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2005/11/25 06:00:00 GMT+1

Calatrava y la arquitectura

Radio Nacional de España ha concedido su premio Especial El Ojo Crítico al arquitecto Santiago Calatrava.

El presentador a quien oí anunciar la noticia afirmó que Calatrava es «sin duda el mejor arquitecto español actual». Concluí que los conoce a todos y los ha estudiado a fondo. Me siento orgulloso de que RNE cuente en su nómina con expertos de tanta categoría.

Yo no la tengo y, probablemente por eso, me permito disentir. A mí la arquitectura de Calatrava no me gusta. Y no porque las formas estéticas que elige me desagraden (que también, pero ya se sabe que sobre gustos no hay nada escrito, salvo que hay gustos que merecen palos), sino porque creo que incumple el primer mandamiento al que debería atenerse toda construcción arquitectónica: ser útil a quien debe servirse de ella.

Me toca convivir con cierta frecuencia con dos obras de Calatrava, ambas en Bilbao. Una es el puente de Zubi-Zuri, sobre la ría. Su peculiaridad más interesante es que, en cuanto caen dos gotas de lluvia -cosa no del todo infrecuente en Bilbao- se convierte en una estupenda pista de patinaje, gracias a su suelo de vidrio. Calatrava debió de creer que ese inconveniente se solventaba dando al vidrio una pintura antideslizante transparente. Pero la pintura en cuestión, que ignoro si recién dada es antideslizante, deja de serlo echando mixtos. Admito que el arquitecto tuvo la prudencia, digna de loa, de poner barandilla a su puente, de modo que puedes recorrerlo bien agarrado, con lo cual no te caes muchas veces y, caso de caerte, no te precipitas a la ría. Pero ese detalle, con ser importante, no sé si justifica un premio de tanto ringorrango.

El otro engendro de Calatrava con el que convivo casi todas las semanas es el aeropuerto de Loiu. No me entretendré quejándome de minucias tales como que el techo presente goteras (¿qué culpa tiene él de la fijación de Bilbao por la lluvia?) y me concentraré en lo esencial: a don Santiago no se le ocurrió la posibilidad de que los aviones con salida y llegada en Bilbao sufrieran atrasos, por lo que diseñó unos asientos para las salas de espera que es imposible utilizar durante más de diez minutos sin que el culo del usuario/a empiece a cobrar una coloración amoratada característica de los potros de tortura. Por supuesto carecen de nada en lo que apoyar los brazos y el respaldo es de una rigidez que compite ventajosamente con las opiniones de Ángel Acebes. Todo eso cobra relevancia muy especial en un recinto en el que hace un frío que para sí quisieran las más altas cumbres pirenaicas. Lógico: ¿cómo va a pensar un arquitecto valenciano en las cosas propias de las orillas del Cantábrico?

Lo que más me llama la atención es que el premio que le han concedido se llame El Ojo Crítico. No me imagino qué habría podido ocurrir si en vez de crítico el ojo en cuestión hubiera sido papanatas.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (25 de noviembre de 2005) y El Mundo (28 de noviembre de 2005). Hay algunos cambios, pero no son relevantes y hemos publicado aquí la versión del periódico. Subido a "Desde Jamaica" el 25 de noviembre de 2009.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2005/11/25 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: españa antología rne bilbao euskal_herria apuntes 2005 radio calatrava euskadi arquitectura el_mundo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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