Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2005/02/04 06:00:00 GMT+1

Un plan con 30 años

Desde que Ibarretxe anunció que iba a poner en marcha su ya famoso plan, los dirigentes de los dos principales partidos españoles proclamaron que eso era prueba de que los nacionalistas vascos habían decidido «echarse al monte», rompiendo con sus tradiciones pacíficas y pactistas.

Es falso, y ellos lo saben. El proyecto de Ibarretxe, lejos de representar un invento de reciente cuño, es mera continuación de la línea que los nacionalistas vascos han venido defendiendo desde la Transición.

Es la posición que mantuvieron ya en el debate sobre el texto de la Constitución. Entonces, ante la imposibilidad de que se reconociera explícitamente el derecho de los vascos a decidir libremente su futuro, el PNV centró sus esfuerzos en que el texto constitucional admitiera que el pueblo vasco tenía derechos históricos anteriores a la nueva fuente de legalidad que se estaba forjando. Su demanda fue atendida. La disposición adicional primera de la Constitución afirma que ésta «ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales». Queda así fijada una legitimidad de las aspiraciones vascas que no nace de la Constitución. Que es anterior a ella.

La misma posición defendió durante la redacción del Estatuto de Autonomía, que ahora el PP y el PSOE tanto alaban. El Estatuto no sólo empieza dejando bien sentado el concepto de «pueblo vasco» -que Rajoy rechaza, igual que sus antecesores rechazaron el propio Estatuto- sino que hace también expresa reserva del derecho de Euskal Herria a replantear su relación con el Estado español para profundizar en su autogobierno, y ello precisamente en razón de los derechos históricos antes mencionados.

Con idéntico espíritu afrontó el PNV y selló otros acuerdos posteriores, como el Pacto de Ajuria Enea. Ya he aludido en anteriores ocasiones al inequívoco texto de aquel acuerdo, ahora tan reverenciado como olvidado.

De modo que cuando Ibarretxe planteó la necesidad de crear un nuevo marco jurídico que articule el encaje de Euskadi en el Estado español, no recurrió a nada que no formara parte del discurso permanente de los nacionalistas vascos. Nada que no estuviera planteado cuando el PSOE gobernó con el PNV en Vitoria, cuando Felipe González propuso al PNV formar parte de su Gobierno en Madrid o cuando Aznar pactó el respaldo del PNV en su primera investidura.

Los nacionalistas vascos dicen ahora lo mismo que hace 30 años. Con una sola diferencia: entonces apelaban a la soberanía del pueblo vasco dejando abierta la posibilidad de una Euskadi independiente. Ahora se muestran dispuestos a descartar la independencia, siempre que se apruebe un Estatuto que fije una relación «entre pueblos libres e iguales». Una hermosa fórmula que, por cierto, no emplearon el martes pasado en las Cortes ni Ibarretxe ni Erkoreka, sino -¡ay, esos diablillos del subconsciente!- Alfredo Pérez Rubalcaba.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (4 de febrero de 2005) y El Mundo (5 de febrero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 25 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/02/04 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: pp preantología erkoreka apuntes ibarretxe zapaterismo pnv felipe_gonzález rubalcaba psoe euskal_herria 2005 españa rajoy euskadi aznar plan_ibarretxe el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)