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2020/03/22 19:50:00 GMT+1

Reyes Ilintxeta entrevista a Jone Alastuei, alcaldesa de Uztarroze

Como imagino que la mayoría, estoy ya un tanto saturado de tanta exposición (poca información, muchísima opinión, desinformación, etc) sobre el COVID-19 y esta mañana de domingo me he puesto a traducir una entrevista que leí a finales del año pasado a la alcaldesa de Uztarroze, un pequeño pueblo del Valle del Roncal. Bisnieta de Fidela Bernat, la última hablante del dialecto del valle. La autora de la entrevista es Reyes Ilintxeta: «Soilik turismoa bultzatzea, menpekotasuna sustatzea da».

Mientras traducía la entrevista he estado escuchando «Songs to Play» de Robert Forster (The Go-Betweens). Es un disco que os recomiendo escuchar en estos tiempos. Contiene canciones tan luminosas como I'm so Happy for You, vídeo que pongo aquí abajo.

Jone Alastuei: «Impulsar solo el turismo es fomentar la dependencia»

Maestra. Nacida en Pamplona (1991), hace varios años decidió irse a vivir al pueblo de su padre, Uztarroze. Es la alcaldesa de este pueblo y la presidenta de la Junta del Valle del Roncal.

Reyes Ilintxeta: Durante todo el año Uztarroze tiene 50 habitantes y 141 personas empadronadas. ¿Por qué dejas Pamplona y te vienes a un pueblo como este?

Jone Alastuei: Mi padre es de Uztarroz y mi madre de Salvatierra d'Esca (Salvatierra de Esca, Zaragoza). Yo siempre he vivido en Iruñea, pero veníamos todos los fines de semana y las vacaciones. Quería probar qué era vivir aquí y, hace unos cuantos años, me vine, me gustó y me quedé en el pueblo. Me ha parecido que el pueblo es más apropiado para desarrollar un modo de vida más sostenible y colectivo.

Reyes Ilintxeta: Eres maestra y trabajas en la escuela del pueblo. En ese punto, tienes mucha suerte, ¿no?

Jone Alastuei: Sí. Mi primer trabajo fue en Otsagabia, luego estuve un año en Iruñea (Pamplona) y desde entonces estoy en la escuela de Erronkari (Roncal).

Reyes Ilintxeta: ¿Cómo es la vida de una persona aquí?

Jone Alastuei: Yo vivo muy bien. No me aburro para nada. Tengo un montón de ideas y cosas que hacer. Me falta tiempo.

Además, la oferta cultural es amplia y un pueblo te da muchas opciones: dar una vuelta por el monte, trabajar la huerta, esquiar y, sobre todo, estar con la gente.

En algunos pueblos hay tiendas pequeñas y panaderías. Una mujer de Galipentzu (Gallipienzo) nos trae pescado todos los martes. En verano, hay furgonetas que vienen con fruta y verduras, pero muchas personas tenemos huertas y animales y trabajamos mucho el autoconsumo.

La temporada de la huerta no es muy larga. Aquí la primavera comienza tarde y el invierno llega enseguida. Yo, por ejemplo, guardo muchas productos en botes para el resto del año, bien sea congelados, bien sea secos.

En estos pueblos se puede vivir muy bien y con mucha tranquilidad. Hay quien vive de un modo muy urbano, como en la ciudad, pero yo prefiero la vida rural.

Fotografía de Jone Alastuei. Obra de Dani Blanco para Argia.

Reyes Ilintxeta: ¿Lo peor es encontrar trabajo y casa?

Jone Alastuei: Yo diría que es más difícil encontrar casa que trabajo. En estos valles pirenaicos se puede trabajar en la educación o en la administración. Como ahora estoy en el Ayuntamiento, veo que es difícil encontrar gente para algunos puestos. En la educación también está siendo difícil encontrar sustitutos, porque poca gente quiere venir. No es fácil cubrir las actividades técnicas. Además de esto, hay muchos trabajos temporales en el sector servicios (sobre todo en la hostelería y en el turismo). En el primer sector hay que pelearse el trabajo, porque si en general no recibes de nadie, tienes que comprar o comenzar de cero, pero ahí también hay opciones. Para la gente que estamos aquí hay suficiente trabajo. Es cierto que la oferta laboral no es muy variada; por eso, no vienes por el trabajo, sino porque quieres vivir aquí.

En cuanto a las casas, normalmente no se alquilan y las pocas que están en venta son terriblemente grandes y la mayoría está sin reformar. Además, calentar y mantener estas casonas resulta generalmente muy caro.

Reyes Ilintxeta: ¿Cuánta gente vivís aquí?

Jone Alastuei: En todo el Pirineo (navarro) unas 5.200 personas. En el Valle del Roncal, hay empadronadas algo más de 1.500, pero solo 700-800 pasan todo el año aquí. En Uztarroz hubo una época en la que llegaron a ser 900. Ahora hay casi 200 en verano, pero muchas menos en invierno. El año pasado contamos 45 personas entre semana. El pueblo cambia mucho los festivos.

De todas maneras, somos optimistas. Varias personas jóvenes nos hemos venido al valle, algunas de origen local y otras venidas de fuera: de Pamplona, de Cataluña, del Estado Español, algunos migrantes de sitios más lejanos...

Reyes Ilintxeta: ¿Mucha gente mayor y pocos niños y niñas?

Jone Alastuei: Sí, como en todo el Pirineo. Nacen muy pocos niños. Aquí, en Uztarroz, hay tres y en enero (la entrevista es de diciembre del 2019) nacerá otra criatura más. Si cada dos años nace una, no vamos mal.

En la escuela hay 80 alumnos de entre 3 y 16 años. Hemos tenido un gran bajón, sobre todo estos últimos cinco años. Este curso solo han entrado dos críos de 3 años. El próximo se incorporarán siete, pero no es una cifra habitual.

Reyes Ilintxeta: ¿Véis un riesgo de que se convierta en parque temático?

Jone Alastuei: Sí. Yo al menos sí que estoy preocupada con eso. Hay mucho turismo y se invierte mucho en el desarrollo turístico, pero yo creo que debería invertirse más en otras actividades para fomentar la economía productiva local. Porque impulsar únicamente el turismo es fomentar la dependencia. Nosotros conservamos los pueblos y los recursos locales para el disfrute de todos y debemos pensar hasta qué punto es un modelo económico saludable. Está bien que parte de nuestros ingresos provengan del turismo, pero que no sea esa nuestra principal fuente. Canalizaría el desarrollo de otra manera.

Reyes Ilintxeta: ¿Cómo?

Jone Alastuei: Fortaleciendo el primer sector. Hay que hacer un análisis profundo. Tenemos recursos naturales, madera, ganadería, energías renovables... y hay que aprovechar todo ello de manera eficaz. Parece que el turismo es la fuente de ingresos más fácil, pero a largo plazo hay que intentar fomentar la producción. Necesitamos canales adecuados y menos obstáculos para comercializar nuestros productos; por ejemplo, el queso. Ahora hay menos tiendas pequeñas en la zona y tenemos que negociar con los grandes vendedores como buenamente podemos. La globalización nos está devorando. Pasar del micro al macro es muy difícil para las pequeñas queserías.

Junto a esto, tenemos que tener claro que, como consumidores, todos podemos hacer mucho. Hemos de ser conscientes del trabajo y de los recursos que hay detrás de la elaboración de los alimentos, por ejemplo, y deberíamos estar dispuestos a pagarlo, quizás a través de la administración.

Reyes Ilintxeta: Cada vez nieva menos en la montaña. ¿Es también algo preocupante para las pistas y las escuelas de esquí locales?

Jone Alastuei: Las previsiones con el cambio climático no son buenas. Por ahora va bien y emplea a mucha gente. Además, estas empresas pequeñas están buscando también otras propuestas  fuera de la temporada de nieve; rutas de marcha nórdica, por ejemplo. Hay gente con muchas ganas y creo que tenemos la capacidad para crear cosas, pero junto a ello hay que fortalecer el primer sector, actualmente muy envejecido tanto por edad como por desarrollo.

Reyes Ilintxeta: Cada vez hay menos animales domésticos y, además, vuelve el oso. No estáis de acuerdo con las medidas del Gobierno. ¿Por qué?

Jone Alastuei: Así es. Es un tema muy complejo. Cuando en noviembre nos reunimos con el Gobierno (navarro), traté de transmitirles la inquietud que nos provoca la decisión de volver a traer el oso. La cuestión no es: oso sí, oso no. Lo más grave es que ellos han hecho los planes sin preguntarnos. Todas estas decisiones acarrean una tremenda transformación y no nos han preguntado si estamos preparados. Han pasado por encima nuestro.

Hay mucha gente que está tratando de asimilar todo eso. No es el único ni el más importante factor en cuanto a la pérdida de la ganadería, pero era lo que nos faltaba. Quienes vivimos aquí somos quienes cuidamos todo esto y hay unos cuantos derechos de gestión. Pasar por encima de ello, nos ha provocado mucho dolor y un gran enfado. Hay que hacer un diagnóstico serio del medio ambiente. Es sabido que la ganadería extensiva es muy beneficiosa para contener la biodiversidad, pero eso, por ejemplo, no se impulsa tanto como el oso. No hay ninguna planificación para proteger esta ganadería que está al borde de la desaparición. Donde antes había campos, ahora hay bosque, pero no se habla de ello.

Acaban de cerrar una explotación en Uztarroz y no ha sido por culpa del oso o porque se hayan jubilado. Hay muchos factores y hay que estudiarlos.

Reyes Ilintxeta: ¿No son suficientes las ayudas que dan por los ataques del oso?

Jone Alastuei: No, y además no es nada fácil conseguirlas. Para empezar, has de demostrar que esa oveja ha recibido un ataque directo del oso y llevar su cádaver. Para ello, en primer lugar, has de encontrarla. Además, con el dinero que te dan no recuperas tu oveja, ese tipo de oveja que tienes, de esa raza que tú has moldeado durante años y que has ayudado a mejorar. Y además tienes que presentar un montón de papeles. La burocracia es muy compleja y nadie ayuda al pastor en ese cometido. Es una sobrecarga. Los perjuicios son superiores a los ejemplares muertos: ovejas que se ponen nerviosas y escapan, abortos...

Reyes Ilintxeta: ¿Cuáles son, en concreto, las nuevas medidas que propone el Gobierno?

Jone Alastuei: Este verano contrataron dos ayudantes para el pastoreo. Además, se han puesto en marcha sistemas de comunicación y GPS para saber dónde está el oso. También nos dijeron que en adelante habría más medidas disponibles: cierres virtuales, colores que avisan de la presencia del oso, collares sonoros para las ovejas, mastines... Por poner un ejemplo: el uso de estos perros es difícil, porque no son animales muy fáciles y no deben de ser tampoco demasiado compatibles con el turismo. De todas maneras, yo no digo que no a estas medidas y habrá que probarlas para ver si funcionan, pero sí que conviene dejar claro que aquí el enfado es mayúsculo. Porque muchas personas ven que nos han traído el oso para que se quede y que lo único que nos queda es aceptarlo.

Reyes Ilintxeta: Entre los jóvenes, ¿hay debate sobre la caza?

Jone Alastuei: No. Aquí es una cosa normal. Se cazan jabalíes, ciervos y corzos, principalmente. Es otra manera de aprovechar el monte. Los cazadores también abren muchas veredas y ayudan a mantener el monte limpio. Junto con los deportistas y los pastores, son los que más andan en el monte.

Hay que decir que es una actividad muy masculinizada. De paso, podrían aprovechar para trabajar otros modelos de masculinidad.

Reyes Ilintxeta: ¿Cuál es tu labor en la Junta del Valle del Roncal?

Jone Alastuei: Hay siete ayuntamientos en el valle: Burgi, Bidankoze, Garde, Erronkari, Urzainki, Izaba y Uztarroze. Somos los alcaldes y algunos representantes más quienes formamos la Junta. Mi cometido consiste en convocar y organizar las reuniones, como hacen los alcaldes de un pueblo. Mi forma de trabajar es consultar todo con los miembros de la junta.

Reyes Ilintxeta: Está en marcha la renovación de la administración local navarra. De las doce comarcas nuevas, la del Pirineo sería la menor en cuanto a población. ¿Será un gran cambio para vosotros?

Jone Alastuei: Creo que seguiremos teniendo las mismas competencias. Está previsto tener secretaría, intervención y varios funcionarios más en común. Por ello, y porque se puede perder la idiosincrasia de cada pueblo, hay quien tiene una actitud más desconfiada. En cambio, yo lo veo de manera positiva, porque todos juntos podemos tener más fuerza.

Reyes Ilintxeta: ¿Se mantiene el contacto con el norte de Euskal Herria (Iparralde)?

Jone Alastuei: No demasiado. Hemos conseguido que haya una frontera delimitada. Tenemos un acuerdo de hermanamiento con Larraine (Larrau) y nos juntamos todos los años para hacer una fiesta. En julio celebramos el Tributo de las Tres Vacas con los bearneses, pero la relación queda ahí. Ahora mismo estamos participando en un proyecto transfronterizo llamado Belarouat para el fomento de la economía local, el turismo y el patrimonio natural de aquí, Garazi, Ereta y Laskun. Gracias a este proyecto, pronto volveremos a abrir el refugio de Belagua, por ejemplo.

Reyes Ilintxeta: ¿Cuál es tu valoración de las redes de Mujeres y Asociaciones del Pirineo?

Jone Alastuei: En esta comarca, el movimiento de las mujeres es muy fuerte y duradero. Este año (2019) se ha celebrado el XIX encuentro. Queremos mostrar que nosotras también tenemos qué decir y hacer. Los grupos tienen un gran potencial y, además, reúnen a mujeres de edades diversas. Son grupos muy activos. El último 8 de marzo (2019) decidimos que la huelga y las manifestaciones no se hicieran en Iruñea, sino en nuestros pueblos. Hicimos unas caravanas muy largas y tuvo mucho éxito.

Reyes Ilintxeta: Eres la bisnieta de la última vasco-hablante del Valle del Roncal.

Jone Alastuei: Era la madre de mi abuela paterna. Murió con 93 años, el mismo año que yo nací. Fidela Bernat se convirtió en referente porque fue la última en morir, o al menos la última conocida. Quizás hubiera más vasco-hablantes en aquel momento, pero ella era la más conocida porque le hicieron muchas entrevistas. No la quiero mitificar, pero es verdad que durante los últimos años de su vida tomó conciencia de la pérdida del euskera y dejó muy claro que eso no era lo que ella quería. Su deseo era que los críos aprendieran euskera. A mi padre y a sus hermanos, sus nietos, les decía: «que esos chiquitos aprendan vasco» (nota: así recogido en la entrevista original). Así ha sido en el Roncal y en el Pirineo navarro en general.

Escrito por: iturri.2020/03/22 19:50:00 GMT+1
Etiquetas: argia alastuei uztarroze traducciones pirineos jone reyes ilintxeta | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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