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2005/05/15 06:00:00 GMT+2

Cuando el negocio arrasa

Nunca he ocultado la viva antipatía que siento por el Real Madrid C. F. como institución.

Para mí que se trata de una reacción instintiva de tipo pavloviano. Todos los seguidores del Real Madrid a los que conocí de crío en San Sebastián eran franquistas, de modo que ambas condiciones se me asociaron de modo tan inextricable como -según pude comprobar después, pero ya tarde- parcialmente injusto. De ese modo, me pareció de lo más comprensible la anécdota que, según me relataron, se produjo por aquel entonces en el palco del estadio de Chamartín durante un Madrid-Barça. Se contó que la esposa del presidente madridista, Santiago Bernabéu, le preguntó al presidente del F. C. Barcelona (Agustín Montal, supongo):

-Oiga, dígame: ¿ustedes hablan también catalán en casa, o sólo en la calle, para que no se les entienda?

A lo que el del Barça, tras hacer una pausa para tragar saliva, parece que respondió:

-Ande, no me joda, señora.

Hago esta declaración inicial nada más que para que se vea en qué sentido debe entenderse lo que viene a continuación.

El Barça se proclamó ayer justísimo vencedor de la Liga de la Federación Española de Fútbol, de lo que, por las razones ya expuestas y alguna otra suplementaria, me alegré mucho.

De lo que no me alegré es de cómo se desarrolló la última media hora del partido que le enfrentó al Levante. Sabedores los dos equipos de que, en el caso de empeñarse en ganar, podían salir perdiendo, se dedicaron a perder el tiempo con el mayor de los descaros para que la contienda acabara en empate. Fue un espectáculo penoso. Y un aburrimiento mayúsculo. Un insulto para los espectadores o, por lo menos, para los muchísimos que no éramos seguidores de ninguno de los dos clubes y que estábamos delante de la pantalla del televisor esperando ver a dos equipos compitiendo.

¿Hubiera podido evitarse ese bochorno? Por supuesto que sí. Habría bastado con que la Federación que preside ese genio del fúbol que es Ángel Villar hubiera determinado que los dos partidos de ayer, el Sevilla-Real Madrid y el Levante-Barça, se jugaran al mismo tiempo. Pongamos que hubiera sido así y que el partido de Sevilla se hubiera desarrollado tal cual fue. El Barça no habría tenido más remedio que pelear hasta el último minuto para vencer (puesto que el Madrid fue ganando al Sevilla hasta que, casi al final del encuentro, se produjo el empate).

¿Y por qué no se hizo así, como se hace a escala internacional cuando se producen situaciones semejantes? Porque, en ese caso, la práctica totalidad de los aficionados habría visto por televisión el Levante-Barça, que era gratis, conformándose con saber cómo iba el partido de Sevilla a través de los comentaristas. Con lo cual, Polanco se habría quedado sin los millones de su partido de pago.

Oí anoche a mucha gente que se quejaba del comportamiento de los jugadores del Barça y el Levante. La crítica estaba mal enfocada. Los jugadores se limitaron a sacar partido de una situación que les pusieron en bandeja unos señores que, cuando hay mucho dinero de por medio, se ciscan en el fútbol, en la competición y en sus propias mamás, si se tercia. Gentuza.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (15 de mayo de 2005). Subido a "Desde Jamaica" el 29 de octubre de 2017.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/05/15 06:00:00 GMT+2
Etiquetas: apuntes 2005 | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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