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2005/06/25 06:00:00 GMT+2

No lo sé

En el actual momento político -estoy pensando sobre todo en el vasco, pero podría hacer extensiva la reflexión al conjunto español- hay no pocas situaciones que suscitan en la misma persona, o en el mismo grupo, respuestas que casan mal entre sí.

No me hace particularmente feliz constatarlo, pero compruebo que yo mismo soy un ejemplo de ello.

Releo la columna que hoy me publica El Mundo y pienso que muchos deducirán que estoy sacando la cara por Zapatero. Y tendrán razón. Pero, ¿qué podría hacer, en un momento en que se han lanzado a por él, reunidos en santa alianza, los carcas de todos los colores y todas las siglas? Zapatero es un desastre, un mar de indecisiones, «un político sin columna vertebral», como decía de él Xabier Arzalluz. Es verdad: no tiene espinazo. Lo prueba manteniendo como ministro de Defensa al zascandil de Bono, que no para de tirarle zancadillas, y dando barra libre a sus ministros de Interior y Justicia, que se empeñan en hacer doctrina todos los días por su cuenta y riesgo.

Por mi gusto, lo pondría a caldo. ¡Vaya que sí lo haría! Y las ganas que tengo. Pero con ello no conseguiría otra cosa que contribuir a la campaña de descrédito que tienen emprendida contra él. Una campaña que, de triunfar, dejaría la vía expedita a los que están deseando el regreso a lo que ya tenemos más que visto en el pasado, con el PSOE y el PP en plan «tanto monta monta tanto». ¿Cómo darle la caña que se merece por muchísimos conceptos sin convertirse en aliado objetivo de Aznar, Acebes, Rouco, Vázquez, Bono et alii?

No lo sé.

En el caso de Euskadi, la peor de las contradicciones la plantean también los así llamados «socialistas», incluido el insustancial de Patxi López, que es capaz de defender cada cosa y su contrario en el plazo de pocas horas (y de hacerlo mal en ambos casos, lo que es aún peor). Él y los suyos son una banda de impresentables, con una trayectoria política en la que los chanchullos y el terrorismo de Estado se funden en inextricable amalgama. Sus actuales bandazos políticos resultan patéticos: lo mismo dicen que hay que buscar la paz mediante el diálogo «entre todos» que afirman oponerse «por principio» a que haya foros de debate que no tengan su sede en el Parlamento (como si la llamada Mesa de Ajuria Enea no hubiera sido exactamente eso: un foro situado fuera del Parlamento). ¿Con qué narices puede pretenderse partidario del diálogo quien se niega a hablar con un partido que representa a algo así como el 15% del electorado y cuya ilegalización es rechazada no sólo por la mayoría de la sociedad vasca, según reciente sondeo del CIS, sino incluso por el propio Estado francés, en cuyo territorio Batasuna sigue siendo legal? Pero, sobre todo, ¿con quién quiere dialogar, si excluye al oponente?

Es como para mandarlos a hacer gárgaras. Pero, a la vez, ¿cómo llevar adelante en Euskadi un proceso de normalización política en el que no participe algún partido españolista? Y no parece que el PP esté por la labor, precisamente...

Soy consciente de que lo que más desea el PSE-PSOE es retornar a los tiempos del diario cambalache con el PNV, en el que ambos partidos se repartían las prebendas del Gobierno vasco («hoy por ti, mañana por mí»), y sé que esa perspectiva es cualquier cosa menos halagüeña, pero ¿cómo atraer a los socialistas vascos a la tarea de la pacificación y la normalización sin hacer el juego a sus ambiciones y sin hacérselo también a quienes desde dentro del PNV persiguen más o menos lo mismo?

Tampoco lo sé.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (25 de junio de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 21 de octubre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/06/25 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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