Inicio | Textos de Ortiz | Voces amigas

1999/12/18 07:00:00 GMT+1

Cartas insultantes

¿Qué puede mover a la gente a escribir -y enviar- cartas insultantes?

Ayer recibí una en la que un no muy delicado lector me espetaba: «Permítame que le diga que es usted un sinvergüenza». El hombre estaba indignado porque yo había escrito que Francia y Gran Bretaña se amilanaron en 1938 ante el potencial militar de Hitler. Una tontería, según él, que está convencido de que apoyaron al III Reich para que atacara a la URSS. En su simplificación, se le olvidó el pacto germano soviético. Pero eso es lo de menos: lo curioso es que esa divergencia le llevó a la rotunda conclusión de que soy un sinvergüenza. En concreto. (Y me pide permiso para decírmelo: qué tipo tan singular.)

Otro lector, al que parece que tampoco acabo de convencer del todo, me escribe: «Leo todos sus artículos. Son una gilipollez. Es usted una perfecta calamidad. Una puta calamidad. Es usted una puta mierda». Ya sentado lo cual, se despide cortésmente: «Suyo...». Y firma con su nombre. (Otro que piensa que insultar no debe llevar a perder las formas.)

No tengo la exclusiva, ni mucho menos. Todos los columnistas sabemos que, si tocamos algunos asuntos espinosos, nos toca recibir el correspondiente chorreo. Es imposible criticar al Papa, por ejemplo, sin que un buen puñado de presuntos practicantes de la caridad cristiana se te eche encima dudando de que hayas conocido a tu padre. Y como se te ocurra no condenar el aborto, una legión de Pro Vida te hace saber al punto que todas las formas de existencia son maravillosas, salvo la tuya.

¿Por qué es así alguna gente? Yo, si empiezo a leer un artículo y me parece una bobada -lo que no es infrecuente del todo-, lo abandono a escape. ¡Tengo tan poco tiempo y tantas cosas por hacer! Por supuesto que jamás se me ha ocurrido mandar una carta al autor de una bobada para que sepa que me parece un bobo. ¿Para qué? Si realmente el hombre es bobo, la cosa no tiene remedio. Es absurdo intentar que lo sepa: un bobo, por definición, no puede hacerse consciente de su bobería.

Curiosas cartas éstas, las de los insultos. Es evidente que si alguien te escribe para llamarte tonto es porque piensa que no lo eres del todo, gracias a lo cual confía en amargarte la vida un rato.

Imagino que se trata de alguna forma especial de sadismo. O más bien de sadomasoquismo, porque, para tratar de fastidiarte, ha de jorobarse él previamente, leyendo textos que le repatean.

Quienes se desahogan a mi costa digo yo que deberían admitir, al menos, que les hago un servicio terapéutico. Reconózcanmelo: harán que me sienta útil.

Javier Ortiz. El Mundo (18 de diciembre de 1999). Subido a "Desde Jamaica" el 9 de enero de 2013.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.1999/12/18 07:00:00 GMT+1
Etiquetas: 1999 periodismo preantología columnismo el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

Comentar





Por favor responde a esta pregunta para añadir tu comentario
Color del caballo blanco de Santiago? (todo en minúsculas)