A pelo y sin condón...

Hacía mucho tiempo que un programa de televisión no me hacía llorar. Ayer noche lloré. Estaba viendo la 2, el documental (22.00h de los domingos) ¿otro mundo es posible?

Recordé cómo los aliados se vanagloriaban de que habían metido dos misiles en un bunker de Irak para cargarse al estado mayor. Ayer vi los cadáveres calcinados de los 600 muertos que resultaron de ese éxito militar, mujeres y niños que se habían refugiado allí huyendo de las bombas. Pero eso no me hizo llorar, eso me hizo indignarme.

Dos misiles, en un éxito sin precedentes de la industria militar, habían matado en un instante a todos los niños de mi colegio y a sus madres. Y nadie había sido condenado por el error, son cosas que pasan. Ayer lo ví. Y rabié.

Salió como de refilón una escena de varios marines americanos gritando en inglés USA (que con mi mediano conocimiento del inglés, apenas podía entender) a una familia iraquí para que saliera de la casa. Ellos sin entender, levantaron las manos y fueron saliendo uno por uno. La madre, joven, podía ser perfectamente mi compañera. El padre, que podría ser yo. Y sus tres hijos.

¿Qué sentirían los niños? Imaginaros. Os veis rodeados por monstruos de casi dos metros. Fuertemente armados. Gritando. No entendeis. Veis a vuestros padres asustados salir al jardín (¿qué produce más terror en un niño que ver a sus padres asustados o llorando? Ellos, la fuente de la vida). Levantais vuestras manos imaginando qué es lo que hay que hacer, cómo ser buenos y... salís fuera, esperando, no sé... que todo sea una pesadilla y que desperteis en brazos de mamá de un momento a otro. La cámara enfocó sus caras de desconcierto y no lo pude evitar, ví sus manitas, esto no es un juego, ví sus ojos y los reconocí, eran mis hijos y los estaban tratando como a criminales, terroristas, asesinos, un mal gesto, un movimiento raro, un salir corriendo, un disparo, otra masacre más... me asusté y lloré con ellos.

Y esta es la escena que la censura ha permitido que llegue hasta mí: cuántas escenas como ésta sin final feliz, qué fácil es pegar un tiro, qué criminal firmar penas de muerte para un pais entero...

Y resonaba en mis oidos lo que acababa de decir la responsable política sobre el bloqueo de Irak. ¿Merece la pena medio millón de muertos? Sí, merece la pena.

Hoy he venido a clase mal, todavía me dura... y tengo que mirar a mis alumnos a la cara, y recuerdo... espero que me dure y que la rabia no se me olvide y que me de fuerzas...