Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

2005/01/07 06:00:00 GMT+1

Haciendo la Pascua

«¡Cuánto penar para morirse uno!», escribió, ya umbrío por la pena, casi bruno, el bueno de Miguel Hernández.

Se me viene a la cabeza el deprimente endecasílabo del oriolano pensando en las vueltas y revueltas que ha dado nuestra Historia para acabar volviendo a una de sus más tristes estaciones de paso: a aquel «¡Antes una España roja que una España rota!», de hace casi 70 años.

Dice el ministro de Defensa, José Bono, que España es «una de las naciones más antiguas del planeta». Y lo ilustra señalando que en 1782, fecha del primer acto de la Pascua Militar española, «no existían Canadá, ni Italia, Ni Brasil, ni Alemania. Ni siquiera los Estados Unidos de América habían sido reconocidos. Sin embargo, España ya había conocido, desde los Reyes Católicos, 10 reyes».

Visión singular la de Bono. Porque la España a la que alude abarcaba una población y ocupaba un territorio muy distintos de los actuales. Serviría mejor su argumento para defender la idea de que España se mantiene incólume por muchas tierras y muchas poblaciones que se le desgajen. Lo cual podría servir para quitar importancia a las posiciones separatistas, pero no para lo contrario.

La entidad a la que Bono hace referencia no es la nación española, sino el Estado español. Una nación no experimenta los vaivenes que ha sufrido España desde hace cinco siglos. No pasa de extenderse por el mundo entero y sumar cientos de millones de habitantes a esto de ahora. Esas convulsiones las padecen los estados, no las naciones, si nos atenemos al concepto moderno de nación.

La prueba palmaria de que la nación española presenta problemas importantes de conformación nos la proporciona el hecho mismo de que una parte notable de las gentes nacidas en su territorio no se identifica con ella.

«Euskadi y Cataluña gozan de una autonomía mucho más amplia que ninguna otra región de ningún otro Estado del mundo», se quejan. «Les des lo que les des, siempre piden más. Los nacionalistas vascos y catalanes son insaciables». ¿Sí? ¿Y por qué creen que sucede tal cosa? ¿Tal vez por alguna extraña malformación genética extendida por las áreas periféricas? ¿No será más bien porque no se avienen a que alguien les dé o les niegue -les administre: tutele, en suma- unas libertades que consideran propias?

Lo que más me preocupa del discurso de Bono en el acto de la Pascua Militar no es que afrontara un expediente político tan complejo con argumentos traídos por los pelos. Lo que me inquieta es que Rodríguez Zapatero deje en manos de su ministro de Defensa la teorización de esos asuntos, y que le permita hacerlo en actos que se supone dedicados a asuntos estrictamente castrenses.

A no ser que piensen que éste es un asunto estrictamente castrense.

Lo que nos devolvería a los planteamientos que se estilaban hace algo así como 70 años. (Que es el punto por el que he empezado estas líneas.)

Javier Ortiz. Apuntes del natural (7 de enero de 2005) y El Mundo (8 de enero de 2005). Hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 5 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/07 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: españa cataluña nacionalismo zapaterismo miguel_hernández zapatero bono 2005 constitución euskal_herria euskadi estado el_mundo apuntes | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)