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1998/07/16 07:00:00 GMT+2

Egin

No sé si la empresa editora de Egin habrá incurrido en actividades delictivas. Cómo podría saberlo. Que Baltasar Garzón así lo crea -o diga que lo cree- no me garantiza nada. He visto a ese juez cambiar de criterio demasiadas veces en asuntos de demasiada trascendencia pública. No sé a qué juega. O sí lo sé, pero no me interesa.

Pide el ministro del Interior que esperemos a conocer todos los datos antes de pronunciarnos. Me parece una demanda razonable, siempre que la información llegue pronta. De lo contrario, estará reclamando de nosotros un acto de fe, y yo hace tiempo que perdí la fe. Sobre todo en los ministros.

De momento, lo único que sé es que han cerrado un diario. Y eso me inquieta. Me inquieta mucho.

Y me inquieta especialmente porque no estoy de acuerdo con la línea editorial de Egin.

Suelo leerlo. Hay muchas cosas en él que me resultan interesantes. Me divierten a menudo los chistes de López & López. Me parecen muy inteligentes las críticas de televisión de Raimundo Fitero. Su sección de Internacional incluye con frecuencia informaciones que no es fácil encontrar en otros medios. Tiene colaboraciones de opinión que me parecen muy apreciables: las del dramaturgo Alfonso Sastre lo son con frecuencia.

Pero lo que más me inquieta del cierre de Egin no es que silencie opiniones que juzgo de valor, sino lo contrario: que acalle voces de las que discrepo de manera muy sustancial.

A ver si consigo explicarme: cuando discuto con alguien, quiero, necesito hacerlo en igualdad de condiciones. Me hace falta que él sea tan libre de exponer sus razones como libre soy yo de exponer las mías. Porque lo contrario es como participar en un combate con alguien que tiene las manos atadas.

Aplaudí ya hace tiempo a Miguel Ángel Rodríguez -por primera y única vez- cuando dijo algo que es muy sencillo, pero también muy importante: «Las ideas no matan». No. Ni siquiera las ideas de quienes defienden a los que matan. El único modo de polemizar con quienes creen que ETA tiene razón -y no todos los que trabajan en Egin lo piensan- es dejándoles exponer sus criterios; no amordazándolos. Si el Estado les impide hablar, no sólo les censura a ellos: también me hunde a mí. Porque entonces yo también estoy obligado a callar. Por elemental honestidad: no soy capaz de discutir con quien no puede contestarme.

Quizá mi idea de la libertad de expresión sea errónea. Pero llevo 30 años peleando por ella, y aplico sus beneficios incluso a quienes me encarcelaron y torturaron para que me callara: algunos pasan hoy por ser gente de bien, y mandan mucho.

Necesito que la voz de Egin sea libre. Para que desde las páginas de ese periódico puedan poner a caldo a quienes quieran. A mí, si se tercia. Y para sentirme libre de ponerles a caldo a ellos.

Quiero oír todas las voces. Todas. También la de Egin.

Javier Ortiz. El Mundo (16 de julio de 1998). Subido a "Desde Jamaica" el 18 de julio de 2010.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1998/07/16 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: periodismo españa 1998 libertad_de_expresión antología baltasar_garzón eta euskal_herria audiencia_nacional egin euskadi ddhh el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (1)

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...a href="http://www.javierortiz.net/jor/jamaica/">Desde Jamaica 2011/07/23 06:00:00 GMT+2 Libertad de expresión Ya que no otras, el cierre de Egin ha tenido la virtud de suscitar un debate público muy interesante sobre la libertad...

Referenciado por: Libertad de expresión - Desde Jamaica 2011/07/19 22:18:41.005000 GMT+2

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