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2009/07/01 06:01:00 GMT+2

El periodista honrado

Hará diez años o algo más, cuando trabajábamos juntos en «El Mundo», Javier Ortiz me contó que su obituario estaba escrito. En aquella época hacía frecuentes viajes en coche: «Si me mato en la carretera, no encarguéis mi necrológica, ya la he escrito yo y está en el cajón», dijo. Como no le creí, me enseñó el texto. Pese a su previsión, no se libra de que escribamos sobre él. Los amigos no son buenos para redactar obituarios, por la falta de distancia, y de Ortiz lo fui: disculpen que me muestre partidaria.

Él fue mi primer jefe, allá por 1995, y entonces ya tenía una larga carrera como periodista. Comenzó con la redacción de panfletos antifranquistas, y prosiguió en «Liberación» y «El Mundo», cuya edición vasca puso en marcha en 1992. Cuando regresó a Madrid como subdirector de Opinión, él y Pedro G. Cuartango me enseñaron las virtudes periodísticas (de Pedro J. Ramírez aprendí los vicios y que es mejor que la gente no sepa cómo se hacen las salchichas).

Era un jefe atípico. En cierta ocasión había que escribir un editorial sobre Derechos Humanos, apetecible para ambos y, valiéndose de su cargo, decidió que nos lo jugáramos a los chinos (gané, por cierto). Le disgustaba que las palabras partieran al final de la línea, y le gustaba dedicar tiempo infinito a argumentar su posición. Se podía no coincidir con ella, pero la defendía con honestidad, como reconocen hasta sus enemigos, al menos los honestos. Lo ha hecho hasta el final, como columnista de «Público» el último año y medio.

Discrepábamos respecto al nacionalismo, dolorosamente en los últimos tiempos, pero nos unían cosas más trascendentes, como la fascinación por los errores del lenguaje: la última risotada nos la dimos a cuenta de alguien que trabajaba en una gran empresa y nos dijo que quería «llegar alto en el colofón».

Me enseñó cómo ser fiel a los hechos: compruébalos dos veces, solía decir, y cuando te den la razón, tres. Sabía de la predisposición humana a creer lo que confirma nuestros prejuicios, tan peligrosa en los periodistas. No me dejó dicho cuántas veces hay que confirmar la muerte inesperada de un amigo. Me lo aseguran cuatro colegas. Lo he visto en media docena de webs. He leído su propio obituario, el que me enseñó hará más de una década, retocado al paso de los años, como los testamentos. Y aún no me lo creo. Espero que sea otra de sus bromas.

Irene Lozano. El periodista honrado. ABC. 1 de mayo de 2009.

Escrito por: Irene Lozano.2009/07/01 06:01:00 GMT+2
Etiquetas: recuerdos irene_lozano | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (1)

Referencias

...net/jor/apuntes/el-fin-de-los-diarios-de-papel">¿El fin de los diarios de papel?. Apuntes del Natural. 12 de febrero de 2007.El recuerdo de hoy lo firma Irene Lozano. Muchas gracias. Remitente: 

Referenciado por: Â¿El fin de los diarios de papel? - Desde Jamaica 2009/06/28 14:25:35.785000 GMT+2

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