GMT+1

Tan sólo una carta

Tomo nota de la carta que seis militantes de ETA han dirigido a la dirección de su organización y que ha acabado apareciendo en las páginas del Diario de Noticias de Navarra.

Ante hechos de este género, cuando son tantas las ideas que le vienen a uno a la cabeza, es preferible pronunciarse en forma de esquema, dejando para otro momento las explicaciones que serían de rigor en un texto más amplio y reposado.

Así que me dejo de preámbulos y voy al grano.

Los miembros de ETA firmantes de la misiva aciertan cuando diagnostican que su organización está de capa caída. Pero se equivocan cuando atribuyen a la represión del Estado el pésimo momento por el que pasan.

Por supuesto que les han hecho daño los golpes policiales, particularmente los recibidos en territorio del Estado francés. (No sólo los directos y publicitados. Seguro que también han sentido los efectos corrosivos y deprimentes de la infiltración policial dentro de sus propias filas.)

Pero la derrota más irreversible que está sufriendo ETA no es militar, sino política.

Técnicamente hablando, nada le impide seguir adelante, puesto que cuenta con suficientes voluntarios y con dinero (lo que se traduce en armas).

Ése no es su problema principal. Lo peor para ella es que cada vez tiene menos apoyo social.

No es sólo que cuente con menos respaldo en cantidad, sino también en intensidad. El apoyo que recibe de la ciudadanía abertzale está perdiendo fuelle a ojos vista. Aunque no pueda admitirlo, sus militantes y simpatizantes se sienten progresivamente desamparados, marginados de su propio pueblo.

Los autores de la carta ni siquiera mencionan ese panorama, que es el capital. Para ellos, la clave única está en que su organización se equivocó de táctica.

Siguen sin comprender que se equivocó en casi todo. Particularmente cuando se atribuyó una representación del pueblo vasco que nadie le había conferido, y en nombre de la cual se puso a matar, a torturar y a extorsionar a cuantos le vino en gana.

Otro aspecto crucial de la carta: su hipotética eficacia.

Si la idea de filtrarla a la prensa ha partido de quienes la suscriben, lo único que cabe decir es que se han asestado un bofetón de primera en sus propios morros.

ETA siempre ha odiado las discusiones en la plaza pública. Su idea es que al opositor interno que levanta la voz se le cierra la boca manu militari, y a otra cosa.

Tampoco ha sido nunca amiga de sentarse a hablar en condiciones de manifiesta debilidad.

Si ha de negociar su desaparición, den ya ustedes por seguro -y perdonen el lúgubre augurio- que lo hará tras demostrar fehacientemente que no ha perdido su capacidad de matar.

Me preocupan los ejercicios de triunfalismo a los que se está dedicando tanta gente. ¿No se estará dando cuenta del peligro de que sus albricias acaben contabilizándose en lápidas?

Javier Ortiz. Apuntes del natural El Mundo (3 de noviembre de 2004). Hemos publicado la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 7 de noviembre de 2009.

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2004/11/02 06:00:00 GMT+1

Predicciones

Constato que, cuanto más aumenta el rigor científico de los medios dedicados a las predicciones, menos se atreven sus responsables a dar por seguro ningún pronóstico. Es una demostración de sabiduría: cuanto más sabe uno de algo, más consciente es de todo lo que ignora. En EEUU, las empresas más solventes del ramo no sólo se han negado a augurar un vencedor en las elecciones en las horas previas a la votación, sino que incluso han tomado toda suerte de precauciones para no errar en la extrapolación de los resultados provisionales. Han aprendido de los errores que cometieron en 2000. Se han vuelto mucho más conscientes de lo aleatorios que resultan algunos factores (entre ellos, la capacidad que tienen los candidatos y los hermanos de los candidatos para hacer trampas).

Lo que nos lleva a una situación un tanto paradójica, e incluso un punto cómica: las empresas especializadas sólo se atreven a hacer pronósticos tajantes cuando las cosas están tan cantadas que su trabajo no hace falta para nada, porque la gente se las arregla muy bien por su cuenta para pronosticar lo que va a suceder.

Hace meses me interesé por las razones que explican que otras predicciones que suelen interesar mucho, las meteorológicas, difieran tanto entre sí según qué medio las emita (eso de un lado) y fallen tanto con tanta frecuencia (eso del otro). Hubo expertos que me ilustraron sobre ello. De sus enseñanzas aprendí que la fiabilidad de los pronósticos, una vez establecidas unas correctas pautas de trabajo científicas, depende decisivamente de los medios con los que cuenten para llevarlos a cabo. De la misma manera que hay sondeos electorales que se hacen con medios tan modestos que su fiabilidad se mueve en una horquilla de error que los vuelve casi insignificantes (téngase en cuenta que un ± 3% equivale a una oscilación de seis puntos porcentuales, lo que en la mayoría de las elecciones es todo un mundo), hay predicciones meteorológicas que abarcan territorios tan grandes y tan variopintos que pueden no valer gran cosa para la mayoría de quienes viven en ellos.

Por eso es preferible acudir a las previsiones de quienes cuentan con más medios concentrados en un menor espacio (en el caso de España, el Instituto Nacional de Meteorología). Pese a lo cual, tampoco es nada raro que se equivoquen, porque una cosa es la probabilidad y otra -me atrevo a decir que por fortuna- la certeza.

Soy capaz de entender todo eso.

Lo que excede mi capacidad de comprensión es que la Dirección General de Tráfico española no sólo se equivoque cada dos por tres en sus pronósticos -lo que la incluiría en el campo de lo anteriormente comentado-, sino que se muestre también incapaz de informar sobre lo que ya está sucediendo. Ayer, por ejemplo, la DGT estaba anunciando que en la N-I, dirección Madrid, había «tráfico lento con paradas intermitentes» entre San Agustín de Guadalix y San Sebastián de los Reyes. Lo cierto es que en ese tramo y en ese mismo momento los conductores tenían que circular a 120 km/h como poco, si no querían que los siguientes se cabrearan. A cambio, en idéntico tramo, sólo que en sentido contrario, había un pollo de aquí te espero, del que nadie estaba informando. ¿No cuentan con equipos de radio los helicópteros de la Guardia Civil que sobrevuelan las carreteras? ¿No los llevan los motoristas? ¿Los tienen, pero no los usan? ¿Los usan, pero su información duerme el sueño de los justos hasta que a alguien le da la gana de cursarla? ¿Qué utilidad tienen las cámaras de televisión situadas en las entradas y salidas de las grandes ciudades? ¿Nadie ve lo que trasmiten? ¿Lo ven, pero no se lo cuentan a quienes proporcionan la información radiofónica? Lo ignoro. Lo único que sé, por triste experiencia privada, es que, por lo general, para lo único que sirven las informaciones de la DGT es para saber (más o menos) cómo estaban hace varias horas las carreteras por la que uno planea circular.

Guardarse de predecir el futuro puede ser una muestra de prudencia científica. No atreverse a contar lo que ocurre parece, en cambio, una reserva un tanto excesiva. Sobre todo cuando a uno le pagan por ello.

 

Javier Ortiz. Apuntes del natural (2 de noviembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 12 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/11/02 06:00:00 GMT+1
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