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2005/06/28 06:00:00 GMT+2

Relaciones fluidas

Recuerdo cómo se me ufanaba el alcalde de un pueblecito minúsculo a orillas del Mediterráneo, mediados los años 80, hablando de la versatilidad de su militancia política. El hombre llegó a la alcaldía vistiendo la camisa azul de la Falange, se pasó luego a las filas de la UCD y en ellas estuvo hasta que en 1982 el PSOE consiguió la mayoría absoluta, no sólo en las Cortes de Madrid sino también en la Diputación de su provincia, momento en que decidió hacerse «socialista de toda la vida».

-Lo hago por el pueblo -me dijo, con gesto solemne-. Al pueblo le viene muy bien estar representado por alguien que tiene relaciones fluidas con los poderes superiores.

Me llamó mucho la atención eso de las «relaciones fluidas». Supongo que lo habría oído por ahí. Garrulo de pro, no le pegaba nada servirse de artificios tan refinados para encubrir su trayectoria de chaquetero.

Me acordé de aquel hombre anteanoche, en cuanto se confirmó que Fraga no volverá a tener el bastón de mando en su tierra. Di por seguro que, a no tardar, muchos de quienes manejan en Galicia los resortes del poder local en sus escalones más bajos estarán entregados en cuerpo y alma a la tarea de favorecer sus «relaciones fluidas» con el nuevo Gobierno de la Xunta y, ya de paso, también con el Gobierno central.

Los amigos de Mariano Rajoy dicen que el trabajo electoral del presidente del PP en esta última campaña ha sido extraordinario; que entró en liza cuando el tinglado de Fraga amenazaba ruina y que logró enderezarlo, logrando un resultado excelente. No seré yo quien lo niegue. Pero sé que la política profesional funciona a menudo como ciertos deportes: no cuentan los resultados dignos; sólo las victorias. Pasando algún tiempo -a veces sólo días-, nadie recuerda el honrosísimo papel que hizo el segundo. Que se lo pregunten al Tau de Vitoria. Sólo cuenta quién se llevó la copa.

«¡Pero es que el PP ha sido el partido más votado en Galicia!», responden. Sí, pero eso da igual, a estos efectos. Cuando uno ha decidido enfrentarse a todos los demás a la vez, o gana a todos los demás juntos o pierde.

Ése es el gran problema que tiene el PP en estos momentos, y no sólo en Galicia. La agresividad de su política, su permanente tendencia a descalificar a todos cuantos no le dicen amén, su empeño en darles a elegir entre ser tenidos por imbéciles, por criminales o por ambas cosas, favorece la formación de grandes alianzas en su contra. ¿Alianzas débiles? Por supuesto. Pero ése es parte de su atractivo. Tras ni se sabe ya cuántos años de poderes fuertes y de líderes carismáticos -implacables, inflexibles, determinadísimos-, es mucho el personal que se siente más a gusto con gobiernos débiles, cogidos con hilvanes, obligados a pedir permiso hasta para ir al escusado. (Cosa que, bien es cierto -y ésa es la lástima-, no paran de hacer).

Javier Ortiz. Apuntes del natural (28 de junio de 2005) y El Mundo (29 de junio de 2005). Hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 21 de octubre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/06/28 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: pp apuntes fraga zapaterismo psoe galicia transición 2005 españa rajoy el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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