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2010/10/27 11:23:32.223000 GMT+2

Mirones en Iraq

Mientras el soldado de 22 años Bradley Manning continúa detenido en Estados Unidos por haber pasado material clasificado sobre crímenes de guerra a Wikileaks y se enfrenta a una petición de 52 años de cárcel por parte de la fiscalía, miles de personas que han tenido acceso a documentos como los que se han filtrado estos días sobre Iraq viven despreocupadas, pese a no haber denunciado las graves atrocidades que en ellos se reflejan. Muchos fueron los soldados que las cometieron. Algunos simplemente obedecieron las órdenes de no investigar, no preguntar y no cuestionar. Pero otros ni siquiera eran militares. Y no necesitaron órdenes para no reaccionar.

Como Adam Weinstein, corrector de textos en la prestigiosa revista Mother Jones, bloguero y ex contratista militar en Iraq, donde trabajó como especialista de relaciones públicas (propaganda) para el ejército entre 2008 y 2009. En un artículo publicado en julio, con motivo de las filtraciones sobre Afganistán, comentó lo siguiente (el subrayado es del propio autor):

"Lo cierto es que no hay mucho que encontrar ahí. Lo sé porque he visto muchos de estos informes -al menos miles muy parecidos- en Iraq, donde trabajé como contratista el año pasado.

Aún no lo he revisado todo, pero la mayor parte de lo que ven en Wikileaks son informes militares de "actividad significativa" (SIGACTS). Estos en teoría son accesibles para
cualquiera -soldados y contratistas- en Iraq, Afganistán, o en el Comando Central de los Estados Unidos en Tampa, Florida, que tenga acceso al intranet más básico del ejército para los datos sensibles, el Secret Internet Protocol Router Network (SIPRNet). Literalmente miles de personas en cientos de localizaciones podían leerlos, y cualquiera de ellos podría ser la fuente de los datos de Wikileaks. Revisaba con regularidad los informes diarios de la SIGACT en Iraq no porque mi trabajo lo requiriera, sino porque mis colegas y yo teníamos curiosidad. Habíamos escuchado morteros o coches bomba explotar en la distancia por la noche y no podíamos evitar preguntarnos: ¿qué demonios fue eso? Cada vez que una unidad estadounidense se enfrentaba al enemigo, encontraba municiones, veía o escuchaba una explosión, capturaba un criminal o localizaba un depósito de armas, se redactaba un informe. Así que cada mañana, cuando entraba en mi oficina en Camp Victory, encendía mi terminal SIPR terminal y chequeaba SIGACTS para encontrar cosas interesantes."

Para el listo de Weinstein la mayoría de los SIGACTS eran aburridos. Pero cuando leía que durante la noche anterior una unidad había efectuado un registro, lo que para él era un acto "mundano" y "rutinario", sin mayor relevancia, para toda una familia iraquí había supuesto una pesadilla y una humillación. La rutina es la de una forma de dominación. Según Weinstein, el "criminal" no era el invasor que se arrogaba prerrogativas de policía en una tierra que no entendía -ni falta que le hacía-, sino un nativo que resistía a la ocupación o quizás un desafortunado transeúnte que hoy se pudre en una prisión iraquí sin haber sido procesado. Los informes normalizaban una situación excepcional y al mismo tiempo su lenguaje generaba la misma distancia afectiva que producen los drones entre víctimas y verdugos. Dicho de otro modo, producían una idea de imperio, de dominio. Centenares, tal vez miles de contratistas privados, voyeurs como Weinstein, tenían acceso a una información que probablemente resultaba inaccesible para los altos cargos del gobierno iraquí. Disfrutaban de una sensación que sólo otorga el privilegio de saberse superior.

Adam Weinstein el lector, el mirón, no se siente implicado emocionalmente por lo que lee en la pantalla de su ordenador o por lo que ve a su alrededor. Su estancia de ocho meses en Camp Victory constituye una oportunidad única para hacer carrera, pronto publicará un libro sobre su experiencia como contratista. La presencia estadounidense en Iraq o en Afganistán se da por supuesto, el papel de los iraquíes como figurantes en esta película, también. Lo que preocupa a Weinstein es, por ejemplo, que los iraníes hayan podido penetrar en Iraq para detener a tres estadounidenses (incluyendo una colaboradora de Mother Jones, ya liberada por razones humanitarias) que hacían alpinismo cerca de la frontera con Irán, sin que le produzca extrañeza alguna semejante travesía. Podrían ser espías, como acusa Irán, pero lo más terrible es que sean lo que parecen ser, turistas. Mirones.

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P.S.: Una crítica más fundada de Adam Weinstein es la que se refiere al trabajo de edición de Wikileaks en su última filtración, que explicaría el retraso a la hora de publicarla. Como respuesta a las críticas por haber puesto supuestamente en peligro las vidas de los soldados y sus colaboradores en Afganistán, en esta ocasión el equipo de esta organización se habría excedido, por lo que respecta a algunos documentos, con una autocensura mayor que la que practica el propio Pentágono (que días antes ya había publicado algunos informes con el fin de reducir el impacto de los "diarios de Iraq"). Un mal precedente.

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Escrito por: Samuel.2010/10/27 11:23:32.223000 GMT+2
Etiquetas: estados-unidos ocupación guerra prensa wikileaks desigualdad iraq colonialismo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (1)

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