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2016/10/09 22:00:00 GMT+2

Rumanía (I): Transilvania

Del 19 de agosto al 5 de septiembre estuve de vacaciones por Rumanía. Llevé un cuaderno y tomé algunas notas. Las que siguen son las correspondientes a la primera semana. No esperéis demasiado de ellas, pero igual sí que os pueden servir si tenéis la intención de visitar el país.

19 de agosto, septiembre. Donostia - Bilbao - Frankfurt – Bucarest

Salimos a las 9:30 de la mañana de casa y llegamos al hotel a eso de la medianoche (1:00 hora local). Volamos de Bilbao a Frankfurt y tuvimos una larga espera en el aeropuerto alemán. De ahí a Bucarest, Otopeni.

El hotel (Angelo By Viena House) estaba muy próximo al aeropuerto. Además, el llamado shuttle service (servicio de taxi ida y vuelta al aeropuerto) estaba incluido en el precio de la habitación, así como el desayuno: 70 euros dos personas. Este es un precio habitual en Bucarest para hoteles de estas características, aunque en el resto del país, normalmente, es algo más barato.

20 de agosto, sábado. Bucarest-Brasov

Recogimos el coche en el aeropuerto y nos dirigimos a Brasov. Dos horas y media de viaje, porque para atravesar Sinaia había una cola bastante maja.

Habíamos pillado habitación en el hotel Casa Cranta (siempre a través de Booking): 65 euros por noche, con desayuno. Está muy cerca del centro, pero apartado de los sitios más ruidosos. Nos dieron habitación en el tercer piso y lo peor fue subir las escaleras con las maletas (no había ascensor). Si dejamos este detalle al margen, un sitio muy majo y recomendable.

Piața Sfatului

Después de comer por ahí, nos subimos al teleférico para contemplar una vista preciosa de la ciudad. Brasov tiene 250.000 habitantes y una hermosa parte vieja alrededor de la Piata Stafalui.

Brașov

21 de agosto, Brasov - Bran - Predeal – Brasov

40 minutos en coche nos separaban de Bran. La excursión merece la pena para contemplar el castillo (Bran Castle). Tuvimos que hacer una cola engorrosa para acceder a él y dentro también había demasiada gente. Eso sí, las colas eran mayores cuando abandonamos la muralla.

Bran-go gaztelua

Dicen que el escritor Bram Stoker se basó en lo leído sobre este castillo (Drácula y Bran Castle) a la hora de ficcionar el castillo del conde Drácula.

Predeal, el pueblo más alto de Rumanía, fue el elegido a la hora de comer. Otros 40 minutos en coche. Lo elegimos porque Mihail Sebastian lo cita mucho en sus Diarios 1935-1944 y porque estaba a tiro de piedra. Sebastian acudía allí a esquiar y ahora también parece que los locales hacen los mismos planes en invierno (si no recuerdo mal, la temporada comienza en septiembre).

Antes de que anocheciera estábamos en Brasov. La Real jugaba su primer partido de liga contra el Madrid. Además, en Anoeta. Mi intención era la de ver el partido, pero no hubo forma en las terrazas de la ciudad, ni siquiera en los locales de apuestas.

Al llegar al hotel, ¡sorpresa!: me di cuenta de que se podía ver el partido en la televisión de la habitación. Faltaba media hora y los merengues ganaban ya 0-2. Pude ver el tercero del Madrid. ¡Mierda!

22 de agosto, lunes. Brasov – Sighisoara (por la tarde, Viscri y Rupea)

Tras el desayuno, rumbo a Sighisoara, hora y media larga y 120 kilómetros después. El hotel era también un camping. Habitaciones muy dignas y nuevas (40 euros la noche, sin desayuno).

Una contractura (espalda) me estaba dando la lata y busqué un fisioterapeuta en el pueblo. Finalmente, encontré un masajista en un gimnasio, pero no tenía nada libre hasta dos días después: el miércoles.

Antes de comer subimos por una carretera sin asfaltar de 7 kilómetros hasta el pequeño pueblo de Viscri. La iglesia fortificada del lugar es patrimonio de la humanidad, pero nuestras intenciones eran más básicas (comer) y eso no era posible allí. Por eso nos escapamos hacia Rupea.

Rupea-ko gaztelua

Después de comer en Rupea, visitamos su castillo. Había, cómo no, una bonita vista de este pueblo sajón.

23 de agosto, martes. Sighisoara - Sibiu - Biertan – Sighisoara

Salimos muy pronto del hotel. Desayunamos en el pueblo (después de entrar, nos dimos cuenta de que el Hotel Bulevard tenía café Baqué) y pusimos rumbo a Sibiu (hora y media al volante, 80 kilómetros). Es una ciudad de 150.000 habitantes que fue capital cultural europea en el año 2007. Klaus Werner Iohannis fue alcalde del lugar entre los años 2000 y 2014. En la actualidad es presidente de Rumanía (no confundir con el primer ministro).

Partidul National Liberal

Aunque la ciudadanía de origen alemán no llega al 2% de la población, Iohannis consiguió ser alcalde encabezando una fuerza política denominada Foro Democrático de los Alemanes. Según la guía (el libro), consiguió que la ciudad volviera a estar en la órbita alemana. Hoy es miembro del Partidul National Liberal. Pregunta: ¿eso significa que Goia (alcalde actual de Donostia) va a ser lehendakari? (vale, el chiste es malo).

Piata Maiore: Sibiu

Nos movimos por Piata Maiore, en la zona antigua. Por vez primera probamos una ciorba (sopa) en la comida y luego repetimos varias veces durante el viaje.

Teníamos un problema con las ruedas del coche: se encendía el piloto que controlaba la presión. Paramos en una gasolinera de la localidad de Medias, pero como la luz seguía a lo suyo, nos acercamos a la oficina de la empresa Autonom en el Aeropuerto de Sibiu (a ver si la siguiente vez cuento algún problema más importante que tuvimos con esta compañía, el servicio de alquiler de vehículos más grande de Rumanía). Un joven muy servicial nos ayudó hasta la gasolinera más cercana y arreglamos el problema en un santiamén.

De vuelta a Sighisoara, paramos en Biertan y visitamos también el castillo local. Otro hermoso pueblo sajón, muy agrario, con muchos carros tirados por caballos en la carretera.

Biertan

A la hora de la cena, nos atendió una chica que había trabajado de camarera en Madrid.

24 de agosto, miércoles. Sighisoara

Como dije al principio, Rumanía nos lleva una hora de adelanto. En verano, el día amanece muy temprano. Me desperté muy pronto y salí a trotar suave-suave. A esas horas solamente había trabajadores que iban al currelo, algún que otro despistado que salía a echar la basura, unos cuantos perros y varios coches.

Ducha y café en la misma cafetería de la víspera. Como el desayuno era muy abundante, optamos por comprarnos unos pastelitos en un establecimiento de la cadena Gigi. Con chocolate, 2 lei; sin chocolate, 1 leu (un euro, 4,5 lei).

Sighisoara

Visita a la zona histórica de la ciudad: la iglesia de arriba y la torre de los Orfebres. Había bastante gente por medio ya. Charlábamos en euskera cuando un hombre se nos quedó mirando: era de Cluj y vivía en Durango. Estaba con su mujer en Sighisoara. Trabajaba de pintor y había tardado dos días en coche desde Durango hasta Cluj-Napoca. No quería saber nada de Bucarest y tampoco le gustaban las playas del Mar Negro.

Su mujer era portuguesa. Vino el año pasado por vez primera a Rumanía. Nos confesó que le daba miedo venir, pero que luego paso más de veinte días encantada.

Les acompañaron en el viaje la madre del hombre y el hijo de la pareja, pero la abuela y la nieta se habían quedado en Cluj.

Antes de charlar con esta pareja, me había fijado en otra. Nos cruzamos con ellos la noche anterior y volvimos a encontrarnos con ellos esa misma mañana. Los acompañaban dos críos. La menor era una niña que hacía danzar a todo al mundo a su son. El otro era un niño, callado, de unos ocho o nueve años. El hombre era español, pero la mujer era rumana. Ésta se dirigía a la niña en castellano. Se me hizo raro.

Tras el masaje del mediodía, pasamos la tarde tranquilamente en la piscina del camping.

25 de agosto, jueves. Sighisoara - Baia Mare

Cogimos el coche a las 8:15 de la mañana y aparcamos a la puerta del hotel de Baia Mare a las 14:30. 260 kilómetros.

Tomamos café en un sitio donde también pillé unas cuantas notas al vuelo:

1.- En un tramo del camino, se formó una caravana de coches por obras. Mientras estábamos parados, unos cuantos niños gitanos pasaron por delante de todos pidiendo con esa mirada descarada y espabilada que te da la necesidad (a veces).

2.- Cuatro o cinco chicas juntas en un aparcamiento a las afueras de un pueblo. Se veía poca prostitución en las carreteras, pero también la hay aquí.

3.- Carretera con muchas curvas. Te señalan que debes reducir la marcha, pero a veces no es fácil saber a cuánto hay que ir.

4.- Pocos días bastan para conducir como los lugareños y adelantar (casi) como ellos. O eso creo.

5.- Vamos de pueblo en pueblo. Todavía no hemos pasado un túnel (finalmente, tras 2500 kilómetros, pasamos uno en el mismo Bucarest camino del aeropuerto).

Surdesti: eliza

Comimos en Baia Mare y nos fuimos a Surdesti, a unos cuarenta minutos en coche. El plan era ver la iglesia de madera con la torre más alta del mundo. La gente del campo estaba moviendo la hierba para secarla y vimos muchas metas, pero la iglesia estaba cerrada. Una mujer intentando vender souvenirs a la entrada del aparcamiento, un padre paseando a una criatura en su carro y un perro grande y tranquilo.

En la puerta del recinto había una imagen de una llave y un número de teléfono. Sacamos unas cuantas fotos a algunos nichos. De vuelta al pueblo, nos pareció que una mujer nos mostró una llave, pero ya era tarde.

Surdestiko txakurra

26 de agosto, viernesa. Baia Mare - Sighetu Marmatiei - Sapanta - Barsana - Baia Mare

Tocaba correr a primera hora de la mañana. No me gusta correr sin saber muy bien hacia dónde voy, pero la verdad es que esta vez no fue muy complicado. En el desayuno nos sirvieron queso, tomate, tortilla francesa... (30 euros la noche).

Sighetu Marmat›iei está en la frontera con Ucrania. ¡Ay, las fronteras, siempre me dan ganas de cruzarlas! Hicimos la media habitual: hora y media larga para recorrer 61 kilómetros. Subidas y bajadas lentas y sinuosas, con obras en tramos largos.

¿Qué se puede ver en Sigheti? Sighet Memorial Museum (es decir, el Museo de las Víctimas del Comunismo). Fue cárcel durante el siglo XX, pero se significó por ser el lugar en el que encerraron a los contrarios al régimen en torno a la década de los 50.

Memorialul Victimelor Comunismului şi al Rezistenţei

Me preguntaron en la entrada de dónde era. No conocían "Basque Country" y solté lo de "Between Spain and France". No pusieron Andorra, pero sí que señalaron "Spain". Le pregunté el porqué pero no me respondió. ¡Menos mal que era un museo sobre derechos humanos!

No sé por qué me vino a la cabeza que si hubiera fallecido en 1945, Mihail Sebastian habría tenido números para pasar por esta cárcel.

Tras la visita, pasamos por la oficina de turismo. La persona que la atendía me dijo que estuvo viviendo en Salamanca y que tenía hermanos (o hermanas) en Madrid y Barcelona.

Elie Wiesel-en etxea

Vimos por fuera la casa natal de Elie Wiesel y tocaba nueva estación: Sapanta. Comimos allí mismo y visitamos Cimitirul Vesel. Un artesano local se había dedicado a colorear las lápidas: pintaba y dedicaba un epitafio al fallecido, pero siempre era el propio artesano quien elegía la leyenda. Hoy en día es una atracción turística muy visitada. Aquel hombre murió pero transmitió la técnica a varios artesanos más que siguen con la tradición. A la salida del pueblo hay un monasterio que merece una visita.

Bârsana

Luego estuvimos más tiempo en el monaterio de Bârsana. Allí nos topamos con bastantes creyentes y una iglesia de esas de madera de Maramures que es patrimonio de la humanidad.

Llegamos al hotel con doscientos kilómetros entre pecho y espalda. Una ducha y a cenar al casco viejo de Baia Mare. Había una plaza con terrazas muy concurrida. Eso sí, apenas había ruido (algo que se agradece).

El tráfico

Ya llevaba 1200 kilómetros al volante y me había dado cuenta de que la gente se movía por los pueblos como si estuviera (realmente era así) en la puerta de su casa, sin darse cuenta del tráfico de coches como el nuestro o, incluso, de enormes trailers. En cualquier curva podías encontrarte con un niño solitario en bici, o con un abuelo o abuela idem-eadem-idem arrastrando los pies. Repartidores que habían decidido dejar la furgoneta en el medio-medio, bien sea porque alguien les había hecho una seña para que parase, bien sea porque les apetecía.

Gurdiak

Lo he dicho muchas veces, pero no creo que los rumanos conduzcan peor que nosotros; eso sí, conviene que seas rápido a la hora de identificar cuáles son las normas y cumplirlas. Por ejemplo, respetan escrupulosamente los pasos de peatones: así, si alguien comienza a pasar un paso de peatones en el otro carril, hay que parar hasta que lo cruce, aunque tú entiendas que te da tiempo.

La guía señalaba que el país tenía el mayor índice de siniestralidad de Europa en el año 2009 (y vistos los datos 2010-2015 parece que siguen en cabeza).

Mihail Sebastian: Diario (1935-1944)

He citado previamente a Mihail Sebastian y sus Diarios 1935-1944. Ahora unas cuantas líneas sobre este libro.

Lo compré en el 2004 cuando lo recomendó alguien de la Patera. Entonces comencé a leerlo pero lo abandoné. Cuando decidimos ir de vacaciones a Rumanía, pensé que era una buena oportunidad de retomarlo. Acabé de leerlo allí.

El original se publicó en 1996 y es un libro que han comparado con el diario de Anna Frank. Pero el libro tiene una diferencia importante: Mihail (judío nacido en Braila) era un abogado, periodista, escritor, autor de teatro e intelectual de 28 años (una persona adulta) cuando comenzó a escribirlo.

En un principio, se centra en sus líos con las chicas, referencias a amigos y el trabajo creativo. La guerra, sin embargo, hizo que muchos amigos se alejaran al mantener posiciones políticas diferentes (muchos legionarios ultraderechistas), mientas que él era un judío perseguido.

Sobre todo una vez que Rumanía entra en el conflicto de la mano de la Alemania nazi, Sebastian hace un seguimiento de la II Guerra Mundial. Detalla un buen número de medidas contra los judíos: la obligatoriedad de entregar los aparatos de radio, la prohibición de tener servicio doméstico, diferentes y menores cuotas alimentarias, más tasas e impuestos, más trabajos comunitarios...

Su situación económica empeoró y tuvo que dejar su piso (vivía solo) para volver a casa de sus padres, los cuales fueron expulsados de su casa posteriormente y tuvieron que reunirse todos en una casa más pequeña. Su continua búsqueda de trabajo (traducciones, adaptaciones de textos, etc) y dinero.

Cuando acabó la guerra en Rumanía, en el verano de 1944, la contienda desaparece del libro, aunque sí que comenta (incluso a veces comprensivamente) algunas tropelías de las tropas rusas en Rumanía.

A finales de año su situación económica mejora y ya en 1945 consiguió un trabajo en un ministerio (Prensa). Le parecía que los mismos que seis meses antes chupaban el culo a unos ahora seguían haciendo lo mismo con los nuevos. Hay cosas que no cambian.

El diario finaliza en 1944 y él murió en mayo de 1945, atropellado por un camión ruso. ¡El tráfico ya entonces!

Ha sido una buena experiencia acercarse a un país desconocido leyendo un libro de estas características.

Errumania (I): Transilvania, apunte hau euskaraz

P.S.: continúa aquí. Rumanía (II): Bucovina-Slanic Moldova-Delta del Danubio.

Escrito por: iturri.2016/10/09 22:00:00 GMT+2
Etiquetas: vacaciones rumanía | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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