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2004/04/30 06:00:00 GMT+2

Lo diferente no es igual

La ministra de Cultura, Carmen Calvo (*), ha anunciado su intención de rebajar del 16% al 4% el IVA aplicado a la producción musical, discos incluidos.

Hay dudas de que pueda hacerlo, porque la normativa europea sobre el IVA deja escaso margen de libertad a los estados miembros. Pero, con independencia de lo que finalmente pueda hacer, cabe discutir sobre si lo que dice que quiere hacer está bien, mal o regular.

Muchos supuestos amigos de la cultura -muchos que hacen su fortuna gracias a la mal pagada aportación de los demás a la cultura- se han declarado alborozados. No me extraña.

La producción musical es sólo en parte un fenómeno cultural, en sentido estricto. El grueso de la industria del disco -que es con diferencia la que más dinero mueve dentro del sector- está en manos de grandes consorcios multinacionales que trabajan con criterios semejantes a los manejados por los fabricantes de automóviles, de detergentes o de ordenadores. Sus beneficios responden a factores parejos.

Por lo general, ni siquiera son firmas propiamente discográficas. Con frecuencia se trata de divisiones de grandes emporios que trabajan en campos muy variados de la actividad económica, no necesariamente circunscritos a la industria del ocio.

¿Qué tiene de cultural el modo en que reparten sus beneficios? El porcentaje que va a parar a los compositores y los intérpretes es ridículo.

¿Qué tienen de culturales los criterios con los que promocionan o condenan al ostracismo a los artistas? Nada: para ellos sólo vale lo que vende, es decir, lo que ellos creen que puede vender, es decir, lo que ya antes ha vendido.

Lo suyo es un top manta elevado a la enésima potencia y con la policía a favor.

Quienes necesitan protección en España no son las multinacionales de la producción musical, que se las arreglan a las mil maravillas sin necesidad de más ayuda, sino los artistas -de casa y foráneos- que no se amoldan disciplinadamente a los parámetros del show business, y las empresas de medio pelo -o peladas del todo-, que se rompen los cuernos para llevar al mercado productos de calidad, cuidados, capaces de recoger las tradiciones más dignas y, a la vez, de innovar. Empresas amantes de la música -las hay, lo juro- que se ven obligadas a competir en la feria del chumpachumpachún en condiciones de bochornosa desigualdad.

¿Ayuda? Claro. Pero para los artistas que la necesitan para no ahogarse en la fosa séptica de un mercado en el que sólo emergen a la superficie los detritus más livianos. No para las multinacionales que fabrican discos como quien enlata cervezas.

Ayuda, sí, pero para las empresas locales dignas. Y no por locales, sino por dignas.

Nada hay tan injusto como tratar igual lo desigual. Y eso es exactamente lo que está proponiendo la ministra.

(*) ¿Sería mucho pedir a mis colegas periodistas que dejen de calificar a todas las nuevas ministras de «flamantes»?

Javier Ortiz. Apuntes del natural (30 de abril de 2004) y El Mundo (1 de mayo de 2004), salvo la última frase, publicada únicamente en el apunte. El título del apunte era Lo distinto no es igual. Subido a "Desde Jamaica" el 23 de mayo de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/04/30 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: carmen_calvo música piratería apuntes iva zapaterismo psoe cultura 2004 el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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