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2009/05/12 06:00:00 GMT+2

Perdonen: aquí, un radical

Ahora se llama «radical» a todo lo que tiene aspecto de desaforado, burro e intolerante, a nada que parezca relacionado con el gremio de la política.

Si unos cuantos queman en Girona fotos de los reyes, no tarda nada en aparecer alguna autoridad que nos hace saber que ha sido cosa de «radicales». Si otros incendian un autobús o un cajero automático en Euskadi, rápidamente nos los identifican como «radicales». Si se intenta catalogar a los islamistas dispuestos a cargarse a cualquier viandante de Occidente para distinguirlos de sus correligionarios pacíficos, se les llama «radicales» y ya está.

El asunto me repatea por dos motivos.

Primero, porque «radical», en rigor, es aquel que apunta a la raíz de las cosas, sin irse por las ramas. El Diccionario de la Academia define así el término, en tanto que sustantivo: «Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático.»

Segundo, porque se habla de lo radical como lo opuesto a lo apacible, lo moderado y lo tolerante. Sin embargo, muchos de quienes son tenidos por moderados no tienen nada de estupendos. Por poner un ejemplo: nadie calificaría al rey de Marruecos de «radical»; sin embargo, vaya pieza. Otro ejemplo: ¿son «radicales» las Fuerzas Armadas de EEUU destacadas en Irak? No he oído a nadie que las tilde de tales. Pero ¿no sería un pelín excesivo presentarlas como tolerantes?

Al final, y aunque lo hagan sin pretenderlo, cuando hablan de «radical» parten del sobreentendido de que un radical es, por fuerza, alguien que se expresa desde fuera del sistema constituido, sin respetar las componendas pactadas por la gente de orden.

Pues bien: si de eso se trata, me declaro radical. Aspiro a ir a la raíz de lo que nos pasa. Y estoy dispuesto a defender «reformas extremas, especialmente en sentido democrático.»

Perdonen: aquí, un radical. 26 de septiembre de 2007. Primera columna en el diario Público.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2009/05/12 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: público radical 2007 dedo | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (0)

Comentarios

Ane, permíteme el juego: Este fue el mensaje que le dejé tras este artículo y su fichaje por Público. Me gustaría que quedara también en el remake.

Le echo mucho de menos.

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Su mudanza de papel es sin duda positiva. Los radicales suelen encontrar mejor acomodo en osados viajes de aventuras como el que hoy inicia Público, que en aburguesadas poltronas.

Además, qué caray, está usted mucho más guapo en esa foto a color, que en el dibujillo que tenía antes como careto, que no le hacía justicia. De verdad: se conserva usted muy joven. En todos los sentidos.

Sobre el periódico... no sé. No sé si me gusta ese espectacular diseño, o si acabará pasándole factura por el aspecto de poca seriedad. Sin duda, es arriesgado e impactante. También tiene su miga lo de la "portada trasera" para los deportes. Aunque luego la sección no responde ni en cantidad ni en calidad a lo que uno se espera ante tamaña apuesta "contraportadil".

El contenido me parece bueno, en general. Me ha gustado la concepción de las páginas especiales de lanzamiento, con eso de los principios de la cabecera, las fotos, y unos textillos breves. Se nota que hay talento en la casa para hacer cosas chulas.

¿Lo mejor? Los columnistas. Sobre todo el mío de cabecera.

Salud, república y muchas codas.

Escrito por: Óscar.2009/05/13 00:59:48.341000 GMT+2

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