Quilombo

"Lo común és lo que se construye en común". Ahí no sólo has estado muy inspirado sino que, acaso me lo permitas por los muchos años que ya vengo leyéndote, creo que has cifrado una clave de tu pensamiento político.
Lo común es ese espacio en el que todos participan y son escuchados, independientemente de su peso o de la posición de fragilidad o fuerza que ocupen. Lo que unas elites o mayorías imponen, con el concurso del poder que monopolizan, es otra cosa. Es el discurso monolítico de quienes quieren seguir ejerciendo sus privilegios sin que les estorben voces disgregadoras.

Basta observar las categorías en las que ponen el acento los discursos de los autores de este panfleto (ese falso común, lo unitario, lo mayoritario, lo hegemónico) para observar en qué campo ideológico se juega en este siglo XXI. El desplazamiento de un eje izquierda-derecha a otro de uniformización política, económica y cultural contra el de quienes no aceptamos los sistemas totalizantes, la estandarización y el monólogo del poder establecido. Y pienso que en esa distinción y en lo que significan ambos modelos hemos de ahondar sin reposo y cimentar nuestra disidencia.
Gracias Samuel, cuando te pones airado no hay quien te tosa.

¡Gracias! Coincido con tus apreciaciones. Añado que el conflicto político así planteado no excluye -como a veces insisten algunos- la problemática económica y social, sino que realmente la complementa.

La verdad es que no me había leído todavía el manifiesto, aunque la idea me parecía, como dices, patética (además de peregrina). Después de leerlo, me he quedado horrorizada. La premisa "1" ya comienza estableciendo una desigualdad total entre el castellano y las demás lenguas -pues el castellano es la única que goza del deber constitucional de ser conocida (!)-.

Y claro, partiendo de esta base, el tal manifiesto empieza a desvariar: Premisa 3: "es un deseo encomiable aspirar a que todos los ciudadanos lleguen a conocer bien la lengua co-oficial". En fin, sin comentarios. "Garantizar" que los niños conocen la lengua común (¿Y, qué pasa con las otras?). Y ¡la obligación para los políticos de usar la lengua castellana en sus funciones estatales! Pero cada párrafo es un cúmulo de barbaridades, en mi opinión.

No sé, yo creo que todas las lenguas oficiales deben de ser protegidas y promocionadas, en pie de igualdad (igualdad entendida como "tratamiento diferenciado a situaciones diferentes"), y que se debe estimular el estudio y el intercambio lingüistico de todas las lenguas en toda España, de la misma manera que se debe estimular que la gente que se establece en comunidades bilingües aprenda la lengua que es nueva para ellos (aunque, respecto a este punto, debo decir que me parece que no siempre se estimula de manera positiva, sino muchas veces lo contrario). Al menos, que todos hablemos bien nuestra lengua y la otra que sea oficial allí donde vivimos, eso es riqueza. Y sí, que podamos usar todas indistintamente. Entre tanto, este manifiesto hace daño, me parece totalitario y excluyente, y sólo puede provocar la repulsión de unos y reforzar el españolismo de otros. Otra vez, la lengua usada como instrumento político: pues qué pena, si es, ante todo, nuestro vehículo de comunicación.

Como colofón a tan vergonzante iniciativa, hay que añadir que ¡el manifiesto está escrito en un castellano bastante pobre y mal puntuado!