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2005/04/14 06:00:00 GMT+2

Qué votar

Como siempre que llegamos a vísperas electorales, algunos lectores me escriben para pedirme que reflexione sobre las opciones de voto (o de no voto) que se plantean.

En este caso, tengo una respuesta sencilla, que puede parecer una pata de banco, pero que no lo es: no estoy inscrito como elector en la Comunidad Autónoma Vasca, sino en Madrid, de modo que no podría votar, aunque quisiera.

Digo que no es una pata de banco y explico por qué: no estoy registrado como elector en la CAV porque no vivo en la CAV, y el hecho de no vivir en la CAV me impide hacer un balance general y fundamentado de mi experiencia como ciudadano de la CAV a lo largo de la pasada legislatura. Con lo que no reúno los requisitos necesarios -no ya legal, sino políticamente- para votar.

La mía es una mirada exterior y circunscrita a aspectos muy parciales. No sirve. Supongo que no descubro ningún secreto si digo que a mí, en particular, no me ha ido nada mal en Euskadi durante los últimos cuatro años, en la medida en que la radio y la televisión públicas vascas me han tenido de comentarista habitual, me han dejado decir lo que me ha dado la gana y me han pagado por ello. Pero no soy tan cutre como para hacer un balance político con pretensiones globales basándome en eso. Es más: precisamente en la medida en que tal implicación personal existe, he de fiarme menos de los juicios que me salen de manera espontánea. La espontaneidad es muy interesada.

Añado a ello otro aspecto subjetivo que me tengo detectado desde hace décadas: cuando estoy instalado fuera de Euskadi (en Madrid, la mayor parte del tiempo), tiendo a simpatizar más con el nacionalismo vasco. Es una reacción que me suscitan las acusaciones estrafalarias y disparatadas que oigo contra él a mi alrededor. Sin embargo, cuando paso un cierto tiempo en mi tierra natal, me voy cabreando más y más con el nacionalismo, o por lo menos con sus sectores más proclives a la autosatisfacción nacional y al ombliguismo. (Se ve que lo mío es la inadaptación al medio).

Sabiendo eso, he de repasar con doble escepticismo cuanto me brota de forma espontánea de las vísceras, puesto que ahora mismo resido en Madrid.

Todo lo cual no quiere decir que no tenga opinión ni preferencia alguna por lo que pueda suceder en las urnas vascas el próximo domingo.

El punto que más rifirrafes me crea con alguna gente próxima es el que se refiere a la posibilidad (o a la no imposibilidad, si se prefiere) de que el PSE-PSOE consiguiera un ascenso electoral tan importante que pudiera resultar viable un gobierno de coalición PNV-EA-PSE.

Quienes valoran de manera positiva esa eventualidad no lo hacen necesariamente porque sientan una viva simpatía por el PSE -ni por el tándem PNV-EA- sino, muy a menudo, porque piensan que una alianza como ésa ayudaría a propiciar soluciones de integración a los diversos conflictos que atenazan Euskadi.

Yo no lo creo. Me baso para ello en la experiencia: los nacionalistas moderados y el PSOE ya gobernaron juntos, y eso sólo sirvió para que aflorara lo peor que tienen los unos y los otros por separado. Estoy de acuerdo en que conviene que se produzca en Euskadi un diálogo constructivo entre los partidos que defienden la autodeterminación y los que la rechazan, y sé que el PSE es una pieza fundamental para tal diálogo, pero considero que ése es un asunto que ni tiene por qué condicionar ni conviene que condicione la formación del próximo Gobierno vasco.

Para lo cual, y puestos a expresar preferencias, no tengo nada en contra de que el PSE mejore posiciones a costa del PP. Pero discretamente, y a costa de nadie más.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (14 de abril de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/04/14 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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