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2001/10/01 20:00:00 GMT+2

Entrevista en la revista Elkarri

 

He aquí la larga entrevista con Javier Ortiz que publica el último número (octubre de 2001) de la revista Elkarri, órgano de expresión de la organización pacifista del mismo nombre.


Javier Ortiz: "La confianza en los éxitos policiales alarga el conflicto"

Periodista y subdirector de El Mundo -en estos momentos disfrutando de un permiso de excedencia- es casi la única voz crítica de este periódico, tanto en lo que respecta al conflicto vasco como a otras cuestiones de tipo social. Aunque esta condición le ha acarreado algunas ‘incomodidades' en el entorno mediático de Madrid, los principios le llevan a seguir en la misma línea, "sin esperanza pero con convencimiento".

ELKARRI.- En un artículo reciente criticabas el esquema maniqueo que se está empleando a la hora de abordar la situación creada tras los ataques a EEUU. ¿Cómo lo explicas?

JAVIER ORTIZ.- Es un planteamiento de política exterior que tiene sobre todo una intención de consumo interno. Hay que tener en cuenta que desde el ataque a Texas de Pancho Villa, EEUU jamás había recibido una agresión exterior. Ha participado en todas las guerras habidas y por haber, pero todas han sido en territorio exterior con lo cual la guerra para los estadounidenses siempre ha sido una cosa como de película. En esta ocasión, la conmoción que ha sufrido la opinión pública de EEUU ha sido impresionante, porque por primera vez han visto que las guerras son eso. Que lo que ellos habían hecho en Bagdad, o en Hiroshima o Nagasaki, a muchísima mayor escala, les podría ocurrir a ellos también. Esto les ha llenado de estupor e indignación.

Por otra parte, hay que recordar que la opinión pública de EEUU está acostumbrada a la simplificación del maligno. Hasta hace poco el maligno era el comunismo: había un enemigo claro y ellos se definían muy bien con relación a ese enemigo. Pero tras la caída del muro de Berlín, las cosas no estaban tan definidas; había cosas raras, pero no se sabía muy bien quién era el enemigo. Ahora cuando ha sucedido esta tragedia, venía muy bien crear un nuevo gran maligno para tratar de levantar la moral de la tropa -de la militar y también de la civil. Por tanto, se inventa lo del terrorismo concebido como magma, terrorismo sin adjetivos, como si hubiera una gran internacional del terror. Con esto justificarán la campaña militar, el fuego fatuo, y además, aprovecharán para reforzar planteamientos autoritarios.

ELKARRI.- Sin embargo, esta simplificación no sólo le está sirviendo a EEUU, sino a todos los países de la Unión Europea y de la OTAN, que desde el día siguiente a los ataques cerraron filas en torno a EEUU.

JAVIER ORTIZ.- Ignoro cuál es el coeficiente intelectual de Bush, pero tengo mis sospechas. Pero Blair no es imbécil y sabe que eso no es verdad; que no se trata del bien contra el mal. Ya lo saben, pero Gran Bretaña y Europa están asumiendo estos compromisos con EEUU primero por solidaridad, pero también porque a todos ellos les viene bien este clima de histeria para tomar medidas que en otras circunstancias la ciudadanía no las hubiera tolerado. Por ejemplo, eliminar todo tipo de garantías en materia de extradición, o en materia de interrogatorios, el plazo de incomunicación... es decir, para hacer un recorte general en materia de derechos humanos. Cuantos menos derechos tienen los ciudadanos, más derechos tendrán ellos.

ELKARRI.- ¿Pero crees que los gobiernos europeos no se están dando cuenta de que este tipo de respuesta en clave militar puede generar un caldo de cultivo que multiplique los ataques como los vividos en Nueva York y Washington?

JAVIER ORTIZ.- Es que, lamentablemente en nuestros días, no tenemos grandes estadistas capaces de abordar estas cuestiones de una manera inteligente y con una visión más amplia. En la actualidad, como suele decir Ibarretxe, a la política se dedica lo peor de cada casa. En un mundo en el que las grandes multinacionales dominan todo, donde el centro de poder ya no está en la política sino en los grandes consorcios, la gente con coeficiente intelectual más elevado y con más ambiciones está en los grandes consorcios económicos, no en la política. En la política quedan los chicos de los recados.

ELKARRI.- Sin embargo, en este tipo de decisiones son los políticos los que mandan.

JAVIER ORTIZ.- No, tampoco. Una de las razones por las que Bush moderó el mensaje rápidamente fue porque empezaron a bajar las acciones de las grandes compañías internacionales. Le dijeron que su entusiasmo bélico estaba provocando una reacción económica adversa, y entonces corrigió.

ELKARRI.- ¿En qué crees que acabará esta guerra que nos auguran será "diferente"?

JAVIER ORTIZ.- Para que pueda haber una guerra tiene que haber un enemigo definido, y por ahora no lo hay; tiene que haber dos bandos, y aquí hay un bando. En el otro lo que puede haber son víctimas. Puede haber todo tipo de ejercicios de fuego fatuo que provoquen millones de desplazados y cientos de miles de víctimas pero no resolverán nada, porque el problema seguirá ahí. Si alguien puede atacar las Torres Gemelas así y si una parte de la opinión pública mundial incluso puede alegrarse diciendo "ya era hora de que alguien les diera en el morro", es porque hay un problema de fondo. No es un tema de policías y mucho menos de militares. Lo que hay que hacer es examinar cuáles son los problemas de fondo; es decir, las inmensas desigualdades que existen en el mundo y en particular la política chulesca de Israel en Oriente Medio. Que ha llevado a la desesperación a un montón de gente y que han dicho "de perdidos al río".

ELKARRI.- Unos días después de los ataques se firmó un alto el fuego entre Israel y Palestina, lo cual demuestra que cuando quiere EEUU puede presionar a Israel para avanzar en el proceso de paz. ¿Quiere esto decir que EEUU cambiará su política en Oriente Medio a raíz de este ataque?

JAVIER ORTIZ.- Yo soy pesimista al respecto. Si fueran sensatos lo lógico sería eso, pero no creo que ese sea el camino que seguirán. Ahora lo están haciendo momentáneamente porque a EEUU le interesa atraer a los países árabes moderados a su gran coalición antiterrorista. Es un gesto de cara a la galería para que los gobernantes de los países árabes moderados puedan decir, sobre todo internamente, que EEUU también está haciendo algo para resolver el conflicto árabe-israelí. Pero, a mi modo de ver, lamentablemente es circunstancial y seguirán haciendo lo que han hecho hasta ahora, es decir, apoyando a Israel.

ELKARRI.- En lo que repercute esta crisis a nuestro caso, Aznar ya ha dicho que "espera que la acción concertada caiga también con todo su peso sobre ETA". ¿Cómo crees que puede influir a corto plazo?

JAVIER ORTIZ.- Esto puede derivar a que se refuercen los mecanismos de colaboración internacional en materia de inteligencia o espionaje, que la información entre policías sea mucho más fluida, que se espíe mucho más en otros terrenos (por ejemplo, ya se están reforzando los mecanismos para vigilar los contactos por internet). Y es verdad que estas medidas les pueden dar ciertos resultados policiales. Pero esto mismo puede ser contraproducente porque el hecho de obtener éxitos policiales va a hacer que confíen más en la solución policial, y esto no hará más que alargar el conflicto. Solamente cuando dentro de quince años vean que están en las mismas, entonces a lo mejor se plantean que no es el mejor camino. Pero de momento no les veo nada propicios a hacer ese tipo de planteamientos.

ELKARRI.- La postura que está manteniendo el ejecutivo de Aznar en todo lo relacionado con el País Vasco ha llevado a los responsables del Gobierno Vasco a hablar de "regresión autonómica". ¿Adónde crees que quiere llegar el Gobierno del PP?

JAVIER ORTIZ.- Incluso están planteando que las leyes más importantes de los parlamentos autonómicos tengan que pasar por el Congreso para ser refrendadas. El Gobierno central considera que el Estado ha seguido un movimiento pendular; que pasó de una centralización absoluta de los tiempos del franquismo a un autonomismo excesivo. Y ahora se trataría, según ellos, de buscar el equilibrio. Lo que van a intentar es sencillamente no dar más e incluso arrebatar contenidos a los que ya han concedido, aunque formalmente no quiten nada.

Ellos tienen además la concepción de que en ese movimiento pendular de descentralización se ha perdido la idea de España. Es verdad que el sentimiento de identidad española es el más bajo de Europa, pero no precisamente por la descentralización, sino por otras razones. La mayoría de la población no se siente identificada por ejemplo con la bandera, porque es la bandera de los borbones. Si hubiera sido la tricolor (la republicana) aún, quizás se hubiera tomado más en serio. Es imposible que buena parte de la población española tenga hacia su ejército los mismos sentimientos que en Francia, porque en Francia por lo menos ha ganado dos o tres guerras y aquí sólo ha ganado guerras contra su propio pueblo; ha perdido hasta en Marruecos. Es evidente que la razón por la que no existe un sólido y generalizado sentimiento nacional español, es porque ha sido una nación bastante miedosa.

ELKARRI.- ¿Dirías que las profundas divergencias a la hora de entender el Estado de las Autonomías son muestra de su fracaso?

JAVIER ORTIZ.- A mí me parece que ha sido un churro siempre. En la Transición se juntaron dos grandes tendencias: una tendencia casi confederal, que toma mucha fuerza en la transición, no sólo en Cataluña, Euskadi y Galicia, sino también en el País Valenciano, Baleares, Andalucía, Aragón, Canarias, y que incluía la posibilidad de que algunas partes se separaran. El documento fundacional de la oposición, en el que también estaba el PSOE, defendía el reconocimiento del derecho de autodeterminación. Por el otro lado, estaba un Estado que venía del franquismo -porque el franquismo nunca se derriba sino que se reconvierte- con un ejército que lo que quiere es lo contrario. Entonces, como no se sienten con fuerzas para elegir entre las dos opciones, eligen las dos. Por un lado montan el Estado de las autonomías, pero por el otro, no desmontan el Estado centralizado, con lo cual se superponen. Se crean situaciones realmente grotescas desde el punto de vista administrativo, con consejerías autonómicas presentándose a hacer lo mismo que se presenta la delegación del ministerio correspondiente. Además es un despilfarro enorme, porque crecen las administraciones autonómicas, pero no decrece la central y el número de funcionarios crece hasta el absurdo.

A la vez, el intento de frenar la descentralización que está llevando a cabo el PP coincide con la profundización de la Unión Europea. La UE cada vez tiene más competencias del terreno de los estados. Es curioso que la derecha española sea tan celosa de su poder con respecto a las Comunidades Autónomas, pero totalmente papanatas con respecto a Bruselas. A Bruselas le deja hacer lo que sea, le cede todas las competencias que sea, no le discute ni una sola y lo resumen con esa frase retórica de "hay que hacer más Europa". No hay un estado tan papanatas en toda la Unión Europea: los franceses racanean, los italianos también, por no hablar de Gran Bretaña. España lo cede todo, "lo que diga el jefe", con tal de que le dejen entrar en su club. Es como esos maridos que en el trabajo son sumisos, "lo que diga usted, señor Martínez", pero luego llegan a casa y le dan una bofetada a su mujer.

ELKARRI.- Han pasado veinticinco años desde la transición y hoy las condiciones no son las mismas. ¿No se podría hacer una apuesta más osada para encontrar un nuevo modelo de relaciones que satisficiera a más sectores?

JAVIER ORTIZ.- Tú imagínate que una persona te coge por la calle, te apunta con una pistola y te obliga a acompañarle. Te mete por un camino disparatado, absurdo y de repente os resbaláis y os quedáis agarrados de una ramita y te pregunta: "¿y ahora qué hacemos?", "¡joder -le contestas- yo no quería estar aquí!". En lo que respecta a la situación política pasa lo mismo. ¿Por qué tengo que dar alternativas a una situación a la que he llegado obligado? Yo me niego a ofrecer alternativas, porque así parece que admito los términos que han llevado a esta situación. Yo no quería llegar aquí. ¡Yo qué sé ahora que hacemos! En su día defendía y sigo defendiendo el derecho de autodeterminación.

ELKARRI.- ¿Qué opinión te merecen las propuestas federalistas que se están haciendo en algunos sectores del PSOE?

JAVIER ORTIZ.- El PSOE tiene un lío importante en esta cuestión, porque la gente que está en posiciones más realistas, es gente que a la vez ha estado más implicada en los desastres del felipismo. La mitad de los que ahora dicen cosas sensatas tienen que ver con el GAL. Es una contradicción, porque se supondría que una propuesta de ese tipo tendría que venir de los sectores más renovadores y, sin embargo, está la contradicción de que quienes han hecho esta reflexión son los que están permanentemente en el riesgo de que les digan "pues mira que tú, por lo que hiciste...". Yo al PSOE le veo muy errático, y está haciendo una oposición que es de broma.

ELKARRI.- En Euskadi se acaba de formar el nuevo Gobierno Vasco con la inclusión de IU-EB y ha sido denominado por sus componentes como un gobierno estratégico de cara a la pacificación. ¿Qué opinas al respecto?

JAVIER ORTIZ.- El objetivo principal de Ibarretxe en esta legislatura es la pacificación y la normalización y eso es lo que explica la entrada de IU. Y, por tanto, desde el punto de vista de Ibarretxe creo que es una buena iniciativa porque introduce en el gobierno a una formación no nacionalista, deja de ser monocolor y además introduce lo que los cursis llaman ahora, otra sensibilidad, otra manera de ver la vida. Desde el punto de vista de IU, tengo mis dudas de que hayan hecho bien en entrar, porque eso supone tener que tragar todas las acciones que lleve a cabo ese gobierno. Por ejemplo, llega la Ertzaintza al gaztetxe de Vitoria, organiza la de dios, y es tu Ertzaintza, es la Ertzaintza de tu gobierno. Entonces, ¿cómo desapruebas eso? ¿Te desmarcas, no te desmarcas, qué haces? Es decir, participar en un gobierno de estas características -aunque puede que el Gobierno Vasco sea uno de los gobiernos menos indecentes de Europa- conlleva unas políticas económicas y de orden público que una fuerza realmente de izquierdas no puede aceptar.

ELKARRI.- Pero ese planteamiento puede llevar a la automarginación permanente.

JAVIER ORTIZ.- Sí, y puede ser estupenda. Una fuerza política sólo puede aspirar a tener mucha importancia cuando las fuerzas sociales partidarias tienen mucha importancia. Lo que no puede ser es que llegues a tener mucho poder a base de despachos. Una fuerza de izquierdas lo que tiene que hacer es aumentar su influencia social y tratar de convencer a la gente. Pero si socialmente eres marginal, políticamente sólo puedes ser marginal. Como yo ya sé, en lo que a mí respecta, que mis opiniones son marginales, estoy muy a gusto siendo marginal políticamente. En el caso de IU yo era más partidario de que firmaran un pacto de legislatura dando apoyo en todo lo que se refería a la pacificación, pero luego teniendo las manos libres para poder criticar todo aquello que no le gustase.

ELKARRI.- ¿Crees que en esta legislatura se avanzará sustancialmente en materia de pacificación? ¿Qué valoración haces de la violencia que se vive en nuestro país?

JAVIER ORTIZ.- Yo no soy del género que dice que la violencia es siempre inútil, porque la historia demuestra que muchas veces la violencia ha sido muy útil. Ahora, lo que creo en este caso es que, aparte de ser moralmente reprobable, políticamente es nefasta. El PP hace diez años no era nadie y ha llegado donde ha llegado gracias a ETA. En general, la violencia tiende a acentuarse, cuando los partidarios de esa causa se sienten más incapacitados para conseguir lo que pretenden. Lo que pierde de presencia en la calle por perder fuerza social, quieren recuperarlo a lo bestia. Así, se sigue hablando mucho de ellos y el problema sigue siendo muy agudo. Creo que el asunto está bastante mal por dos razones: por el lado de ETA se ve una falta de realismo patética. Y por otro lado, el PP que está convencido de que resolverán esto por la vía policial. A raíz de la tregua Aznar sintió el aliento de la historia en el cogote y dijo: "¿y si fuera yo el que consiguiera la paz en Euskadi?" y entonces inicialmente avanzó por ahí. Lo que pasa es que cometió un error gravísimo dejando en paralelo dos tácticas: por un lado la de la comunicación con ETA y por otro lado la estrategia de Mayor Oreja, que se dedicó a boicotear todas las posibilidades de éxito del acercamiento y del diálogo.

De todas formas, apoyo todos los intentos que se vayan a hacer en esta dirección. En este sentido, apoyo sin fisuras la Conferencia de Paz que está promoviendo Elkarri y los organizadores saben que me tienen a su disposición para lo que quieran.

ELKARRI.- Muchos vascos residentes en Madrid adoptan una posición beligerante respecto a una solución dialogada. ¿A qué crees que se debe esto?

JAVIER ORTIZ.- Yo creo que hay mucha gente que está muy quemada por las bofetadas que ha recibido del mundo abertzale y se han radicalizado hasta el fanatismo. No es mi caso, yo no he recibido esas bofetadas, entre otras cosas porque he estado muy alejado. Hay que tener en cuenta que yo me fui de Euskadi en 1970, primero al exilio -estuve cinco años en Burdeos y París, el tiempo que tardó en morir Su Excremencia- y luego primero a Barcelona y luego a Madrid. Y cuando volví a San Sebastián, tenía todas mis amistades de aquella época y entonces me encontré con que unos habían evolucionado hacia HB o lo que al principio era EE, otros están en el PC, y otros estaban en el PSOE y yo seguía siendo amigo de todos. Debía ser de las pocas personas en aquella época que tenía amistades en todas partes. A mí nunca me han maltratado ni los unos ni los otros. Luego cuando vine aquí a montar El Mundo del País Vasco, se decía que su línea era como la de HB pero sin violencia -aunque a la gente le cueste creer, viendo cómo es ahora este periódico. Y también tuvimos bastante buena relación con todo el mundo. Yo me fui después de pasar más de un año y sin enemigos. Nunca me he sentido maltratado ni por unos ni por otros. En cambio, otros han recibido muchos palos, los han dado, se han ido encabronando y actualmente están en posiciones inimaginables unos años atrás.

Además, hay que tener en cuenta que el clima político ha cambiado mucho en Madrid y con ello también la percepción de los vascos. Me acuerdo que en la época en la que yo llegué a Madrid te decían "vasco, hombre qué bien" que en realidad tampoco era muy comprensible. Y en cambio ahora tienes que decir "yo soy vasco pero... no llevo metralleta".

ELKARRI.- ¿Qué opinas del nacionalismo?

JAVIER ORTIZ.- Yo soy muy poco nacionalista. Soy sobre todo muy poco nacionalista español. El nacionalismo español lamentablemente siempre ha estado asociado a la Guardia Civil, a la pandereta y a una serie de símbolos que me repateaban. En general soy muy hostil a los nacionalismos de gran potencia, al nacionalismo del que manda. Entiendo mucho mejor el nacionalismo del oprimido, aunque tampoco participo de él. Yo soy partidario de la libertad de Euskadi y de su derecho a la autodeterminación, pero si se votara en referéndum, yo votaría por seguir unido a España, porque me siento cómodo en España. Por otra parte, también es cierto que dadas mis posiciones tengo muchas más amistades entre los nacionalismos denominados periféricos que en el lado de los nacionalistas españoles. Además, como periodista siempre he creído que había que hablar de aquello de lo que los demás no hablan. Porque para criticar los aspectos negativos del nacionalismo vasco y del catalán hay tal cantidad de candidatos, que incluso habiendo cosas que no me gustan de estos nacionalismos, no me veo en la obligación de criticarlos porque ya se ha hablado sobradamente de ello. En cambio, hay tan pocos que critiquen al nacionalismo español, que me veo en la obligación de hacerlo.

ELKARRI.- ¿Cómo llevas el hecho de estar continuamente opinando a contracorriente?

JAVIER ORTIZ.- Yo tengo una maldición y es que tengo principios. Es una carga enorme que me ha llevado a recibir una cantidad de bofetadas impresionante: pierdo trabajos, me tengo que ir de sitios, me echan, no te cuento económicamente lo rentable que me resulta... Por ejemplo, he sido expulsado de tertulias radiofónicas -la tertulia de Luis Del Olmo- por hacer cosas tan radicalmente izquierdistas como defender a Setién. Pero no por defenderle en el sentido de decir que tenía razón o dejaba de tenerla, sino por defenderle de la acusación de ser cómplice de ETA. Ése es el nivel en Madrid. Pero el problema es que yo ya soy muy mayor para cambiar. No voy a transigir ahora con una serie de cosas con las que no he transigido los últimos cuarenta años. Y además no sería feliz, me sentiría de lo más desgraciado.

ELKARRI.- ¿Qué pasa con la opinión pública española? ¿Por qué le cuesta tanto entender cuestiones que aquí nos parecen de sentido común?

JAVIER ORTIZ.- El grado de radicalidad de algunas ideas depende del punto de vista desde donde se analizan esas ideas. Este Estado ha hecho un desplazamiento significativo hacia la derecha si lo comparamos con los años de la transición, y ahora cualquier cosa les parece radical. Vázquez Montalbán lo explicaba muy graciosamente: "yo siempre he sido socialdemócrata. Lo que pasa es que en los 60 los más radicales me llamaban derechista y ahora todo el mundo se piensa que soy muy de izquierdas. Pero yo no he cambiado, ha cambiado la sociedad".

Los medios de comunicación han seguido una relación de ida y vuelta con la sociedad; es decir, en parte han contribuido a que la sociedad se derechizara y en la medida en que la sociedad se derechizaba, se veían en la obligación de derechizarse más para seguir vendiendo.

De todas formas, la sociedad española ha sido siempre una sociedad conservadora, miedosa. Es una sociedad que vive ante el terror de que cualquier cambio siempre pueda ser a peor. Es una sociedad temerosa del futuro, y que se aferra a lo que tiene. ¿Por qué en España se cambia de gobierno solamente cuando el gobierno que está se hunde solo? Se vota al de recambio cuando éste parece tener un valor más seguro del que está.

ELKARRI.- ¿Cómo valoras como periodista la reciente fusión de Prensa Española y Grupo Correo (Vocento)?

JAVIER ORTIZ.- Esto forma parte de un proceso, por un lado inevitable, por otro lado abominable, que es la concentración de los medios de comunicación. Es algo que se está produciendo en todo el mundo y está acabando con la libertad de expresión. El argumento de los que impulsan estos procesos es decir que "se aprovechan las sinergias" y en realidad lo que se está haciendo es crear unos holdings que tienen varios periódicos, cadenas de televisión, radios, editoriales de libros y también negocios en los campos más diversos... con lo cual una conclusión directa es que no se puede escribir casi de nada porque los periódicos tienen cada vez las manos más atadas. Antes un periódico importante podía hablar de lo que fuera, incluso podía permitirse declararle la guerra al Gobierno, como hizo en su día El Mundo. Hoy en día no puede criticar nada, porque el periódico está ligado a intereses empresariales. Además, depende del gobierno correspondiente para renovar las licencias necesarias; dependen cada vez más de la publicidad institucional y la que no es institucional es de empresas tan importantes como un ministerio, como El Corte Inglés o la Renault. Hay una frase que antes la solía decir en broma y ahora la digo en serio y es que "un periódico sólo se escribe en los huecos que deja libre la publicidad". En realidad, lo importante es la publicidad. Lo otro está para reforzar la publicidad y para que les podamos decir a los anunciantes que nuestros lectores tienen cada vez un mayor poder adquisitivo, que es lo que le interesa al anunciante. Cosa que por otra parte hace inevitable que todos los medios vayan hacia la derecha, porque la izquierda tiene poco poder adquisitivo y le interesa poco a la publicidad.

ELKARRI.- Hace más de un año que cogiste una excedencia de tu cargo de subdirector de El Mundo. Ahora, además de escribir un par de columnas semanales, te dedicas sobre todo a tu página web. ¿Cómo valorarías esta nueva experiencia?

JAVIER ORTIZ.- Ha sido buenísima. Por un lado a mí me ha venido muy bien porque desde que dejé el periódico corría el peligro de hacer un trabajo indisciplinado, y quise ponerme la prueba de tener una tarea fija todos los días. Si la consultas de vez en cuando verás que está actualizada a las horas más increíbles, a las siete, a las ocho de la mañana y eso me obliga también a llevar una vida sana, porque me impide ir de juerga. Aunque puede parecer muy dependiente, a mí me gusta mucho escribir y no me pesa. Suelo decir de broma que escribir es, de las cosas que se hacen en posición vertical, la que más me gusta. Además, la página me ha permitido conocer a muchísima gente estupenda de todas partes que participan en el foro de debate. Luego cuando voy a dar una conferencia a algún sitio, se me presentan, se conocen entre ellos y algunos incluso ya se han convertido en pandilla. La verdad es que internet ofrece posibilidades fantásticas.

ELKARRI.- Recientemente has publicado un libro que recoge algunas de las reflexiones que has ido escribiendo en esta página, bajo el título de "Diario de un resentido social". ¿Qué puede hacer un periodista resentido, en un mundo que cada vez le gusta menos?

JAVIER ORTIZ.- Lo más interesante y lo más reconfortante del pensamiento crítico es la gente que se conoce y que está en posiciones semejantes. Normalmente es gente estupenda, con la que te lo pasas en grande, y que te aporta muchísimo. Es la idea del viaje a Itaca. Itaca no existe, pero viajando, en el esfuerzo por llegar, conoces gente estupenda, te pones a prueba a ti mismo, ayudas, te ayudan... no somos muchos los que tenemos una actitud crítica con la realidad, pero tampoco somos tan pocos. Y entre los que somos, vale la pena hacer el viaje. Hay un libro de poemas de Ángel González que es muy bueno y que lleva como título "sin esperanza, con convencimiento", me parece casi un lema para la vida. No hacer las cosas porque esperes conseguir nada, sino porque estás convencido de que hay que hacerlo.

ELKARRI.- Entre tus planes de futuro entra el de escribir un libro sobre el lehendakari Juan José Ibarretxe.

JAVIER ORTIZ.- Este hombre puede ser un personaje decisivo en la historia de Euskadi y de España y fuera de aquí nadie lo conoce. La impresión que tengo es que en Euskadi buena parte de la población ha llegado a una conclusión que yo la expreso de una manera un poco cómica: Ibarretxe es la persona a la que le comprarías un coche de segunda mano. Piensas que si le compras un coche de segunda mano te va a decir: "oye la batería está bastante fastidiada, la rueda de repuesto está lisa...", te va a decir la verdad. Entonces, como la mayoría de los políticos -por no decir la casi totalidad- es gente a la que no le comprarías un coche de segunda mano, esta característica suya hace que sea una persona que llama la atención. Eso ha hecho incluso que mucha gente que no es del PNV, ni simpatiza con el PNV le haya votado. Y fuera de aquí, en el Estado la idea que hay sobre él es que es una persona curiosa; no despierta la hostilidad que puede crear Arzalluz, ni mucho menos. Y entonces hay interés en saber quién es. Lo que yo voy a hacer es intentar explicárselo. La intención del libro es meramente política. Yo lo que trato de hacer es tender lazos hacia la opinión pública española para que puedan entender, a través de un personaje que no despierta hostilidad, algunas claves del conflicto vasco.

(Octubre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 2 de enero de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/10/01 20:00:00 GMT+2
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