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2005/12/06 06:00:00 GMT+1

Gloria Lasso, allá por los años 50

¿Sabría José Luis Garci, cuando decidió utilizar la Luna de Miel de Gloria Lasso como tema central de una de sus almibaradas películas, que su apellido y el de la cantante venían unidos por una larga y muy noble tradición, la de los Garci-Lasso de la Vega, entre los que se encontró el fundador de Torrelavega, antecesor del marqués de Santillana, lo mismo que el Garcilaso llamado El Inca, fino poeta, y el posterior y brillantísimo promotor del endecasílabo en la lírica hispana?

Si lo sabía, lo supo mal, porque Gloria Lasso, que ayer murió en México, se llamaba en realidad Rosa Coscolín, y con tal nombre se plantó en este perro mundo allá por 1928 en Vilafranca del Penedés, cerca de Barcelona.

También yo tardé bastante en enterarme de esos orígenes. Durante mis años de infancia donostiarra, entre los 50 y los primeros 60, siempre pensé que Gloria Lasso era en realidad francesa, además de muy amiga de Luis Mariano, el irundarra que triunfaba por entonces en la opereta parisina. Los dos cantaban unas canciones bastante horteras que sonaban mucho por la radio: «Anda, chiquillo, / tira el cigarrillo / y márchate a tu casa, / y deja el aire lánguido / que eres aún muy cándido». O aquello otro de «Con el amor no se juega / ¡ay, canastos! / que es peor, / porque el amor cuando llega / es ¡canastos! / ¡Lo mejor!». A mí no eran esas canciones suyas las que más me gustaban, sino otras, más melódicas y mediterráneas, que grabó en solitario: La luna de miel, desde luego, pero también Buen viaje y, quizá sobre todas, Étranger au paradis, que la catapultó a la fama en Francia. «Y como un extraño iré / por el paraíso azul», decía en la versión hispana.

Enfermera en su juventud y después locutora de Radio Madrid, entró en el mundo de la canción casi por casualidad en 1949, cuando le tocó sustituir a una cantante enferma. Marchó a París en 1954 buscando horizontes más amplios y logró un éxito impresionante, dentro de la línea de «cantante exótica» de marcadísimo acento extranjero que tanto gustaba en la Francia de los 50 y 60. Y allí se mantuvo en primera línea hasta que fue destronada por la egipcia Dalida, todavía más exótica que ella. Fue en aquellos años cuando fijó con acierto su interés en algunos compositores griegos. Al entonces comunista Mikis Theodorakis le dobló su La luna de miel, adaptación muy fiel de una canción del autor de Zorba el Griego llamada originariamente Si te acuerdas de mi sueño. Del genial Manos Hadjidakis tomó prestada su no menos célebre y no menos cinematográfica Los niños de El Pireo.

Cuando vio que su ciclo francés declinaba, cruzó el charco. En México, donde se convirtió en otra gloria de adopción, hizo célebres muchas canciones (Aquellos ojos verdes, Quiéreme siempre y Cachito mío, entre otras).

Mujer atractiva y apasionada, también alcanzó gran notoriedad por sus muchos amores. Se casó un montón de veces -hay quien dice que seis, otros que nueve- y coleccionó un incontable número de amantes.

En 1984 volvió a París, al mítico Olympia, donde recibió el cariñoso homenaje de sus muchos admiradores.

Ayer se marchó desde México a los libros de la Historia con 77 años.

Siempre que desaparece alguien que forma parte de los puntos de referencia de mi vida, recuerdo a mi madre cuando decía, ya camino de los 90 años, que la muerte de la mayoría de sus amigas y conocidas, lo mismo que los muchos cambios experimentados por San Sebastián, la habían ido matando también a ella poco a poco. Que ya sólo vivía una parte de ella.

La entendí muy bien porque -aunque sea aún a muy inferior escasa, por fortuna- también yo voy sintiendo cada vez más esa sensación.

Como decía un amigo, «hoy en día se muere gente que antes no se moría».

Gloria Lasso, por ejemplo.

Ayer repasé mi discoteca. Sólo conservo dos vinilos de ella, de los de 45 r.p.m. En la cara B de uno de ellos aparece su versión cantada de El puente sobre el río Kwai. Qué barbaridad.

Después de repasarlos, hube de ir a lavarme las manos. Los discos estaban sucísimos. A saber desde cuándo no los había ni tocado.

Es lo que tienen los recuerdos.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (6 de diciembre de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 14 de noviembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/12/06 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: música obituario apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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