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2004/09/02 06:00:00 GMT+2

Por culpa de Iberia

Los noticiarios de ayer tenían un aspecto apocalíptico: Rusia, Israel, Irak, Nepal... Secuestros, actos suicidas, bombas, degollaciones... Y la parte de la Naturaleza: huracanes, ciclones y no se cuántos desastres más. Incluso, en el colmo del horror, también unas declaraciones de Acebes.

Según oía todas esas cosas en alguna de las infinitas horas que pasé entre los aeropuertos de Barajas y Sondika -es pasmosa la variedad de métodos que tiene Iberia para cagarla-, la reacción que me salía instintivamente del alma era la elemental: apuntarme al «cómo está el mundo», «dónde vamos a ir a parar», etcétera.

Tan espontánea y automática era esa conclusión que al momento me di cuenta de que no podía ser la correcta. Por aplicación de una regla elemental: los grandes medios nunca te proporcionan los datos de la realidad de modo que puedas sacar las lecciones críticas adecuadas.

Me dediqué entonces a pensar por mi cuenta y riesgo. Y me dije: «¿Dos periodistas franceses amenazados de muerte? Vaya por Dios. ¿Y dónde está la importancia específica de ese hecho? Amenazadas, en este momento, hay millones y millones de personas en el mundo: rehenes de sus explotadores, víctimas del hambre, fugitivas de guerras ignotas... Cientos de ellas perderán la vida hoy mismo, sin duda. ¿Por qué se supone que debo prestar atención especial al drama particular de estos dos hombres? ¿Porque son periodistas? ¿Porque son franceses? ¿Por ambas cosas?»

Y empecé a sacar conclusiones: «A éstos dos los han secuestrado porque saben que somos de un insufrible eurocentrismo elitista. Si valoráramos por igual la vida de todas las personas, no les habrían puesto la mano encima. Los han secuestrado por la misma razón que en otros países secuestran a los hijos de los millonarios.»

La reflexión tenía ya marcados sus pasos. Seguí preguntándome por qué hay en el mundo gente que se busca modos tan crueles de llamar la atención o de hacerse valer. Y me dije que la respuesta, una vez más, no está ni en Palestina, ni en Rusia, ni en Irak. Está en el Primer Mundo. Aquí. O en Washington, que para los efectos es lo mismo.

Conclusión final: «Si tienes a alguien cogido por el cuello tiempo y más tiempo, no te sorprenda si acaba dándote una patada en los huevos. Aunque sea un sistema de ataque expresamente prohibido por las reglas del boxeo.»

Y todo esto, por culpa de Iberia.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (2 de septiembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 26 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/09/02 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2004 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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