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2008/02/11 21:00:44.892000 GMT+1

Palabra de Gates (Robert)

En las últimas semanas los medios de comunicación españoles han venido relacionando a los paquistaníes detenidos en enero en Barcelona con Baitullah Mehsud, un líder guerrillero de Waziristán Sur (Pakistán). Primero fue El País, sobre la base de informaciones proporcionadas por los servicios secretos de algunos países europeos y las declaraciones de un misterioso testigo protegido, denominado F-1. Y ahora la prensa se ha hecho eco de las declaraciones del secretario de defensa estadounidense Robert Gates, quien en la Conferencia de Munich declaró lo siguiente:  

"the Barcelona cell appears to have ties to a terrorist training network run by Baitullah Mehsud, a Pakistan-based extremist commander affiliated with the Taliban and Al Qaeda – who we believe was responsible for the assassination of Benazir Bhutto."  

Ya nos han fabricado un nuevo Al-Zarqawi.

Huelga decir que en ningún momento se aportan pruebas de que los paquistaníes detenidos en Barcelona hayan tenido nada que ver con Mehsud, ni que este señor a su vez haya asesinado a Benazir Bhutto. Esta última es la tesis del gobierno de Musharraf, el cual ha sido acusado también por la oposición del asesinato de Bhutto. Falta probar, pues, tres acusaciones: primero, si Baitullah Mehsud es responsable de este asesinato, cosa que ha negado. Esto compete a los jueces de Pakistán, que precisamente están en el punto de mira de Musharraf.  Segundo, si Mehsud tiene alguna relación con los detenidos en Barcelona. Y tercero, si los paquistaníes en cuestión integran una organización armada o si pretendían cometer el atentado que se les atribuye. No cabe duda de que ello no obstará para que los "expertos" en terrorismo mencionen estos hechos como probados, contribuyendo a difundir un posible bulo como verdad histórica incontrovertible.

No por casualidad, la noticia propalada por los servicios secretos (pues de momento es de ésto de lo que estamos hablando) se hace en un momento particularmente difícil para Estados Unidos en Afganistán. La crisis afgana fue el tema estrella en la mencionada Conferencia de Munich donde Gates dio su discurso, con un mensaje destinado claramente a sus socios europeos.

Pocas veces, desde que se inició la invasión estadounidense en 2001, se han levantado tantas voces críticas entre los promotores de ocupación como en los últimos meses. En Afganistán, las cosas no andan nada bien para la coalición internacional liderada por los Estados Unidos y amparada por la ONU, que es poco más que un convidado de piedra en esta historia. La insurgencia no ha dejado de incrementar sus ataques, y se ha avanzado muy poco en la reconstrucción del país. Se suceden informes como el publicado la semana pasada por el International Crisis Group, organización "no gubernamental" pero que cuenta en su consejo de administración con muchos ex de la política mundial. Un informe que comienza con una frase elocuente: "Afghanistan is not lost but the signs are not good". En él se critica la descoordinación y las crecientes disensiones en el seno de la coalición internacional * en la cuestión clave del reparto de tareas, sobre todo militares.   

Quienes han decidido enviar tropas o funcionarios a Afganistán lo han hecho por motivos muy diversos: por convencimiento, por no desagradar a Estados Unidos, por obtener otras cosas en otros foros, por prestigio internacional, etc. Y porque muchos asumieron que Estados Unidos y Gran Bretaña se encargarían del trabajo sucio. Al fin y al cabo la invasión fue una iniciativa angloestadounidense. Lo cual se tradujo en grados de compromiso muy dispares, con muy pocos dispuestos a participar  activamente en las operaciones de combate.   

Por ello en Munich Robert Gates insistió en la idea de que la presencia en Afganistán es fundamental para combatir el "extremismo islámico violento", un cajón de sastre ideológico no sometido a jerarquía alguna "capaz de inspirar violencia sin órdenes directas":

"The task before us is to fracture and destroy this movement in its infancy – to permanently reduce its ability to strike globally and catastrophically, while deflating its ideology".

Una tesis que ha apoyado públicamente nuestro ministro de defensa, aunque su puesta en práctica haya estimulado aquello que se pretende combatir. Y que se inspira en un viejo conocido:

"Just as the hollowness of Communism was laid bare with the collapse of the Soviet Union, so too would success in Afghanistan, as well as in Iraq, strike a decisive blow against what some commentators have called Al Qaeda-ism."

La histeria anticomunista desató cazas de brujas, justificó invasiones militares y sanguinarias dictaduras, metiendo en el mismo saco ideas, políticas, personas y acciones de lo más heterogéneo. Ante un público más bien escéptico, en Munich el secretario Robert Gates volvió a reclamar de sus amigos un acto de fe.

Que nuestro ministro de defensa y los expertos crean lo que quieran. A nuestros jueces y a la prensa cabe exigirles mucho más que eso.   


* Treinta y nueve países, incluyendo España, están implicados en la International Security Assitance Force (ISAF); sesenta países e instituciones, incluyendo Irán, se comprometieron en la Conferencia de Londres de enero de 2006 a apoyar el proceso de transición. La sopa de siglas presente en Afganistán incluye: tres enviados especiales (de la ONU, de la UE y de la OTAN); dos comandos militares (Operación Libertad Duradera e ISAF) y una misión de policía de la Unión Europea que está por comenzar (EUPOL). La OTAN-ISAF coordina una red de 25 Equipos Provinciales de Recontrucción (PRTs).

Escrito por: Samuel.2008/02/11 21:00:44.892000 GMT+1
Etiquetas: medios-de-comunicación estados-unidos afganistán robert-gates otan islamismo | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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