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2005/08/12 06:00:00 GMT+2

¿Es Blair laborista?

La afirmación tan común según la cual «todos los políticos son iguales» sólo puede explicarse por la ignorancia o el desinterés por la política de quienes se apuntan a esa simpleza. Lo único que tienen en común todos los políticos -profesionales, se entiende- es que se desenvuelven en el mismo campo de actividad.

Más enjundia tiene la cosa, en cambio, si la pretensión de igualdad se ciñe a los dirigentes de los partidos que se turnan en el control del poder del Estado. En ese caso, todo depende del nivel de abstracción en el que se plantee la igualdad. Porque es cierto que esos partidos suelen coincidir en su posición ante casi todos los asuntos de mayor relevancia, que ellos mismos suelen denominar «cuestiones de Estado», reservando sus divergencias para materias de entidad menor.

Hago esta precisión para aclarar que cuando sostengo que el laborista Tony Blair es igual de derechista que muchos políticos derechistas europeos, e incluso más que algunos, no estoy haciendo abstracción de nada. No lo digo porque crea que «todos son iguales», ni siquiera porque piense que todos los paladines del Estado son del estilo, sino porque él, Blair -específica, personalmente-, rivaliza en derechismo con sus teóricos oponentes políticos. En muchísimos terrenos. En casi todos, si es que no en todos.

Se supone que lo que debería caracterizar a un laborista -a un socialista, en versión británica- es su preocupación por las libertades públicas, por los avances sociales, por el papel dinamizador del Estado en la actividad económica, por la paz mundial, por el entendimiento entre los diversos pueblos y las diferentes culturas... Nada más alejado del comportamiento del premier británico. En el plano económico y social, basta con recordar que llegó a hacer tándem con José María Aznar. Es un forofo del neoliberalismo. Se ha convertido también en el principal defensor europeo del recorte de las libertades públicas e individuales, incluyendo iniciativas tan inauditas como la formación de tribunales secretos, el derecho de la autoridad gubernativa a ordenar la deportación de ciudadanos al margen de todo control judicial y la concesión a la policía de la facultad de mantener durante meses en comisaría a los detenidos sin necesidad de formular cargos contra ellos. Y para qué hablar de su posición en lo referente a los problemas de la guerra y la paz, lo mismo que de su hostilidad tardocolonial hacia la cultura islámica. A su lado, Villepin parece un izquierdista.

¿Qué tiene que ver Blair con las señas de identidad históricas del laborismo?

Pero la cuestión más de fondo, para estas alturas, no se refiere ya a la persona de Blair, sino al Partido Laborista, que lo tiene por jefe. Más que dudar del laborismo de Blair, resulta obligado preguntarse cuántos laboristas quedan entre los laboristas.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (12 de agosto de 2005) y El Mundo (13 de agosto de 2005). Hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 19 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/08/12 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: españa francia blair villepin apuntes 2005 reino_unido aznar el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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