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2005/01/11 06:00:00 GMT+1

De Juana

No descarto que José Ignacio de Juana Chaos haya podido cometer nuevos delitos desde el interior de la cárcel. De haber pasado a ETA nombres y circunstancias personales de funcionarios de prisiones, como sostiene hoy algún medio de comunicación, merecería ser castigado por ello. Pero nadie ha aportado esas pruebas y, de hecho, tampoco veo que el juez de la Audiencia Nacional haya retenido esa acusación en el auto que elaboró ayer a la carrera.

Las acusaciones que retiene el magistrado son dos, una por pertenencia a banda armada y otra por amenazas terroristas, que deduce de sendos artículos publicados en Gara el 1 y el 30 de diciembre del año pasado.

Las dos acusaciones están muy traídas por los pelos.

En primer lugar, el juez sabe que no se pertenece a una bandan armada por el mero hecho de mostrarle simpatía. La pertenencia exige alguna forma de organización. Empero, no se han tomado el trabajo de aportar nada que ponga en evidencia que De Juana Chaos está efectivamente integrado ahora mismo en ETA.

El supuesto segundo delito -el de amenazas terroristas vertidas contra la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo- tiene un aire aún más vaporoso. Es obvio que no resulta nada tranquilizador que alguien con un montón de muertos a sus espaldas escriba que llevas camino de acabar mal, pero esa afirmación, considerada en sí misma, no entraña ninguna amenaza. Se puede acabar mal por muchas razones y de modos muy diversos. Y sin que para ello se requiera la intervención personal de quien emitió el augurio.

Pero no afirmo taxativamente que son dos imputaciones de mera circunstancia porque así lo vea yo, según mi personal criterio, sino porque todo el mundo reconoce que lo son. Nadie niega que esas acusaciones contra De Juana Chaos han sido esgrimidas no con intención de asegurar el imperio de la Ley, sino para lograr un fin contrario a lo previsto en ella. A De Juana le correspondía salir en libertad el mes que viene y todos los poderes -el cuarto incluido- se han movilizado para encontrar un subterfugio que lo impidiera. Así lo admiten. Con lo que, a confesión de parte...

Se han quitado de enmedio el asunto como han podido -mal-, pero se les volverá a plantear a la vuelta de la esquina, porque dentro de nada habrá otros presos de ETA en la puerta de la calle y son reclusos sin las ansias calígrafas de De Juana. ¿Qué harán con ellos?

La discusión de fondo que plantea este asunto, de todos modos, es la que sugieren esos titulares de Prensa que dicen que De Juana «sólo» ha cumplido 18 años de cárcel. ¿Cuántos años de condena consideran que serían suficientes para que De Juana pagara la deuda que contrajo con la sociedad? Quienes así se expresan están demostrando que entienden la pena de cárcel como la materialización de una venganza. Pero, si de una venganza se tratara, entonces tampoco bastaría con mantener a De Juana en la cárcel 30 o 40 años.

Sean sinceros y digan la verdad: son partidarios de la pena de muerte. Sólo que no quieren aplicarla en una sola dosis letal. Prefieren hacerlo en 18.250 pequeñas dosis diarias a lo largo de 50 inacabables años.

Son más crueles que los defensores abiertos de la pena capital.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (11 de enero de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 28 de diciembre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/01/11 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: apuntes eta euskal_herria 2005 de_juana euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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