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2007/07/20 13:29:28.816000 GMT+2

La delgada línea roja

Sobre un mapa se pueden trazar fronteras de muchas maneras. El  mapa de arriba, publicado en diciembre de 2006 por Le Monde Diplomatique, muestra la frontera que existe entre el deseo de una vida buena por parte de unos, y el control que pretenden establecer otros, para seguir viviendo mejor.

Una frontera arbitraria y dinámica, que se mueve a golpe de leyes y reglamentos, y de las adhesiones de nuevos países a determinados regímenes circulatorios. En Europa, el denominado espacio Shengen, delimitado por una línea roja.

Los círculos representan las cifras de los mártires de la aventura migratoria, en diversos colores según las causas del fallecimiento. En azul, quienes murieron ahogados atravesando el mar, un río o un lago en frágiles embarcaciones. En violeta, quienes murieron por asfixia, normalmente por viajar ocultos en camiones o contenedores. En amarillo, los muertos por suicidio, y así sucesivamente. El mapa está ya un poco anticuado y se queda corto, no cuenta el incremento de los flujos africanos a Canarias desde 2005. Las estimaciones de cifras de muertes en aguas atlánticas se equiparan o superan las muertes producidas en el Estrecho de Gibraltar.

La mayor cantidad de círculos (la mayor cantidad de muertes) se amontonan a lo largo de la línea roja de Shengen, por utilizar medios de transporte en condiciones lamentables: en piraguas desbordadas de gente, escondidos en los bajos de un camión o en contenedores. No es en los puntos por donde entran a Europa la mayoría de los inmigrantes (aeropuertos, carretera) donde se produce la mayor cantidad de muertes.  Podría analizarse también el color, o si prefieren, las nacionalidades que predominan en los círculos azules, y entre quienes circulan por nuestros aeropuertos y carreteras con visado o sin él.

Así pues, algo tendrán que ver las leyes que impiden el acceso por medios convencionales a nuestro "espacio de seguridad, libertad y justicia", y las muertes de personas que recurren a peligrosos medios alternativos (¡y más caros!), por no poder obtener visados o permisos de entrada en condiciones normales. Una reforma legal que reconociera derechos (flexibilizando condiciones de entrada) en lugar de cercenarlos probablemente no modificaría el hecho migratorio, ni las realidades de las que proceden los inmigrantes. Quienes alegan que hay que mejorar la situación de los países de origen para evitar estas muertes (evitando que vengan, se sobreentiende), además de atribuir connotaciones negativas al hecho migratorio, vinculan la solución inmediata de un problema concreto (las muertes) a un hipotético "desarrollo" que nunca llega.

Una reforma legal en el sentido indicado permitiría, simplemente, que a los migrantes de determinados países se les reconociera la misma humanidad que a los turistas, a los ciudadanos europeos, o a los inmigrantes "cualificados". Y podría salvar, de paso, muchas vidas.

Escrito por: Samuel.2007/07/20 13:29:28.816000 GMT+2
Etiquetas: canarias shengen extranjeria migraciones ue fronteras | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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