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2009/01/22 22:00:53.718000 GMT+1

Obama, Guantánamo y otras cosas

Desde el momento en que juró como Presidente de los Estados Unidos, Barack Hussein Obama no sólo actualizó el sitio web de la Casa Blanca. Se hizo responsable de dos guerras, otras operaciones militares "contra el terrorismo" (Somalia, Filipinas, etc.) y miles de detenidos ilegalmente en todo el mundo, muchos de ellos en secreto; los 245 de Guantánamo son sólo la punta visible del iceberg. Por este motivo es muy importante que haya anunciado el cierre de Guantánamo y sobre todo de las prisiones secretas y campos de detención, pero habrá que leer la letra pequeña de las órdenes ejecutivas que ha firmado. Terminar con el obsceno reconocimiento público de la tortura es una cosa -imprescindible-, pero renunciar a poder hacer lo que gobiernos anteriores han hecho desde mucho antes de la llegada de George W. Bush, otra. En fin, lo quiera o no, cada día que pase sin que ponga fin a las aventuras imperiales iniciadas por el anterior gobierno acumulará una deuda de sangre y destrucción.

Barack Obama es el presidente más fuerte y el más debil que ha tenido Estados Unidos en las últimas décadas. El más fuerte por el impresionante apoyo popular que se ha ganado, no sólo en Estados Unidos. Si algo tiene de africano es su auctoritas, por contraposición al imperium que los neoconservadores han querido preservar de manera obsesiva. Pero también es el más débil, porque su país ya no está en condiciones de imponer un liderazgo por sí solo -como ha reconocido en su discurso inaugural- y porque la nefasta herencia económica de tres décadas de neoliberalismo y otras inercias del sistema político estadounidense pesarán como una losa sobre casi cualquier cosa que intente.

Dos hechos importantes pasaron desapercibidos el pasado día 20 de enero, en plena entronización de Obama. El general Petraeus negoció un acuerdo con los Estados de Asia Central y Rusia que permitirá crear una ruta de aprovisionamiento de las tropas de la OTAN, alternativa a Pakistán (lo que devalúa aún más su valor como aliado estratégico), que permita preparar la ofensiva de primavera contra la insurgencia talibán. Esto, y no otra cosa, es lo que debe haber estado supervisando el secretario de Defensa Robert Gates el día de la investidura.

El mismo día 20 el gobierno chino publicó su Sexto Libro Blanco sobre Defensa Nacional, lo que posiblemente no sea casual. Como si el destinatario principal fuera el mismo Obama. La agencia estatal Xinhua destaca del Libro Blanco que China nunca buscará la hegemonía ni llevará a cabo una expansión militar por más que se desarrolle. China, que sigue siendo el principal poseedor de deuda estadounidense pese a resentir los efectos de la crisis económica mundial, declara oponerse a la agresión, la expansión y ampliación de alianzas militares y muestra su preocupación por el renovado interés militar de EE UU en la región de Asia-Pacífico. También ha desvelado públicamente su doctrina nuclear, opuesta a un primer uso del arma atómica. Aseguran que ningún arma nuclear china apuntará a ningún país en tiempos de paz, aunque si EE UU no cambia radicalmente su política exterior será dudoso que se embarquen en ningún proceso de desarme multilateral. Los dirigentes chinos saben que la centralidad que ha vuelto a ocupar su país en el sistema internacional poco le debe a un militarismo expansionista, pese al incremento del presupuesto de defensa en los últimos años. Obama y su secretaria de Estado deberán mirar a Asia. Y ser más humildes.

Escrito por: Samuel.2009/01/22 22:00:53.718000 GMT+1
Etiquetas: estados-unidos afganistán ejércitos china otan | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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