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2011/05/30 10:20:6.564000 GMT+2

El Congreso de EEUU, con Israel

Cuando en noviembre del año pasado la Sra. Clinton, secretaria de Estado de EEUU, se reunió con el Sr. Netanyahu, primer ministro israelí, para tratar del conflicto palestino-israelí, la declaración conjunta aprobada y difundida tras la reunión contenía el siguiente texto (traducción de A.P.): "La Secretaria insistió en que 'EEUU cree que, mediante negociaciones de buena fe, las partes pueden acordar mutuamente un resultado que ponga fin al conflicto y que concilie el objetivo palestino de un Estado independiente y viable, basado en las líneas de 1967, con las permutas que se concierten, y el objetivo israelí de un Estado judío con fronteras seguras y reconocidas, que reflejen los acontecimientos posteriores y satisfagan los intereses israelíes de seguridad'".

Pues bien, sin que durante el medio año transcurrido desde entonces ningún acontecimiento crítico haya venido a perturbar el habitual mal entendimiento entre israelíes y palestinos, el mismo Netanyahu se presentó el pasado martes ante el Congreso de EEUU en sesión conjunta (Senado y Cámara de Representantes) para expresar una opinión distinta, ante los aplausos de unos congresistas entusiasmados por su presencia.

Del entusiasmo que Netanyahu suscitó en éstos no quedan dudas: recibió 29 cerradas ovaciones de su audiencia puesta en pie, cuatro más de las que obtuvo el propio presidente Obama en su último discurso sobre el "estado de la Unión". Fueron más intensas tras ciertos párrafos como este: "Israel no tiene un amigo mejor que EEUU y EEUU no tiene mejor amigo que Israel. Estamos juntos para defender la democracia... para hacer progresar la paz... para combatir el terrorismo".

Por supuesto, no aludió a la continuada ampliación de los asentamientos ilegales -a la que Obama con tanta intensidad se opuso en el pasado, sin éxito alguno- sino que, por el contrario, tras afirmar que "Israel nunca volverá a las indefendibles fronteras de 1967" advirtió que "algunos asentamientos permanecerán fuera de las fronteras israelíes", es decir, incrustados en lo poco que quede del territorio palestino.

Todo el discurso se convirtió en un demoledor disparo en la línea de flotación de cualquier proceso de paz imaginable. En algunos momentos, solo como sarcasmo se podían asumir sus palabras, como cuando aseguró: "Seremos generosos respecto a la extensión del futuro Estado palestino". Tras más de cuatro decenios de brutal ocupación de las tierras palestinas y sostenida humillación de su pueblo, la "generosidad" suena ya a algo inverosímil, aunque fue muy aplaudida por los congresistas de EEUU.

Otros fragmentos de su discurso han sido ya rebatidos desde el propio EEUU, por quienes no aceptan la servil sumisión de su Gobierno a la paranoica obsesión por la seguridad que aqueja a Israel. Cuando Netanyahu afirmó: "No necesitan enviarnos soldados americanos: nos defendemos nosotros mismos", la organización Jewish Voice for Peace (JVP, Voz judía por la paz) nos recuerda que Israel es el principal receptor de ayuda militar de EEUU, más de 3.000 millones de dólares al año, gran parte de la cual se invierte en la ilegal ocupación de Palestina. "Israel no se defiende por sí mismo", aclara el portavoz de la JVP.

"No necesitan exportar democracia a Israel; ya la tenemos", dijo también Netanyahu en el Congreso, a lo que JVP responde aduciendo que el 20% de los ciudadanos israelíes de origen palestino están sujetos a discriminación; el 93% de la tierra israelí está reservada a los judíos. Además, en Cisjordania más de dos millones de palestinos viven bajo jurisdicción militar israelí, mientras que los colonos están sometidos a la ley civil ordinaria. ¿Hay democracia cuando un millón y medio de ciudadanos de Gaza viven bajo un bloqueo militar permanente?

Una cerrada ovación acogió las siguientes palabras de Netanyahu: "En Judea y Samaria, el pueblo judío no es un ocupante". A lo que JVP responde interpelándole si sugiere que el Estado judío no se basa en la ley secular sino en la Biblia. ¿Es una teocracia judía lo que ha sido tan bien recibido por el Congreso de EEUU?, se preguntan.

Si en la Asamblea General de la ONU se produce el próximo septiembre una declaración unilateral de creación del Estado palestino, como se pide desde ciertos círculos de opinión, habría que preguntarse quién hará que los soldados israelíes abandonen los territorios ocupados; que entre Cisjordania y Gaza se faciliten vías de comunicación; que Gaza se abra al tráfico aéreo o naval y otros muchos requisitos, consustanciales con la soberanía de un Estado. No será EEUU quien lo apoye. Su Congreso ha dejado bien claro dónde están sus intereses -junto al Estado de Israel- y dónde, por el contrario, solo advierte un molesto y largo conflicto que implica a un pueblo residual, pero cuyas tenaces reclamaciones empañan el panorama internacional y oscurecen la brillantez con la que EEUU desearía seguir siendo el árbitro imperial mientras conserve la fuerza y los recursos necesarios para ello.

Publicado en CEIPAZ el 30 de mayo de 2011

Escrito por: alberto_piris.2011/05/30 10:20:6.564000 GMT+2
Etiquetas: eeuu israel netanyahu | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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