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2007/08/04 07:00:00 GMT+2

Turismo y plaga

Estoy en Tenerife coordinando unas Jornadas muy interesantes, de las que quizá hable algún día de éstos. El caso es que el miércoles pasado, en medio de una chicharrera de aquí te espero y aprovechando un hueco en el trabajo, decidí ir con un grupo de familiares y amigos a la zona de Garachico, donde aún quedan pequeñas terrazas a la orilla del mar en las que es posible comer pescado fresco a precio razonable tras haber nadado un rato.

Tras una muy agradable y festiva comida, durante la cual la brisa del mar nos alivió de los terribles calores, hube de buscar unos aseos en condiciones para realizar determinadas tareas naturales que no es preciso detallar. Al final, y no sin esfuerzo, hallé un excusado limpio en el que completar mis propósitos en condiciones de higiene bastante aceptables. Pero, claro, para justificar la maniobra, hube de pedir una consumición y hacerme pasar por cliente.

La señora que atendía la barra mostraba una amabilidad generosa, tal vez un pelín excesiva, que le llevaba a proporcionar constante conversación a la parroquia. Al poco de llegar yo, derivó su monólogo hacia el más reciente y persistente de los incendios que asolaban la zona. El de referencia afectaba a una zona próxima en la que, por lo visto –por lo oído, más bien–, hay una ermita que los nativos tienen en gran estima.

–Está quedando todo aquello destrozado –dijo–, pero, bueno, a fin de cuentas, nosotros podemos soportarlo mejor, porque estamos aquí todo el año. Pero es una pena la impresión que pueden llevarse los turistas…

Me quedé perplejo. Para mí, el comentario lógico habría sido el contrario: “Al turista se le puede chamuscar la excursión del día, pero eso no es tan grave; lo peor es el desastre que nos queda a nosotros para todo el año”.

Lo comenté con un compañero de viaje canario y no se mostró sorprendido.

–Es mucha la gente canaria que cree que el turismo nos aporta muchísimo más de lo que en realidad nos trae. No se da cuenta de que los ingresos que producen buena parte de los viajes se los quedan los tour operators foráneos, extranjeros o peninsulares, y que mucho de lo que consumen los turistas cuando están aquí son productos de importación, que apenas dejan margen de beneficio a los comerciantes locales. Descuenta a eso el destrozo que los hoteles y urbanizaciones están haciendo en nuestras costas y los gastos de infraestructuras que nos causan: el agua que nos falta, la sanidad, los desperdicios… De bicoca, nada.

Yo añadiría a ese balance nada animoso el gasto moral que produce el avance del servilismo. El que se deriva de quitar importancia a lo que uno mismo padece todo el año y a sobrevalorar la mala impresión que puede llevarse el turista por esto, por lo otro o por lo de más allá.

No es fácil determinar qué tiene esto de turismo y qué de plaga.

Javier Ortiz. El Mundo (4 de agosto de 2007). Hay también un apunte que trata el mismo asunto: La plaga turística. Subido a "Desde Jamaica" el 26 de junio de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2007/08/04 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: jor el_mundo tenerife turismo preantología 2007 españa | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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