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2004/09/17 06:00:00 GMT+2

Del UHP al YALM

«¡Uníos, hermanos proletarios!». Durante la II República Española, la consigna se convirtió en siglas: UHP.

La solidaridad entre los trabajadores al margen de oficios y de orígenes nunca ha funcionado demasiado, para qué engañarnos. Quedó en triste ridículo ya en 1914, cuando los partidos socialistas europeos votaron los créditos de guerra. Se habían juramentado para declarar la «guerra a la guerra» pero, en cuanto sonó el cornetín, llamaron a los obreros de sus respectivos países a destriparse unos a otros con la misma estupidez con que todos los soldados de todos los estados se han destripado entre sí a lo largo de la Historia.

Ahora ya no se lleva apelar a la solidaridad internacional de los trabajadores ni siquiera a título retórico. Lo que funciona en estos tiempos es el yalm, iniciales de «yo a lo mío».

En Elx, provincia de Alicante, una multitud se dedicó el jueves a destrozar los medios de producción de algunos empresarios asiáticos del calzado, a los que acusan -probablemente con razón- de competir de manera desleal con la industria del pueblo. No sé si lo sucedido será tal como lo oí contar ayer pero, de ser así, qué horror saber que hubo manifestantes que no sólo no se detuvieron, sino que arreciaron su ataque contra una de las naves industriales cuando comprobaron que dentro había trabajadores de origen chino.

No es la primera vez que ocurren hechos semejantes aquí o allá, y supongo que, por desgracia, no será la última. No hace tanto, en una población de la costa mediterránea se produjo una protesta masiva para rechazar las inspecciones de trabajo destinadas a perseguir la contratación ilegal de mano de obra inmigrante. Según los protagonistas de la protesta -que no eran sólo empresarios, ni mucho menos, sino también integrantes del pueblo llano-, esas inspecciones eran inaceptables porque, si se respetara la ley a rajatabla, la pujante prosperidad de la localidad se iría al guano.

Lo de la industria del calzado es parcialmente diferente. Durante años, en las zonas zapateras de la Comunidad Valenciana mucha gente ha vivido del empleo negro y del trabajo a domicilio en condiciones nada envidiables. Pero también en el mantenimiento de ese régimen laboral cutre ha habido sus complicidades. Me contaban que hay pueblos dependientes de la industria del calzado en los que, si uno quiere tener la certeza de que nunca será elegido para ningún cargo público, lo único que tiene que hacer es proclamar que, en caso de resultar electo, combatirá con todas sus energías la economía sumergida.

La propia gente trabajadora se vuelve cómplice de la ilegalidad. La padece y la defiende.

Trabajadores contra trabajadores. Trabajadores contra trabajadoras. Autóctonos contra inmigrantes. Cada uno a lo suyo. Todos contra todos.

Qué bien nos va. No sé qué vamos a hacer con tanto progreso.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (17 de septiembre de 2004) y El Mundo (18 de septiembre de  2004). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 11 de julio de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/09/17 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: preantología españa apuntes el_mundo 2004 trabajo república | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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