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1994/05/28 07:00:00 GMT+2

¿Por quién doblan las campañas?

Se supone que las campañas electorales sirven para que la ciudadanía conozca qué pretende cada candidatura.

Se supone. Pero se supone mal. Es justo al revés.

Los partidos políticos, como los hombres, no se definen por lo que dicen, sino por lo que hacen. Y eso es algo que no se dirime en quince días, sino a lo largo de todo el año. De todos los años. Y no se decide con coloridos carteles, spots con musiquitas ramplonas, promesas etéreas, berridos mitineros y consignas más o menos ingeniosas, sino con resultados prácticos.

Tenemos todos, a estas alturas, información más que suficiente sobre el PSOE, el PP, Izquierda Unida, CiU, el PNV y todos los demás. Y quien no la tenga es o porque no se entera, o porque no le interesa enterarse, o porque la sesera no le da para más: nada que pueda remediarse en una quincena. Si durante meses y meses le han pasado por delante toneladas de hechos de todo tipo -errores y aciertos, análisis lúcidos y pavadas descomunales, muestras de obvia honradez y sinvergonzadas como castillos- sin que él haya sido capaz de sacar conclusiones, es que su empanada no tiene remedio.

El objetivo real de las campañas electorales no es que la ciudadanía se entere de qué son o dejan de ser los partidos, sino conseguir que el personal se obnubile y olvide lo que ya sabe.

Claro que no es igual para todos. El interés de cada partido por las campañas electorales es, de hecho, directamente proporcional al volumen de lo que necesita que olviden los electores, o sea, de lo que debe disfrazar ante ellos. Por eso los dirigentes del PSOE cifran tantas esperanzas en la campaña, y por eso también los de IU la afrontan con tanta prevención.

La cantidad de dinero que se funden es otra señal de lo mismo. No me dirán ustedes que el PSOE se va a pulir todo lo que la Ley le permite -si es que no más- porque necesita darse a conocer. Tampoco se lo va a gastar, como pretende, para que nos enteremos de su programa europeo. Primero, porque el grueso del presupuesto no proyecta dedicarlo a nada que permita demasiadas explicaciones (piensa gastar 180 millones en vallas, banderolas y carteles; 125 en anuncios en prensa y radio; 110 en actos y mítines... y tan sólo 75 en dípticos, programas y folletos). Y segundo, porque tampoco tiene gran cosa que explicar: su programa para el futuro europeo consiste básicamente en seguir haciendo lo mismo que hasta ahora.

Observo la próxima quincena con desaliento. ¿Conseguirán que el personal se olvide de cómo son en realidad? Sería penoso.

Si de mí dependiera, prohibiría las campañas electorales. Y, en vez de una jornada de reflexión, haría que hubiera quince.

Porque aquí lo que falta es reflexión. Los partidos ya han dicho -y hecho- demasiado.

Javier Ortiz. El Mundo (28 de mayo de 1994). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de mayo de 2012.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1994/05/28 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: elecciones política españa el_mundo 1994 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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