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2002/11/21 08:00:00 GMT+1

Un silencio cómplice

Un partido de fútbol mandó a freír espárragos toda la campaña de imagen de Turismo Español, que cuesta un ojo de la cara, dicho sea de paso. Ahora quizá los hooligans se sientan más que nunca como en casa y okupen este verano Benidorm, Peñíscola, Fuengirola y Lloret de Mar con una birra en la mano y otra en el cerebro. Sí, ocupar aún más.

El pasado sábado, ese Barça-Madrid exportó más violencia que deporte. Entre esto y los vídeos que se gastan algunos en la Asamblea de Madrid...

Y no vale la excusa de que fueron diez, veinte o treinta los que lanzaron objetos al terreno de juego del Nou Camp. No, el grupo de cerriles y frustrados era verdaderamente numeroso. Hubo hasta un decapitado que, en un último esfuerzo, fue capaz de arrojar su propia cabeza al césped, como si fuera una especie de última voluntad. La desdicha del desgraciado fue que los medios de prensa confundieron su testa con la de un cochinillo. Esto no les pasaba a los egipcios. Eran maestros en la técnica de la momificación; embalsamaban que daba gusto. La cabeza de Ramsés II está todavía hoy mejor conservada que la de ese aficionado suicida, y además está en un museo. Y, salvo que a Gaspart le dé por cosas raras, por más cosas raras, la del hincha deshinchado -intelectualmente hablando- no ocupará vitrina alguna.

Se calcula que casi 1.000 millones de personas vieron el bochornoso espectáculo del derbi a través del televisor. Yo no sé cómo se hace un cálculo semejante, pero dudo mucho que uno de cada seis habitantes del Planeta estuviera pendiente del partido. Todavía si fuera una capea de Suárez Illana... ¡Total, para asistir a una especie de espectáculo mezcla entre circo romano, pressing catch y Mad Max! Ahora, eso sí, si lo que pretenden es aniquilar este deporte, van por buen camino. Mal empieza la cosa cuando el Interés General de Cascos (que sigue erre que erre con los salmones) ha sucumbido a las cornadas mediáticas del Pay per view, y el partido que más interés despierta entre los aficionados españoles al fútbol no se retransmite en abierto. Claro que, bien pensado, mayor interés general había en tratar de evitar que el funesto Prestige devorara aguas y esperanzas en Galicia, y dicen que Fraga no encontraba ni remedio ni consuelo ni siquiera echándose al monte vestido de camuflaje. El cazador cazado, que diría aquél.

Pero dejemos el Olimpo y sigamos en lo que nos queda del fútbol. Figo volvió a convertirse en el objetivo de los salvajes. Acudir a un estadio de fútbol con una bola de billar o un cuchillo es propio de un demente o de un criminal. Su obtuso objetivo es hacer diana. Una diana que va más allá del odio a un jugador profesional que eligió una mejor oferta profesional para él y su familia, un futbolista que no nació en ninguna masía y que no es descendiente de Berenguer I.. Lanzando objetos, el individuo cura a lametazos las heridas de una vida opaca, carente de ilusiones no materiales y carcomida por la dependencia metafísica del partido del fin de semana.

Buena parte del zoo político pierde el c..., se ilusiona, quiero decir, con este tipo de partidos en la alta cumbre y acude a la cita de forma puntual y en butaca de preferencia. Eluden las críticas y la severidad analítica porque hay muchos votos en juego y no conviene enemistarse con ninguna afición. Y seguirán riéndole las gracias al fútbol hasta que se consume la tragedia, hasta que un buen (mal) día el orangután que nos presentó Kubrick en su odisea espacial acierte con la botella o la bola de billar y nos ponga un muerto en el punto de penalti o junto al banderín del córner.

¿Cámaras filmando? Existen. ¿Se puede identificar a los agresores? Perfectamente. ¿Compensa? A algunos clubes, no. ¿O es que vamos a ignorar ahora que algunos grupos de seguidores violentos han viajado y entrado a estadios de fútbol gratis total por cortesía de diferentes directivas y presidentes?

Y Gaspart, que al margen de que, cada día más, sea un calco del jefe de Homer Simpson, se está convirtiendo en el speaker de este cutre invento que embrutece al fútbol y que consiste en no condenar contundentemente cualquier atisbo de vandalismo. Su racionalidad se empapa de odio cada vez que trata de digerir el éxito ajeno vestido de blanco. Y por mucho que le duela a Gaspart, cada vez que el Madrid gana una Copa de Europa, él se pone blanco y más blanco. Pérez es otra cosa, más sutil, sabe sacarle beneficio al partido y partido al beneficio; es más popular. No sé si me explico. Es más constructivo, vaya. Aunque no paso por alto que en el Bernabeu siguen ondeando banderas espeluznantes.

Y Van Gaal. Lo del holandés errante es para nota. Un hombre que ya entrenó al Barça y consiguió que las ventas de pañuelos (blancos, para desgracia de Gaspart) subiesen un 345% en la Ciudad Condal; un sargento que tomó las riendas de la Naranja Mecánica y en Holanda se pensaron seriamente retirar las camisetas ante el temor de que su Selección acabara convirtiéndose en la Ciruela Esquizofrénica. Ahora, míster Positifffo no duda en arremeter contra Figo, que ante la avalancha de objetos parecía más el protagonista de Matrix que un futbolista.

Si todo sigue así, llegará el día en que el mundo del fútbol se conmocione por el asesinato de un crack sobre un terreno de juego. Sólo falta que sea un crack. Si fuera tan demagogo como cualquier miembro de ese zoo político, les diría que desde el cielo Aitor Zabaleta, aquel seguidor que pagó con su vida el terrible crimen de ser seguidor de la Real Sociedad a las puertas del Vicente Calderón, contempla desde el cielo con pena todo este espectáculo. Pero no, Aitor no volverá a ver ningún partido de fútbol por culpa de su asesino y por el silencio miserable y cómplice de los que ven un problema y miran a otra parte.

Lo dijo el escritor uruguayo Eduardo Galeano: "En estos tiempos de tanta duda, uno sigue creyendo que la Tierra es redonda por lo mucho que se parece al balón que gira, mágicamente, sobre el césped de los estadios. Pero también el fútbol demuestra que esta Tierra no es muy redonda, que digamos"

Escrito por: Marat.2002/11/21 08:00:00 GMT+1
Etiquetas: fútbol violencia | Permalink | Comentarios (0) | Referencias (0)

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