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2007/05/12 07:00:00 GMT+2

Cuatro reyes y un revólver

Me cuentan que se discute bastante -entre los especialistas, claro- sobre si es constitucional o no lo que se está haciendo con las candidaturas de la izquierda abertzale vasca. He leído a un jurista que, tras dejar constancia irritada de media docena de verdades constitucionales de Pero Grullo, afirma: «Sé que no sirve para nada lo que estoy escribiendo». Me ha parecido una buena muestra de la desesperación tranquila, que es el estado de ánimo que a algunos nos suele producir la contemplación diaria de la realidad político-social.

Entiendo que a los enamorados del Derecho les cueste aceptar que el principio constitucional supremo fue el que formuló Al Capone redefiniendo las reglas del póquer: «Cuatro ases pierden contra cuatro reyes y un revólver».

El Poder (con mayúscula) consiste en eso. Todos los poderes, incluyendo el ejecutivo, el legislativo y el judicial, tienen un único nombre: fuerza. No es obligatorio usarla. A veces basta con mostrarla, al modo de Cisneros.

Las cosas son así, pero en último término. Lo cual quiere decir que existen términos previos, que a veces se hacen notar (aunque en España no mucho y sólo de vez en cuando).

Me cuentan que hay no poco nerviosismo en las altas instancias españolas porque podría ser que el Tribunal de Estrasburgo dictaminara, no dentro de mucho, que la Ley de Partidos que rige por aquí no vale y hay que retirarla.

Den ustedes por descontado que nuestras autoridades están haciendo todo lo posible para que tal dictamen no se produzca, pero tampoco es tan sencillo conseguir que los integrantes de un tribunal supranacional -que tienen su prestigio, o eso se creen- hagan como si fueran todos Jiménez de Parga.

Se recuerda del expresidente de nuestro Tribunal Constitucional que introdujo una sesión del alto organismo llamando la atención de los presentes sobre sus deberes para con el Estado, entendido como causa suprema. Pero, para considerar que un asunto es cuestión de Estado y avenirse a sacrificar en su ara cualquier hipotético remilgo o zarandaja, lo primero que se precisa es que uno se sienta -sea- parte de ese Estado. O sea, que viva de él y comprenda la importancia de la máxima romana: lo primero, vivir; después, filosofar. Ahí puede estar la clave: los jueces de Estrasburgo cobran de otra caja.

Lo más deprimente para los que todavía nos movemos animados por tontos principios/prejuicios es la certeza de que quienes tienen capacidad de decisión sobre todos estos asuntos no están reflexionando sobre ellos guiados por la idea fija de hacer justicia, ni mucho menos. Que lo suyo es más bien mirar de reojo a ver quién tiene cuatro reyes, a ver quién cuatro ases, a ver quién un revólver y a ver quién un montón de cartas en la manga y, ya de paso, una cuenta corriente con muchos ceros.

Javier Ortiz. El Mundo (12 de mayo de 2007). Hay también un apunte con el mismo título: Cuatro reyes y un révolver. Subido a "Desde Jamaica" el 23 de junio de 2018.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2007/05/12 07:00:00 GMT+2
Etiquetas: justicia estrasburgo el_mundo ley_de_partidos tribunal_constitucional euskal_herria 2007 españa jiménez_de_parga al_capone euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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