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2001/02/20 06:00:00 GMT+1

El pobre Zapatero

A José Luis Rodríguez Zapatero le falta un hervor.

Se le nota en sus declaraciones. No sólo se mete en jardines innecesarios, sino que además, una vez en ellos, se queda quieto y sonriente junto al cartel de Prohibido pisar el césped.

Tiene que aprender a disimular más, a vestir mejor el muñeco, a decir lo mismo sin decir nada, a hacer simpáticas excursiones por los cerros de Úbeda, a no pringarse en nada concreto. Si yo fuera amigo suyo -no es el caso-, le regalaría los Discursos Completos de Felipe González, para que sepa cómo se hace eso.

Aprendería así, por ejemplo, que es un error afirmar, como hizo ayer, que hay que aparcar el debate ideológico sobre la Ley de Extranjería, porque «eso no resuelve los problemas concretos de El Ejido, de Lorca y de las pateras». Un dirigente que se pretende socialista no puede demostrar tan a las claras que no le ve utilidad práctica a los principios y que cree que es posible desarrollar una política ideológicamente neutra.

Por supuesto que González estuvo siempre en ésas. Pero se guardó muy mucho de exponerlo tan crudamente en público. Él soltaba lo de los gatos de Deng Siaoping, ponía cara de picarón y pasaba a otra cosa.

Otro error de principiante: afirmar que está convencido del carácter anticonstitucional de la Ley de Extranjería pero proclamarse dispuesto a no llevar la cuestión de anticonstitucionalidad ante el tribunal competente, siempre que el Gobierno se avenga a discutir con él la aplicación de la norma. Algo así puede hacerlo -y cosas peores también-, pero no decirlo. Porque se arriesga a que todo quisque, desde Llamazares a Pío Cabanillas, lo acuse de oportunismo confeso. Si admite públicamente que considera que esa ley es contraria a la Constitución, ya no puede retroceder: tiene que denunciarla, porque de lo contrario él mismo se confiesa cómplice.

Un error grave más (y ya van tres, en un solo día): no tener en cuenta los desaires del Gobierno -que últimamente han sido varios, y de envergadura- argumentando que no quiere tomarse el asunto como «algo personal». Cuando uno ocupa la cúpula de una organización importante, no puede distinguir entre ofensas «personales» y «no personales». Como decía Vito Corleone, el Padrino, que sabía mucho de estas cosas: «No hay asuntos de negocios y asuntos personales. Los asuntos de negocios son personales». Si Aznar ni siquiera se le pone al teléfono, él está obligado a tomárselo como una ofensa a los casi ocho millones de españoles que representa y montarle una zapatiesta de mucho cuidado, así sea sólo para que la siguiente vez el presidente del Gobierno se lo tenga que pensar dos veces.

Y es que, si uno no se toma en serio a sí mismo, ¿cómo va a lograr que lo tomen en serio los demás?

Javier Ortiz. Diario de un resentido social (20 de febrero de 2001) y El Mundo (21 de febrero de 2001). Subido a "Desde Jamaica" el 24 de febrero de 2011.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2001/02/20 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: el_mundo llamazares diario cabanillas aznarismo zapatero psoe migraciones ddhh aznar 2001 | Permalink | Comentarios (1) | Referencias (1)

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Escrito por: iturri.2011/02/24 22:50:14.210000 GMT+1

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