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2001/10/01 06:00:00 GMT+2

«El problema vasco»

Insisten el PP y el PSE-PSOE en que la coalición vasca de gobierno comete un error cuando sostiene que hay «un problema vasco» más allá -o más acá- de ETA. Mayor Oreja dice que «el único problema vasco es ETA» y Redondo Terreros afirma que «no hay ningún problema entre Euskadi y España; el problema es entre unos vascos y otros».

El portavoz del Gobierno vasco, Josu-Jon Imaz, ha replicado que esos planteamientos retrotraen a debates previos al Pacto de Ajuria Enea. Y es que, en efecto, en ese acuerdo se aceptaba la existencia de problemas políticos diferentes de -y en parte enmascarados por- el terrorismo.

La argumentación del PP se basa en una simpleza tan infantil que incluso da no sé qué tener que refutarla. Es obvio que ETA no constituye el único problema que afronta el pueblo vasco. Los tiene por cientos. Que haya un problema mayor que los demás no quiere decir que los otros no existan. El PP podría rechazar el planteamiento del Ejecutivo de Ibarretxe si éste no hubiera admitido que el esfuerzo por poner fin al terrorismo es prioritario. Pero no tiene sentido que se indigne porque trate de afrontar también otros escollos, de la naturaleza que sea.

El planteamiento de Redondo Terreros tiene algo más de enjundia. Según el todavía secretario general de los socialistas vascos -se dice insistentemente que va a dejar el cargo y a marcharse de Euskadi-, el llamado «problema vasco» es exclusivamente interno: nace del hecho de que en la sociedad vasca hay dos culturas diferentes, de las que se derivan diferentes concepciones políticas y sociales, que tienden a enfrentarse. La constatación de ese hecho le lleva a sostener que no hay ningún problema entre Euskadi y el Estado español.

Es un hecho incontestable que el País Vasco integra dos comunidades -la nacionalista vasca y la no nacionalista vasca-, cada una de las cuales presenta rasgos específicos. No es cierto, a cambio, que esas dos comunidades estén condenadas a enfrentarse. Por recurrir al viejo lenguaje de la dialéctica marxo-hegeliana: la existencia de esa diferencia genera una contradicción, pero esa contradicción no tiene por qué ser antagónica. Está demostrado en la práctica: muy buena parte de la comunidad nacionalista vasca tiene perfectamente asumidas las reglas de la convivencia en paz con quienes no comparten ni su ideario ni algunas de sus pautas culturales, del mismo modo que la gran mayoría de quienes se sienten españoles aceptan de buen grado vivir pacíficamente en común con quienes carecen de ese sentimiento.

De hecho, el secreto del buen gobierno de Euskadi está en tener en cuenta las necesidades de las dos comunidades, considerando a todos los ciudadanos y ciudadanas iguales en derechos.

Redondo Terreros se olvida de eso. Porque, si realmente considerara al pueblo vasco como un todo que incluye a las dos comunidades, debería aceptar que ese todo, en buena medida nacionalista, sí tiene problemas de inserción dentro del Estado español. Negarlo significaría tanto como exigir a la comunidad nacionalista que renuncie a sus planteamientos y a sus aspiraciones. No sólo a la comunidad nacionalista, sino también a los sectores no nacionalistas que comparten algunas de las reivindicaciones nacionalistas. Porque esos sectores existen (EB-IU es la expresión política de algunos de ellos). Dicho de otro modo: sólo puede pretender que no hay ningún problema político entre Euskadi y el poder central quien parte de la idea de que la mayoría del pueblo vasco -porque es mayoría, si nos atenemos al resultado de las urnas- debería amoldarse a los planteamientos no ya de la minoría no nacionalista, sino de la minoría anti- nacionalista. Una pretensión no muy democrática, si bien se mira.

No hay un «problema vasco». Hay muchos problemas, todos igual de vascos.

A lo que sí estaría dispuesto yo es a no calificar de «problema vasco» -es decir, de problema exclusivamente vasco- a las dificultades de inserción de Euskadi en España. Porque, en una u otra medida, ese mismo problema lo tienen también otras comunidades. En consideración a ello, probablemente resultaría más correcto hablar de «el problema español».

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (1 de octubre de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 8 de junio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/10/01 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: diario 2001 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (1)

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