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2004/12/02 06:00:00 GMT+1

Aguirre y Lecube

Hoy por la mañana se presenta en Bilbao la reedición de De Guernica a Nueva York pasando por Berlín. Como director de Foca, la colección editorial que ha asumido la reedición de la obra del primer lehendakari del Gobierno Vasco, me tocará participar en el acto, cuyo contenido fundamental será un parlamento del actual lehendakari, Juan José Ibarretxe. Escribo estas líneas desde una habitación del hotel Carlton, que es donde va a tener lugar la presentación y que es el sitio donde tuvo su sede el Gobierno de Aguirre durante el poco tiempo que pudo sobrevivir en Euskadi desde la aprobación del Estatuto, en octubre de 1936.

De Guernica... (escrito con esa grafía, lo mismo que los apellidos del autor, porque así los escribió él) es una obra muy interesante, que relata la peripecia rocambolesca por la que atravesó Aguirre hasta instalarse legalmente en el exilio. Es eso, pero es también el retrato del político que fue Aguirre quien, tanto en su papel de lehendakari del Gobierno como en el de presidente del Euskadi Buru Batzar (es decir, la Ejecutiva Nacional) del PNV, revolucionó el mundo del nacionalismo vasco.

En mi criterio, Aguirre metió al PNV por varias sendas nuevas, esencialmente distintas de las marcadas por el fundador del partido, Sabino Arana Goiri. En primer lugar, extendió la atribución de la nacionalidad vasca a todos los ciudadanos y ciudadanas de Euskadi, con independencia de su origen geográfico y del de sus ancestros. En segundo lugar, y al margen de sus propias convicciones religiosas, dio un importante impulso al laicismo dentro del nacionalismo vasco, en la línea por la que llevaban abogando ya desde algunos años antes los militantes de Acción Nacionalista Vasca (ANV). En tercer lugar, fue partidario de la colaboración con las fuerzas republicanas españolas, cosa que no habían hecho sus antecesores, lo que les llevó a distanciarse de la lucha por la instauración de la República y a aliarse en varias ocasiones con los reaccionarios carlistas. En fin, no tuvo ningún inconveniente en trabajar codo con codo con comunistas y anarquistas, pese a las proclamas internacionalistas -a veces ingenuamente internacionalistas- de los unos y los otros.

Cada una de esas opciones suyas le trajo problemas internos, algunos de ellos bastante graves.

El personaje tuvo sus grandes luces, pero también sus sombras. Una de ellas, que también daría con el tiempo no pocos quebraderos de cabeza, fue la colaboración de la estructura clandestina del PNV -lo que en la jerga interna denominan los Servicios- con la CIA y el MI6 británico. Esa colaboración, más o menos comprensible durante la II Guerra Mundial, se convirtió luego en una pesada carga, porque la CIA animaba al PNV a sumarse a la lucha contra el comunismo mundial y, en consecuencia, a dejar tranquilo a Franco, aliado en esa lucha. Esa colaboración, a la que algunos dirigentes nacionalistas se opusieron (Juan Ajuriaguerra, en especial), está en el origen de importantes crisis del PNV, algunas de ellas arrastradas hasta los años 70 y 80 del pasado siglo.

En resumen: que el personaje vale la pena, lo mismo que el libro. Aunque, como editor, me esté mal decirlo.

Javier Ortiz. Apuntes del natural (2 de diciembre de 2004). Subido a "Desde Jamaica" el 11 de julio de 2017.

Nota: conviene leer la nota del apunte del 3 de diciembre: Dos Españas en Bruselas.

Escrito por: ortiz el jamaiquino.2004/12/02 06:00:00 GMT+1
Etiquetas: sabino_arana apuntes jose_antonio_agirre euskal_herria 2004 ibarretxe euskadi | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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