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2017/01/23 14:46:37.694719 GMT+1

La divisoria de la renta básica

En un fin de semana marcado por la toma de posesión de Donald J. Trump como cuadragésimo quinto presidente de los Estados Unidos de América y las masivas protestas feministas contra su figura, la cuestión de la renta básica universal logró hacerse un pequeño hueco en dos países europeos. Dos anécdotas que tal vez ilustren algo más. 

En España, José Carlos Díez, el gurú mediático que preparará la ponencia económica del próximo congreso federal del PSOE, se explayó el sábado 21 de enero por la noche en La Sexta de la siguiente manera: 

"Si tu pones una renta básica aquí vas a dejar total libertad de entrada de personas porque supongo que los de Marruecos, los del Congo y los de Uganda van a venir todos aquí a tener una renta básica. Si pones una renta básica ni el muro de Trump, tendrás que poner francotiradores, porque llega un momento…"

En unas pocas palabras, Díez sintetizaba a la perfección el ideario xenófobo neoliberal que está sirviendo la política en bandeja de plata a los diversos neofascismos. En ese planteamiento, ni el Estado social tradicional ni una institucionalización más avanzada de lo común en torno a dispositivos como la renta básica universal serían viables, entre otras cosas por el "efecto llamada" que provocaría entre los migrantes de los países más pobres. Lo cual justificaría incluso el ejercicio de la violencia estatal más descarnada ("tendrás que poner francotiradores"). 

Un problema, entre otros, de esta argumentación banal y racista es que da por hecho que un sistema de prestaciones sociales autóctono que sea mínimamente redistribuidor entra en quiebra como consecuencia del abuso de un gran número de foráneos. En el Reino Unido este ha sido un punto de encuentro entre el neoliberalismo tory y el UKIP con motivo del Brexit. Sin embargo, la experiencia histórica indica lo contrario, pues el desarrollo de los Estados del Bienestar europeos coincidió con una fuerte inmigración proveniente de las ex colonias europeas y de otros países. Y es que en una estructura social dinámica, no segmentada por el apartheid, con el tiempo los extranjeros acaban formando parte de una misma comunidad y contribuyendo a la misma, de manera tanto más equitativa cuanto más democrático sea el régimen político y social. En realidad, la transformación de los sistemas sociales públicos en sistemas restringidos de “pay-per-use” está siendo obra de mercachifles que, como Díez, nos venden que los emprendedores autóctonos son quienes contribuyen a la sociedad mientras los vagos autóctonos y los extranjeros en general se aprovechan.  

Desde Podemos muchas voces criticaron con razón las declaraciones de José Carlos Díez, especialmente por su sugerencia de usar la violencia contra los inmigrantes, pero sin meterse mucho en consideraciones sobre la problemática del “welfare”, la comunidad política y la consiguiente asignación de derechos. A pocas semanas de la celebración de la segunda asamblea ciudadana de Podemos, la renta básica reaparece en algunos documentos políticos, lo cual supone en sí mismo un reconocimiento del apoyo que tiene entre muchos militantes. Pero para que la renta básica sea algo más que un mero añadido oportunista en un punto del programa electoral y no se confunda con otras rentas mínimas condicionadas, aún falta sacar punta a sus potencialidades e integrarla en un proyecto político más amplio. 

Por su parte en Francia, la implantación gradual (quizás demasiado gradual) de una renta básica universal ha sido la propuesta estrella con la que el ex ministro socialista Benoît Hamon ganó el domingo la primera vuelta de las primarias socialistas para las elecciones presidenciales francesas de este año. Hamon se enfrentará con el ex primer ministro Manuel Valls en la segunda vuelta de dichas primarias. Frente a la propuesta social de Hamon, Valls encarna un discurso duro y derechista sobre la identidad y la seguridad y desprecia la propuesta de renta básica por "inviable". Aquí también vemos cómo la defensa de la renta básica universal va ligada a una propuesta de renovación democrática de lo social frente a enfoques neoliberales y/o nacionalistas. De ahí que en el debate sobre la renta básica Hamon haya añadido el reconocimiento del derecho de voto para los extranjeros en las elecciones locales, una vieja promesa electoral que incumplió François Hollande. 

Queda por ver qué recorrido tendrá la carrera electoral de Benoît Hamon, y hasta dónde llegan realmente sus convicciones, visto el desastroso precedente de Hollande. Tampoco sabemos si Podemos llegará efectivamente a trabajar una propuesta de renta básica universal e incondicional en un contexto “plurinacional” (o federal) o, llegado el caso, constituyente. Sea como fuere, parece que por más que se expulse a la renta básica por la puerta siempre acaba volviendo por la ventana, da igual los juegos terminológicos que se hagan. Y es que no se trata de caer en un fetichismo de la RBU como panacea. Dicho de otro modo, la lucha por que las nociones de ciudadanía y del buen vivir, y los derechos asociados a las mismas, no dependan ni de la propiedad privada, ni del empleo asalariado, ni del origen nacional o étnico, sino de la participación de una vida en común, constituye una lucha central en nuestro tiempo. 

Una agenda política clara y decidida en este sentido es lo que permitirá arrebatar la iniciativa a las fuerzas reaccionarias (de derecha a izquierda), y es desde esa perspectiva como una renta básica universal, junto con otras propuestas, puede marcar una divisoria nítida con dichas fuerzas en toda Europa, como parte de la ofensiva democrática que tan falta nos hace. 

Escrito por: Samuel.2017/01/23 14:46:37.694719 GMT+1
Etiquetas: españa francia rbu racismo renta-básica derecha psoe xenofobia neoliberalismo podemos | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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