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2001/02/27 06:00:00 GMT+1

Willy

Traté con bastante frecuencia a Guillermo Galeote en los tiempos de la pretransición, poco después de la muerte de Franco. Willy, como lo llamaban sus amigos, era uno de los dos representantes habituales del PSOE en la Ejecutiva del organismo unitario de la oposición democrática al franquismo, la Platajunta. El otro era Enrique Múgica.

Yo también estaba en aquel tinglado.

Recuerdo una reunión que tuvimos una buena tarde. Fue en el piso que hacía las veces de sede del Partido Carlista, en la calle Limón, en Madrid. Estábamos muy satisfechos -unos más que otros, a decir verdad- por el éxito que había tenido una campaña de manifestaciones a favor de la amnistía, recién culminada, que habíamos convocado bajo el lema Amnistía y Libertad, completado en muchos sitios con la reclamación de un Estatuto de Autonomía. Algunos propusimos mantener y ampliar aquel movimiento de revuelta popular. La mayoría de las organizaciones y partidos representados en la Platajunta se mostraron de acuerdo, así que nos pusimos a redactar el llamamiento correspondiente.

Enrique Múgica no había llegado, de modo que la representación del PSOE la ostentaba Galeote en exclusiva. Willy se mostró un poco desconcertado por nuestra iniciativa, pero la aceptó.

Estábamos discutiendo los detalles del asunto cuando apareció Múgica.

-¿Qué hacéis? -preguntó.

-Damos los toques finales a un llamamiento para una nueva campaña a favor de la amnistía -contestó alguien.

-¿Más movilizaciones en la calle? ¡No, no, de eso nada! -exclamó el actual Defensor del Pueblo.

-Enrique, llegas tarde: Willy ha dado ya el acuerdo de tu partido -objeté yo.

-¿Y a mí qué me importa? -espetó-. No; desde luego que no apoyamos eso.

Me sentí francamente incómodo ante aquel alarde de desconsideración y menosprecio hacia su compañero. Pero Galeote bajó la cabeza y no dijo nada.

Cuando bastantes años después supe que Willy aparecía como máximo responsable del turbio tinglado de financiación ilegal del PSOE que ahora ha corroborado el juez suizo Perraudin, no me cupo la menor duda: él sólo podía ser un mandado.

De quien fuera. De alguien que mandara de verdad.

Él jamás se habría atrevido a meterse por su cuenta y riesgo en un asunto así. No para que llegara el Múgica de turno y lo desautorizara públicamente con un despectivo «¿Y a mí qué me importa?».

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (27 de febrero de 2001) y El Mundo (28 de febrero de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de febrero de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/02/27 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: psoe jor preantología el_mundo diario galeote 2001 transición enrique_múgica | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (1)

Referencias

...os y socialdemócratas). De ahí lo de Platajunta. De aquella época da cuenta para referirse a lo que le decían de hoy (de aquel hoy) sus encuentros con los representantes del PSOE de entonces, pero también fue en esta call...

Referenciado por: Javier Ortiz en Malasaña, las andanzas de un periodista de raza | Somos Malasaña 2019/05/05 09:29:31.233671 GMT+2

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