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2005/11/02 06:00:00 GMT+1

Nacionalismo patriarcal

Los nacionalistas españoles se están comportando como esos tipos, tan característicos, que se muestran dóciles y sumisos en su empresa, besando el suelo que pisa su patrón («Sí, don Miguel», «Por supuesto, don Miguel», «Faltaría más, don Miguel», «Ahora mismo, don Miguel»), y que, cuando vuelven a casa, la emprenden a gritos, cuando no a palos, con su mujer y sus hijos, incapaces de avenirse a tratarlos como personas libres e iguales. Los nacionalistas españoles lo admiten todo, hasta lo más injusto, cuando les llega de Washington o de Bruselas -a eso lo llaman «realismo»-, pero enrojecen de ira cuando vascos y catalanes reivindican sus derechos. En tal caso, lo primero que se les viene a la boca es un rotundo «¿Pero qué se habrán creído éstos?»

Acabo de oír la última gracia que se les ha ocurrido: especulan con la posibilidad de cambiar la Ley Electoral, de modo que Cataluña no tenga tanta representación (y, por consiguiente, tanta influencia) en el Parlamento de Madrid. Lo argumentan diciendo que «esa región» está sobrerrepresentada, porque cuenta con más diputados de los que le corresponderían de tomarse como referencia exclusiva su porcentaje de población sobre el total español. (Nótese que nunca han considerado intolerable la muy notable sobrerrepresentación parlamentaria de la que gozan las provincias menos pobladas, que son también las más derechistas. Lo que les inquieta no es la sobrerrepresentación: sólo reparan en ella cuando les parece que potencia el nacionalismo «periférico».)

La representación parlamentaria de las diferentes comunidades autónomas es acorde con su peso demográfico, aunque ajustado a la organización territorial del Estado llamado «de las autonomías». De aceptarse los cambios en la legislación electoral que sugieren los nacionalistas españoles más radicales, se liquidarían las bases mismas del Estado autonómico. En su afán por evitar que los estatutos de autonomía vayan a más, lo que están proponiendo es que vayan a menos.

Si a uno le toca nacer y crecer en el seno de una familia agarrotada por la típica dictadura patriarcal, lo más probable es que cobre en él con fuerza creciente la idea de salir por piernas a la primera de cambio.

Yo nunca he sido independentista. Pero dos no se llevan bien si uno no quiere. Si los nacionalistas españoles se empeñan en amargarnos la vida a catalanes y vascos con el entusiasmo que están poniendo últimamente en ello -ya veremos qué hacen con los gallegos-, tampoco se extrañe nadie si la mayoría de los catalanes y de los vascos, incluyendo a muchos que nunca hemos sido independentistas, empezamos a plantearnos seriamente cómo conseguir que dejen de tocarnos las narices.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (2 de noviembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 21 de octubre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/02 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: españolismo apuntes cataluña euskal_herria 2005 euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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